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Bolichicos y los apagones

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Bolichicos y los apagones

Espero que más temprano que tarde la justicia los alcance, como a tantos otros corruptos…

 

Qué sucede cuando ocurre un apagón? Lo primero -y lo más repetido en cada uno de los venezolanos que sufrimos el apagón del viernes pasado- fue sin duda recordar a las madres de algunos de los altos dirigentes del gobierno nacional, aunque, el sentido con que lo decimos en esta tierra caribeña, realmente no tiene nada que ver con sus madres.

 

Nadie está pensando en ellas que, además, no tienen culpa alguna. El insulto va dirigido directamente a ellos. Cuando alguien dice «el C… de su M… fulanito» realmente está descargándose a fulanito. El pasado viernes varios «fulanitos» fueron recordados.

 

Lo segundo que todo venezolano de inmediato hace es tratar de llamar por teléfono a sus familiares para preguntarles dónde están y si tienen luz. Si le cae la llamada, verifican que tampoco hay luz en esa zona distante de su sitio de trabajo. De inmediato exclama a sus compañeros de trabajo: «esta vai… es grave, en mi casa tampoco hay luz».

 

Comienza la espera del ansiado regreso del servicio y comienzan también las expresiones «creció la iguana», «los zamuros tumbaron una línea con su peso» o «ahora ¿a quién culparán?»

 

Los trabajadores de Corpoelec se dicen entre ellos: «ya nos van a culpar a nosotros de saboteadores internos de la cuarta república» (quizás para curarse en salud, esta vez salieron ellos a denunciar la falta de mantenimiento del sistema eléctrico).

 

Los dirigentes de la MUD esperan que en cuanto regrese el servicio el gobierno declare: «esto es parte del sabotaje eléctrico que forma parte del golpe continuado que es parte del proceso desestabilizador que pretende ser parte de los intentos de la burguesía de la derecha apátrida para acabar con la revolución bolivariana, pero ¡no pasarán!». Y, acto seguido, vendrá el corolario: «hemos ordenado una investigación hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga».

 

En nuestro caso, mientras verificamos que el apagón afectó a todo el municipio y ordenamos el despliegue policial de patrullaje para tratar de minimizar el impacto de semáforos apagados y evitar que los delincuentes asalten a la gente, además de pensar en todo lo que todo el mundo piensa, recordamos a un grupo de bolichicos que recién estatizada la extinta Electricidad de Caracas -y luego cuando fue absorbida por Corpoelec- fueron colocados en altos cargos de dirección en la corporación eléctrica y, a los dos o tres años, salieron forrados de dólares a vivir como jeques en el exterior, sin que nadie aquí diera la más mínima explicación de tan súbitas riquezas.

 

Esos bolichicos, que estuvieron dirigiendo la compra de plantas eléctricas y se encargaron de no sé cuántas adquisiciones de equipos para la generación eléctrica, entran y salen del país con total libertad. Nadie los nombra, nadie los toca, no hay fiscalía que haya actuado, no hay tribunales, no hay procedimientos concluidos en la Contraloría. Cuando me hablan de iguanas, zamuros, golpe continuado, sabotaje eléctrico o investigaciones hasta las últimas consecuencias, los recuerdo a ellos.

 

Muchachitos «bien» adoptados por la revolución, que saquearon las arcas públicas con sobreprecios y adquisiciones de bienes que nunca llegaron o nunca sirvieron y a los que nadie recuerda o quiere recordar en el gobierno nacional. ¿Quiénes los protegen? ¿Con quienes compartieron el «negocio» de sobreprecios con dólares de Cadivi?

 

Estado de alerta

 

A las horas, cuando finalmente el servicio eléctrico se repuso progresivamente, luego que todos los organismos de emergencia del municipio estuvieron trabajando o en estado de alerta ante cualquier eventualidad que pudiera haber ocurrido, luego de evaluar cuántos controladores de semáforos se dañaron con el apagón -sabiendo que no hay nuevos en el país para sustituirlos pues para eso no hay dólares-, luego de recorrer gran parte del municipio viendo las largas colas en las paradas de transporte público, o de ver a miles de ciudadanos caminando tratando de trasladarse hacia sus hogares, luego de todo eso y mucho más, aunque más nadie los recuerde, yo sí recuerdo a los bolichicos, viviendo como millonarios en ciudades muy iluminadas, en donde el alumbrado público sí funciona y en donde sus costosas neveras no se dañan pues nunca se va la luz.

 

Quiero que sepan que aunque ni la fiscalía general, ni los tribunales, ni el Gobierno nacional quiera acordarse de ustedes, que aunque el pueblo venezolano no sepa quiénes son, dónde están y cómo viven, hay al menos una persona que sí se acuerda de ustedes (no de sus madres, quienes seguramente ninguna los crió para que se convirtieran en ladrones del pueblo). Y espero que más temprano que tarde la justicia los alcance, como a tantos otros corruptos que arruinaron a nuestra Venezuela durante estos años.

 

gblyde@gmail.com

 @GerardoBlyde

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