Mientras Donald Trump y Vladimir Putin sostenían el viernes su cumbre en Anchorage (Alaska), recrudecieron los ataques rusos sobre territorio ucraniano. Las fuerzas invasoras pretenden consolidar sin demora las posiciones ganadas en las últimas semanas de esta guerra que se libra desde hace casi 42 meses y suma 1 millón de bajas humanas, contando muertos y heridos de lado y lado. Tras más de dos horas y media de conversación entre los líderes de las dos grandes potencias nucleares, el resultado es frustrante: ni una tregua verdadera en las hostilidades ni un plan que permita encaminar las negociaciones para poner punto final al conflicto bélico. “No pudimos lograrlo”, admitió el presidente de Estados Unidos.
Hubo alfombra roja, honores militares, despliegue aéreo y palmaditas amistosas para recibir a Putin, acusado de crímenes de guerra, que aprovechó la ocasión para anotarse, según algunos medios de prestigio consideran, una victoria diplomática sin ceder ni un milímetro, al menos públicamente, en sus exigencias políticas y militares con respecto a Ucrania. En la conferencia posterior a la reunión el presidente de Rusia habló el doble que su anfitrión, a quien se permitió invitar a Moscú para “la próxima vez”. Los que no pudieron hablar fueron los periodistas: tampoco había mucho que reportar porque los “avances” en las conversaciones nunca fueron explicados, ni había intención de explicarlos.
No hay resultados tangibles de la cumbre ni se visualizan en el corto plazo. No, al menos, en 24 horas, como Trump prometió que le tomaría acabar con la guerra cuando volvió a la Casa Blanca en enero pasado. No parece una buena táctica andar con prisas en negociaciones de este calado y menos cuando del otro lado de la mesa hay un hombre duro, formado en el KGB (Comité para la Seguridad del Estado, agencia de inteligencia de la desaparecida Unión Soviética). Putin informó ayer a los miembros de su gobierno y el parlamento sobre “la oportuna y muy útil” visita que dispensó a su homólogo americano: “Aprovechamos para hablar sobre el origen y las causas de esta crisis. Es precisamente la eliminación de los motivos iniciales sobre lo que debe construirse la solución”. No es un buen resumen para Ucrania.
Zelenski viajará mañana a Washington para reunirse con Trump y oír en directo el resumen de la cumbre y, la presumible, propuesta de Putin, que será la conocida, la entrega de territorios tan solo para un alto el fuego. Los líderes europeos, de la Unión Europea y del Reino Unido, reclaman una reunión trilateral a la que concurra el líder ucraniano y en una declaración conjunta reconocieron los “esfuerzos del presidente Trump para detener la matanza en Ucrania, poner fin a la guerra de agresión de Rusia y lograr una paz justa y duradera.”
La voz europea se ha fortalecido en los últimos días y es clave para la resolución del conflicto. El comunicado suscrito por el liderazgo europeo tras la cumbre destaca que Ucrania contará con su “solidaridad inquebrantable” mientras trabajan por una paz que salvaguarde los intereses vitales de seguridad de esa nación y de Europa”. Y esa paz, penosamente, tardará en hacerse realidad.
Editorial de El Naciona
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AFP