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Desempleados tigrenses se ganan los churupos en las largas colas

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Desempleados tigrenses se ganan los churupos en las largas colas

Al menos unos 20 nuevos puestos de venta de alimentos se han generado en los alrededores del abasto Bicentenario de El Tigre.

 

En la actualidad, muchos tigrenses han visto las filas para comprar alimentos como una oportunidad de negocio. Allí venden empanadas, refrescos, cafés, papelón, agua mineral en vaso y chucherías. Incluso ofrecen servicios extras para hacer más confortable la espera.

 

Wendy Carvajal es una madre soltera de cinco niños.

 

Decidió invertir en la compra de 25 bancos de plástico para alquilarlos en 20 bolívares cada uno a quienes hacen cola en las afueras del Bicentenario del centro comercial Petrucci.

 

Lleva dos días en este “nuevo trabajo” y afirma que le va muy bien, porque a este supermercado van muchos consumidores de todas partes de la zona sur. Llega a las 4:00 de la madrugada y se retira a las 5:00 de la tarde.

 

“Debido a que no tengo un empleo fijo para mantener a mis hijos, decidí comprar estas sillitas para alquilársela a la gente y ganarme un dinero y así comprar alimentos para mis hijos”, acotó.

 

Destacó que en el Mercal de Campo Oficina hay un señor que también hace esta actividad y le ha ido muy bien.

 

Jornada larga

 

“Yo vendo agua mineral en vaso de plástico a Bs 10 y también Nestea a Bs 25, para ayudarme económicamente, porque no tengo un empleo todavía”, así lo comentó Jorge Padua, otro vendedor que se encuentra en los alrededores del abasto Bicentenario.

 

Señaló que trabaja de lunes a domingo, desde las 9:00 am hasta las 5:00 pm.

 

Lilibeth Peña  sostuvo que es una desempleada más del país, pero se rebusca vendiendo arepas a 40 bolívares en Makro y cualquier otro sitio donde haya personas en cola.

 

“Tengo empanadas a Bs 30, maltas a Bs 30, café a Bs 10, arepas a Bs 35 y chocolate caliente a Bs 25. Me va muy bien gracias a Dios”, relató Carmen Pérez, quien también encontró en esas colas una forma de ganarse la vida.

 

Pérez puntualizó que vender esos productos ayudaría a pagar los gastos de su hogar y apoyar a su esposo, porque un sueldo mínimo en la actualidad se vuelve sal y agua.

 

Freddy Castillo, expendedor de papelón y jugos naturales, dijo que en este país todo es un negocio y que la plata está hecha y sólo falta buscarla.

 

“Yo tengo cuatro muchachos estudiando y mi mujer está preñada, por lo que debo ganarme la vida vendiendo jugos en la calle. Las colas han sido una buena opción para acercarse y conseguir clientes que quieran refrescarse tomándose una bebida natural y con el mejor precio del mercado de 20 bolívares”, añadió.

 

Castillo agregó que mientras no tenga otro trabajo  seguirá   vendiendo sus néctares.

 

Ernesto Adrianza

 EL TIEMPO

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