Un Nobel para la tenacidad de María Corina Machado

Un Nobel para la tenacidad de María Corina Machado

María Corina, como se le conoce popularmente, logró el año anterior articular un gran movimiento opositor en torno al candidato unitario Edmundo González Urrutia, ante su imposibilidad de ser candidata tras una arbitraria decisión administrativa impuesta por la Contraloría.

El premio Nobel de Paz, otorgado a María Corina Machado, es un muy justo reconocimiento a su entrega, a su lucha por la democracia en Venezuela, a su defensa de los derechos humanos en el país vecino, y un espaldarazo mundial no solo a su liderazgo opositor sino un homenaje a todos los venezolanos que anhelan la caída de la dictadura y un muy pronto retorno a la institucionalidad. El Comité consideró que ella ha desarrollado un “incansable trabajo promoviendo los derechos democráticos para el pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Nicolás Maduro recibe así otro golpe internacional.

María Corina, como se le conoce popularmente, logró el año anterior articular un gran movimiento opositor en torno al candidato unitario Edmundo González Urrutia, ante su imposibilidad de ser candidata tras una arbitraria decisión administrativa impuesta por la Contraloría. A pesar de la manipulación y la presión desde diversas instancias del Estado, en un país donde no existe la separación de poderes, se llegó a las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 ante la incertidumbre sobre la reacción del régimen frente a un resultado no favorable, como todo lo hacía presagiar. Una vez más, el gobierno ilegítimo optó por el fraude al reclamar la victoria sin presentar una sola prueba. El Centro Carter, invitado por Maduro, desestimó el falso resultado y presentó ante la OEA copia de las actas electorales que le daban al triunfo a González Urrutia.

En el camino político transitado por María Corina Machado ha sorteado diversos altibajos. Ha representado el ala más beligerante de la oposición y, hacia finales de la primera década del presente siglo, llamó al abstencionismo en unos comicios que le dieron la casi total mayoría en la Asamblea Nacional al chavismo. Mantuvo fuertes discrepancias con Leopoldo López, Henrique Capriles y, durante el gobierno interino de Juan Guaidó, se alejó del mismo por la cercanía de este con López. Cuando el involucramiento de los Estados Unidos permitió despejar el camino a las últimas elecciones, en octubre de 2023 obtuvo el 92,5 % de los votos en las internas del bloque opositor. Ante la imposibilidad de competir, le dio su aval a Edmundo González Urrutia. Tras el fraude, y desde finales de julio del año anterior, mantuvo la presión en las calles para exigir el respeto por el resultado, pero la represión del régimen, con muertos, heridos y encarcelamientos masivos de personas que se manifestaban de manera pacífica, la obligó a pasar a la clandestinidad, hace más de un año, donde permanece desde entonces.

En un comunicado publicado en sus redes sociales, aceptó el Nobel “en nombre del pueblo de Venezuela, que ha luchado por su Libertad con admirable coraje, dignidad, inteligencia y amor (…) los venezolanos hemos sufrido 26 años de violencia y humillación a manos de una tiranía obsesionada con someter a los ciudadanos y quebrar el alma de la nación. (El premio es) un firme llamado para que la transición a la democracia en Venezuela se concrete de inmediato”. Tiene toda la razón. A pesar de los crímenes de lesa humanidad cometidos por Nicolás Maduro, que investiga la Corte Penal Internacional, la tenacidad con la cual ella ha asumió la defensa de la democracia en Venezuela es la máxima esperanza y garantía de que la dictadura tendrá que salir del poder, para que sea el legítimo ganador de las elecciones el que asuma la presidencia.

Lo que sería extraño es que el premio Nobel se utilice para justificar un ataque de los Estados Unidos en territorio venezolano. Machado, en el pasado, ha expresado posiciones amistosas a una intervención extranjera y ha visto con buenos ojos los ataques contra botes en aguas internacionales sin debido proceso. Su defensa de la democracia ha sido admirable, pero los reparos que despierta en el ala más moderada de la oposición no deben pasarse por alto.

De momento, uno de los grandes interrogantes expresados es el de la viabilidad de que María Corina Machado pueda acudir a la ceremonia donde le será entregado el reconocimiento. La dictadura lo va a impedir. Pero el régimen de Nicolás Maduro hace mucho perdió la batalla moral y en la opinión pública.

Editorial de El Espectador

 

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