El precio del oro, que ronda hoy los 1.800 dólares por onza, ha bajado un 13 % desde el máximo histórico que marcó hace un año, un descenso que los analistas atribuyen a la caída del consumo en China y a las perspectivas sobre subidas de los tasas de interés.
El metal dorado alcanzó un precio récord de 2.075 dólares por onza el 7 de agosto de 2020 animado por las dudas de los inversores sobre la recuperación económica, por la baja rentabilidad de la renta fija en ese momento y por la debilidad del dólar estadounidense, otro de los activos refugio en tiempos de incertidumbre.
El profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) Javier Santacruz considera que la posibilidad de que los bancos centrales empiecen a reducir las compras de deuda y se planteen ya una subida de las tasas de interés ha restado atractivo al oro durante este año.
«En estas situaciones de inflación tolerable y subidas de tasas de interés es cuando aparecen otros negocios (como la renta fija y la renta fija indexada a la inflación) que son más atractivos que el oro para los inversores», apunta.
Coincide con este punto de vista Marta Raga, analista de Singular Bank, quien cree que la volatilidad del oro en los últimos meses se debe a «los posibles cambios que los bancos centrales puedan hacer hacia unas políticas monetarias algo menos expansivas».
Para Ramón Morell, profesor de «trading» financiero en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), otra de las razones de la caída del precio del oro es la reducción del consumo de este metal precioso en China.
«En China se ha producido una reducción notable del consumo de oro, un recorte que ha superado el 18 %, unas 520 toneladas menos de las que se consumieron el año pasado», afirma.
Sobre China también se ha pronunciado Santacruz. El profesor del IEB considera que la menor acumulación de oro por parte del banco central del país asiático puede haber influido en el precio de este activo.
«Desde hace diez años el banco central chino está acumulando grandes cantidades de oro. Sin embargo, en los últimos meses ha frenado sus compras, lo que puede haber influido en la bajada del precio de los últimos meses», señala.
Según el profesor del IEB, la gran acumulación de oro de agosto de 2020, que elevó su precio a niveles récord, se debió a que los inversores temían un proceso de estanflación (situación en la que la economía de un país no crece pero suben los precios).
«En agosto de 2020 hubo un proceso de búsqueda masiva de valor refugio. Por eso el oro subió tanto. Más tarde, los inversores se dieron cuenta de que la inflación era tolerable», explica.
Después del máximo de agosto de 2020, el oro bajó hasta los 1.676 dólares por onza en marzo de este año. Posteriormente, el metal se recuperó hasta llegar a los 1.908 dólares en junio del presente ejercicio.
Desde entonces, la onza de oro se ha situado muy próxima a los 1.800 dólares, un 13 % menos que en agosto de 2020.
En cuanto a las previsiones de precios, Morell cree que el oro volverá a llegar a los 2.000 dólares por onza a medio plazo, ya que el sector de la joyería prevé una demanda creciente en 2021.
«La joyería no es el único elemento que influye en el oro, pero es uno de los más importantes, y además es un sector internacional», explica.
En la misma línea se expresa la experta de Singular Bank, quien cree que el oro seguirá siendo un activo importante y una buena alternativa a la hora de invertir, ya que reduce la volatilidad de las carteras.
Fuente: Banca y Negocio
Por: Maria Laura Espinoza
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