Abstención y liderazgo real
febrero 19, 2018 8:21 am

 

Es impresionante constatar como en Venezuela se cumple a la perfección aquello de que el pueblo es superior que sus dirigentes. Eso explica la crisis de todos los partidos, tanto opositores como oficialistas. Además de abandonar la carga de valores y principios que han justificado su existencia durante muchos años, se agotan los dirigentes actuando en círculos viciosos que han excluido su razón de ser, pero que mantienen estructuras para incrementar cuotas de poder, espacios desde los cuales se faciliten las acciones destinadas a lograr objetivos personales de muchos de los dirigentes. Se vale todo. Por supuesto la demagogia, las trampas y zancadillas tanto internas como externas permiten ver el cuadro de corruptelas éticas y materiales que llevan al ciudadano común a mantenerse alejado de la mayoría de las organizaciones actuales.

 

 

 

Por todo eso y mucho más ratifico mi convicción de que la llamada abstención no es la causa de los problemas del país, tampoco de las derrotas electorales sufridas por la oposición, ni de la enorme dosis de decepción e incredulidad existente. Es la consecuencia de lo señalado en el párrafo anterior. No se puede atribuir a quienes rechazan el trampismo fraudulento del régimen las causas del desastre. Si la dirigencia política de los partidos no ha sido capaz de justificar sus acciones y omisiones, ni de generar un mínimo de confianza en las bases, es insólito que las consecuencias se endosen a quienes marcan distancia de aquellos a quienes no entiende o rechaza.

 

 

Es hora de una reflexión profunda y honesta, de revisar serenamente la situación actual y decidirnos a corregir las fallas y enmendar los graves errores cometidos. Esto es urgente. No admite más demora. El tiempo se agota y el país lejos de mejorar se deteriora aceleradamente. Ya los índices económicos y sociales, con relación a los derechos humanos y a la seguridad de las personas y de los bienes, nos ubican en la cola del planeta. Nada indica que este régimen sea capaz de revertir hacia lo positivo la negativa realidad de hoy. Mientras se mantenga todo irá hacia peor. Ese es el problema mayor que tenemos que resolver concentrando todo el esfuerzo en alcanzar el objetivo del cambio, primer anhelo colectivo de los venezolanos.

 

 

Tenemos con qué lograrlo y sabemos cómo hacerlo. Contamos con el apoyo de una comunidad internacional que a diario expresa su respaldo a la causa de la libertad y la democracia e igualmente, su creciente rechazo al régimen que preside el señor Maduro. No podemos enfriarla con las prolongadas indecisiones en temas que deberían estar resueltos hace rato y, también por doloroso que resulte, tenemos la obligación de apartar y denunciar a los colaboracionistas de buena o de mala fe, sin agotarnos en el tema ni equivocarnos en la escogencia del enemigo.

 

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