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La incondicional: ¿Amor o dependencia y baja autoestima?

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La incondicional: ¿Amor o dependencia y baja autoestima?

 

Pam y José son muy buenos amigos, pero de esas amistades sospechosas en las que se nota que hay ‘otro’ interés. A él le encantan las mujeres de pelo y ojos claros. Pam es morena de ojos oscuros. Pero se llevan bien. Salen seguido, tienen el mismo grupo de amigos, a los dos les gusta el futbol y se interesan por la política (o eso finge ella).

 

 

 

 

José empezó a salir con una pelirroja y Pam hizo hasta lo imposible por ser amiga de ella también. La susodicha no creía tanto en las ‘buenas’ intenciones de Pam, y tampoco sabía si José era demasiado inocente como para darse cuenta, o se hacía el loco. La chica no aguantó la intensa amistad de ambos. Terminaron y José sufrió mucho. Lloraba y lloraba, y hacía todo para olvidarla. Claro, Pam estaba ahí para ayudarlo, pasarle el pañuelo desechable, consolarlo, abrazarlo y pasearlo adonde se dejara.

 

 

 

 

José no encontró mejor modo de distraerse y se recuperó. Pero se le cruzó una rubia en el camino y Pam volvió a pasar a segundo plano. Me encontraba presente cuando él presentó a la rubia al grupo de amigos.

 

 

 

 

Pam se puso blanca. Fingió una sonrisa y fue amable, pero pude incluso sentir su mareo. “Tanto para nada”, seguro pensó que sus esfuerzos no habían sido reconocidos. No me atreví a preguntarle, pues vi su dolor, pero era evidente que se sintió utilizada.

 

 

 

 

Pam creyó que al estar junto a José en las buenas y en las malas, él la terminaría queriendo. Al final ya eran amigos, se reían juntos y tenían los mismos gustos (o eso quería que él pensara), pero aun así, José no la veía como mujer.

 

 

 

Sin decir nada, los del grupo vimos a Pam con un poco de pena. No pensábamos que José le fuera a hacer caso. Al cabo de un tiempo, él terminó con la rubia como lo hizo con la pelirroja y Pam volvió a aparecer y a recuperar “su lugar”. Pero hasta ahora, un año después, no han salido jamás como otra cosa que no sea amigos. Se puede ver que la esperanza no muere en ella; seguirá esperando  su turno. Sabe que José no dura demasiado en sus relaciones y con ella lo hará “toda la vida”.

 

 

 

 

No sabemos qué tan enterado está él de los deseos de su ‘íntima’, pero la situación es la más cómoda. Nunca está solo, siempre tiene quien lo consuele y lo divierta. No tiene nada que perder. Pam tiene sus altas y bajas, pero ella cree que al resistir toda prueba, terminará vencedora. Piensa que en algún punto José se dará cuenta que lo que importa es toda su historia juntos. Puede ser… ¿pero eso es amor o dependencia y baja autoestima?

 

 

 

 

 

PRIMERO, A DEFINIR 

 

 

 

El concepto de amor incondicional se encuentra muy manoseado por el romanticismo y el idealismo. De acuerdo con expertos de match.com, existen tres características básicas para describirlo:

 

 

 

 

1. Los griegos definieron distintos tipos de amor, y a éste lo llamaban ‘ágape’. Es el momento en que uno decide querer a la persona sin importar las decepciones o las circunstancias.

 

 

 

Significa adorarla como es, en su esencia, y aceptarla sin buscar cambiarla. No es algo que simplemente se sienta, sino una elección consciente, que requiere de muchísimo trabajo.

 

 

 

Es elegir el bien de la otra persona. Si esperas recibir algo a cambio, no es sincero. El mejor ejemplo es el de padres a hijos, aunque incluso ahí en ocasiones hay muchas condiciones.

 

 

 

2. No es lo mismo que estar enamorado. Al principio de una relación es fácil estar ciego y no observar los defectos del otro.

 

 

 

Pensamos que es maravilloso y que por eso lo aceptamos al ciento por ciento; sin embargo, en realidad no lo conocemos del todo bien.

 

 

 

El amor incondicional se encuentra más allá de esa etapa, cuando ya admites todas las caras oscuras de la persona, e incluso así la aceptas.

 

 

3. Todavía se sigue discutiendo si el amor romántico puede ser o no incondicional.

 

 

 

Muchos dicen que no, porque las relaciones por elección son condicionadas; son un trabajo en equipo que tiene que funcionar positivamente con acuerdos mutuos, por lo tanto existen reglas, límites y condiciones.

 

 

 

De otro modo, si sólo un integrante de la pareja “ama de modo ilimitado”, hay un juego de poder y dominación. Sin embargo, una relación puede terminar y el amor, seguir (dejando ir y no rogando por volver). Esto sería amar incondicionalmente (no obstante de que no eres mío, a pesar de que te encuentras con alguien más, sin esperar nada a cambio, soy feliz porque tú lo eres).

 

 

 

En este caso, nuestra amiga Pam está esperando recibir algo. Su amor no es incondicional, pero ella lo es, a pesar de que José no la ve como mujer. Ella busca aceptación y validación a los ojos de alguien más, en lugar de dejarlo ir y sentirse realmente feliz de si él tiene o no novias, de si queda o no con ella.

 

 

 

El problema de Pam es que no pierde la esperanza de obtener algo más que amistad y se moldea para recibirlo en algún momento.

 

 

 

 

 

¿CÓMO AMAR DE MODO REAL?

 

 

 

Esto no es lo mismo que ser la incondicional, como aquella canción ochentera de Luis Miguel “la que no supe amar, no sé por qué”. Y es que a veces estamos tan accesibles, que se pierde el deseo y la seducción.

 

 

 

 

Veamos cómo realmente podemos querer de este modo, sin la eterna esperanza de recibir algo a cambio, sin ser dependientes, ni esperar aprobación del otro.

 

 

 

 

ÁMATE PRIMERO A TI

 

 

 

Es muy difícil aceptar nuestros defectos y ser compasivas con nosotras mismas sin estarnos castigando y juzgando todo el tiempo. En ocasiones esperamos que primero nos valoren para valorarnos, y debe ser al revés.

 

 

 

Tenemos que saber que somos dignas de amor incondicional, saber dárnoslo y respetarnos, para luego recibirlo y no estar mendigando.

 

 

 

DECISIONES DIFERENTES

 

 

Según cada caso, el amor incondicional no tiene reglas estrictas que apliquen para todos. Es importante ver las necesidades de cada quién y preguntarnos qué hará a esa persona feliz.

 

 

 

En una misma situación, dos pueden necesitar distintas cosas. Hay quienes requieren espacio y silencio durante algún problema, otros anhelan que los escuches y les ofrezcas una taza de té. La receta no es igual para todo el mundo.

 

 

 

LOS MALENTENDIDOS DEL PERDÓN

 

 

 

Una incondicional perdonaría infidelidades y maltratos, agresiones, o no ser vista; pero eso es ser como un perro, y esperar las migajas que el otro nos da.

 

 

 

Estaríamos faltando a la primera regla: amarnos primero a nosotras. En el amor incondicional real, el perdón incluye confrontar a la persona y decirle que te hirió su actitud.

 

 

 

Muchas veces no lo hacemos por miedo a ser rechazados, tememos abandono y preferimos evitar un problema. Tienes derecho a decir cómo te sientes y si él no es capaz de entenderte, déjalo ir; quizás es lo mejor para los dos.

 

 

 

Perdonar de manera incondicional no significa que estarás dispuesta a recibir la misma basura una y otra vez. Significa que puedes entender los defectos de la persona y por qué reaccionó así; que los dos pueden sentarse a hablar del problema y escucharse abiertamente, exponiendo sus puntos de vista, y ver si puede haber una solución que sea el mayor bien para ambos y no genere más desacuerdos.

 

 

 

 

 

APRENDER A DECIR NO

 

 

 

La incondicional dice que sí a todo. Finge que tiene los mismos gustos y opiniones que el ser amado. Parece un espejo más que un individuo.

 

 

 

En este tipo de amor, aunque no estés de acuerdo con la decisión que el otro está tomando, lo apoyas porque sabes que tiene derecho a equivocarse.

 

 

 

No significa que no le des tu opinión y finjas demencia. Di lo que tú crees, pero nunca con la actitud de que “sabes más” o que el otro está cometiendo un grave error, ni con el ánimo de manipularlo.

 

 

 

En esta clase de cariño, la libertad es básica, también en los puntos de vista. Si tienen una discusión por cosas pequeñas, como partidos de futbol, tú prefieres a otro equipo, o a ti no te gustan las películas que a él, tienes que decírselo para que conozca quién eres realmente y así te ame.

 

 

 

Ya llegarán a un acuerdo en común en el que los dos puedan compartir gustos sin pelear, aceptando sus diferencias. ¿Cuál es el punto de fingir que son idénticos nada más para evitar un pleito? Al final el teatrito se cae.

 

 

 

La incondicional cambia su manera de ser para gustarle al otro y sentirse amada y aceptada. Su autoestima depende de cómo el otro la observe. No es auténtica, porque se encuentra esperando algo a cambio y se disfraza de “la mejor persona” para el hombre al que quiere.

 

 

 

Pueden tener resultados aparentemente buenos. Tal vez su crush le termine proponiendo una relación; pero si es así, será por agotamiento, porque no tiene a nadie más, porque era la última opción o porque considera que es una persona que no es.

 

 

 

El amor incondicional, en cambio, involucra honestidad, autoestima, respeto y libertad. Cuesta más trabajo y no necesariamente implica finales felices, pero en definitiva, nos hará crecer y nos convertirá, sin duda, en mejores personas, aunque en ocasiones duela.

 

 

 

 

Cosmopolitan

Por Confirmado: Oriana Campos

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