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Con hambre y desempleo, camarada

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Con hambre y desempleo, camarada

 
Otra palabra clave fue incorporada al vocabulario oficial: “vértice”. Fue presentada en sociedad en la cadena de radio y televisión y cada vez la usan más. El último que la manoseó y estrujó fue el ministro Ricardo Molina, a falta de otra mejor en su equipaje tecnocrático. Es sonora, muy pocos saben qué coño significa y si se pronuncia la primera sílaba con cierta inflexión nadie duda que el IQ del hablante, vamos, el coeficiente intelectual, la inteligencia, pareciera superior al de la masa municipal y espesa.

 

 

 

Póngasele el apellido que se le ponga, inmediatamente los escuchas se trasladan a los laboratorios de la Nasa, de la Academia de Ciencias de la URSS y hasta a los apuntes que hizo Einstein mientras esperaba que lo atendieran en alguna zapatería. Si se compone “vértice de seguridad social” hasta el propio Marx lanzaría gemidos orgásmicos. No se extrañen si esta misma noche llega una delegación de la metrópolis a honrar y condecorar con la medalla Fidel Castro a sus cónsules lingüísticos en la provincia de ultramar.

 

 

 

“Vértice” se deriva del latín vertex, que significa polo, cumbre. En geometría se utiliza para designar el punto donde se unen, pero no se cruzan, las líneas de un triángulo, los planos de una figura, las líneas generatrices en un cono y los triángulos que forman una pirámide. En matemáticas es el pico de una parábola; pero en política, burocracia, populismo, demagogia y el arte de mentir, puede utilizarse para cualquier cosa, especialmente para apantallar ante un jefe corto de miras y largo de brazos. Schopenhauer dixit.

 

 

 

 

La palabreja, que fue utilizada antes en labores de represión ciudadana dentro de la eufemística “Gran Misión a toda Vida Venezuela”, Molina la reconvirtió en la presentación y creación del Órgano Superior de la Misión Transporte, que estará “conformado” (sic) por los personajes “vértices” de varios ministerios, empresas del Estado y entes descentralizados y de participación popular como los “voceros presidenciales de las comunas”. La entelequia presenta como primer logro que el mandatario Maduro emitirá un decreto para resguardar a los transportistas de las aseguradoras públicas, semipúblicas o privadas. Montose el gato en la batea.

 

 

 

Cinco horas después, apagado el radio y retomada la programación de la televisión, la realidad es desconsoladora en los hogares: nada para comer y solo se dispone de un par de billetes de cinco bolívares y varias monedas desahuciadas por la economía. El presidente no habla de trabajo ni de cómo reactivar la producción. Su plan es un cuadrado con los vértices acorazados para que no dejen pasar la claridad. Seguirá dándose golpes contra las paredes. Vendo linterna sorda para salir del “vórtice”, ¿será?

 

 
RAMÓN HERNÁNDEZ

@RAMONHERNANDEZG

 

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