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Sabotaje virtual

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Sabotaje virtual

El costo de la vida ha dado un salto superlativo. Todocuesta hasta cinco veces más que en diciembre pasado, pero las colas en lossupermercados son de hasta de una hora para un par de lechugas y una lata deatún. Sin planes previos y sin saltos al vacío, como si de una sorpresa setratara, vivimos en circunstancias parecidas a los mejores tiempos de laextinta Unión Soviética y avanzamos sin prisa ni pausa hacia los periodosespeciales de la República Socialista de Cuba; a la hambruna, claro. Mira tú.

 

Entretenidos en asuntos de gran importancia, a los que lospaíses que ha resuelto sus problemas básicos –alimentación, educación y salud– lesdedican mucho tiempo que les sobra, se obvia no sólo el mantenimiento de lastuberías, de las refinerías, de las carreteras y de los hospitales públicos,sino que con gran desparpajo e irresponsabilidad se culpa a la mala suerte siun rayo provoca un incendio en un depósito de combustible, como si no existieranpararrayos. Cuando no es posible culpar a los hados y sus travesuras aparece elsabotaje de la oposición –“saboteo” es la palabra que usan– como la causa de lainmensa lista de desastres de todo tipo que se acumulan en el libro diario denovedades.

 

Desde la falta de materia prima para la fabricación dehelados Coppelia, la quiebra de Lácteos Los Andes, el desguace de los antiguoshatos productores de carne vacuna a manos de Elías Jaua, Juan Carlos Loyo y AníbalEspejo, el estado de penuria en que se encuentran los grandes hospitales y los consultoriosde Barrio Adentro, la escasez de agroquímicos y bioquímicos para la producciónde hortalizas, el robo descarado y continuado en los invernaderos queconstruyeron españoles y chinos al costo de varios millardos de dólares entre La Victoria y Valencia, lademolición de las empresas básicas y la pulverización de la producción privada,el desastre urbano que suponen las gavetas para meter pobres que han fabricadoen cualquier resquicio de las ciudades sin considerar los servicios disponiblesni los problemas que causarán, todo absolutamente todo, como la corrupción ylas empresas de maletín que se han apropiado de cantidades incuantificables dedivisas, y muchos entuertos más son responsabilidad del Gobierno, de lacamarilla que copa el Estado y lo asume como botín. Asume tu barranco

 

La población en general, la más desfavorecida, la que norecibe varios salarios mínimos para satisfacer sus necesidades alimentarias yde salud, pasa el día en una cola para tratar de comprar dos kilos de azúcar,dos kilos de arroz, dos litros de aceite vegetal, cuatro kilos de harina demaíz precocida y dos potes de margarina. Ahí está la dieta básica delvenezolano. Cero proteínas, cero calidad de vida. Pollo tampoco hay, venga mañana.Cerrado por “saboteo” oficial y descarada ineptitud.

 

RAMÓN HERNÁNDEZ

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