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Los choros de Sao Paulo

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Los choros de Sao Paulo

 
Todo comenzó en Brasil luego del desplome europeo del comunismo soviético. A Fidel Castro no le quedó otra alternativa que buscar aliados en el hemisferio, aunque fueran pobres. Lo importante era no quedarse aislado. Para Cuba era de urgente necesidad rearmar su red de “socios” locales y trazar una novedosa estrategia para llegar al poder sin usar los viejos métodos de la lucha armada y sin caer en el socialismo por la vía pacífica tan estropeado por Allende.

 

 

Lo cierto es que a través del Foro de Sao Paulo, Cuba y su máximo aunque mortal líder (nadie es perfecto) Fidel Castro diseñaron una estrategia de largo aliento para recobrar parte del terreno y del tiempo perdido. Si bien existían exitosos movimientos obreros, campesinos y hasta guerrilleros, no terminaban de cuajar en su anhelada llegada al poder. Apenas Cuba se mantenía como un estado constituido y armado hasta los dientes pero eso no iba a durar mucho si continuaba su deterioro social, su estancamiento económico y la huída al exterior de los profesionales y los jóvenes.

 

 

Con el Foro de Sao Paulo se da inicio al plan de olvidarse de las aventuras pasadas y de preocuparse por tejer una red de movimientos y partidos que permitiera concentrar los esfuerzos, trabajar para acercarse cada vez más al poder y mostrar una imagen renovada y más moderna y menos feroz.

 

 

Al mismo tiempo se ampliaba la discusión teórica, se le hacía la cirugía estética a la envejecida práctica política y se asentaba el principio de la diversidad de caminos en cada país en particular. En todo caso, lo que sí se establecía como criterio base era el de una escenografía democrática inicial que luego, a través de las nuevas constituciones creadas mediante las asambleas constituyentes establecer “candados legales” que fueran cerrando las puertas democráticas y prolongando los períodos presidenciales ad infinitum, castrando los otros poderes que se suponía equilibrarían la voracidad del Ejecutivo y de las camarillas civiles y militares.

 

 

El Foro de Sao Paulo fue el huevo de la serpiente, traído amorosamente desde Cuba y empollado con una vileza sutil. La reelección indefinida, la estricta centralización de toda la red burocrática, la militarización de las instituciones y la entrega a generales de las fuerzas armadas de ministerios y empresas del Estado, la creación de alianzas comerciales y de foros civiles para convertirlos  en correas de transmisión de proyectos subregionales previamente ideologizados. La canalización de recursos energéticos, compras de alimentos por encima de precio de mercado y subsidios directos e indirectos de petróleo y gas hacía Cuba, Nicaragua y las islas del Caribe no fue una casualidad.

 

 

No es de extrañar que luego de la muerte de Fidel y de Chávez, de la caída estrepitosa de Lula y Dilma en Brasil, del sometimiento a juicio de Cristina Kichner y de la huída del lujurioso ex sacerdote paraguayo Fernando Lugo, se desplomen con ellos esas ficciones que crearon usurpando el nombre de Simón Bolívar. Ahora el río de excrementos que corre por América Latina con las confesiones de los ejecutivos de Odebrecht y su larga lista de sobornos coloca al desnudo a estos pillos ante la opinión pública mundial.

 

 

Editorial de El Nacional

 

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