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¿Para qué sirve la asamblea?

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¿Para qué sirve la asamblea?

Lo mismo puede decirse de los tribunales, que deben administrar justicia. Pero son menos los que tienen claro cómo puede ser útil la Asamblea Nacional. La respuesta está en la Constitución.

 

La Asamblea es útil si legisla, si controla la administración y si representa a la ciudadanía en su diversidad. Legislar requiere conocimiento de la realidad, estudio, disposición a escuchar y conciliar intereses muchas veces conflictivos, porque se legisla para todos, no para una parte. Controlar exige rigor, honestidad y competencia. Un gobierno necesita vigilancia y contrapeso para que cumpla y no abuse. Representar amerita respeto al mandato recibido, al propio y al ajeno, porque el país no es de un solo color.

 

La Asamblea debe ser la casa del respeto, porque es por definición abierta a todos. La diferencia se ventila en debate libre. Se contrastan los argumentos, se debate lealmente. Si en una rama del Poder Público es natural el diálogo, es en el Parlamento, sea para polemizar o para entenderse. Porque ya se sabe, hablando se entiende la gente.

 

Asamblea es coro, tampoco barra y muchísimo menos gritería insultante. Si lo fuera, además de incivil, sería inútil.

 

Y ¿para qué sirve todo eso? Pues, simplemente para que el país funcione. No es que así se garantice que no se cometan errores, sino que de ese modo se generan las condiciones para disminuir los errores y, si ocurren, para corregirlos oportunamente.

 

En el período de sesiones del año pasado se ha legislado poco y mal, no se ha controlado al Ejecutivo y se ha puesto trabas al ejercicio de la representación. En 2013 se vulneró la independencia de la Asamblea al burlarse la inmunidad parlamentaria y su función, se desconoció el mandato de los diputados y su dignidad como personas, se los agredió físicamente en pleno hemiciclo, se usó la señal de ANTV con sectarismo abusivo. Que la directiva que permitió y frecuentemente propició esas desviaciones haya sido premiada con la reelección es un pésimo síntoma que hace dudar de la sinceridad de la disposición al diálogo que el gobierno ha proclamado, y muestra la peor cara de sus intenciones.

 

Venezuela tiene muchos problemas. Para atenderlos, necesita una Asamblea que sirva, que le sirva; que represente, legisle y controle.

 

rgaveledounidad@gmail.com

Por Ramón Guillermo Aveledo

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