Santiago de Chile congregó el 21 de julio a los mandatarios de España, Brasil, Colombia, Uruguay y el del país anfitrión, Gabriel Boric. Son jefes de Estado de inclinación socialista en naciones de economía capitalista. Algunos, Gustavo Petro y el propio Boric, en la puerta de salida de sus mandatos en los que prometieron más, mucho más, de lo que hicieron. Otro, Pedro Sánchez, acorralado tanto por sus socios como por sus adversarios, sobrevive en una legislatura sostenida por la “maldita” derecha.
La minicumbre, que los cinco progresistas bautizaron con modestia reunión de “alto nivel”, declara lo previsible y evade los temas espinosos que involucran, precisamente, a otros que también se llaman socialistas.
La declaración de Santiago ratifica el compromiso de estos hombres “con la defensa de la democracia, el multilateralismo y el trabajo conjunto para abordar las causas profundas y estructurales que socavan las instituciones democráticas, sus valores y legitimidad”. Ni una palabra, sin embargo, sobre Cuba, tampoco sobre Nicaragua y nada nadita acerca de Venezuela, donde se produjo un cataclismo democrático rematado con el fraude del 28 de julio de 2024.
“Somos plenamente conscientes –continúan los cinco, convocados bajo el lema “Democracia siempre”– de que el mundo atraviesa un período de profunda incertidumbre, en el que los valores democráticos son desafiados de forma permanente. Frente a ello, creemos que es un imperativo ético y político impulsar una estrategia común para enfrentar fenómenos globales como la creciente desigualdad, la desinformación, los desafíos que plantean las tecnologías digitales y la inteligencia artificial”. ¿Y los presos políticos? ¿Y la migración forzada? ¿Y las asociaciones criminales para mantener el poder?
El verdadero objetivo de la “reunión de alto nivel” se expone casi al final de la declaración cuando admiten que están trazando una hoja de ruta para la construcción “de una agenda compartida, sostenida en el tiempo y articulada en defensa de la democracia y frente al extremismo”, cuyo escenario de presentación será durante el 80 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre. Es decir, anti Trump, Milei, Bukele, Meloni… Hasta Maduro la comparte.
En el terreno de los asuntos más cercanos y vergonzantes, el de naciones que comparten límites o simpatías o historia o todas juntas, los cinco progresistas concibieron este galimatías: “Asumir un compromiso férreo con la razón. Podemos tener diferentes versiones del mundo, pero no se pueden falsear los hechos. Consideramos necesario para la buena política que esta resuelva los problemas de nuestros pueblos y que se promueva un diálogo de buena fe, que busque siempre la mejor versión del argumento de nuestros interlocutores”. Democracia siempre, ¿en verdad?
Editorial de El Nacional