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Estás rodeado

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Estás rodeado

Debe ser muy difícil para ti aceptar que la Venezuela que te tocó heredar jamás te vio como líder, que apenas fuiste la última voluntad de alguien que no alcanzó a vivir su legado de destrucción y miseria. Debe ser muy duro entender que esa persona que admiraste no te eligió por probo, sino porque, básicamente, no confiaba en nadie más, porque pensó que volvería y que tú serías el único que no lo traicionaría entre todo aquel nido de aduladores que lo rodeó en su lecho de muerte.

 

 

 

Quizás su error fue sentirse inmortal; quien ha vencido tantas veces también se cree capaz de vencer a la muerte y al tiempo. Su enemigo fue la muerte, el tuyo es el tiempo. Tú sabes que cada día que trascurre es una posibilidad menos para regresar. Hoy nadie, ni tu propia gente, duda de tu salida, lo que les preocupa es cómo conviertes en un imposible una eventual aspiración de regresar.

 

 

 

Eres tú quien aleja cada vez más esa posibilidad, por eso reniegas todos los días por haberte convertido en el peor de los resultados que pudo esperar tu antecesor: el enterrador de un modelo que para todos parecía eterno, invencible, poseedor de una capacidad para revertir las crisis y convertirlas en oportunidades para afianzarse en el poder.

 

 

 

Venezuela nunca te vio como líder, ni siquiera los tuyos son capaces de respetarte, has vivido bajo la sombra de tu protector y la influencia de aquellos que aspiran a la silla más que tú. Mientras tanto, la otra mitad siempre te ve como el profundizador de todas sus desgracias al haber convertido nuestra nación en un lugar irreconocible.

 

 

 

Tu ascenso fue abrupto y tu permanencia siempre ha dependido de la fuerza militar y la subordinación de la justicia, que en un círculo de complicidad e impunidad no te protegen a ti, se protegen a ellos mismos. Pero llegará el momento, como en todo proceso de transición, que negociarán, incluso asumiendo el costo de entregarte.

 

 

 

El pueblo venezolano te dio un gran lección de dignidad, honor y valentía, con un estoico civismo soportó los mayores abusos de nuestra historia reciente. El 1° de septiembre fue una gran victoria, porque representa el triunfo sobre el miedo y el chantaje. Es paradójicamente tu régimen el que convierte cada paso opositor en una epopeya histórica. El esfuerzo de quienes sortearon todo tipo de obstáculos para entrar a Caracas, la firmeza de miles que no escucharon tus amenazas y la resistencia de aquellos que inspiraron con sus ejemplos son dignas de admiración.

 

 

 

Hoy son tus miedos los que te cercan, desconfías de los que te rodean y desconfías del país, a quien te niegas a darle la última palabra. Pero ten claro, los pueblos jamás se quedan mudos ni inmóviles, siempre buscarán la forma de hablar, de hacerse escuchar y con su voz abrirán nuevos caminos, ese que estamos convencidos vamos a lograr los venezolanos este año: cambio pacífico y constitucional.

 

 

 

Brian Fincheltub

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