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El agresor interno de Venezuela y su carne de cañón

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El agresor interno de Venezuela y su carne de cañón

En enero de este año, el general Vladimir Padrino, entrevistado por José Vicente Rangel soltaba esta perla “(…) la defensa integral como el concepto macro, la nueva filosofía de la doctrina militar bolivariana, participa el pueblo, y participamos nosotros, y esa doctrina  es producto de un parto de la historia, de una revolución (…)”

 

 

 

No es posible interpretar la noción de Padrino, sino como la pretensión de una oligarquía militar, al servicio del agresor interno -Maduro y su régimen- de utilizar al pueblo como carne de cañón, ante una posible agresión militar externa. Deliran en crear un Vietnam en Venezuela, una guerra de guerrillas defensivas donde participen a juro los civiles, desde ancianos hasta niños.

 

 

 

Este fin de semana, hemos presenciado decenas de tristes episodios, en esa parodia que el oficialismo llamó “Ejercicio Soberanía Bolivariana 2017”. Acá un ejemplo.

 

 

 

Ese pueblo pobre, es la verdadera víctima del agresor interno. Ese que ha inundado la economía de bolívares sin respaldo causando una pavorosa inflación de más de 720%. Las suicidas decisiones del régimen, han llevado al venezolano a la pobreza, que pasó del 48% en 2014 a 82% en 2016, y en aumento. Nueve de cada diez venezolanos serán pobres a fines de 2017.

 

 

 

El agresor interno también ha desmantelado uno de los activos más valiosos del pueblo venezolano: su democracia. En 2016 desmanteló la Asamblea Nacional, dominada por la oposición. Se robó el constitucional referendo revocatorio presidencial y las elecciones regionales. El abril de este año rompió el hilo constitucional, y en julio estableció una fraude constituyente, robándole la soberanía al pueblo de Venezuela. Desde 2014 maneja el gobierno vía leyes habilitantes y recientemente por decretos sin control de poder público alguno.

 

 

 

Mientras, mafias delictivas y corruptas ejercen el control social y territorial en vastas zonas del país.

 

 

Hoy, el 85% del país detesta al régimen de Maduro, y quiere su salida lo más pronto posible.

 

 

Hamás, Gaza y la carne de cañón

 

 

Durante los años 2008 y 2009, desde la franja de Gaza, la organización terrorista Hamás disparaba cohetes y morteros hacia objetivos civiles en territorio israelí. Los palestinos se mimetizaban tras los civiles de Gaza, haciendo sus actos desde sedes de polícias, muelles, túneles, edificios educativos entre otros. Este escudo humano planteaba un reto a la acción militar israelí.

 

 

 

La respuesta de Israel se denominó Operación Plomo Fundido. El presidente de Israel era Ehud Ólmert, y el ministro de Defensa Ehud Barak

 

 

 

Plomo Fundido fue la respuesta de una fuerza militar convencional muy desarrollada, en contra de una organización terrorista, con tácticas guerrilleras, que se mimetizaba entre civiles en zonas densamente pobladas.

 

 

 

Plomo fundido se desarrolló en tres fases: Inteligencia, ataque aéreo (tripulado y drones) a infraestructura de Hamás y control territorial. La operación desde su inicio hasta la finalización duró 19 días.

 

 

 

La novedad fue el aviso: La fuerza militar israelí avisaba 24 horas antes mediante panfletos, televisión y radio, a los habitantes de Gaza, cuáles zonas serían bombardeadas y sus objetivos de destrucción de infraestructura. Alertaban, que cualquiera que permaneciera en esas zonas, fueran milicianos uniformados o no, serían considerados combatientes.

 

 

 

Según cifras del ejército israelí la operación produjo 1.166 víctimas, de ellos 297 civiles. Para la oficina Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU hubo 5.500 heridos, de ellos 1.855 niños y 795 mujeres. El ejército israelí registró 9 bajas. 4 de ellos por fuego amigo.

 

 

 

La cobarde. primitiva e inútil estrategia de utilizar civiles en la defensa militar en estos tiempos de misiles, drones, destrucción quirúrgica de infaestructuras, con el objetivo de asegurar unos perímetros urbanos y semiurbanos, debe ser denunciada.

 

 

El agresor interno no sólo te hace miserable. Sino que te esclaviza para su propia defensa.

 

 

David Morán Bohorquez

@morandavid

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