Familias de la parroquia Candelaria, San Bernardino, San José y El Valle, en el municipio Libertador, al igual que algunas comunidades de Chacao reportan bajones continuos en el servicio de energía eléctrica.
Ayer habitantes del sector Cerro Grande, en El Valle, y otras zonas adyacentes permanecieron sin luz desde las 4:00 a.m. hasta pasadas las 10:00 a.m., sin que la estatal Corpoelec informara previamente sobre un posible racionamiento.
Gustavo Molina de la asociación civil Gente de El Valle, señaló que durante todo el fin de semana los lugareños también padecieron las consecuencias de la intermitencia de la electricidad. «Mi celular se dañó en uno de los bajones mientras lo estaba cargando», contó al atribuir los daños de los aparatos electrónicos a la problemática.
En Candelaria, el coordinador del Frente en Defensa del Norte Caracas, Carlos Julio Rojas, asegura que en el sitio se registran hasta ocho bajas eléctricas en un lapso de cinco horas, lo que ha ocasionado daños irreversibles a neveras y computadoras.
«En lo que va de año hemos tenido por lo menos 18 apagones en el norte del municipio Libertador. La situación es muy grave porque no hay ningún tipo de reembolso de las autoridades para reponer los enseres dañados», declaró.
A propósito de ello, Rojas indicó que el año pasado entregaron una comunicación al ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, para que la cartera respondiera por los daños, pero hasta la fecha no han obtenido ninguna respuesta.
En Chacao, el vecino Alejandro Arreaza enfatiza que el problema está latente. «El viernes pasado se me quemó la secadora», dijo. Frente a esa situación los afectados optan por comprar reguladores de energía para evitar daños en sus pertenencias.
Formulan un llamado a las instituciones locales y nacionales para que asuman los daños. En Candelaria, piden al Ministro Chacón que se reúna directamente con la comunidad para solventar la fallas que se han agudizado con las construcción de las residencias que lleva adelante Misión Vivienda, en Distrito Capital.
JULIO MATERANO | EL UNIVERSAL
