logo azul

Sinergias para la crisis

Categorías

Opiniones

Sinergias para la crisis

Buena parte de los efectos de la recesión impacta los equipos de trabajo. Aprender y valorarlos es esencial para superar tiempos que parecen obscuros

 
¡Esto va a pasar! Es la frase preferida de mi fisioterapeuta. Y vaya que lo sabe. Cubano y sobreviviente del período económico especial que aguantó millones de sus conciudadanos, cuando el socialismo de allá se vio desasistido del subsidio soviético. ¡Es cuestión de actitud! sigue argumentando, mientras a lo lejos se aprecia una ciudad que poco a poco va apagándose. El amigo no desgrana esas frases de ocasión que presionan nuestra sensatez hasta parecer incluso una burla. No intenta decir que “toda crisis es una oportunidad” y que nos toca descifrar el significado del hexagrama chino que al parecer significa ambas cosas. Tampoco quiere hacer pasar por bueno lo que no es o insuflarnos de ese estoicismo sin esperanza que termina provocando todo lo contrario. Simplemente da horizonte temporal a la mala época y permite imaginar, que puede haber un después más atractivo.

 

 

 

Buena parte de los efectos corrosivos de la crisis tiene impacto en los equipos de trabajo, que hacia su interior alimentan el desánimo, por la retroalimentación de cada una de las difíciles vivencias personales. Esa intensidad disolvente tiene que ser contrarrestada por los líderes, significando apropiadamente lo que está ocurriendo. Determinando cuáles son las causas que provocan lo que todos están experimentando. Y proporcionando una agenda para superarlas. Cuando las crisis son sistémicas las organizaciones son un espacio que no pueden negar la práctica de la ciudadanía, la preocupación por lo público y la orientación de la ansiedad en acciones concretas.

 

 

 

Cuando todo parece hundirse, mantener la salud de los equipos de trabajo es crucial. Este esfuerzo tiene que lograr cinco objetivos:

 

 

 

1 Sustentar entre los miembros un propósito compartido para contrarrestar todas las presiones centrífugas a los que están expuestos. El líder debe seguir dando razones para que los miembros conciban que tiene sentido seguir apostando a la empresa.

 

 

 

2 Alimentar la convicción de que todos aportan a los resultados y que tienen una responsabilidad compartida en la calidad con la que los obtienen. Tiene que seguir generando confianza e integrando a todos en la tarea diaria de mantener a flote la empresa.

 

 

 

3 Sostener un alto nivel de dedicación al logro de objetivos con calidad. El líder tiene que mantener un clima positivo relacionado con el cumplimiento de metas y el mantenimiento de las rutinas organizacionales. Todos deben sentirse especialmente estructurados, alineados y motivados a hacer sus labores, cumplir los horarios mantener un buen ambiente de trabajo.

 

 

 

4 Nutrir la interdependencia entre los miembros del equipo. Intensificar la cohesión, significar la complementariedad y hacer pedagogía de los resultados logrados a pesar de la mala época. El líder debe dedicar parte de su tiempo a trabajar en y con el equipo.

 

 

 

5 Reconocer los éxitos individuales como equivalentes a los éxitos del grupo. Hacer evidente la sinergia. Y todo esto hacerlo genuinamente, sin imposturas ni caras amarradas. Los líderes tienen que hacer lo debido en cada circunstancia y poner el énfasis donde corresponda. En eso consiste la instrumentación de “comprender la experiencia del otro” yendo más allá de la benevolencia para no permitirles que se dejen vencer por la dificultad de la coyuntura. Por eso mismo es que resulta especialmente importante insistir en que “esto va a pasar y que asumir el desafío de aguantar la turbulencia es cuestión de actitud”.

 

 

 

Si la cuestión de actitud pudiera ser inventariada sus hitos serían:

 

 

1 Foco en la realidad, en términos de alcance y de límites. Sin creer en “pajaritos preñados”.

 

 

 

2 Desarrollo de la intuición causal. Interrogarse sobre las causas de estas consecuencias. Entender cuáles son sus desencadenantes y hasta dónde puede abarcar.

 

 

 

3 Compensar los efectos más perversos de la turbulencia con estructura, rutinas y orientación a los resultados.

 

 

 

4 Practicar la disciplina de la solidaridad. No embaucar al equipo de trabajo. Los resultados de la empresa dependen de todos. No hay trabajo insignificante ni tarea substituible.

 

 

 

5 Practicar la creatividad, mantener activas las redes, participar intensamente, modelar en positivo, analizar e invertir el tiempo con calidad.

 

 

 

6 No perder de vista que “esto va a pasar”. San Ignacio de Loyola decía “no solamente hay que resistir al enemigo. También hay que vencerlo”. Creo que en esa frase hay lecciones gerenciales indudables. Se trata de vencer y no solo de soportar. Se trata de aprender y valorar lo esencial que se torna esplendoroso cuando pareciera que la oscuridad va a ser para siempre. Pero nunca lo es, porque todo pasa, y entre todos resulta más llevadero.

 

 

 

@vjmc
victormaldonadoc@gmail.com

 

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.