Siete de cada 10 alumnos venezolanos reprueban matemáticas, indica estudio realizado por ONG

Siete de cada 10 alumnos venezolanos reprueban matemáticas, indica estudio realizado por ONG

Matemáticas, comprensión lectora y habilidades verbales son las principales deficiencias de los estudiantes venezolanos de primaria y bachillerato. Se trata de más de 70% de esta población que resultó reprobada en estas tres áreas de la educación.

 

 

Así lo documenta el informe Venezuela en Cifras 2024, publicado por la ONG Un Mundo Sin Mordaza y que se basa en el Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (Secel) de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello.

 

 

Las conclusiones del informe llegaron después de que se aplicaron 10.000 pruebas, preparadas por expertos de la universidad y aplicadas vía internet de forma individual entre octubre de 2023 y noviembre de 2024.

 

 

 

Los alumnos alcanzaron, en promedio, calificaciones de 7,84 sobre 20 en habilidad verbal y 7,51 (de 20) en matemáticas, mientras que en comprensión lectora el resultado fue de 7,61 puntos.

 

 

 

Las causas son múltiples, pero las consecuencias son claras: un país con un futuro comprometido. Al menos así lo creen docentes y gremialistas que aún se mantienen pidiendo mejoras estructurales en la educación venezolana.

 

 

 

“Al tener estudiantes en los diferentes niveles mal preparados, vamos a tener en el futuro profesionales mediocres y eso lo vamos a ver de aquí a uno o dos años”, dice a EL TIEMPO, Édgar Machado, presidente del Sindicato de Maestros de Caracas.

 

 

 

Para Machado, en los últimos años la calidad educativa ha caído en 80% por múltiples factores: falta de docentes en las escuelas, especialmente en física, química y matemática e incluso educación física.

 

 

 

Alumnos de instituciones privadas mantienen leve ventaja

 

 

 

En pandemia, las clases fueron en línea y resultaron “un fracaso”; esto porque “las personas que tenían que dirigir a los docentes desde el Ministerio de Educación, que era el personal de tecnología educativa, no estaban. Ese fue un departamento que el difunto Aristóbulo Istúriz (ministro) eliminó del Ministerio de Educación”, indicó Machado.

 

 

 

El también sindicalista recuerda que, al enfrentar el reto de la pandemia, los docentes que fueron formados para dar clase de forma presencial tuvieron serias complicaciones. “No teníamos las herramientas” y los alumnos que tenían un teléfono inteligente para hacer la tarea, en muchos casos “eran los padres quienes las hacían”.

 

 

 

Los alumnos de instituciones privadas mantienen una leve ventaja frente a sus pares de planteles públicos, según el estudio del Secel 2023-2024. Sin embargo, la crisis de rendimiento es generalizada.

 

 

 

De hecho, 7 de cada 10 estudiantes (74,93%) reprobaron las pruebas del sistema en el área de matemáticas (92,09% en el caso de los públicos y 72,68% en el caso de los privados) y un número similar (70,10%) aplazó en las de habilidad verbal (86,21% en el caso de los públicos y 67,25% en el caso de los privados).

 

 

La migración y la economía, variables clave en la ecuación

 

 

La migración también ha impactado el número de docentes, así como los bajos salarios. La remuneración promedio de los profesores y maestros en Venezuela es de aproximadamente 14,50 dólares al mes, frente a los 487 dólares que cuesta la canasta alimentaria, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

 

 

En los colegios privados los salarios son más altos, pero la lucha es por mantener el número de alumnos. La morosidad en la educación privada es de 40% de la matrícula, según datos de la Federación Nacional de Sociedades de Padres y Representantes (Fenasopadres).

 

 

Pero hay quienes definitivamente no pueden pagar. “Lo saqué de la escuela, la mensualidad era de 150 dólares y no puedo seguir pagando”, comenta Carlos Villalobos a EL TIEMPO.

 

 

Este venezolano se quedó sin trabajo y no pudo seguir pagando. En sus planes ahora está intentar emigrar con su hijo.

 

 

“La educación venezolana tiene una profunda crisis que comenzó con la llegada del Partido Socialista Unido de Venezuela”, considera la docente Gricelda Sánchez, presidenta de la ONG Formación para la Dirigencia Sindical (Fordisi).

 

 

 

Desde hace más de 10 años, Sánchez ha encabezado protestas para exigir mejoras salariales y de condiciones en las escuelas. Hace un mes, la profesora denunció que desde octubre del año escolar 2024-2025 se han registrado más de 40.000 casos de docentes, personal administrativo y obrero afectados por medidas de despido o suspensión, sin expediente ni justificación legal, debilitando aún más el sistema.

 

 

 

Sánchez, explicó que se trata de trabajadores con fuero maternal o sindical, en reposo médico o en reincorporación posnatal, muchos de los cuales han sido suspendidos hasta en cuatro ocasiones durante el período escolar.

 

 

“Es inadmisible que primero se suspenda el salario y después se investigue. Es una violación flagrante del debido proceso y del principio de presunción de inocencia”, declaró Sánchez.

 

 

La educadora recalca que si bien no son nuevas las deficiencias, “lo que vemos hoy es una cuestión que es verdaderamente preocupante, porque está impactando, como lo arrojó esta encuesta, en la formación de estos niños. Se le está negando posibilidades de avanzar, de salir adelante, de estudiar carreras como medicina, química, físicas. El país le niega esta posibilidad porque no tienen maestros”.

 

 

Aunque el estudio se centra en la educación primaria y bachillerato, las universidades no escapan de la precariedad. Solo en la Universidad Central de Venezuela en los últimos años la plantilla de profesores se ha reducido 50%.

 

 

En una entrevista con Unión Radio, José Gregorio Afonso, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), indicó que desde 2022 no ha habido un ajuste en el tabulador salarial.

 

 

Un profesor de universidad pública en Venezuela tiene salario base que va desde los 130 bolívares (1,13 dólares) a 522 bolívares mensuales (4,5 dólares) más bono de 120 dólares.

 

 

 

La deserción ha provocado que maestros y docentes se dediquen a otros oficios o compartan ambas actividades. Esto también dio paso al “horario mosaico”, y es que los docentes van tres días a la semana a las aulas “porque el ministerio no estaba en la posibilidad de firmar un contrato colectivo y por los salarios de hambre los docentes tuvieron que buscar alternativas”, insistió Sánchez.

 

 

Fuente: El Nacional

Comparte esta noticia: