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Doble Titanic

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Doble Titanic

Doble discurso. Doble mentira. Doble moral. Desde hace catorce años nos han atapuzado de cuentos, cuentos y más cuentos. En cadena nacional, sin aviso, protesto o tregua. Los golpistas del 4 de febrero y del 27 de noviembre acusan a cualquier adversario de ser lo que ellos fueron. Con el mayor desparpajo, caradura y desvergüenza. Se rasgan las vestiduras cual fariseos, pero selectivamente. Porque para ellos no todas las injusticias son injusticias, no todos los crímenes son crímenes, no toda desgracia es una desgracia. Para que una injusticia, un crimen o una desgracia califiquen como tales deben sucederle a un militante del régimen.

 

Desde el gobierno, implacablemente, se acusa a la oposición de hacer todo lo malo que ellos hacen. Mienten, pero los mentirosos somos nosotros. Roban, pero los ladrones no son ellos. Instigan y pagan por la violencia, pero los violentos están de este lado. Acosan, pero la culpa es de los acosados. Un «espontáneo» va a la cárcel, pero liberan a presos de alta peligrosidad. Ser partidario del gobierno es una patente de corso para atropellar, vejar, delinquir. Por supuesto, no pretendo decir que todos los partidarios del gobierno atropellen, vejen o delincan, pero quienes lo hacen «cuentan con la vida aunque sean culpables»…

 

Chávez era un artista del maniqueísmo. Aunque nunca me gustó ni creí en él, reconozco que su capacidad comunicacional era fuera de serie, razón por la que tratar de imitarlo (cuando se imita en serio) resulta una burdísima versión del original. Pero Nicolás Maduro no lo entiende. Habla y se encadena, se encadena y habla y no se da cuenta de que cada vez que abre la boca pierde más seguidores, aunque prometa, regale, intimide o amenace. Una tragedia para cualquier político, más para quien aspira a gobernar un país dividido (en dos mitades, aclaro).

 

Sus desaciertos van in crescendo y sus partidarios lucen nerviosos. No le ha resultado suficiente -como se imaginó- tratar de emular al fallecido presidente. Porque aunque diga que Chávez vive y que la lucha sigue, lo que se hace evidente es que el presidente Chávez está muerto. No le ha servido tampoco nombrarlo un minuto sí y otro también.

 

Doble discurso. Doble mentira. Doble moral. Doble Titanic… porque parece que está buscando otro iceberg para volver a chocar.

@cjaimesb

 

Fuente: EU

Por Carolina Jaimes Branger

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