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El Papa, en el vecindario

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El Papa, en el vecindario

La visita tiene lugar cuando todavía retumba la controversia que generó la encíclica Laudato Si.

 
Porque alberga el 49 por ciento de los católicos del planeta y porque, no obstante el auge de otras confesiones que han impedido que dicha cifra aumente, el fervor de los fieles sigue siendo notable, como lo es también la huella del evangelio en muchos otros campos de la vida cotidiana, la Iglesia católica sigue considerando a América Latina el continente de la esperanza.

 

 

Un rótulo que data de tiempos de Pablo VI y que seguramente será refrendado esta semana en el segundo viaje del papa Francisco a esta parte del mundo desde que asumió como máximo jerarca de la Iglesia católica, en marzo del 2013. La gira comenzará hoy en Quito e incluirá también a Bolivia y Paraguay, país cuya historia está marcada por las misiones jesuitas, comunidad a la que pertenece el sucesor de Benedicto XVI.

 
Por ahora, la petición del pontífice de que le tengan a la mano hojas de coca para mascar una vez llegue al aeropuerto de El Alto, en Bolivia, y así contrarrestar el mal de altura de una manera tradicional y milenaria, pero no menos polémica tratándose de quien se sienta en el solio de San Pedro, ha sido el hecho más llamativo de la visita. Y aunque es sin duda un poderoso indicador del cariz que esta tendrá, es indudable que desde hoy otras serán las razones por las que se hablará de ella.

 

 

Una probablemente tendrá que ver con que aterriza en una región en la que, no obstante avances recientes, la pobreza sigue encabezando la lista de tareas pendientes. Según la Cepal, esta afecta al 28 por ciento de sus habitantes, unos 167 millones de personas. Se trata también del continente más desigual del planeta. Dos asuntos que han estado en el centro de su labor pastoral y a los que muy posiblemente se referirá. Es bueno destacar el que haya optado por ver cuestiones como esta a la luz del mensaje de Jesucristo, quitándoles relevancia a otros, en particular los que atañen a la moral sexual.

 

 

Justamente esta visita tiene lugar en un momento en el que todavía retumba el eco de la controversia que generó la encíclica Laudato Si, en la que apuntó al actual modelo económico como causa no solo del deterioro del medioambiente, sino también de la desigualdad en la distribución de la riqueza, dos fenómenos que, dijo, están íntimamente ligados. Fue categórico en que los países menos favorecidos son los que sentirán con mayor severidad las consecuencias del cambio climático que ha producido el calentamiento global.

 

 

Y basta una mirada al itinerario para confirmar que tal rasgo de su pontificado marcará este viaje pastoral. No es solo el hecho de que la gira incluya, precisamente, a dos de los países más pobres del área, Paraguay y Bolivia –que lo sigue siendo, no obstante su crecimiento económico de los últimos años–. A ello hay que sumarle que, con las visitas de rigor a los mandatarios, en su itinerario predominan otras a cárceles, ancianatos y hospitales. Incluye también, en Bolivia, una misa con oraciones en guaraní, quechua y aimara en Bolivia, y la asistencia al Encuentro Mundial de los Movimientos Populares.

 

 

Llama la atención, asimismo, el homenaje que rendirá en Bolivia al jesuita español Luis Espinal, asesinado y torturado en 1980 por paramilitares de extrema derecha. Espinal, además de cineasta, fue un reconocido defensor de los derechos humanos y un férreo opositor de la dictadura militar que para entonces ostentaba el poder en el país andino. Un gesto que entraña también un mensaje político y que de algún modo hace que se desmarque del legado de antecesores suyos, en especial de Juan Pablo II, a quien sus críticos le han cuestionado el no haber sentado una posición más firme contra este tipo de regímenes.

 

 

Mención aparte merece su paso por Ecuador, país que vive días de gran agitación social. Y en donde es grande la expectativa por ver el efecto de la presencia del pontífice en la pugna que libran el presidente Rafael Correa y las fuerzas de oposición. Aunque se había hablado de una suerte de paréntesis, y por tal razón el mandatario retiró temporalmente de la Asamblea Nacional los muy polémicos proyectos que buscan aumentar los impuestos a las herencias e introducir uno nuevo a la plusvalía inmobiliaria, todo indica que a los eventos religiosos llegará el eco de las protestas. Y seguramente Francisco tendrá conocimiento de los reproches que le han hecho a Correa por apropiarse de lo dicho por él en la encíclica, ajustándolo a su estrategia política. Y es que, sin duda, son visiones de la realidad similares; de hecho, Correa se ha encargado de fusionar el socialismo con muchos ingredientes católicos, mas habrá que ver qué opina –y muchos esperan que esta duda se resuelva– el Papa sobre los aspectos más polémicos de su gobierno, sobre todo aquellos que limitan derechos fundamentales.

 

 

Sea con relación a este tema o a otros más generales, es de esperarse –y de ahí la expectativa que ha suscitado la visita– que Francisco, en sus propias palabras, “arme lío”.

 

 

EDITORIAL

editorial@eltiempo.com.co

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