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Corrupción constituyente

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Corrupción constituyente


 
 
 “Un país se saca adelante con amor, trabajo, entusiasmo, alegría, solidaridad todos los días. Con corrupción, odio y ambición no se saca adelante un país. Con burocracia no se saca adelante un país. Hay que avanzar”. Esas hermosas palabras salieron de la boca del número dos del régimen en ocasión de rendir cuentas sobre la labor desempeñada por la asamblea constituyente, que termina sus funciones hoy.

 

 

Las palabras estaban dirigidas a la oposición. A través del mecanismo de proyección tan conocido por los psiquiatras (y que seguramente el ahora diputado le debe haber explicado a sus compañeros rojitos), pretenden achacarle a los que se oponen al régimen pecados como la ambición, el odio y un delito tan repudiable como la corrupción.

 

 

¿Cómo se llama entonces lo que han hecho los 545 constituyentes (más burocracia imposible) que durante 3 años han cobrado jugosos sueldos y bonos en divisas por hacer absolutamente nada? Entendemos que según el librito rojo de las estrategias esta asamblea sí cumplió su cometido, que fue entorpecer el funcionamiento del Poder Legislativo legítimo y arreciar la persecución en contra de los que piensan distinto.

 

 

Pero es bueno refrescar la memoria de vez en cuando: el objetivo de una constituyente es la redacción de una carta magna. Así que se burlaron del pueblo, al que creen tener entretenido buscando gas, agua, cajas CLAP… Se aprovecharon de un mecanismo establecido en la Constitución, la de 1999, la del fallecido comandante, por si acaso no lo recuerdan, “la mejor del mundo”, para hacer desmanes escudados en el poder que ilegítimamente obtuvieron.

 

 

Así que si quieren hablar de corrupción, solo saquen la cuenta de los tres años de sueldos de esas cientos de personas que literalmente hicieron nada. Con todos esos millardos muchos niños venezolanos pudieron haber esquivado la desnutrición que los marcará de por vida.

 

 

Y si nos metemos en el terreno del odio, que nos expliquen qué nombre se le puede dar a todas las marramucias que respaldaron en contra de gente inocente o que inventaron, como esa ley que les permite perseguir a quien no piensa como ellos y tiene la osadía de expresarlo. No hablemos de ambición, porque el 6 de diciembre lo dejaron clarito.

 

 

Entonces, ¿quiénes son los corruptos, los que están llenos de odio y los que tienen una ambición desmedida? El estado de desastre de Venezuela es la respuesta que no deja lugar a dudas. Es verdad, número dos, con ustedes no se puede sacar adelante un país.

 

Editorial de El Nacional

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