A pesar de que en ocasiones pretendemos ser valientes y hacemos de tripas corazón para enfrentar nuestros miedos, hay momentos en los que simplemente el miedo nos domina, y esto no es necesariamente culpa de nosotros, sino del padecimiento de fobias y temores que -para no enfrentar comentarios y posibles burlas-, mantenemos en secreto.

El tema que nos atañe -la domatofobia– se refiere al miedo irracional de las personas a las casas. Este temor no solo hace que quien lo padece se paralice y sea incapaz de quedarse solo en una casa, edificio, apartamento o espacio similar, sino que, -en casos más extremos-, ni siquiera pueda entrar a la residencia o propiedad.

Si comienzas a sentir intranquilidad, ansiedad, inquietud en la vivienda donde resides, o tal vez en una vivienda específica, puede ser el inicio de los síntomas de la domatofobia, ya que en casos más extremos el individuo puede comenzar a evitar las casas en general, lo que le produce más miedo, y aflora en la mayoría de los casos, una o varias experiencias traumáticas.

Debemos estar muy atentos de no relacionar esta fobia con claustrofobia, debido a que el temor no se origina por el espacio cerrado sino por el hecho de estar en presencia de una casa, dentro o fuera de ella.

Por extraño que parezca, esta no es la única enfermedad mental relacionada con viviendas. Existe la denominada oicofobia, cuyos síntomas están relacionados con el miedo enfermizo a lo hogareño y a todo lo que de alguna forma u otra está vinculado al hogar.

Otro miedo bastante singular y peculiar es la nostofobia, que no es sino la aversión y temor extremo a regresar a casa.
 

Las películas de terror, con frecuencia presentan casos donde visiblemente se aprecia la domatofobia. Uno de estos casos se observa claramente en la película El conjuro, donde presentan que este tipo de temores irracionales o enfermizos pueden superarse con terapias psicológicas; inclusive, cuando el problema es más grande, con hipnosis.

En caso de que llegues a tener algunos de los síntomas antes mencionados, como por ejemplo temor a quedarte solo en cualquier casa, miedo a entrar a tu hogar o al de un amigo, conocido o extraño, o simplemente terror incontrolable a acercarte a alguna vivienda, debes acudir a un terapeuta o especialista con urgencia.
 

Ten presente que las fobias no tratadas pueden reflejarse o proyectarse en otras personas, como en hijos y familiares, lo cual elevará tus niveles de frustración, y podría empeorar los síntomas, al punto de paralizarte y ser incapaz de reaccionar ante la presencia de una casa.

Y tú… ¿Alguna vez has experimentado la domatofobia? ¿Te sientes seguro en casa o el temor te domina? Déjanos tus comentarios…