La Paz, 14 ago (EFE).- La posible pérdida de su personalidad jurídica amenaza al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), que fue la principal fuerza política en Bolivia y que ahora, además de estar dividido en varios frentes, se ubica por debajo del 3 % en la intención de voto de cara a las elecciones generales del domingo.
“El MAS, en todas sus facciones, está a puertas de culminar un ciclo político, de perder el poder, y de retroceder simbólicamente en todo lo que significa 30 años en la organización de los sectores sociales”, dijo a EFE Álex Contreras, quien fue vocero presidencial de Evo Morales (2006-2019) y ahora está alejado del exmandatario.
El partido oficialista ha participado en cinco elecciones generales: la primera en 2002, cuando quedó en segundo lugar con el 20,9 % de los votos, y las siguientes en 2005 (53,7 %), 2009 (64,2 %) y 2014 (61,3 %), en todas con Evo Morales como candidato presidencial. En 2020 ganó el actual presidente, Luis Arce, con el 55,1 %.
Las elecciones de 2019 fueron anuladas y, posteriormente, Morales renunció a la Presidencia, denunciando un “golpe de Estado” en su contra, en medio de acusaciones de fraude a su favor para acceder a un cuarto mandato consecutivo, lo que desató una crisis política y social ese año.
En el MAS convergen sindicatos y organizaciones campesinas e indígenas y sus dirigentes sostienen que, más que un partido, es un “instrumento político” para que los sectores populares accedan a instancias estatales de decisión.
Desde su primer triunfo electoral, fue una constante la amplia presencia del partido en el Parlamento, con la que controló el Senado y la Cámara de Diputados en los periodos 2010-2014 y 2015-2019 con más de dos tercios, lo que permitió al Gobierno de Morales avanzar en todas sus iniciativas legislativas.
Sin embargo, las disputas entre Arce y Morales desde finales de 2021 por diferencias en la administración del Estado, el control del partido y la candidatura presidencial terminaron por escindir al oficialismo, que por primera vez en 30 años acudirá fraccionado a las urnas.
Después de que Arce renunció a la reelección, el MAS se decantó por su exministro de Gobierno (Interior) Eduardo del Castillo como candidato.
Mientras que Morales, que no puede ser candidato por una disposición constitucional, alienta el voto nulo junto a sus seguidores que trataron de forzar su candidatura con protestas.
A esto se suma la decisión del presidente del Senado, el oficialista Andrónico Rodríguez, el “heredero” sindical y político de Morales, de postular por su cuenta con el partido la Alianza Popular.
Para Contreras, Del Castillo “está asistiendo a las elecciones para enterrar” al MAS por su bajo apoyo en las encuestas, mientras que Rodríguez mostró que tiene “muchas limitaciones”.
También añade que la campaña de Morales por el voto nulo busca “perjudicar” la candidatura de Rodríguez.
Las encuestas auguran una posible segunda vuelta entre el empresario opositor Samuel Doria Medina y el expresidente opositor Jorge ‘Tuto’ Quiroga (2001-2002), pues ninguno alcanza los porcentajes requeridos para vencer en primera ronda.
Estos sondeos sitúan a Rodríguez en cuarto o quinto lugar, mientras que Del Castillo no alcanza el 3 % necesario para que el MAS conserve su personalidad jurídica. También reflejan altos porcentajes de indecisos, así como de votos nulos y blancos.
Ante la falta de respaldo al MAS, el presidente Arce planteó hace un mes la conformación de una candidatura única del bloque popular, pero no tuvo éxito.
Marianela Paco, exministra de Comunicación del Gobierno de Morales, afirmó a EFE que la gente del bloque popular está “indignada y decepcionada” porque no se identifica “con ninguno” de los candidatos, debido tanto a los casi cinco años de gestión de Arce, marcados por la inflación y la escasez de dólares y combustibles, como a las malas decisiones adoptadas durante los casi 14 años de gobierno del expresidente.
Paco, que es crítica de Morales y Arce, consideró que la gente que respaldaba al MAS “ha hecho un repliegue”, por lo que prevé “un alto ausentismo” en los comicios del domingo a la espera de más adelante “rearticularse”.
El 17 de agosto, los bolivianos están llamados a las urnas para elegir al presidente, vicepresidente y a los miembros del Parlamento para el periodo 2025-2030. EFE