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De valientes y farsantes

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De valientes y farsantes

 

 

“Supiste que vencer o ser vencido son caras de un azar indiferente, que no hay otra virtud que ser valiente y que el mármol, al fin, será el olvido”. Jorge Luis Borges

 

Otro episodio más se registró entre el martes y miércoles de esta semana, confrontación entre el pueblo venezolano y sus dirigentes contra la oligarquía ideologizada opresora. Sobre quién ganó o perdió hay opiniones, pero debatir sobre el asunto procede sin dudas.

 

 

Dice el chavismo madurismo que ellos ganaron porque detuvieron un intento de golpe de Estado y conservaron la hegemonía militar. No admiten que cada día se anotan nuevas deserciones y cruje la institución al soltársele otras costuras. Es un proceso que desnuda la vulnerabilidad de quienes penosamente se sostienen, sentados sobre las bayonetas, con el perdón de monsieur Talleyrand.

 

 

¿Por qué no salieron y enfrentaron a los efectivos que impusieron control en la Base Aérea Francisco de Miranda, allá en La Carlota? El diputado Cabello se mofaba del presidente Guaidó y le increpaba sobre sacar o no a Leopoldo López de su casa-celda para mostrar su poder. Pues bien, al aire libre anduvo Leo, a la vista de todos, expuesto al todopoderoso Estado chavista, policial, militar y tiránico, pero no hicieron nada por detenerlo, mostrando además que el grueso del contingente armado, uniformado, acuartelado prefiere no involucrarse.

 

 

Escasamente la Guardia Nacional, la Policía Nacional, el Sebin y los esbirros que se hacen llamar policía política se dejaron ver, sobre todo después de que los insurgentes, cumplida su misión, se pusieron a buen resguardo, pero en la mañana del martes se les acusaba a algunos miembros de esos cuerpos militares y policiales, el mismo Diosdado lo hacía en declaraciones, de estar en connivencia y tal vez cómplices de la asonada. Se diría sobriamente que hace aguas el buque militar represor.

 

 

Cuestionan que Leopoldo se haya asilado en la Embajada de España con su esposa e imaginamos que habrán asegurado a sus pequeños. Quieren acuñarle el calificativo de cobarde por esa acción, perfectamente comprensible. Leopoldo les ha dado lecciones de coraje cada día, de varios años sometido a malos tratos y vejaciones él y su familia.

 

 

Nadie ha visto al alto gobierno en algún episodio de esta lucha, solos o ante el concierto de ciudadanos que sale y acompaña cualquier evento de protesta. Siempre se mueven con sus escoltas y alejados de la gente. Tienen verdaderamente miedo y en el fondo de ellos mismos, si tuvieren discernimiento y así juzgaren sus propios comportamientos, sentirían vergüenza porque nunca hubo peor ejercicio por parte de ninguna clase política gobernante en el mundo y léase bien, en el orbe, desde que se llevan estadísticas y se objetivó la conducta oficial y los resultados de la gestión pública.

 

 

No solamente apuntamos a la ilegitimidad de origen de Maduro y su gobierno sino que, al analizar su desempeño, confirmamos la verdad de una gestión, opaca, deletérea, ominosa de fracaso y de desastre que arruinó esta patria que adolece, al parecer, en ese minoritario segmento de dolientes.

 

 

Que nadie diga que quieren y defienden al país, los que mantienen a sus depredadores en el poder y menos a esos zafios que, se ufanan de permanecer. Los que dicen eso se mueven entre la traición y la mentira y tal vez en ambas. ¿O no es acaso evidente que postraron a la república?

 

 

Guaidó ha dado testimonio de bravura, valentía y convicción. No es infalible pero es serio y en su empeño se percibe, su disposición al más alto sacrificio. Por eso cientos de miles salieron espontáneamente a acompañarle el martes de la asonada y el miércoles de las protestas. El chavismo en banalizado peculado trajo sus vitoreas en autobuses de todas partes porque perdieron la emoción al comprometer la razón con una argumentación falaz e inmoral.

 

 

No celebro que una tanqueta atropelle a unos manifestantes desarmados y, nadie puede creer que el operador que maneja la tanqueta sea el virtuoso, y los arrastrados lesionados sean los indeseables. No es, no fue y no será nunca así.

 

 

La batalla del coraje no la ganan los cobardes que agreden al pueblo desarmado, mientras ellos se enconchan en un bunker o detrás de maleantes vestidos para la ocasión. A veces tardan, pero son los que desafían el miedo aquellos que podemos llamar valientes.

 

 

Maduro y los espalderos del difunto que se apropiaron de las instituciones y las desnaturalizaron saben o deberían saber que tienen cuentas que rendir ante el cuerpo político venezolano y esa hora está más cerca que lejos.

 

 

Nelson Chitty La Roche

@nchittylaroche

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