En las carreteras del país los siniestros viales que involucran unidades de transporte público, ocupan entre el 10 y el 13 por ciento. La falta de mantenimiento y controles se imponen como las principales causas de las colisiones.
En un lapso tres semanas se han registrado dos accidentes viales que han dejado un saldo de 27 personas fallecidas. Uno de los siniestros se reportó en el kilómetro 50 la Autopista Regional del Centro. Un autobús de la línea Expresos Lara impactó contra un árbol la madrugada del lunes 16 de junio del año en curso. En el siniestro 20 personas murieron. Entre las víctimas fatales, se encontraba la hija y la esposa del conductor, identificado como Robert Azuaje (33). Él está recluido en la Penitenciaría General de Venezuela por el delito de homicidio intencional.
Veintitrés días después otra tragedia vial se produjo en una de las carreteras más transitadas del país: la vía Oriente, también conocida como la Troncal 09. Allí dos autobuses colisionaron y dejaron un saldo de 7 muertos y 32 heridos. Las causas del accidente aún están siendo investigadas por funcionarios del Instituto Nacional de Tránsito Terrestre (INTT).
Ambas colisiones tienen un elemento en común: involucraron unidades de transporte público. Si bien los choques que incluyen autobuses no son tan frecuentes como los vehículos particulares. Se ha reportado un incremento de 30 por ciento, en especial en los siniestros registrados en las vías de Miranda: la vía a Oriente, Panamericana, Autopista Regional del Centro y Autopista Gran Mariscal de Ayacucho.
«Las causas de estas colisiones van más allá de la imprudencia y el precario estado de las arterias viales. Actualmente, se imponen un factor como principal causa de las colisiones: la falta de vigilancia y controles por parte de los representantes del INTT. Solo hacen inspecciones del área mecánica, cuando se realizan los operativos especiales en temporada de Carnaval, Semana Santa y en los asuetos escolares y navideños. El resto del año, cuando también las unidades son sometidas a largos recorridos, no son revisadas a profundidad», explicó Víctor Lira, director de Protección Civil Miranda.
En países europeos como España, según Lira, los vehículos que datan de hace más de cinco años deben someterse a un proceso de revisión en un taller del gobierno para evaluar si están en condiciones aptas para seguir funcionando.
«Más del 30 por ciento de las unidades de transporte público datan de hace más de 10 años. Si continuamente recorren largas distancias, por lo general, tienen fallas en el tren delantero y en el sistema de frenos», dijo.
En las carreteras también hay fallas en lo que respecta a la coordinación de los policías viales. «En el caso del accidente registrado en el kilómetro 50 de la Autopista Regional del Centro, según los sobrevivientes del siniestro, en la vía un policía lo detuvo y le exigió al conductor que moderara la velocidad. Un poco más adelante, otro funcionario lo detuvo por el mismo motivo. Si hubiese existido comunicación entre ambos efectivos, le hubiesen aplicado una sanción o lo retienen. Probablemente el siniestro se hubiese evitado».
Mayerling Fagundez, representante del Observatorio de Seguridad Vial, informó que la mayoría de los choferes de estas rutas no tienen experiencia para conducir vehículos de este tipo.
«No hay mecanismos de control de velocidad. Solo son usados por las autoridades viales en temporadas de vacaciones. Si bien se cumple la norma de que existan dos choferes que realicen recorridos largos para que se turnen durante el viaje, ellos deben disponer de un área de descanso. Hay quienes no se toman el tiempo de reposo y cuando terminan el viaje, se bajan, se bañan y vuelven a rodar. Se agotan físicamente y aumenta el riesgo de quedarse dormidos en la vía y por ende de colisionar», refirió Fagundez.
Unidades varadas
La escasez de repuestos por problemas de importación de las piezas, no solo ha traído dificultades para el mantenimiento de las unidades, sino también ha provocado la paralización del 25 por ciento de las unidades que prestan servicio la terminal de La Bandera.
«Cerca de seis líneas tienen carteles que indican: No hay pasajes. La razón de que estén agotados, no es porque hay una creciente demanda de viajeros, sino porque tienen daños en el motor y otras piezas que requieren comprarse en Brasil y son vendidas a precio de mercado negro. Salen costosas y no hay disponibilidad presupuestaria para adquirirlas», dijo Wilmer Acosta, representante de una empresa de transporte.
Yeisson Pérez, despachador de la línea Obelisco que cubre la ruta Caracas – Barquisimeto y Valencia- Barquisimeto, destacó que la empresa cuenta con una flota de 22 autobuses. Se gestiona la adquisición de otras 10 unidades, pero no han podido ser adquiridas por los retrasos en la entrega de dólares.
EL UNIVERSAL