El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, reconoció este sábado los “reclamos” de los ciudadanos, sobre todo en la capital, por problemas como los apagones, las interrupciones en el suministro de agua y la basura acumulada en la calles, pero advirtió que “nadie está autorizado a cerrar una vía pública”.
“Los reclamos de la población son legítimos, pero tienen que hacerse en los lugares establecidos: el Partido (Comunista de Cuba, único legal), las instituciones del Gobierno y del Estado”, afirmó el mandatario durante una reunión con autoridades de La Habana, según publicó la Presidencia en redes sociales.
Díaz-Canel agregó que “nadie está autorizado a cerrar una vía pública, porque obstaculizan servicios imprescindibles para nuestro propio pueblo”.
El jefe de Estado, acompañado por el primer ministro, Manuel Marrero, admitió que estos problemas se han agudizado en la capital del país, aunque afectan también el resto de las provincias.
“Los problemas son de envergadura. No se resuelven en un fin de semana, hay que mantener la sistematicidad en el trabajo”, indicó Díaz-Canel.
La crisis en Cuba
El mandatario cubano también ordenó “controlar” si los centros privados “están cumpliendo su plan de consumo eléctrico. “No se puede permitir el derroche, aunque puedan pagar la electricidad. El lugar que incumpla su plan se cierra”, afirmó.
Desde hace más de cinco años, Cuba se ha precipitado por una crisis que ha contraído un 11 % su producto interno bruto (PIB) y diezmado el poder adquisitivo nacional, además de generalizar los cortes eléctricos y la escasez de productos básicos como alimentos, medicinas y combustible.
A ello se suman interrupciones en el suministro de agua potable, que en muchas localidades superan las dos semanas seguidas sin acceso al preciado líquido. Como resultado, usuarios de redes sociales han registrado cierres de calles en barrios de La Habana y protestas aisladas en otras regiones del país.
Sin acceso a luz y agua
Según datos oficiales, unas 248.000 personas en La Habana, más del 10 % de sus pobladores, no tiene actualmente acceso a agua corriente. En el país, con algo menos de diez millones de personas, la tasa es similar.
De otro lado, la permanente crisis energética -agravada desde el año pasado- provoca apagones de unas diez horas al día en La Habana (unas veinte o más en casi todo el resto del país).
Los apagones eléctricos interrumpen a su vez el bombeo de agua corriente, ya de por sí problemático por la sequía y las averías. Cuando vuelve la electricidad, los equipos tardan horas en volver a operar y a veces se dañan por las oscilaciones del flujo eléctrico.
Otra de los reclamos es la recogida irregular de basura, porque gran parte de los camiones están averiados o no tienen combustible. Los desechos se amontonan y son un foco de infecciones, como se ha reconocido desde el Ministerio de Salud Pública.