Mientras el Gobierno insiste en profundizar un modelo que ha fracasado, la inseguridad aumenta, las colas se hacen interminables para conseguir harina, leche o aceite, y el Banco Central de Venezuela (BCV) anuncia que la escasez en el pasado mes de enero llegó a un 28 por ciento superando la más alta conocida hasta entonces que era la de enero de 2008, que fue de 24,7 por ciento. La inflación acumulada anual está en 56,3 por ciento, y el Gobierno propone por cuarta vez la misma solución fracasada, o sea, una Ley de Precios Justos, por lo que aparentemente no se da cuenta de que las realidades económicas no se cambian con leyes sino con soluciones de fondo que impulsen la producción de bienes y servicios nacionales que ha sido afectada por el desconocimiento de la propiedad privada, las expropiaciones y el irrespeto al estado de derecho; es decir, lo que ha hecho es producir desconfianza en la economía nacional, logrando la desinversión tanto nacional como extranjera en el país y afectando la generación de empleos estables y bien remunerados.
Por otra parte, el Gobierno desarrolla con gran intensidad su estrategia de hegemonía comunicacional, por medio de la cual ha adquirido con dinero de todos los venezolanos una gran cantidad de medios de comunicación, de manera directa o a través de testaferros, con la idea de limitar cada vez más el derecho a la libertad de expresión, complementado además con amenazas, intimidación y el condicionamiento de la publicidad oficial a los medios independientes para lograr la autocensura de muchos de ellos.
Le eliminan la señal a los canales internacionales que informen sobre lo que ocurre en Venezuela. Y como quiera que controlan la asignación de dólares para la importación del papel periódico, se los niega o retarda de manera exagerada a los medios escritos que tengan una posición independiente, lo que ha llevado al cierre de muchos o a reducir el tiraje de otros cuantos, afectando de esa manera la libertad de información de los ciudadanos, y la fuente de empleos que esos medios representan.
Las protestas de los estudiantes interpretan a la gran mayoría del pueblo venezolano, que las apoyará hasta que el cambio llegue a Venezuela.
Por Omar Barboza
