La variación de precios de las bebidas alcohólicas registró un alza de 56,1% en un año, según el Banco Central de Venezuela. El porcentaje, no obstante, sólo es un promedio de todo el rubro porque en el caso de los importados –dependiendo del producto o la marca- el incremento está entre 100% y 200% en lo que va de 2013, mientras que los nacionales aumentaron entre 40% 80%.
A la vista del consumidor venezolano, el whisky muestra el mayor repunte sobre todo en marcas que se asumen como parte de la idiosincrasia del país, cuyos precios en promedio estaban a finales del año pasado en menos de 500 bolívares y ahora llegan hasta 1.300 bolívares: un aumento de 18% en el último mes.
La situación se debe a que el sector licorero se ha visto perjudicado en la obtención de divisas para efectuar las importaciones. No tienen acceso a Cadivi, eliminaron el Sitme y les han restringido participar en las subastas del Sicad, incluso para los comerciantes de la isla de Margarita y la península de Paraguaná. A lo que se suma la incertidumbre que viven las empresas vinculadas al sector para determinar los costos de reposición debido al alza que registra el dólar paralelo, cuya cotización está 6 veces por encima de la tasa oficial de 6,30 bolívares por dólar.
“Los comercios han tenido que limitar la venta por persona de licores importados porque no están recibiendo nuevos productos debido al problema del dólar y tratan de evitar que se le vacíen los anaqueles”, informa Carlos Salazar, presidente de la Asociación de Licoreros de Caracas. “La caída en ventas de bebidas importadas podría alcanzar 80% al cierre del año y no se puede compensar con el alza en el consumo de bebidas nacionales como el ron o la cerveza”, agrega.
El representante de Asolicorca recuerda que el problema pone en riesgo los empleos del sector –alrededor de 1 millón de trabajadores-, perjudica al Gobierno en el pago del IVA y aranceles y a las alcaldías por los impuestos municipales.
No hay garantía de inventarios para el mes de mayor demanda como es diciembre y ha obligado a imponer una especie de racionamiento. “Vendemos solo 4 botellas de Old Parr, Buchanan’s o Etiqueta Negra 12 años”, apunta una de las promotoras de la tienda de Licores Mundial en la urbanización Las Mercedes.
Una situación similar ocurre en las licorerías de varios supermercados en Caracas, donde se prohibió la venta de cajas de 12 botellas de estas marcas y sólo se acepta un máximo de 3 unidades. Frente al alza del precio y la limitación en la venta, hay consumidores que optan por migrar a otras marcas, pero no abandonan su hábito por el escocés.
“He tenido que comprar otras marca menos reconocida como Haig Supreme que hace un mes costaba 360 bolívares y luego subió a 560”, señala José Benítez, cliente de la licorería del automercado Plaza’s en Prados del Este.
En los bares y restaurantes advierten que entre mayo y julio tuvieron que pagar a las tiendas tres precios diferentes en un mes por el whisky, el vino y la vodka. A su vez, los comercios alegan el mismo cambio de los distribuidores, lo que dificulta fijar los precios al consumidor.
“En enero pagaba 180 bolívares por un trago de Buchanan’s y ahora me cuesta 300 bolívares. Un 18 años estaba en 280 y ahora 400”, refiere Otto Fernández, de 40 años de edad, que por lo menos cada 15 días degusta esta bebida con sus compañeros de trabajo en algún restaurante de La Castellana o Altamira. “En el grupo nos ponernos de acuerdo para pedir una botella porque siempre sale más barato”, agrega.
Historia patria. En 1983, tras el establecimiento del control de cambios que se mantuvo hasta 1989, no se conseguía whisky o era altamente costoso. La alternativa para el consumidor venezolano fue migrar al ron porque resultaba más barato y se trata de una bebida producida en el país.
Actualmente la situación es distinta, coinciden los roneros. Si bien las cifras del la industria reportan un crecimiento de 4% al cierre del primer semestre de 2013 con respecto al mismo período de 2012 (no revelan números absolutos), la variación no se atribuye estrictamente a un desplazamiento del consumo y más bien se destaca la campaña que en los últimos 10 años emprendieron conjuntamente las empresas del sector con la denominación de origen Ron de Venezuela, que ha impulsado las exportaciones y creó un consumidor premium del producto en el país. Sin embargo, reconocen estar captando a bebedores de vodka.
“Era usual que me tomara dos o tres vodka tonic con Absolut con mis amigos cuando costaba 70 bolívares. Subió a 150 y sólo me tomo uno, pero un día estuve en una degustación de ron, probé el ron tonic y me gusto. Pago mucho menos”, cuenta Rodrigo Fernández, asiduo cliente de los lounges caraqueños.
Crisis del vino
El caso de los vinos es crítico. Por una botella de tinto que en diciembre se vendía en 100 bolívares ahora está en 250 o 300 bolívares.
“Hace unos meses una copa costaba 80 bolívares y ahora 150 y hasta 200”, dice Verónica Barrios, joven que trabaja en mercadeo de una transnacional. “Hace poco salí con unos amigos. Pagamos 630 por una botella que a principios de año nos costó 220”, agrega.
La variación de precios en vinos chilenos es menor porque no pagan arancel, lo que ha generado reclamos por competencia desleal.
“Hace meses que no se reciben vinos importados, comienzan a escasear y los de Pomar se acaban rápido”, afirma un expendedor en la Licorería Beethoven de Bello Monte.
Pomar, el principal y casi único productor vinícola del país, afronta el problema de que este año su producción cayó porque en 2012 llovió durante la vendimia y la cosecha fue menor, pero se asegura que la situación se revertirá en 2014 por los buenos resultados de la uva que se recogió este año.
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