Uruguay abre la carrera por la OEA

Uruguay abre la carrera por la OEA

Uruguay ha decidido adelantarse en la carrera por la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y, aunque falta aún más de medio año para iniciar el proceso de sucesión del chileno José Miguel Insulza, cuyo mandato acaba en mayo, ha anunciado ya a su candidato.

 

Se trata del canciller Luis Almagro, un nombre que sonaba con fuerza desde hace unos días en “radio pasillo”, la generalmente fiable fuente de rumores de la OEA, pero que todavía no era oficial.

 

Eso ocurrió este viernes, cuando la misión de Uruguay ante la OEA envió una nota a las demás delegaciones de los Estados miembro y países observadores.

 

“Nuestro presidente José Mujica está impulsando la candidatura de nuestro canciller Luis Almagro a la secretaría general de la OEA para suceder el mandato que finaliza con José Miguel Insulza”, ha confirmado el embajador uruguayo ante la OEA, Milton Romani, a EL PAÍS.

 

La decisión ha constituido para algunos países una sorpresa, puesto que Uruguay no figuraba en las quinielas iniciales de la carrera de sucesión, donde sí suenan los nombres del exvicepresidente de Guatemala Eduardo Stein y, por Perú, el del juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Diego García Sayán.

 

Pero para Romaní en todo caso se trata de una “sorpresa buena” que cuenta con el “visto bueno que han dado muchos países y muchos miembros de la sociedad civil” a una candidatura que puede hacer “mucho bien” a un organismo muy cuestionado.

 

“Creo que Uruguay y el canciller Almagro tienen un perfil y una posición consolidada que le va a hacer muy bien a la OEA para impulsarla a la acción, para preservar los pilares básicos de la OEA, que son derechos humanos, desarrollo, seguridad multidimensional y democracia”, afirma.

 

“Tanto el canciller Almagro como Uruguay han sido tradicionalmente articuladores, tienen diálogo con todos los Estados”, un factor clave según Montevideo para poder ofrecer “una nueva y renovada etapa de la OEA”, sostiene.

 

Una postulación tan temprana a la elección para un nuevo secretario general es con todo un arma de doble filo, advierten quienes conocen bien los entresijos hemisféricos. Posicionarse pronto permite salir con ventaja, pero también puede quemar antes de tiempo los cartuchos en una carrera de fondo que exige mucha resistencia.

 

De hecho, el nombre de Almagro ya ha empezado a ser cuestionado por estar, supuestamente, apoyado por los países que conforman el bloque del ALBA, donde Venezuela y Ecuador son especialmente críticos con el sistema interamericano.

 

“La cuestión de fondo es si en la actual circunstancia de cómo está la OEA, de cómo está la región, un país vinculado al ALBA es lo mejor para la organización”, dicen círculos de la OEA críticos con el candidato uruguayo. Y apuntan al apoyo que Almagro ha prestado en los últimos tiempos a países como Ecuador en su empeño por revisar las funciones -debilitar, afirman sus críticos- de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o al papel de su país en las protestas sociales de Venezuela, donde Uruguay respaldó la postura del gobierno de Caracas en las tensas sesiones que la OEA dedicó a este tema en marzo.

 

Uruguay niega categóricamente una alianza con el ALBA u otro bloque regional.

 

“Con los países del ALBA tenemos una relación de amistad, de cooperación, pero cuando se trata de preservar principios, por ejemplo sobre el tema de derechos humanos, Uruguay ha tenido una posición de principios”, afirma Romani.

 

“Nuestra agenda de derechos humanos se cumple sin doble rasero, por lo tanto, no es el candidato del ALBA ni el candidato de Estados Unidos. No nos casamos con nadie”.

 

EL PAÍS.

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