Presión fiscal, coste de vida y actividad petrolera centran la campaña electoral noruega. EFE/EPA/Paul S. Amundsen
Copenhague (EFE).- El aumento del coste de vida por la subida de la inflación, los impuestos y el futuro de la actividad petrolera han sido centrales en la campaña para las elecciones legislativas noruegas del próximo lunes, en las que el bloque gubernamental de centroizquierda parte con ligera ventaja.
La economía noruega, al igual que la de otros países europeos, se ha estancado y aunque la ocupación se mantiene estable y el paro en niveles moderados (4,6 %), la subida de los precios (sólo los de la alimentación aumentaron un 4 % el último mes) ha elevado considerablemente el coste de vida.
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Según un sondeo de Aftenposten, principal diario noruego, la desigualdad social y la economía han desplazado a la defensa y la seguridad como mayores preocupaciones de los electores, y un informe del Instituto Nacional de Consumo alerta de que las familias con menos ingresos tienen problemas para cubrir las necesidades básicas.
Todos los partidos coinciden en que los supermercados tienen demasiado poder a la hora de fijar precios, pero no en si se debe bajar el IVA a los alimentos, opción que rechazan de pleno los conservadores, tercera fuerza en los sondeos.
El impuesto al patrimonio, en el medio del debate fiscal
Mientras el Partido Laborista del primer ministro, Jonas Gahr Støre, ha prometido no tocar los impuestos si gana, varias fuerzas del bloque de centroizquierda defienden subidas sustanciales a las rentas más altas.
El bloque de derecha, en cambio, propone rebajas fiscales generalizadas.
El primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, durante unas compras. EFE/EPA/Javad Parsa
El futuro del impuesto al patrimonio ha sido muy debatido, sobre todo por la oposición, que pide su eliminación parcial (conservadores) o completa, en el caso del Partido del Progreso (Frp), fuerza que encabeza el bloque de derecha en los sondeos.
Más de sesenta líderes sindicales firmaron un manifiesto alertando de que un triunfo electoral del Frp supondría perder miles de puestos de trabajo por su plan de retirar los subsidios a las energías renovables.
Durante la campaña, el Gobierno laborista firmó un acuerdo de intenciones con varias grandes empresas, incluidas las tres principales cadenas de alimentos, para que 30.000 jóvenes menores de 30 años tengan trabajo antes de 2030.
Altos precios de la energía
Los elevados precios de la electricidad hicieron que el Gobierno laborista en minoría y sus aliados aprobaran en junio un plan, que entrará en vigor en octubre, para que los hogares puedan elegir de forma voluntaria un precio fijo de 50 céntimos (0,04 euros) por kilovatio, una alternativa al sistema de subsidios empleado hasta ahora.
A pesar de sus reticencias iniciales, varios partidos de la oposición se han abierto a respetar el acuerdo si ganan, al menos para todo 2026.
Noruega ha sido tradicionalmente un exportador de electricidad al continente, aunque la subida de los precios y las desigualdades regionales internas han hecho surgir voces favorables a limitar la venta para dar estabilidad al suministro, entre ellos el Frp y los aliados del Partido Laborista.
El futuro del petróleo y del gas
Noruega se ha convertido en el principal suministrador de gas y petróleo de la Unión Europea (UE) a raíz de la guerra de Ucrania.
El futuro de la actividad petrolera y su encaje con la transición a una economía verde ha sido relevante en campaña.
Los laboristas defienden mantener la actividad y apostar por recortar emisiones usando en la producción electricidad procedente de energías renovables, además de impulsar la captura de carbono y su almacenamiento.
Varias pequeñas fuerzas de izquierda, con Los Verdes a la cabeza, y los liberales abogan por limitar o detener la explotación.
Los conservadores son partidarios de una solución similar a los laboristas, pero están dispuestos a estudiar las consecuencias de la explotación en zonas hasta ahora protegidas, mientras el Frp quiere ampliar la actividad a los mares de Noruega y Barents.
El mayor fondo soberano del mundo, bajo lupa
El fondo en el que Noruega invierte las ganancias en el extranjero de la actividad petrolera y gasística, considerado el mayor soberano del mundo, ha sido tema en campaña.
Las reglas de funcionamiento del fondo, que gestiona el banco central de Noruega, establecen que el Gobierno puede usar como máximo el 3 % de su valor en los presupuestos anuales, aunque esa regla ya se incumplió durante la pandemia de coronavirus.
El Frp defiende sacar más dinero del fondo para dedicarlos a infraestructuras y rebajas fiscales, idea que no goza de apoyo en otras fuerzas políticas.
Sus inversiones en compañías israelíes que participan en la guerra de Gaza han sido objeto de polémica.
La dirección del fondo -que a 30 de junio tenía acciones en 61 compañías de Israel por casi 2.000 millones de euros- se ha deshecho de títulos en una veintena y reducido su inversión total en una quinta parte, después de informaciones periodísticas comprometedoras.
Pero eso no ha acallado la controversia: varios partidos han forzado al ministro de Finanzas a comparecer en el Parlamento y no se descarta la creación de una comisión.
El Partido de la Izquierda Socialista, aliado laborista, le ha exigido que el fondo se deshaga de todas las inversiones vinculadas a la ocupación de Cisjordania y la guerra de Gaza como condición imprescindible para darle su apoyo en un hipotético gobierno.