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Bolsillos exprimidos

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Bolsillos exprimidos


 
A principios de enero todo era miel sobre hojuelas. La economía estaba floreciendo, dijo el gobierno chavista; la hiperinflación es un cuento del pasado, afirmó Nicolás Maduro. Y entonces volvió a anunciar la recuperación económica que viene prometiendo desde 2013 y que nunca ha logrado. Lo que le faltó decir es que los que iban a reponerse eran ellos, pues inventarían nuevas formas de exprimir al venezolano para conseguir dinero.

 

 

Ya no tienen sus esperanzas puestas en la recuperación de Pdvsa pues las sanciones les tienen trancado el juego. Lo poco que producen lo mandan a Cuba y tienen más bien que endeudarse con Irán para poder medio abastecer el mercado interno solo con la idea de que no se les prenda el avispero aquí en Venezuela. Por eso, y aprovechando que lo de hacerse la vista gorda con el uso del dólar en las transacciones cotidianas les ha servido, enfilaron su atención a este asunto para poder pescar divisas y pasarlas para el fisco.

 

 

Esa debe ser la razón primordial de la Ley de Reforma Parcial del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, que fue aprobada en segunda discusión en la Asamblea chavista el 2 de febrero. Esta normativa establece imposiciones para las transacciones en dólares y criptomonedas para personas naturales y jurídicas. Lo novedoso es que no importa si se manejan a través de una institución financiera o fuera de ella.

 

 

Y aunque suene muy rimbombante y lejano, resulta que tiene aplicaciones bastante cotidianas, pues se aplicará a cualquier persona al momento de pagar cualquier bien o servicio en moneda extranjera; los montos del impuesto van de 2% a 20%, dependiendo de la circunstancia. Quiere decir que el comercio o el comerciante estará obligado a retener el porcentaje que determine el Ejecutivo para la transacción que el usuario o consumidor haga. ¿Tendrá un efecto inflacionario? Por supuesto que sí, pues el productor o el prestador de servicio va a trasladar al consumidor los costos de los impuestos de compras de materias primas o lo que sea que invierta. Asimismo, ralentizará la circulación de divisas, pues el impuesto hará a la gente pensar muy bien en qué gasta su dinero.

 

 

También incentivará el mercado negro de cualquier bien o servicio e incluso el de dólares, pues siempre se buscará una salida, una manera de evadir el pago de este nuevo gravamen. Pero la conclusión más segura es que el afectado será el venezolano, que una vez más tendrá que someterse a los antojos de los chavistas que manejan la economía del país como si fuera su propia caja chica.

 

 

Al final, esta ley es una nueva manera de meterle la mano al bolsillo a la gente y exprimírselo más de lo que han hecho.

 

Editorial de El Nacional

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