Resulta que sí. Un artículo publicado en Current Biology señala que en la Universidad de Würzburg, Alemania, estudiaron las “melodías” y “frases” de llanto de 30 bebés alemanes y de otros 30 franceses.
Notaron que, en su llanto, los franceses siguen la misma curva que los adultos francófonos en sus frases; mientras que los alemanes, el modo de declamar de los germanohablantes.
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