Archive for junio 24th, 2025

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“Su condición es grave”: clínica emite nuevo parte médico de Miguel Uribe tras operación

Posted on: junio 24th, 2025 by Anaisa Rodriguez

La Fundación Santa Fe comunicó este martes 24 de junio que, el senador colombiano Miguel Uribe sigue estando “grave” tras el atentado que sufrió el pasado 7 de junio, cuando estaba un mitin político en el barrio Modelia, en Bogotá.

La clínica emitió un nuevo parte médico, tras el procedimiento quirúrgico al que fue sometido el senador.

“La Fundación Santa Fe de Bogotá, por solicitud de la familia, informa que el paciente Miguel Uribe Turbay continúa bajo manejo en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Ha recibido de forma permanente, y específicamente en las últimas 72 horas, los cuidados médicos y quirúrgicos, entre ellos, traqueostomía y gastrostomía, pertinentes a la desescalada de su estado crítico, entrando en una nueva fase subaguda al superar 16 días de evolución del incidente. Su condición es grave y su pronóstico neurológico reservado”.

Nuevo secretario general de la OEA pide “diálogo” con Venezuela: “No voy a discutir si es una dictadura o no”

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

El nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el surinamés Albert Ramdin, apuesta por abrir un «diálogo» con el Gobierno y la oposición de Venezuela, y evita entrar en discusiones sobre si el país «es una dictadura o no».

Ramdin, quien en mayo sucedió a Luis Almagro y se convirtió en el primer secretario general de la OEA proveniente de un país caribeño, está preparando la Asamblea General del organismo que se celebrará del 25 al 27 de junio en Antigua y Barbuda.

El secretario general recibe a la Agencia EFE para una entrevista en inglés y español en su nuevo despacho, decorado con tres retratos de personalidades que lo inspiran: Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela.

Pregunta: ¿Cuáles son sus prioridades para la Asamblea General?

Respuesta: Será mi primera Asamblea General en esta posición, lo cual es significativo, especialmente por ser un caribeño elegido para este cargo tras casi 70 u 80 años. Segundo, que se celebre precisamente en un país caribeño lo hace aún más relevante. Tercero, queremos que los Estados miembros aprueben planes para fortalecer la organización, hacerla más eficaz y transparente y demostrar la importancia del multilateralismo.

La OEA tiene un presupuesto modesto, menos de 100 millones de dólares, pero hacemos mucho con eso. Queremos demostrar que somos relevantes.

P: Usted ha dicho que la crisis en Haití es una de sus mayores prioridades. ¿Qué acciones concretas planea para ayudar a ese país?

R: Haití debe ser una prioridad para todos. Es un Estado miembro de la OEA y tenemos el deber moral de ayudarlo. Ha habido más muertos en Haití en los dos últimos meses que en cualquier otro lugar del mundo (sic).

Estamos desarrollando un plan que tiene como pilares la seguridad, la entrega inmediata de ayuda humanitaria, la celebración de elecciones para que Haití tenga un gobierno legítimo y la resiliencia económica. Esperamos tener este plan listo a mediados de julio para presentarlo a los Estados miembros y coordinar esfuerzos con otros socios como la ONU y los bancos regionales.

P: ¿Podría la OEA participar en una misión de seguridad en Haití o respaldar la misión que fue desplegada por la ONU?

R: Podríamos apoyar una misión de seguridad. La OEA no tiene mandato de desplegar fuerzas de paz, ese mandato lo tiene la ONU. Ayudaremos en lo que podamos, pero dentro de nuestras competencias.

P: Se va a cumplir un año de las polémicas elecciones presidenciales en Venezuela. La OEA pidió sin éxito que se publicaran las actas de votación. ¿Prevé algún tipo de presión sobre el Gobierno de Nicolás Maduro?

R: Para nosotros, la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho son principios básicos. Quiero promover un enfoque basado en el diálogo con el gobierno pero también con la oposición en Venezuela, con todos los partidos.

P: Algunos Estados miembros le dirán que Venezuela es una dictadura y que no debe dialogar.

R: Para mí dialogar es un principio básico. No voy a discutir sobre si es una dictadura o no. Para mí es importante que si hay un problema sobre democracia y elecciones tratemos de resolverlo para que haya estabilidad política en el futuro. Solo decir que es una dictadura. ¿y después? Necesito soluciones.

P: Tras la salida de Nicaragua de la OEA, ¿debe la organización seguir atenta a lo que pasa allí?

R: Es importante monitorear su situación política. Nicaragua ya no es parte de la OEA pero es parte del hemisferio. Y los principios de la OEA son importantes en este caso para el monitoreo.

P: La dura política migratoria del presidente estadounidense, Donald Trump, ha provocado tensiones con otros países de la región. ¿Cómo prevé abordar esta situación?

R: Cada país controla sus fronteras. Es independiente y tiene sus propias regulaciones. Es importante también que la ejecución de estas regulaciones respete los derechos humanos de los migrantes.

El tema migratorio se puede atender a corto plazo con acciones judiciales y deportaciones. Pero hay un problema estructural en los países de donde las personas emigran. Hay problemas de seguridad, económicos y de perspectivas de futuro. Sin resolver esto, es muy difícil tener una sociedad civil estable. Es importante invertir para crear empleo y mejorar la seguridad.

P: El Gobierno de Trump también es escéptico con los organismos multilaterales. ¿Teme que Estados Unidos se desvincule de la OEA?

R: Espero que no. Hemos tenido conversaciones prometedoras con funcionarios del Departamento de Estado y del Congreso. No es que no crean en el multilateralismo, sino que son escépticos sobre su utilidad. Pero más del 60 % de los problemas de la región son transfronterizos. No se pueden resolver sin cooperación. Si demostramos nuestros resultados, verán los beneficios de apoyar a la OEA.

P: Estados Unidos es el mayor donante de la OEA. Pero hay muchos Estados miembros que deben dinero a la organización. ¿Cómo garantizará la estabilidad financiera?

R: Es un círculo vicioso: si no hay confianza, no hay prioridad en pagar. Pero si demostramos eficacia, los países pagan. Desde que asumí el cargo, tres países ya han saldado sus cuotas, y varios más han prometido hacerlo. Voy a enviar cartas a los países para instarlos a ponerse al día. EFE

Al menos 20 muertos en Gaza en espera de ayuda humanitaria

Posted on: junio 24th, 2025 by Anaisa Rodriguez

Al menos una veintena de palestinos murieron este martes (24.06.2025) por ataques israelíes mientras esperaban la distribución de alimentos en un punto de entrega gestionado por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), en el centro de la Franja de Gaza, informaron fuentes médicas del enclave.

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Trump pide de nuevo al presidente de la Fed que baje las tasas de interés

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

El martes, Jerome Powell presenta ante el Comité de Servicios Financieros del Congreso para presentar el informe semianual de política monetaria del banco central.
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El presidente estadounidense, Donald Trump, reclamó nuevamente una bajada de las tasas de interés al máximo responsable de la Reserva Federal, Jerome Powell, que comparece este martes ante el Congreso.

La semana pasada, el banco central estadounidense decidió por cuarta reunión consecutiva mantener las tasas de interés, provocando el enfado del mandatario republicano que suele chocar con Powell por esta cuestión.

«Jerome Powell ‘Demasiado Tarde’ de la Fed estará nuevamente ante el Congreso hoy para explicar, entre otras cosas, por qué se niega a bajar las tasas», escribió Trump en un mensaje en su red Truth Social.

«Europa ha tenido diez bajadas. Nosotros cero. Sin inflación, una economía magnífica. Deberíamos estar al menos dos o tres puntos por debajo», consideró el presidente estadounidense.

De esta forma, defendió, los Estados Unidos ahorrarían «más de 800.000 millones de dólares anuales».

Trump multiplicó los ataques contra Powell en los últimos meses. El martes lo tildó de «bestia» y «terco» en su mensaje y afirmó que Estados Unidos pagara «por su incompetencia durante un buen número de años en el futuro».

En su reunión de política monetaria de este mes, la Fed mantuvo sus principales tasas entre 4,25% y 4,50%, los niveles fijados en diciembre de 2024.

Powell justificó esta decisión por el pronóstico de más inflación y menor crecimiento este año y argumentó que debían esperar a entender los efectos en la economía de la guerra arancelaria lanzada por Trump.

Desde su regreso a la Casa Blanca, el republicano impuso aranceles del 10% a casi todos sus socios comerciales, además de tarifas sectoriales a las importaciones estadounidenses de acero, aluminio y vehículos.

Esto complica el trabajo de la Fed. Normalmente los responsables de bancos centrales suelen subir intereses para frenar la inflación, pero los recortan cuando el crecimiento se ralentiza.

Sin embargo, los economistas estiman que la ofensiva arancelaria de Trump puede alimentar la inflación y lastrar el crecimiento al mismo tiempo.

José Domingo Sosa: Una conciencia a la altura de nuestra época

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

Videos que circulan en redes sociales muestran a inmigrantes africanos, en su mayoría musulmanes, saqueando comercios, quemando vehículos y agrediendo a inocentes en varias ciudades europeas. Sin embargo, no se especifica cuándo ni por qué ocurrieron estos actos vandálicos. Consultando con observadores imparciales que residen en Europa me informan que la mayoría de esas imágenes corresponden a reacciones de inmigrantes ante los abusos inferidos sobre ellos por bandas nacionalistas ultra conservadoras y también por excesos represivos de las autoridades locales.

Es importante señalar que, si bien esas imágenes muestran actos injustificables, bajo cualquier circunstancias, las mismas son protagonizadas, en su mayoría,  por inmigrantes delincuentes. Los videos que circulan no aclaran que esos delincuentes constituyen una minoría entre las minorías migratorias. Esa minoría al cuadrado no representa a la gran mayoría de los inmigrantes, quienes son personas trabajadoras que pagan impuestos, respetan las leyes y están agradecidas por la hospitalidad recibida en esos países. Sin embargo, respetar las leyes y ser buenos ciudadanos no son condiciones  suficientes para que la xenofobia ceda y acepte que las personas que son diferentes puedan compartir los espacios con nosotros.

¿Por qué nosotros,  ciudadanos residentes en naciones prósperas, instruidas, laicas, democráticas, nos escandalizamos al ver un rostro distinto en el vagón del tren, al escuchar un acento extranjero en la fila del supermercado, al ver una mujer con velo caminando por las calles de la ciudad? ¿Por qué el miedo, la indignación y hasta el desprecio surgen con más facilidad ante la piel oscura y la pobreza visible que ante los verdaderos agentes que comprometen nuestro porvenir a través de actos criminales como son la especulación financiera, el desmantelamiento del estado social, y la desregulación tecnológica?

La psicología ofrece una clave incómoda pero reveladora: el inmigrante se convierte en un espejo, en un receptor pasivo donde se proyectan nuestras propias sombras no reconocidas. Se trata de un mecanismo ancestral, inconsciente y poderoso: cuanto más rechazamos en nosotros mismos ciertos impulsos, emociones o fragilidades, más fácilmente los atribuimos al otro. Y si ese otro tiene un rostro, un dios, un lenguaje o una historia distinta a la nuestra, el proceso de proyección se vuelve más fácil, más automático, más feroz.

Bajo esa actitud  ya no necesitamos  hacernos cargo de nuestra propia precariedad existencial, de las propias incertidumbres, ni del colapso del propósito y significado de vida: basta con señalar hacia fuera. “Ellos son el problema.” Ellos son los que delinquen, los que no se integran, los que no respetan nuestras costumbres. Y para sustentar ese relato, se construyen campañas mediáticas que seleccionan meticulosamente los casos más violentos, los más perturbadores, los más infrecuentes, hasta convertirlos en símbolos generalizados de un colectivo que, en su inmensa mayoría, trabaja, estudia, cuida niños y ancianos, limpia calles, cocina en restaurantes, transporta mercancías, paga impuestos y trata de sobrevivir con dignidad.

Pero admitir eso sería romper el hechizo o aquello que nos sustenta emocionalmente. Sería aceptar que el miedo no proviene del inmigrante, sino del vacío interno de una sociedad que ha perdido la confianza en su propio proyecto histórico. Europa, que alguna vez representó una esperanza ilustrada de universalidad, ahora retrocede hacia identidades cerradas, defendidas con muros mentales y físicos. En vez de preguntarse qué puede aprender de los que llegan, se atrinchera en una narrativa de pureza imaginaria, como si su historia no fuera ya, desde hace siglos, un “melting pot” de migraciones, mestizajes y mezclas culturales.

La pregunta, entonces, no es por qué los inmigrantes generan tanto rechazo, sino por qué necesitamos rechazarlos para sostener la ilusión de superioridad. Y la respuesta, desde la psicología profunda, es tan clara como perturbadora: porque nos cuesta demasiado mirarnos al espejo. Porque es más fácil temer al otro que aceptar la decadencia de nuestras certezas. Porque es menos doloroso inventar una amenaza externa que asumir que la angustia, el desarraigo y el desmoronamiento del sentido son internos, estructurales, y no van a desaparecer por cerrar fronteras.

Los hechos desde las estadísticas son evidentes: no son los inmigrantes los que destruyen Europa, sino el miedo y las culpas mal gestionadas, la proyección inconsciente, la renuncia a asumir la propia humanidad en toda su ambivalencia. Y mientras tanto, los verdaderos desafíos —la inteligencia artificial, el cambio climático, la soledad epidémica, la erosión de los vínculos— avanzan sin resistencia, porque el cuerpo social está demasiado ocupado peleando con los fantasmas que él mismo ha creado.

Tal vez, lo que más nos perturba de los inmigrantes no es que sean diferentes, sino que nos recuerdan cuán frágiles, precarios y vulnerables somos todos. Nos recuerdan que el hogar es un privilegio inestable, que la identidad no es un pedestal, sino una pregunta abierta. Nos recuerdan —sin quererlo— que también nosotros podríamos estar en sus zapatos. Y eso, para muchas almas que han sido educadas en la promesa de seguridad permanente, es  simplemente insoportable.

 

José Domingo Sosa, Ph.D.

Editorial de El Nacional: Fe de vida

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

El hijo de Juan Pablo Guanipa, Ramón Guanipa, exigió la semana pasada una prueba de que su papá, detenido el 23 de mayo por agentes del Estado, sigue vivo. Guanipa padre, dirigente de Primero Justicia, fue acusado de estar involucrado en un plan para boicotear las elecciones parlamentarias y regionales del 25 de mayo. Ese proceso electoral careció de oxígeno desde su convocatoria. La abstención “oficial” fue de 57%, la real oscilaría entre 70% y 80%. El plan de la mayoría de los inscritos en el registro electoral fue quedarse en casa.

El fiscal general calificó a Guanipa de “peligroso conspirador”, pero aun así aseguró que se le respetarían “sus derechos humanos, las visitas familiares, el debido proceso y todas las garantías constitucionales”. Nada es cierto, ni lo de “peligroso conspirador”, ni las garantías que lo amparan como ciudadano venezolano, irrespetadas con descaro.

En septiembre del año pasado fue detenido Pedro Guanipa, hermano de Juan Pablo y Tomás Guanipa. Ambos hermanos pidieron también una fe de vida de Pedro, quien ejercía el cargo de director de la Alcaldía de Maracaibo, además de vicepresidente de Primero de Justicia. Iba a viajar a Colombia y en el momento en que presentó su pasaporte en el trámite de rigor aeroportuario fue apresado sin razón alguna.

La hija del economista Rodrigo Cabezas, Rodna Cabezas, también le pidió al fiscal una prueba de vida de su padre detenido el 12 de junio en una oficina de Corpoelec (Corporación Eléctrica Nacional) a la que acudió después de un corte de luz en su casa. Cabezas fue ministro de Finanzas de Hugo Chávez entre 2007 y 2008. Ahora es un crítico firme y serio de Nicolás Maduro y aboga por el cambio político.

Hay infinidad de casos similares. Todo venezolano sabe, porque lo ha experimentado en carne propia o porque lo ha escuchado, lo siente y lo huele en el ambiente tóxico de la realidad nacional, que todo detenido vive un calvario antes de ser presentado a un juez. Y lo seguirá viviendo, en la mayoría de los casos, durante su presidio. Algunos, cerca de dos decenas, no han vivido para contarlo.

Así es el terror. Exigir al Estado una fe de vida de una persona que permanece bajo su custodia convierte a los que mandan en un régimen forajido. En uno que reproduce la práctica de grupos delictivos que muestran una prueba de vida del cautivo o cautiva a cambio de una recompensa.

Terrorismo de Estado. Acusan a otros de lo que los funcionarios del régimen forajido practican con fe ciega. Con venezolanos y extranjeros perdidos en el laberinto de las cárceles de la “revolución” devenida tiranía.

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Trump dormirá en el palacio de La Haya tras cena de la OTAN con los reyes de Países Bajos

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

La Haya, 24 jun (EFE).- El presidente estadounidense Donald Trump pasará la noche de este martes a miércoles en el palacio Huis ten Bosch, residencia oficial de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Países Bajos, antes de acudir mañana a la reunión principal con los líderes de la OTAN en la misma ciudad neerlandesa de La Haya.

Según confirmó hoy el servicio de información del Gobierno neerlandés (RVD), Trump aceptó una invitación del monarca Guillermo Alejandro para pasar la noche en el mismo palacio donde el rey recibirá a los jefes de Estado y de Gobierno para una cena en el marco de la cumbre de la OTAN que acoge La Haya este martes y miércoles.

A la cena también está previsto que acuda el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

En un principio, se pensaba que el presidente estadounidense dormiría en un hotel de la ciudad de Noordwijk, en la provincia de Holanda del Sur y cerca de La Haya. Allí llevan días ondeando las banderas estadounidenses y las autoridades han evacuado los alrededores del hotel y han reforzado la seguridad.

El expresidente estadounidense Barack Obama se alojó en el citado hotel en una visita a La Haya en 2014.

Trump también desayunará con los reyes la mañana del miércoles antes de marchar hacia el World Forum, el centro de congresos que acogerá la reunión principal de la cumbre de la OTAN, donde se espera que los líderes de la Alianza discutan los últimos detalles de la declaración que acogerá las prioridades de la organización para los próximos años.Palace Huis Ten Bosch (2025) - All You Need to Know BEFORE You Go (with  Reviews)

Palace Huis Ten Bosch

Francisco Santos: Cuidado América Latina, desinformación sin piedad

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

 

Colombia vive un momento crítico en la supervivencia de su democracia. Su supuesto presidente (que, poco a poco, se convirtió en dictador) a todo el que se le opone, así sea cumpliendo la ley, lo acusa de sedición. Entonces, no son casualidad los tres casos evidentes de desinformación que se dieron en el país en estos últimos 10 días. Los dictadores y las dictaduras, con apoyo de potencias extranjeras, en especial Rusia, país experto en desinformación, utilizan las redes sociales, las bodegas y la inteligencia artificial para crear narrativas, destruir oponentes y lograr sus objetivos políticos.

Casos muchos. Un ejemplo, las elecciones en Eslovaquia, en octubre del 2023, enfrentaban a dos candidatos: uno, Robert Figo, era nacionalista, abiertamente pro Ruso y contrario a sancionar a ese país; el otro, Michal Simecka, era un candidato pro Europa, que llevaba la delantera y aparecía como ganador, aunque por un estrecho margen. Dos días antes de las elecciones, durante el período de silencio electoral, cuando los medios tradicionales no pueden hablar de política o de candidatos, apareció un audio manipulado con inteligencia artificial. La conversación falsa era entre Simecka y un periodista y en ella discutían cómo amañar las elecciones y comprar votos. El audio se difundió viralmente por redes y la campaña de Simecka no lo alcanzó a desvirtuar. El resultado: Simecka perdió la ventaja que tenía y Figo ganó a las elecciones. El gran ganador, sin duda, Rusia.

Dos ejemplos más. En Rumania, la Corte Constitucional canceló los resultados de la primera vuelta para las elecciones presidenciales dos días antes de la segunda vuelta, el 6 de diciembre del 2024. ¿La razón? Un candidato de ultra derecha y pro ruso, Calin Georgescu, ganó de manera inesperada, con ayuda de hackeos masivos y campañas de desinformación que venían de Rusia. La inteligencia rumana logró descifrar esta operación, la entregó al Presidente, ese sí con P mayúscula, quien la hizo pública, y la Corte actuó.

En Colombia, en las elecciones pasadas, decenas de miles de millones de pesos se utilizaron en la primera vuelta para hacerle daño a un candidato, Fico Gutiérrez, para que no pasara a la segunda vuelta. Luego, en la segunda vuelta, otra cantidad similar se utilizó para desacreditar al rival de Gustavo Petro. Esos recursos, me mostró un experto en el tema que les siguió los pasos pero me pidió la reserva, venía de afuera, en especial de Rusia.

Tres casos de desinformación en Colombia, que están unidos, pues van en la misma dirección. El primero, las bodegas, que financia Venezuela, u otros países, no sabemos, y que apoyan a Maduro y a Petro, comenzaron a crear masivamente la narrativa de un atentado, orquestado desde Miami por un asesor político venezolano, para hacerle daño al dictador colombiano. ¿Sorprende? No. Es más, el único que ha respondido con vigor a las denuncias de un posible apoyo de Venezuela a este atentado, es Diosdado Cabello, hoy acusado del asesinato de un teniente venezolano asilado en Chile.

El segundo caso es el de unos supuestos audios, muy parecidos a los de Eslovaquia, donde el general Óscar Naranjo, ex director de la Policía y ex vicepresidente de Santos, hacía unas supuestas revelaciones con un beneficiario, Petro y sus secuaces. Esas “revelaciones”, que son un deepfake hecho con inteligencia artificial, reafirmaban la narrativa de esa izquierda radical. Fueron unos 29 audios subidos en Youtube, que crearon una reacción importante en ciertos sectores políticos de Colombia. La verdad, solo les faltó, como él mismo general retirado me dijo el domingo pasado, que en los audios se le acusara de haberle disparado a Miguel Uribe.

Estaban probando el terreno para lo que viene. La agenda de esa izquierda es el caos, y lo que van a hacer este año, para defender al dictador, no tendrá límites. Los audios falsos de Naranjo son el principio, que ya tuvo un desarrollo aun más perverso con el falso comunicado, supuestamente de la Fundación Santa Fe, que anunciaba la muerte de Miguel Uribe. ¿Qué querían lograr con esa desinformación? No me cabe duda de que era probar la reacción de los opositores a Petro en caso de una muerte, en este caso, la del senador. Esto muestra que vienen otros asesinatos y que le están midiendo el aceite a la opinión pública. Quieren probar hasta dónde va a llegar la respuesta de la sociedad democrática a la violencia que van a ejercer.

La idea es que Petro se quede y que con el caos de las reacciones a la violencia que ellos ejerzan, él pueda suspender las elecciones. La multitudinaria ‘Marcha del silencio’ del domingo pasado mostró lo que podemos hacer y cómo hacerlo: sin buses, sin almuerzos, sin pagos y sin violencia. Ciertamente, la resistencia civil y democrática que toca comenzar a ejercer ante el dictador no puede caer en las provocaciones que los violentos quieren que se den para beneficiar la agenda autoritaria de Petro.

Sí, no pagar impuestos o un paro nacional son dos acciones que tienen que estar listas para el momento en que el dictador colombiano muestre su carta final, que es suspender las elecciones. Es más, la del no pago de impuestos se puede empezar a utilizar gradualmente, en respuesta a las acciones de dictador que él emprenda.

No seamos ingenuos. Esto está orquestado y quieren crear un caos que facilite esa suspensión de las elecciones. Sin embargo, la gran medida final de resistencia civil se debe dar cuando haga pública la decisión, que ya tomó en su loca cabeza, de quedarse. Ahí si, citaremos a esos cientos de miles de colombianos, a tomarnos pacíficamente el palacio de Nariño, para sacarlo del poder. La vicepresidenta debe acabar el período presidencial.

Los violentos y los dictadores del continente y de afuera, tienen agenda que -oh sorpresa- tiene un beneficiario, el dictador de Colombia. No nos dejemos provocar. Nos están probando. Resistencia civil democrática y pacífica que muestre lo que somos, para que cuando nos toque sacar al dictador del poder el mundo sepa la razón: defender la libertad y la democracia de Colombia.

 

Francisco Santos

 

Mibelis Acevedo Donís:Del imperio de la mentira

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

En su libro “La democracia se erosiona desde arriba: líderes, ciudadanos y el desafío del populismo en Europa” (2023), el influyente académico estadounidense, Larry Bartels, expone una serie de hallazgos que desafían la opinión dominante en cuanto a la valoración ciudadana de la democracia. Para sorpresa de algunos, el experto concluye que hay un abismo entre las actitudes y preferencias del europeo común sobre temas como el Estado de Bienestar o la integración europea y “el alarmante retrato de la democracia en crisis”. Tras una exhaustiva revisión de datos, Bartels afirma que estos no respaldaban el argumento de que la ciudadanía se ha vuelto significativamente más desconfiada de las instituciones políticas, y que es un error asumir que retrocesos democráticos como los de Hungría o Polonia se deban exclusivamente a que la mayoría de “los votantes querían autoritarismo”.

Dichos retrocesos, dice Bartels, han tenido más que ver con ofertas engañosas de los líderes, con lo que “comenzó como partidos conservadores convencionales (…) que aprovecharon las oportunidades para atrincherarse en el poder”. En ese sentido, y aun cuando no se trata de exonerar del todo a ciudadanos engatusados por el discurso populista, lo crucial ha sido el comportamiento del liderazgo, su rol en la preservación o el desmantelamiento de instituciones y procedimientos democráticos. La disposición de élites iliberales y antidemocráticas, en fin, para aparentar, manipular, falsear hechos, mentir a los votantes e inducir al autoengaño con el único propósito de asegurar la hegemonía.

En similar línea de reflexión se inscribe el trabajo “Malinterpretando el retroceso democrático” (2024), algunas de cuyas tesis han sido rebatidas, por cierto, por Francis Fukuyama, Chris Dann y Beatriz Magaloni. A raíz de esas impugnaciones, Carothers y Hartnett, autores del mentado estudio, insisten en que la correlación entre el bajo rendimiento económico y la insatisfacción ciudadana con la democracia “resulta insuficiente como explicación del retroceso”. La democracia ha persistido en algunas economías en crisis, mientras que se ha erosionado en varias economías sólidas. “Además, los líderes que impulsaron el auge de la autocracia electoral a menudo fueron elegidos con la promesa de reformar, no desmantelar la democracia”. Acá cabe formular algunas preguntas: ¿qué llevó al desvío, cómo lo hicieron, por qué los contrapesos institucionales no funcionaron para frenarlos?

Dichas consideraciones resultan útiles, de paso, a la hora de explicar el estacazo “legítimo” que recibió la democracia venezolana en 1998. Recordemos que la retórica de campaña del entonces candidato a la presidencia, Hugo Chávez, se basó en ofrecimientos de mejora sustancial del sistema, una «democracia participativa y protagónica» que transformaría a fondo un modelo político “corrupto” y decadente para dar paso a una era de mayor inclusión y justicia social. Tras la oferta de “refundar” la república -esto es, destruir el viejo orden para implantar uno nuevo, traje confeccionado a la medida de la flamante utopía revolucionaria- se solapaba un proyecto autoritario que redujo a cenizas procesos en curso como la descentralización iniciada en los 90, la reforma del Estado, la modernización del Poder Judicial y del Congreso. A fin de posicionar esas visiones no faltó la maña proverbial del demagogo, claro está, exacerbando la prominencia de atavismos del tipo “Venezuela necesita mano dura”, pero sin dejar de explotar esa afinidad cultural que los venezolanos de fines del siglo XX manifestaban por la democracia como régimen político preferente.

Las visiones descritas coinciden en que la habilidad para el engaño por parte de factores antidemocráticos ha jugado un papel central en el declive y regresión política actual. Lo cual, otra vez, lleva al espinoso, siempre polémico terreno de la mentira política. En este sentido, no dejan de visitarnos posturas emblemáticas como disímiles. Por un lado, está San Agustín, quien en sus tratados De mendacio y Contra mendacium -invectiva esta última dedicada a los priscilianistas, secta de herejes que juzgaban lícito mentir para protegerse- describe la mentira como incompatibilidad entre eso que se sabe o se piensa y aquello que se externaliza; en otras palabras, la falta de correspondencia entre el dicho y los hechos: “dirá mentira quien, teniendo una cosa en la mente, expresa otra distinta con palabras u otro signo cualquiera”. El pecado del mentiroso, nos dice, está en el apetito y voluntad de engañar, lo cual se agrava cuando, en aras de un beneficio personal, se busca hacer daño a otro. Se trata de un mal que “no sólo nos hace sospechosos a nosotros ante ellos y a ellos para nosotros, sino que, con razón, cada hermano se convierte en sospechoso para cada hermano… mientras pretendemos enseñar la fe por medio de la mentira, conseguimos, justamente, que nadie tenga fe en nadie”.

Quien miente, por tanto, comete una iniquidad; aunque, según sus efectos, el propio San Agustín atribuye distintos grados –“dañina”, “graciosa” u “oficiosa”- a la clasificación de la mendacidad. Se diría que la mentira en política, aunque no exenta de la exoneración que contemplaban algunas de esas gradaciones, llevará a la desconfianza ciudadana, a la división y falta de armonía, impidiendo alcanzar el bien común y convirtiendo al Estado en “magna latrocinia”, banda de forajidos. No es posible administrar una república sin verdad ni justicia, piedras angulares de la sociedad civil. Con mismo espíritu agustiniano, en su ensayo Verdad y mentira en la política (escrito en 1971 a propósito del escándalo que desataron las mentiras de Nixon sobre la guerra de Vietnam, y reveladas en los Papeles del Pentágono que publicó The New York Times) Arendt afirmaba que la política, al divorciarse de la verdad, “se corrompe desde dentro y termina convirtiendo al Estado en una maquinaria que destruye al Derecho”.

En otro extremo, el del pragmatismo más carnívoro, el que instiga la lucha personalista por el poder, encontramos a Maquiavelo, quien en El Príncipe pondera el uso de la mentira y el fingimiento, vistos como avíos necesarios para gobernar de manera eficaz. El poderoso debe seguir el ejemplo del zorro, aconseja sin tapujos, “saber disfrazarse bien y ser hábil en fingir y en disimular”, mintiendo y “rompiendo sus promesas” cuando “semejante observancia vaya en contra de sus intereses”. (El mismo Platón, en su famosa alegoría de la caverna, prevenía sobre el riesgo de mostrar la verdad desnuda a quienes la ignoraban). Tal perspectiva no sólo encontró nichos idóneos en la historia de la política moderna -la famosa Razón de Estado es manifestación nítida de esa convicción- sino que, en versiones mucho menos defendibles desde el punto de vista del cálculo de consecuencias, sigue alentando a élites políticas a omitir la verdad o a deformarla a niveles impensables con tal de conquistar y preservar el poder.

Junto a Arendt, avistamos que el mayor peligro de ese ejercicio indistinto de la mentira política es que ya no se trata de hacer que la gente crea en uno que otro dato falseado o incompleto, sino de generar un específico estado mental, “garantizar que ya nadie crea en nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira”. La destrucción de la política vendría dada en buena medida, entonces, por el desprecio hacia la verdad fáctica para privilegiar la clase de opinión incontrastable que cultivan las tribus: esa creación de realidades paralelas que, a cuenta del respaldo mayoritario o de la sujeción incondicional a una abstracción, no admiten ni se someten a la crítica.

Conscientes de que descifrar la naturaleza de la política exige eludir el lente moralista, toca admitir que el indiscriminado uso del engaño ya aparece como problema de orden práctico para sociedades agusanadas por la patológica ausencia de la ética de la responsabilidad. Frente al tenaz envión de quienes asumen que los fines justifican los medios y se desentienden de las calamidades que esa elección implica, conviene abrazar lo que hoy luce como la más comprometida de las prácticas: desarrollar el juicio crítico y la autonomía, la facultad no sólo para poder distinguir lo correcto de lo incorrecto, sino lo que funciona de lo que no.

@Mibelis

 

Fernando Mires

Posted on: junio 24th, 2025 by Super Confirmado

 

Qué lejos se ven los tiempos en los cuales pensábamos el mundo de acuerdo a la razón ideológica. Cada cosa estaba puesta en su lugar, los enemigos estaban claramente definidos. Para unos eran los comunistas; para otros, los capitalistas. La Guerra Fría había impuesto sus paradigmas en nuestros cerebros. Muchas veces, en verdad, no pensábamos. Creíamos hacerlo. Más bien éramos ideológicamente pensados. Pero las cosas han cambiado. Vivimos -sobre eso ya no hay ninguna duda- en tiempos posideológicos. Ya no hay paradigmas que guíen nuestro pensamiento; cada día descubrimos variables nuevas en una jungla política internacional que parece no seguir una lógica predeterminada. Hay incluso autores que suelen cambiar de opiniones en breves lapsos; algo perfectamente comprensible. Queremos entender. Para eso cada día leemos artículos y textos diferentes y así formar alguna opinión relativamente duradera. En ese propósito, tuve ocasión de leer casi a reglón seguido a dos autores cuyos pensamientos en torno a la política mundial no pueden ser más diferentes. Ambos académicos de renombre internacional. Los dos, avezados geoestrategas. Decidí confrontarlos en un solo texto para emitir finalmente mis propias, pero transitorias opiniones. No estoy muy seguro de haberlo logrado.

1.
Niall Ferguson, profesor en Harvard, parte de un principio muy elemental: cada nuevo gobierno de línea diferente al anterior surge de los fracasos o errores del gobierno al que anteriormente se oponía. De acuerdo con esa simplicidad, el gobierno de Trump -es también la premisa de Ferguson– hace su puesta en escena como consecuencia de los fracasos y errores del gobierno Biden, entre los cuales se cuentan, más que en otras ocasiones, los de la política internacional.

No se trata de que la política internacional sea muy decisiva en elecciones nacionales. Casi todos los políticos están de acuerdo en que la política internacional, aunque sea la de una nación imperial como los Estados Unidos, no es relevante en el plano electoral. Pero sí lo es cuando la oposición ha logrado imponer la idea de que una mala política internacional es causa del deterioro del bienestar nacional, de la disminución de los ingresos, de las fallas en el sistema distributivo. Así Trump, con sus simplificaciones, tuvo éxito con su idea de que los errores de la administración Biden habían llevado a otra naciones, principalmente a las europeas, y por supuesto a China, a aprovecharse de la ingenuidad y buena voluntad de los Estados Unidos. Vista de esa manera, la política arancelaria impuesta por Trump a diversas naciones, es coherente con sus formulaciones electorales, sean estas corrrectas o no. Estados Unidos debe a volver a ocupar el lugar que otrora (aunque sea imaginariamente) ocupó, fue la máxima central del movimiento MAGA.

Según Ferguson, de acuerdo al texto de una entrevista concedida a la revista digital Noema, el resurgimiento de la Yihad Islámica en el Oriente Medio y la invasión de Rusia a Ucrania deben ser puestos en el saldo negativo del gobierno Biden. Más aún, afirma Ferguson, la alianza de los cuatro, formada por Rusia, China, Corea del Norte e Irán, es el resultado directo del fracaso de la política diplomática del gobierno Biden. Por culpa de esa política, es la versión de Trump, Estados Unidos ha debilitado su presencia exterior y con ello ha desestabilizado a la política interior. La alianza anti norteamericana formada durante Biden, deberá ser desarticulada por Trump y, por ese motivo, opina Ferguson, ninguno de los cuatro países nombrados se siente muy feliz con el ascenso del trumpismo al poder, como suelen opinar los enemigos de Trump.

Trump, siguiendo la partitura de sus seguidores, será el encargado de poner orden allí donde Biden solo había creado desorden. Para eso los Estados Unidos se encuentran obligados a imponer su presencia imperial. Una presencia que siempre había mantenido, aduce Ferguson. Pero con vacilaciones e hipocresías. De lo que ahora se trata es hacer esa presencia más coherente y más visible. En breves palabras, los Estados Unidos no solo deben ser un imperio; además deben aparecer como un imperio. En ese punto, Ferguson sigue una de las principales tesis de Maquiavelo: “un príncipe debe ser temido pero no odiado. Es preferible ser temido que amado ….”

En la entrevista mencionada Ferguson, seguidor de las doctrinas de Kissinger (de quien es su biógrafo más notable) no hace más que reforzar las principales tesis expuestas en su divulgado libro Coloso, libro que puede ser considerado como una apología del rol imperial que deben cumplir los Estados Unidos en un mundo donde no puede dejar de ser un imperio porque simplemente lo es (tesis ya planteada, aunque con otras intenciones, por Michael Ignatieff).

Como es su costumbre, Ferguson argumenta muy bien. Para el geoestratega, el presidente Trump no inventó nada nuevo. El argumento relativo a que Trump intenta fundar un nuevo orden imperial, como aducen no pocos de sus adversarios, tiende a embellecer un pasado que nunca existió. Por el contrario, afirma Ferguson, desde 1945 los Estados Unidos no han dejado nunca de ser un imperio en lucha contra otros imperios. Ayer lo fue en contra del imperio soviético y hoy ese lugar está ocupado por el imperio chino.

Trump no niega que su país sea un imperio. Todo lo contrario, está orgulloso de ser un presidente imperial. Un orden mundial de carácter liberal no ha existido nunca, aduce Ferguson, y no sin razón. Es solo un mito del pasado. La diferencia crucial es que Trump no solo piensa así; además lo dice. Está convencido, como muchos estadounidenses, que Groenlandia y el Canal de Panamá pertenecen a los EE UU. de la misma manera que Putin está convencido de que Ucrania pertenece a Rusia.

Durante la campaña electoral, Trump afirmó que al presidente de la historia de su país que más admira es Mckinley. Y todos sabemos que Mckinley, como resultado de la guerra hispanoamericana, anexó Puerto Rico, Guam y Filipinas y aseguró derechos norteamericanos en Cuba. Desde esa perspectiva, podemos decir, siguiendo a Ferguson, que, para Trump y su corte, Occidente es el espacio geopolítico donde los Estados Unidos siempre ejercen su hegemonía de acuerdo a sus intereses. Luego, para Trump y sus ideólogos, no es la defensa de Occidente lo que determina el lugar político y militar de los Estados Unidos en el mundo, sino la defensa de los Estados Unidos es lo que determina la existencia de Occidente.

La caridad comienza por casa, podría ser una máxima del actual presidente norteamericano. Quien siga a la política, sobre todo a la económica de los EE UU, pasará a formar parte de la órbita occidental. Si Europa no se adapta a los intereses norteamericanos, dejará de ser occidental. Pero si las naciones europeas siguen el ejemplo de Orban en Hungría o de Meloni en Italia, Europa podría continuar siendo occidental. O el Occidente es controlado por un imperio, o será un conglomerado de naciones sin unidad, sin coherencia, sin conducción. Es por eso –este es el argumento Fergusson– la lucha final deberá ser librada por dos imperios, el norteamericano y el chino. Una nueva Guerra Fría, agrega Ferguson, pero con diferentes enemigos.

Así se explica porque Trump no hace demasiado esfuerzos por apoyar a Ucrania en contra de las pretensiones de Putin pero sí intenta apoyar a Putin en sus pretensiones europeas. El mundo, es la conclusión final de Ferguson, es y será bipolar y no multipolar como quieren hacernos creer los adversarios del gobierno de Trump. La decisión final, cree Fergusson, adoptando la misma posición tecno-economicista de Trump, se decidirá en los campos de la tecnología y de la IA y no en los campos (o cielos) de batallas.

2.
Muchos lectores pueden pensar que Niall Ferguson es un abogado defensor de las ideas trumpistas. Sin embargo, aquí no lo vemos de ese modo. Para quienes conocemos, aunque sea en parte, su trayectoria intelectual, Ferguson pertenece a la escuela de la geopolítica realista, y su intención es desprenderse, así como intentó Kissinger, de lazos ideológicos, moralistas y emocionales. Ferguson pretende presentarnos una visión descarnada de los hechos y, por lo tanto, intenta demoler los mitos sobre los que suelen sustentarse las tesis geopolíticas, aún a riesgo de que su objetividad pueda ser confundida con el cinismo.

No obstante, aunque los hechos puedan ser presentados de un modo objetivo, no todos los hechos presentados pueden ser los principales. Un texto, en este caso la entrevista a Ferguson hecha por la revista Noema, solo aborda una parte de los problemas. De tal modo que la objetividad de una opinión debe ser evaluada no solo por lo que dice un autor sino también por lo que no dice, o calla, u oculta. Los hechos, para todo buen historiador, no surgen aislados de otros hechos.

3.
Dio la casualidad que en la misma semana en que fuera publicada la entrevista a Ferguson, otro connotado autor, Amitav Acharya, publicó un texto en donde, partiendo de la misma base de hechos a los que recurre Ferguson, llegaría a conclusiones diametralmente opuestas. Una diferencia que ya está en el título de su artículo, a la vez que es una tesis: “Trump está creando un mundo posoccidental”. Quiere decir que, según la visión de Acharya, Trump no solo continúa la tradición imperial norteamericana, además rompe con el contexto histórico donde esa tradición estaba encerrada: el contexto occidental.

Amitav Acharya (profesor de la American University, Washington, DC) se refiere evidentemente al Occidente geopolítico, no al cultural ni mucho menos al religioso. Desde ese punto de vista, Occidente es para Acharya una comunidad de países democráticos aliados históricamente en contra de las amenazas antidemocráticas que provienen desde distintos puntos de la tierra, una alianza que, consolidada desde 1945, va más allá de la llamada Guerra Fría.

Trump, desde la visión de Acharya, ya ha roto con la alianza occidental, priviligiando los intereses particulares de los Estados Unidos. El problema para Acharya es que, rota esa alianza, Trump –en este punto Acharya comparte una tesis similar de Timothy Snyder– ha terminado por debilitar a los propios Estados Unidos. Pero Acharya va más allá aún: el daño provocado a Occidente es, según su opinión, irreversible. Trump, al abandonar la alianza occidental, ha asestado a Occidente un golpe aún más duro que el que podrían asestar Rusia o China. De tal modo el tema de los presupuestos de guerra en los países europeos, ha sido solo un pretexto de ruptura. El trasfondo es mucho más amplio. En las palabras de Acharya: “Algunos podían esperar que el distanciamiento de Trump con los aliados estadounidenses pueda revertirse durante la próxima administración. No apuesten por ello. Independiente de cómo se haya resuelto el tema de los aranceles de Trump, el daño a la idea de Occidente ya está hecho. Como lo expresó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, Occidente tal como lo conocíamos ya no existe”.

Trump no concibe el mundo de acuerdo a alianzas históricas sino en relación con el poderío tecnológico, económico y militar de las naciones-imperios. En ese punto, aunque con distintas intenciones, Acharya y Ferguson parecen coincidir. Lo grave para Acharya, es que Trump, en esa ruptura, ha tomado partido a favor de los enemigos de Europa y de Occidente. El acta de ruptura fue, según Acharya, corroborada por J.D. Vance en la Conferencia de Munich, donde el vicepresidente se pronunció abiertamente a favor de los partidos europeos anti-EU, todos prorrusos y antioccidentales, los llamados partidos nacional-populistas. Trump, en el mismo lapso, ha provocado a Canadá y con respecto a Groenlandia, a Dinamarca. La ultraderecha populista y anti occidental se siente, en todo el mundo, envalentonada gracias a los apoyos que le otorga Trump, afirma Acharya. Sin unidad política no puede haber ninguna unidad occidental y Trump está socavando, en sus propios cimientos, a la unidad del Occidente histórico y político.

Según Acharya, Trump lleva a cabo un retroceso histórico al ayudar en la construcción de un mundo de naciones no reglamentadas entre sí, donde los poderes militares más fuertes están destinados a imponerse de acuerdo con un derecho más natural que político. En esa apreciación Trump coincide punto por punto con Putin. El mundo pertenece a los fuertes es la máxima de ambos gobernantes. Como expresó hace pocos días J.D. Vance, interpretando fielmente a su superior: “Es ridículo que nos concentremos en defender las fronteras de Ucrania. Sinceramente, me da igual lo que le pase a Ucrania”. Podría haber dicho J.D. Vance, me da igual lo que le pase a Europa democrática; habría sido exactamente lo mismo. O como dijo Trump: “esta no es nuestra guerra”. Para Biden, lo era.

Con el abandono de Occidente, sobre todo a Europa, advierte Acharya, Estados Unidos se deblilitará a sí mismo al desalojar de sus alas protectoras a las alianzas democráticas pro-occidentales que tienen lugar en otras latitudes, como la que se da en estos momentos entre Australia, Japón, Corea del Sur y Singapur, y por cierto, las conexiones que emergen en instituciones como el Banco Asiático del que forman parte China, India, el Reino Unido, Alemania, Italia e India. Las posibilidades están dadas entonces, opina Acharya, para que diversas naciones, al sentirse desprotegidas por los Estados Unidos, recurran a asociaciones de hecho antinorteamericanas, como son las formadas por los países del BRIC, donde participan activamente China y Rusia. Bajo esas condiciones, advierte, Estados Unidos no solo puede destruir la alianza anti occidental sino, además, convertirse a sí mismo en un país anti-occidental. En síntesis: ya estamos dentro de un mundo geopolítico posoccidental, esa es la tesis de Acharya.

4.
El término posoccidental puede ser adecuado, pero si lo aplicamos de modo riguroso, tambien podemos llegar a la conclusión de que las opiniones de Acharya y Fergusson no son tan antagónicas como a primera vista parecen.

La principal diferencia entre los dos autores es que Estados Unidos para Acharya es un imperio nuevo y para Ferguson es el mismo imperio de siempre. De acuerdo al juego lógico que practican ambos autores, Ferguson parece tener razón. La crítica al gobierno trumpista ha estado cerca de idealizar a los Estados Unidos de Trump al presentarlo como una suerte de guardián de los derechos humanos y del mundo liberal-occidental. Pero si bien analizamos, la relación establecida después de 1945 entre Europa y los Estados Unidos fue más bien la de un amor no compartido.

En todas las intervenciones militares de Estados Unidos, y son varias, ha contado con el irrestricto apoyo de Europa. Desde la innecesaria guerra de Corea de 1949, desde la larga y asimétrica guerra en Vietnam, desde las incursiones norteamericanas en Afganistán e Irak, Europa ha declarado siempre su fidelidad a los Estados Unidos. La relación no ha sido, empero, recíproca. La rebelión anticomunista del Este europeo fue obra de los europeos del este y del oeste y Estados Unidos hizo muy poco para alentarla. Recordemos que, durante la caída del Muro, el presidente Reagan parecía estar más preocupado por “la guerra de las estrellas” que del “fin del comunismo”. El principal enemigo de Europa era, hasta 1990, el comunismo soviético; también lo era para Estados Unidos. Europa y Estados Unidos estaban unidos, dicho en breve, por una relación negativa frente al mundo comunista, pero no por amor a la democracia ni al mundo libre, como la entendieron Carter, Obama, Clinton y Biden.

En cierta medida la alianza de post-guerra continuó un cierto tiempo frente al aparecimiento de otro enemigo común, el terrorismo islámico, pero ese lazo era muy débil para mantener una alianza histórica de tan grandes dimensiones como era la representada por la OTAN. Esa OTAN, según Trump, al ser hecha para enfrentar a la URSS, carecía de vigencia histórica desde el momento en que la URSS dejó de existir.

Cuando Trump descubrió que el régimen de Putin no era la continuación de la URSS bajo otras formas, sino un imperio frente al cual los EE UU jamás se han sentido amenazados, más aún, un imperio territorial con cuyo gobernante Trump (y Vance) comparte afinidades ideológicas, entendió que la Rusia de Putin no era su enemigo principal, sino China. Derrotar a China en todas sus variantes, sean estas comerciales, tecnológicas y militares, es la A y la O del proyecto trumpista. Por cierto, desde la invasión rusa a Ucrania, Putin ha formado un bloque militar internacional junto a Irán, Corea del Norte, y China. Pero ese bloque lo ve Trump como anti-europeo y no como antinorteamericano. En ese sentido las alianzas históricas no existen para Trump.

Cada problema crea sus propias alianzas; justamente esa es la razón por la cual Trump renuncia a permanecer adscrito al Occidente político. Su sistema de alianzas ya no se basa en contratos eternos sino en acuerdos puntuales y bilaterales, en su lenguaje, en deal. Todo se puede negociar. Todo puede ser sujeto a un deal. Estamos efectivamente, como afirma Acharya, frente a una era post-occidental. En cierto modo, podríamos agregar, la idea de Occidente ha sido tragada por las oscuras fauces de la globalización. Desde ese punto de vista, Occidente no desaparece, sus conquistas continúan existiendo, pero sus bases culturales y políticas están desapareciendo. No así sus bases nacionales. Y esta sí es una paradoja que lamentablemente no constatan ni Ferguson ni Acharya.

La globalización no hace desaparecer a las naciones, mucho menos a los imperios nacionales. Más bien abre un espacio para una nueva confrontación internacional, a saber, la definición acerca de cuál va a ser la nación dominante en el proceso nunca acabado de la globalización. Trump, no se opone a la globalización (eso es imposible) pero le quiere dictar condiciones americanas. Lo mismo quiere Xi, pero a favor de China. Puede que no haya un nuevo imperialismo, pero sí es más probable que aparezca un nuevo nacionalismo, un nacionalismo-planetario de acuerdo al concepto propuesto por los autores Boris Schohitaishvili y Lisa H. Sideris. “Las consecuencias de esta tendencia” -escriben- “son potencialmente trascendentales: reconocer que todos estamos mutuamente e inextricablemente integrados en los sistemas de la Tierra no crea inevitablemente una política cosmopolita orientada al bienestar de la humanidad en su conjunto. Cada vez es más evidente que la resonancia política de las mentalidades planetarias es compleja y variable, y a menudo se manifiesta en la política nacional y las relaciones internacionales como formas de tecno nacionalismo excluyente en conflicto con las realidades de la integración humana compartida en los sistemas naturales a escala planetaria”.

También podríamos hablar de un nacionalismo globalista. EE UU y China, por lo menos en el ámbito comercial, son (por ahora) los dos únicos nacionalismos planetarios. Según Trump y Xi, esos dos nacionalismos globales están destinados a enfrentarse. ¿Qué papel juegan entonces Rusia y Ucrania? Esa es una guerra europea, debe pensar Trump; que se maten entre ellos; a nosotros eso no nos interesa. ¿Y la guerra de Israel en Gaza y en Irán? Es otra cosa, debe pensar Trump. Los intereses económicos de Israel están imbricados cien por ciento con los de EE UU; Israel es nuestra punta de lanza en el mundo islámico. Siempre que Israel no choque con nuestros socios saudíes, todo está bien.

Putin al parecer entiende perfectamente a su colega norteamericano. Naturalmente, esbozó una que otra frase “pacifista” (¡!) en torno a la guerra del Oriente Medio. Pero es evidente que, tal como ocurrió con el tirano sirio Al Asad, Putin no se siente obligado a acompañar al monje Jamenei más allá de la puerta del cementerio. Al fin y al cabo su negocio con Trump le conviene más en su proyecto anti-ucraniano y anti-europeo que comprometerse en una guerra que puede perder en el Oriente Medio.

En política internacional no hay amores eternos, es ley de los autócratas. Tal vez es la única ley vigente en este mundo. Desde que, primero Putin y después Trump, luego Netanyahu y Erdogan, se han sentado en la legislación internacional, las relaciones interglobales no están sujetas a ninguna ley. Ese es el mundo en que vivimos. Y, sin embargo, hay que seguir pensando en ese mundo. Aunque nos cueste. Al fin y al cabo, para eso y no para otra cosa, Dios nos dio los sesos.

 

Fernando Mires

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