«Yo no quiero generar más polémica, lo escribí un día en mi Twitter. Los periodistas no somos la noticia. Vamos a ocuparnos de lo que tenemos que ocuparnos», subraya Sheina Chang cuando analiza la situación en la que se encuentran los periodistas que, a pesar de las presiones que reciben día a día, y los cambios que ha sufrido la línea editorial de Globovisión, se mantienen trabajando en el canal de noticias. Sin embargo, la planta no ha dejado de estar en la mirilla pública desde mayo de 2013, cuando cambió de dueños.
«Ahorita estamos pendientes del caso de Nairobi (Pinto), de verdad no se piensa en más nada. Todo el mundo llega preguntando: ‘¿Qué se sabe?’, ‘¿Alguien ha llamado?’ Estamos tristes y preocupados. Esto nos toca directo, pero ocurre todos los días con cientos de venezolanos. Y el llamado es ‘Liberen a Nairobi y a cualquier persona que pueda estar secuestrada'», comenta la comunicadora cuando se le pregunta acerca de su trabajo en Globovisión.
-¿Lo que sucedió con Nairobi, la jefa de corresponsalías de l canal, quien fue secuestrada hace casi una semana, apaciguó los ánimos después de las denuncias que hizo el periodista Reimy Chávez en Conclusiones?
-No, lo que pasa es que nosotros tenemos un año en un sube y baja. Casi no hemos tenido chance de replantearnos: ‘Vamos a redimensionar el canal’ porque todas las semanas alguien renuncia y ahí nadie está obligado, ahí nadie tiene una esposa pegada a una reja. El que se quiere ir que se vaya. Hay gente que se ha ido y ni siquiera se han enterado. Es la manera como se hacen las cosas. Reimy es mi pana y mi compañero de trabajo, antes, durante y después de su salida, y yo se lo dije: ‘Tú decidiste hacerlo así y bien’, pero eso se olvida y pasa. En el canal hay un mundo, un gentío que está trabajando. No nada más la gente que pone la cara en la pantalla (…) Lamentablemente nos hemos acostumbrado, pero nosotros tenemos que seguir, pues. No nos podemos quedar ahí pegados en el ‘¡Qué horror!’.
-¿Le han puesto algún tipo de limitación al momento de hacer su trabajo?
-Si tú me preguntas: ¿A ti te han dicho que no digas la palabra ‘barricadas’? Es mentira. De hecho, cuando dieron a conocer la tarjeta (de racionamiento) nosotros dijimos varias veces desabastecimiento, o sea, te estoy hablando por Sergio (Novelli) y por mí. Nosotros hasta corregimos los leads y nos respetan las correcciones que hacemos. Yo no estoy diciendo que no haya cosas mal hechas y que, en algunos momentos, no hayamos sido oportunos. No estoy cegada ni me estoy tapando los ojos, pero creo que esto va más allá. Esto es como lo que vivió Venevisión hace algunos años, cuando decidió cambiar su línea y le cayeron encima. Sólo que ahora nos tocó a nosotros, pues. La gente tiene que entender que es una circunstancia de país, de medios de comunicación, o sea, yo particularmente digo: ‘¡Yo no voy a tirar la toalla!’. ¿Para qué? ¿Voy a esperar a que el día de mañana los medios sean chéveres? ¿Bonitos? ¿Que sean cómodos? ¿Como yo quiero que sean para seguir trabajando? No, yo creo que uno tiene que seguir trabajando en esto, porque es lo que uno hace.
-¿Cómo asume las críticas?
-Las críticas son muy válidas. Yo no tengo ningún problema con que la gente exprese sus críticas, porque uno también se construye de ellas, pero siempre y cuando sean respetuosas. Primero, nadie me tiene que mandar a renunciar. Nadie me tiene que insultar. Eso es culpa de los extremismos que estamos viviendo en este país y justamente lo que no podemos es colaborar, así como yo he aceptado que colegas míos me llamen y me digan: ‘Explícame, ¿por qué estás haciendo esto?’. Yo, como te lo estoy explicando a ti, les digo: ‘Esta es mi posición: echarle pichón hasta donde pueda’. Si llego a estar incómoda, me botarán. Si me quieren soportar toda la vida, que me soporten, pero ¿para qué voy a renunciar? ¿Para irme a trabajar a dónde? ¿Para sentarme en mi casa a cruzar los brazos y esperar que esto pase?
-¿Cómo reacciona cuando dicen que es de las pocas caras que tienen años en Globovisión, pero que el resto de sus compañeros no son conocidos?
-A ver, te digo algo… Nadie es indispensable en el mundo. Los espacios siempre se rellenan (…) Yo he decidido quedarme, pero hay vacantes y talento nuevo que le quiere echar pichón. Es muy válido que lo hagan, que lo intenten. Hay gente que se ha ido y… ¿qué se va a hacer, pues? ¿Van a cerrar el canal porque se ha ido un gentío? No nos podemos ahogar en un vaso de agua.
Chang no se detiene en su argumentación. «También está el tema de las presiones. Hay gente que me agarra en la calle y me dice: ‘Síguele echando pichón’. ‘Sí, señora, gracias, muy amable’, respondo yo. Hay otra que me dice: ‘¿Y tú? ¡Mira lo que has hecho!’. ‘¿Y yo qué hice señora?’, pregunto. ¿Más o menos? ¿Es que yo soy narcotraficante? ¿Yo soy qué? Yo soy una periodista. Aquí la presión es de todos lados. Nos presiona la oposición, nos presiona el Gobierno, nos presiona la sociedad civil. Antes, cuando el canal tenía otra línea editorial, también nos criticaban y decían que dañábamos la psiquis de la gente, que éramos extremistas, amarillistas, que la música de chanchan, chanchan… Eso también lo criticaban. Yo no me voy a sentar a llorar porque la gente me insulta en Twitter. Eso es parte de mi trabajo. Al que le gusta, bien. Y al que no, también. Yo no estoy haciendo nada inmoral y tampoco tengo que ir por la vida explicando lo que hago. ¿Te imaginas que me ponga todos los días a responder a cada una de las personas que me escribe? (…) Nosotros peleamos por tener equilibrio, por tener un país mejor. Eso no lo sabe la gente y yo tampoco se lo tengo por qué explicar a todo el mundo», dice.
A pesar de los cuestionamientos que recibe, Chang comprende el grado de susceptibilidad que vive el venezolano. «La gente está demasiado sensible, entonces no lo entiende y se va a los extremos, al radicalismo. Yo soy narradora de noticias en Globovisión y entrevistadora en la radio -tiene un programa con Gustavo Gómez Morón en Unión Radio-, sin embargo, no es un programa de opinión, pero eso te pasa en cualquier medio, o sea, yo no quiero encasillar a ningún medio. Es Globovisión, es Televen, es Venevisión, es Unión Radio. No. Quítale el apellido. Eso depende del género del programa que uno haga y hablar de cada caso particular sería irresponsable de mi parte», afirma.
YOLIMER OBELMEJÍAS | EL UNIVERSAL