Un Fantástico Venezolano

Posted on: junio 30th, 2020 by Maria Andrea No Comments

Se fue uno de los iconos de la época de oro de la televisión venezolana.

 

 

Guillermito González, quizá el animador más alegre, divertido, travieso y creativo que los venezolanos hayamos podido ver en la pantalla chica de nuestro país.

 

 

Conocí a Guillermo en la época en la que era figura del Banco Latino, en cuya publicidad se asociaba su programa “Viva la Juventud”, con “la Flaca” Carmen Victoria Pérez. Uno de los programas más exitosos que se haya producido en Venezuela.

 

 

Guillermo tenía esa chispa que emocionaba a las multitudes, y la mezclaba con un don de gente y con un carisma sin igual.. Podía conducir programas complejos de una forma fluida y alegre.

 

 

Seguimos viéndonos por años, Almorzábamos de vez en cuando. El medio publicitario (y televisivo) venezolano nunca fue tan grande como para que no perdurara el contacto permanente entre muchos de nosotros.

 

 

Recuerdo cuando decidió dar el paso hacia el Canal 8. Atraído por Alberto Federico Ravell, a la sazón Presidente del Canal durante el gobierno de Jaime Lusinchi. Alberto además convenció a Nelson Bocaranda, a Orlando Urdaneta y a Emilio Santana para que trajeran sus programas al canal del Estado. Algo impensable hoy, por supuesto.

 

 

También cuando fundó, con el mismo Ravell, el en ese entonces nuevo canal llamado Televen, para el cual mi naciente agencia publicitaria tuvo el privilegio de hacer un aviso a “doble página central unida” que causó conmoción en los círculos de la sociedad caraqueña.

 

 

Y por supuesto durante mi gestión en ANDA, la Asociación Nacional de Anunciantes, con Guillermo tuvimos las más cordiales relaciones personales y profesionales.

 

 

Guillermo fue un visionario, un tipo que siempre se adelantó a los acontecimientos. Aquél programa que nadie se perdía, “¿Cuánto vale el show?”, fue el precursor, en fondo y forma, de toda esa pléyade de shows que en el mundo hoy vemos que tratan sobre impulsar potenciales nuevas figuras del canto.

 

 

Guillermo además se destacó por ser un tremendo empresario. Nunca fue precisamente un “rolo e vivo”. Fue un hombre que parió ideas, creó empresas de todo tipo, las desarrolló. Hizo más grande y mejor la televisión, la radio y el teatro venezolanos.

 

 

Fue un hombre que contribuyó a hacer una Venezuela mejor.

 

 

Con Guillermo González se nos va un gran animador, un emprendedor de primera y, aunque nacido en otras tierras, un fantástico venezolano.

 

 

Bernard Horande

 @BHorande

4 Escenarios sobre la Ayuda Humanitaria

Posted on: febrero 20th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

Todo se está preparando para el venidero sábado 23 de Febrero cuando comience el proceso de entrada de la Ayuda Humanitaria tan necesaria para Venezuela.

 

 

El Presidente Encargado constitucionalmente, Juan Guaidó, hace días declaró claramente que “la ayuda humanitaria va a entrar sí o sí”.

 

 

Este lunes 18, Donald Trump en Miami ha dicho que “los días del socialismo están contados no sólo en Venezuela sino también en Cuba y en Nicaragua”. El hombre viene por todo.

 

 

De tal manera que el panorama para Maduro y su banda criminal se oscurece cada día más. Y la operación para el ingreso de la ayuda humanitaria es un paso clave dentro de este proceso.

 

 

A la fecha de la publicación de este artículo, podrían vislumbrarse cuatro escenarios posibles para el día 23 de Febrero. Intento resumir.

 

 

Escenario 1: “No va a entrar”. Maduro decide que bajo ningún concepto permitirá que la ayuda entre a Venezuela. Se decide bloquear, obstaculizar y hasta reprimir violentamente. Resultado: La pregunta aquí es: ¿cuánta fuerza real le queda a este régimen moribundo para ejecutar tales acciones? ¿Se va a prestar la Fuerza Armada para eso a estas alturas? Aún cuando la respuesta fuera sí, el resultado no haría sino acelerar el inexorable fin. Pero si la FAN no responde debidamente, lo cual es muy posible, la caída del régimen sería inminente y casi inmediata.

 

 

Escenario 2: “Entra pero castigo”. Maduro elige el camino de dejar entrar la ayuda pero antes, durante y después manda selectivamente a buscar con el FAES y similares asesinos a quienes dentro de Venezuela voluntariamente se unieron al ingreso. Aduce que viene “envenenada, contaminada, vencida”, como ya ha dicho la vengativa Delcy. Que “deben proteger al pueblo”. Resultado: Aquí el asunto es que se van a contar por decenas de miles quienes se van a unir a esta operación en nuestro país. Y la respuesta de nuestro lado a tal arbitrariedad podría ser masiva y brutal. Además, las consecuencias para el régimen de las acciones que en respuesta decidan tomar los países aliados del retorno a la democracia en Venezuela son impredecibles.

 

 

Escenario 3: “Entra pero la robo”. Efectivamente deja entrar pero la decomisa, la expropia. En pocas palabras, la roba. Como ha sido su costumbre durante 20 años. Se busca un par de organizaciones que siempre están dispuestas a ofrecerse (atención Villarroel…) para encubrir “legalmente” la operación con el fin de distribuir directamente la ayuda. Resultado: Similar al del escenario 2.

 

 

Escenario 4: “Deja entrar”. Antes de arriesgarse a una contundente derrota pública, Maduro prefiere seguir una estrategia similar a la que ha tenido con Guaidó: dejarlo hacer y esperar un mejor momento. Resultado: por más que quiera esconder la derrota, el resultado de este escenario configuraría un eslabón más (¡uno muy importante, por cierto!) en la cadena de batallas perdidas que viene sufriendo el régimen venezolano. De paso, el golpe en lo moral a la Fuerza Armada podría ser definitivo y obligar a que finalmente den el paso crucial de apoyar a Guaidó.

 

 

Como se ve, el régimen está en una situación de “catch 22”: una situación paradójica en la cual alguien no está en capacidad de salir bien de una situación escoja el camino que escoja.

 

 

Por otra parte, cabe destacar que el 23 es sólo el inicio de un largo trayecto para hacerle llegar la ayuda humanitaria a millones de venezolanos urgentemente necesitados.

 

 

Sí, va por etapas, pero se trata de un proceso continuo, por lo que muy difícil le será a Maduro contener esta avalancha.

 

 

Como preludio al 23, se está organizando un concierto musical de gran dimensión en la propia frontera.

 

 

El “Venezuela Aid Live” es un evento que se inscribe en la estrategia de lucha no violenta. Colocará la atención del mundo sobre el caso venezolano.

 

 

En particular, se pondrán aquí los ojos de muchas personas que aún no están sensibilizadas sobre nuestra realidad, gracias a que la música atrae diferentes sectores diferentes al político.

 

 

Como dato folclórico (por no decir cómico…) el eterno psiquiatra resentido – quien está a milímetros de convertirse en paciente – anunció un show paralelo organizado por el régimen criminal. Se ve que la creatividad últimamente les sale por los poros.

 

 

En todo caso, Maduro y sus acólitos deben ir preparando sus alpargatas, porque, con o sin conciertos lo que viene es joropo. @BHorande
Bernard Horande

 

 

De la intransigencia a la transición

Posted on: julio 19th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

thumbnailbernardhorandeEl régimen venezolano no tiene escapatoria. Todos los caminos lo llevan a salir del poder. La salida se acelera cada vez más. ¿Por qué? Porque la gente no aguanta más.

 

 

Sus terribles ejecutorias, unas heredadas de Chávez, el gran responsable, y otras creación propia de Maduro, determinan que el final se acerca. “¿Cuándo?” pregunta la gente… la respuesta no es clara. “¿Cómo?”… menos aún.

 

 

Parte del problema reside en la intransigencia del gobierno venezolano. Se cree aún con la mayoría que alguna vez exhibió. Cuando Hugo Chávez todavía vivía. Pero hoy los tiempos son distintos.

 

 

He sostenido que en Venezuela la transición comenzó el día que se anunció la muerte de Chávez.

 

 

Me explico. Dos pilares fundamentales sostuvieron por varios años el modelo chavista. Uno, el inmenso carisma y la extraordinaria capacidad de comunicación con las clases populares que Chávez ostentaba. Unos dones difíciles de encontrar a ese nivel en otro político venezolano de la era contemporánea. Lástima que fueron utilizados para inocular resentimiento, odio y división.

 

 

En segundo término, la brutal avalancha de ingresos con la que el régimen de Chávez, por suerte, contó. Cantidades de dinero que superan con creces la sumatoria de todo lo recibido por la totalidad de los gobiernos venezolanos desde que se fundó la República.

 

 

Es innegable que parte de ese dinero se filtró hacia las clases populares. Cifras confiables así lo indican. Permitieron que Chávez se mantuviera como el gran mesías y prometiera las más extravagantes y excéntricas obras, planes y ejecuciones que se le ocurrieran.

 

 

El resto de ese dinero, pues ya sabemos lo que pasó: se lo robaron. Se lo espalillaron. Saquearon a manos llenas las arcas del Estado.

 

 

El punto es que ambas cosas ya no existen. Chávez “sembrado” y el dinero volatilizado.

 

 

La transición política en Venezuela ya ha comenzado. Los partidos políticos tradicionales no quieren abordar mucho el tema. Sienten que una transición implicaría acuerdos amplios de Unidad con demasiados factores. Sus líderes podrían no terminar siendo los favorecidos. Eso va en contra de afiladas y urgidas aspiraciones.

 

 

Hoy está en marcha, aunque el gobierno lo niegue, un Referéndum Revocatorio. Un proceso al que el régimen chavista, con sus aliados en el CNE y el TSJ, le coloca continuamente trabas.

 

 

La empresa Venebarómetro, en su último estudio, asegura que 10.762.346 electores votarían en un Revocatorio contra Maduro, superando con creces la barrera necesaria para sacarlo del poder.

 

 

No hay que abandonar un minuto la insistencia y presión de todo tipo para que el RR se realice este mismo año 2016.

 

 

Está también en proceso una discusión internacional, en los más altos niveles y foros del mundo, sobre la legitimidad de desempeño del gobierno de Maduro. El gobierno acusa que lo pretenden enjuiciar. Pues sí, a eso se parece. En Venezuela desapareció la justicia, pero no en el mundo.

 

 

Hace 5 meses, en mi artículo del 29 de Febrero pasado, escribía que “lo menos traumático para Venezuela es que Maduro renuncie”. Hoy más que nunca lo reafirmo.

 

 

Una renuncia allanaría de inmediato el camino a un proceso serio de acuerdos y negociaciones políticas para una transición. Se conformaría un gobierno de amplitud que cuente con el consenso social esencial y todas las garantías necesarias para asumir las difíciles e inéditas medidas que habrá que tomar. Las amargas medicinas, pues.

 

 

Eso no lo puede ejecutar cualquier líder de cualquier partido, sin que le genere un altísimo costo político.

 

 

Por ello lo debe hacer una coalición acordada entre todos los partidos en compañía de otros sectores. Con extensa base moral y profesional y con profundo conocimiento político y respaldo internacional, que además permita el acceso a recursos financieros que serán indispensables para la reconstrucción de Venezuela.

 

 

El reciente traspaso de funciones de gobierno de parte de Maduro al General Vladimir Padrino López en ningún momento puede significar una mayor militarización del país. Tampoco puede sugerir la idea que la solución de Venezuela a corto plazo es la instalación de un gobierno presidido por militares.

 

 

En Venezuela no necesitamos más militares en el poder. Los resultados han sido desastrosos.

 

 

Lo que necesitamos es una solución democrática, sea vía Referéndum Revocatorio, Enmienda Constitucional, Renuncia o cualquier otra prevista en nuestra Constitución, que nos lleve a un proceso electoral con un gobierno de amplia concertación y verdadero respaldo, encabezado por civiles, que conduzca en paz una transición.

 

 

 

@BHorande

El Helicóptero

Posted on: junio 8th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

El escenario se le va encogiendo al régimen venezolano. No es que no tenga aún cierto margen de maniobra. Pero los acontecimientos se precipitan.

 

 

Maduro y su camarilla van sintiendo la presión. El país está sumido en la crisis más grave que se ha experimentado en la era republicana. No es que la gente está perdiendo la paciencia, sino que ya la perdió.

 

 

De todas partes del país llegan a cada hora reportes sobre saqueos por comida, estallidos sociales, protestas, denuncias, linchamientos, heridos y muertos. La olla de presión se calienta cada vez más. La pregunta que todo el mundo se hace es: «¿Cuándo explotará esto?».

 

 

Lo que le ha quedado al maduro-cabellismo es ordenar represión. Pretenden que les siga funcionando la estrategia de «candelita que se prende, candelita que se apaga». Pero no. Los venezolanos estamos hartos. Ya no son «candelitas», son auténticos incendios. Y no se apagan tan fácilmente.

 

 

En la autopista Francisco Fajardo, a la altura de La Urbina, hace pocos días la Guardia Nacional tuvo que salir huyendo ante la furia de la gente de Petare.

 

 

En otros sitios, los militares no hallan cómo parar a una población desesperada. Las informaciones indican que muchos han decidido no disparar contra el pueblo. No quieren verse las caras en el tribunal de La Haya.

 

 

A Maduro se le agotan las salidas. Su crasa ignorancia, sus ineptos consejeros, su miedo al futuro y su prepotencia ilimitada le impiden diseñar su partida. Por eso huye hacia adelante. Peor para él.

 

 

Pretende iniciar a estas alturas un diálogo. Podría ser, pero se nota la insinceridad y la maniobra. Quiere distraer. ¿Ganar tiempo? No, que va, ya no queda.

 

 

La propuesta de diálogo debe ser aprovechada por la oposición para desnudar al régimen y seguir presionando, ahora en un frente más, sin abandonar ni uno de los que ya se tienen activados. Y sin ceder ni en un milímetro en el Referéndum Revocatorio.

 

 

En el plano internacional, ni hablar. Como dice la canción, «tooodoo se derrumboooó…», a Maduro no le viene saliendo nada bien. Odian a la OEA «imperialista» pero siguen participando en ella tratando de cuadrar votos. Hace un año no hubieran perdido la reciente votación.

 

 

La Carta Democrática Interamericana se presenta como una espada de Damocles. Expone a Maduro y a su gobierno como una vergüenza mundial. Por cierto, también debería ser invocada la Carta Social de las Américas de la OEA, como acertadamente propuso el movimiento socio-político GENTE – Generación Independiente.

 

 

El escenario de MERCOSUR también se presenta como una amenaza para el régimen chavista. Paraguay, en un episodio del tipo «te espero en la bajadita», presiona por la salida de Venezuela de esa instancia.

 

 

A los venezolanos nos quieren escamotear la comida a través de un perverso y discriminatorio mecanismo inventado por la dirigencia roja-rojita. Lo denominan CLAP, Comités Locales de Abastecimiento y Producción. Pero el Abastecimiento no se ve. ¿Y la Producción? Menos.

 

 

Por ello, la gente se indignó colmando con violentas protestas las Avenidas Fuerzas Armadas, Baralt y Urdaneta. Ya no se trata del alejado Este de Caracas. El «Urdanetazo» fue muy cerca de Miraflores.

 

 

Para concluir este artículo, sostengo que Maduro y sus compinches temen más una marcha hacia Miraflores de 25.000 personas por la Avenida Sucre proveniente del Oeste de Caracas que una de 1.000.000 de personas venida del Este.

 

 

 

Ah, perdón, se me olvidaba… sobre el título de este artículo…. el helicóptero…

 

 

Resulta que para el 19 de Diciembre de 2001, la situación social en Argentina se volvía incontrolable. Saqueos y mini-estallidos por todo el país.

 

 

El Presidente para entonces, Fernando De La Rúa, decretó Estado de Sitio. En lugar de calmarse, la situación empeoró. Muertos y heridos.

 

 

Al día siguiente, 20 de Diciembre, en Buenos Aires la situación se desbordó, con saqueos a supermercados, cacerolazos y marchas llamando a la renuncia del Presidente y su gobierno.

 

 

Finalmente, De La Rúa se vio obligado a renunciar. Cuando iba a tomar el ascensor para abandonar la Casa Rosada, le advirtieron:

 

 

– «No, señor presidente, hay muchísima gente furiosa en la Plaza de Mayo. No puede salir por tierra. Ya está listo el helicóptero».

 

 

Lo llevaron a la azotea y allí estaba, apenas posado con el fin de no descargar todo su peso sobre el histórico edificio, un helicóptero Sikorsky S76B.

 

 

Cuando el aparato se elevó, lo que el ya ex-presidente en su escapatoria alcanzó a escuchar fueron gritos e insultos de la gente enardecida allí muy cerca, en la Plaza de Mayo.

 

 

@BHorande
Bernard Horande

El Juego de la Desesperanza

Posted on: marzo 10th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Si en algo son expertos los cubanos castristas es en guerra psicológica. Casi 60 años en el poder sometiendo a todo un pueblo lo indican. Esas mismas tácticas aplican en Venezuela.

 

 

Una de ellas, de las más importantes, es la creación permanente de desesperanza. El de hacer pensar a todo quien se oponga al régimen autoritario, que las vías de salida y libertad ya no existen. Que están agotadas. Que la situación es irreversible y que no hay más nada por lo que dar la pelea.

 

 

Buscan que aprendamos a desesperanzarnos. Desesperanza aprendida, lo llaman.

 

 

El 6 de Diciembre una clara mayoría de los venezolanos votamos en contra de la continuación de un régimen que, ya por 17 años continuos, ejerce el poder absoluto en Venezuela.

 

 

Esta circunstancia nos dio un respiro. Un aire de esperanza. De pronto surgió la idea que esta pesadilla convertida en catástrofe puede acabarse más pronto que tarde.

 

 

Pero no. El régimen autoritario – y en la práctica dictatorial – venezolano continúa en su afán de mantenerse en el poder a toda costa.

 

 

Utiliza mecanismos que buscan afirmar no solamente el poder real que aún tienen, sino también el poder perceptual. Hacen creer que aún tienen muchísimo poder, cuando en realidad la mayoría de la gente ya le dio la espalda.

 

 

Es así que progresivamente los venezolanos creyentes en un cambio, vamos cayendo otra vez en la trampa de la desesperanza. Creer que hagamos lo que hagamos, siempre encontraremos una y otra vez obstáculos insalvables que no nos permitirán sacar del poder a estos pillos que quieren eternizarse.

 

 

La realidad es otra. Muchos venezolanos no creyeron que habrían elecciones en el 2015. Al final, se realizaron. Muchos venezolanos no creyeron que, de haberlas, podríamos siquiera tener la oportunidad de ganarlas. No sólo las ganamos, sino que además con un margen muy amplio.

 

 

Y hoy muchos venezolanos comienzan a creer que por más mayoría que tengamos en uno de los Poderes más importantes de cualquier país, como es el Legislativo, tampoco podremos superar las sucesivas trabas que se nos imponen.

 

 

La última de ellas es una insólita, espúrea y hasta golpista sentencia emanada de un Tribunal Supremo de Justicia compuesto por Magistrados que fueron electos violando todo tipo de legalidad y procedimientos.

 

 

Según esta, la Asamblea Nacional quedaría reducida a un club de amigos que se reúne un par de veces a la semana para intercambiar folclórica y alegremente opiniones sobre lo que pasa en el país.

 

 

Lo cierto es que los acontecimientos se precipitan. Tanto en lo social como en lo económico, Venezuela se convierte en un polvorín. La paciencia y tolerancia de un creciente número de ciudadanos se está agotando. Una bomba de tiempo se está activando.

 

 

Este régimen cada vez se parece más a un cascarón vacío. Un grupito de dirigentes que no quieren soltar el poder, los privilegios y los dineros malhabidos.

 

 

Deberían leer algo de historia. De cómo terminan estos procesos. Y sus protagonistas.

 

 

Los venezolanos de bien, que queremos un cambio, debemos estar conscientes de la estrategia de la desesperanza y evitar caer en ella. Un cambio radical viene. Hagamos votos que se dé por las buenas.

 

 

La política tiene características muy peculiares y una de ellas es que es difícil de predecir. Es complicado hacer ejercicios de planificación en política.

 

 

Porque lo que sucede generalmente es que un acontecimiento impredecible y sorpresivo de pronto surge, y este lleva a otro y este a su vez a otro, hasta llegar a desenlaces inimaginables. La historia política del mundo así lo indica.

 

 

Por más tracalerías y argucias que utilicen estos delincuentes devenidos en mala hora en gobernantes, no podrán anular los deseos de un pueblo decidido que a gritos pide cambio.

 

 

La consigna es hacer conciencia y evitar caer en desesperanza.

 

 

Resistir, llenarnos de confianza y fe y dar la pelea como corresponde.

 

 

Bernardo Horande

@bhorande

 

Blog de Bernard Horande

¿Quiebre de Lealtades?

Posted on: noviembre 6th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

A la deserción del (ahora ex) Fiscal Franklin Nieves, se suma recientemente el testimonio de una de las expertas en peritaje que intervino en el caso de Leopoldo López. La profesional asegura que fue presionada y que el análisis que realizó fue modificado a efectos de contribuir con la condena de López.

 

 

Progresivamente en los últimos años, hemos visto cómo han ido a parar a los Estados Unidos varios y variados funcionarios del régimen chavista. Cada uno ha venido brindando confesiones y detalles sobre la realidad – sin duda cada vez más impresionante – de los procederes de quienes detentan el poder en Venezuela desde hace 17 años.

 

 

A simple vista, pareciera que las lealtades se han ido quebrando.

 

 

Sin embargo, me pregunto… ¿realmente esas lealtades existieron alguna vez?

 

 

La lealtad se relaciona con el cumplimiento de leyes y normas asociadas al honor. La lealtad es uno de los valores más admirables que se desenvuelve en la conciencia y que implica cumplir con un compromiso con el prójimo, aun frente a circunstancias cambiantes o adversas.

 

 

Sin embargo, en lugar de lealtad, lo que yo veo son otras cosas.

 

 

Por ejemplo, en lugar de lealtad, veo oportunismo. Son miles los funcionarios chavistas que vieron la maravillosa oportunidad de lucrarse y hacerse multimillonarios. Mediocres personajillos que de no haber sido por esta malnacida «revolución» no hubieran destacado en ninguna actividad decente y productiva.

 

 

Más que responder «lealmente» a Chávez, la atención de estos ha estado siempre puesta en los negocios turbios, en las comisiones y en el saqueo de los dineros de los venezolanos.

 

 

En lugar de lealtad, veo complicidades. Pillos que se juntan para, en nombre del socialismo, la revolución y especialmente la famosa Patria, tomar por asalto las arcas del Estado y vaciarlas.

 

 

Han hecho cómplices de sus trapacerías a amistades y relaciones familiares. Y esto simplemente por un asunto de mera conveniencia, al presumir que, con el amigo o familiar de por medio en funciones de testaferro, las probabilidades que les echen “la partida para atrás” se reducen.

 

 

En lugar de lealtad, veo cesión al chantaje. Por ejemplo, es bien conocido que Chávez usó como estrategia la de dejar robar a una buena cantidad de militares de diversos grados. Los estimuló e incentivó a corromperse. De esta forma, les montó a cada uno su respectivo expediente con el cual a futuro chantajearlos en caso de observar en ellos algún tipo de debilidad.

 

 

De otra forma nadie se podría explicar casos como el de un General de cierto renombre, bastante aficionado a la represión, vive cómodamente en la urbanización más lujosa del sureste de Caracas, dispone de vehículos y motos a placer y cuenta con chef particular (con sombrerito y todo) así como de seis personas en funciones domésticas. Una muy buena vida, sin duda.

 

 

En lugar de lealtad, veo miedo a las amenazas recibidas. Y no se trata de amenazas menores. El carácter altamente delincuencial de los personajes que han controlado a Venezuela los lleva a no detenerse en pequeñeces: las amenazas son de muerte o similares contra quien les “falle” o contra los familiares de estos. Para muestra un botón: los casos del fiscal Anderson y del Diputado Serra.

 

 

En resumen, la palabra lealtad y lo que ella supone, como es el honor, le quedan demasiado grandes a estos malandros.

 

 

Cuando el barco se hunde, las ratas huyen.

 

Bernardo Horande

“Miedo parejo”

Posted on: octubre 15th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Estamos a escasas 7 semanas de las elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre. Las cifras de apoyo que las encuestas más creíbles muestran hacia las dos opciones principales – Gobierno y Oposición – van indicando que, no solamente la acentuada desventaja del oficialismo se mantiene, sino que va agigantándose cada día que pasa.

 

 

Nada de esto puede ser visto como algo extraño, porque a cada hora y a cada minuto, los problemas más graves que sufre diariamente el venezolano no hacen sino empeorar.

 

 

Vamos por primera vez en 17 años hacia unas elecciones en las cuales la oposición muestra una imagen de ganadora. La gente en la calle da por seguro que el chavismo va a perder las elecciones.

 

 

La realidad es que esto no lo sabremos con certeza sino el 6 (…o el 7… o el 8…) de Diciembre. Además, hay varias formas de triunfo en estas elecciones, pero una sola es la que le puede funcionar apropiadamente a Venezuela para salir de este atolladero: que el oficialismo actualmente gobernante quede en minoría clara y definitiva en la próxima Asamblea Nacional en cuanto a número de Diputados electos. Sólo esta.

 

 

Hace unos días Maduro expresó públicamente que «las elecciones del 6 de diciembre pudieran ser las más difíciles que ha enfrentado la revolución». ¿A quién le hablaba? No era al país en su totalidad, sino a sus propios seguidores, que cada vez son menos. Les está dando una alerta, les está enviando un mensaje previniendo lo que pronto puede suceder. Algo así como que «en guerra avisada no mueren soldados».

 

 

¿Y para qué? Quizá para anticiparse e irse protegiendo de la profunda ira y rabia que una pérdida de las elecciones podría provocar en la militancia roja.

 

 

No es para menos, porque según la última encuesta de Venebarometro, 87% % de los entrevistados quiere un cambio en la conducción política del país. Eso significa que casi 9 de cada 10 venezolanos no quieren seguir siendo gobernados por el chavismo.

 

 

Los venezolanos decentes, que somos la mayoría en este país, hemos vivido con creciente miedo a medida que van pasando estos años. No por nada, uno de las frases que mucho se ha usado en las marchas ha sido «¡No tenemos miedo!». Una suerte de mantra o de grito grupal para reforzar la confianza individual.

 

 

Una de las estrategias aprendidas de la escuela cubana castro-comunista por nuestros criollos aprendices de dictador, es aplicar el terrorismo de Estado. Infundir miedo a toda la población a fin de inmovilizarla. Hacerle sentir que ya nada es recuperable. Que lo instaurado es «irreversible» (¿verdad, Tibi…?). Que se han perdido todas las esperanzas.

 

 

Siempre se asegura sobre el miedo que el punto clave no es no tener miedo, sino cómo manejar el miedo que se tiene. Para una enorme proporción de venezolanos, el miedo ya es algo que es familiar, diario, común. En buena medida lo hemos logrado dominar y domesticar.

 

 

Sin embargo, quienes saben poco de miedo son los que han controlado a Venezuela durante los últimos 17 años. Han hecho y deshecho a su libre entender y parecer. Inclusive pasando por encima de los más elementales derechos de los ciudadanos. Su excesiva audacia y atrevimiento no les ha hecho conocer el miedo. Hasta ahora.

 

 

Para ellos, el miedo es una novedad. Y lo evidente es que están comenzando a sentirlo, dados los pronósticos que se avecinan para las próximas elecciones. Están comenzando a sentir mucho miedo. Al anunciar lo «difíciles que pueden ser estas elecciones», algunos dirigentes chavistas intentan curarse en salud.

 

 

Los que han controlado y controlan aun este Estado totalitario saben perfectamente el desastre que han hecho en Venezuela. El desfalco de los bienes del país, el saqueo de las arcas, el robo masivo de miles de millones de dólares, el abuso indiscriminado en contra de los venezolanos en base a argucias legales de dudosa ejecutoria, la destrucción general del país, y pare de contar.

 

 

El profundo miedo que están sintiendo los lleva a proferir amenazas muy graves, como la de Maduro el pasado 12 de Octubre según la cual «ganarán las elecciones como sea», recalcando varias veces el «como sea», y preguntando a los asistentes si «lo entendieron». No son sino intentos de creación de miedo que veremos in crescendo de aquí hasta las elecciones.

 

 

Perder el poder para ellos es perder todo. Absolutamente todo.

 

Sin duda, como para que sientan miedo parejo.

 

Bernardo Horande

 

El chavismo como excepción

Posted on: agosto 25th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

¿Por qué uno habría de sorprenderse que en nuestro país se dicte un Estado de Excepción?

 

 

No hay ninguna razón. En Venezuela, la excepción es la regla. El nuestro se ha convertido es un país absolutamente excepcional. Pero no precisamente por las mejores razones.

 

 

16 años del gobierno más destructor que se conozca en la historia patria han logrado un terrible resultado.

 

 

Hace unos años el régimen chavista utilizaba un lema publicitario que decía “Cuando lo extraordinario se hace ordinario”. Pues lo han logrado. Lo excepcional, lo extraordinario es ahora rutinario.

 

 

Las cosas que en cualquier país normal, desarrollado o no, son raras, aquí se han convertido en asunto de todos los días. Inflación, escasez, inseguridad, falta de viviendas, pésimos servicios, violencia desatada y un larguísimo etcétera.

 

 

A esto se suman las consecuencias de tales problemas: saqueos, linchamientos, luchas entre bandas y carteles de la droga, desapariciones físicas disfrazadas detrás de nombres rimbombantes como “Operación de Liberación del Pueblo – OLP”….

 

 

En Venezuela, los seres humanos vamos descendiendo unos cuantos escalones que creíamos superados.

 

 

En resumen, somos la excepción. El chavismo nos convirtió en la excepción del mundo.

 

 

Ahora los ignorantes que nos controlan desde el gobierno han decidido que los problemas del país se solucionarán dictando Estados de Excepción. Han comenzado con 5 municipios fronterizos en el Estado Táchira. Se habla de enfrentamientos entre Carteles de Drogas dirigidos ¿por quién?…. por precisamente quienes deberían estar combatiéndolos.

 

 

Los comentarios indican que la medida de Estado de Excepción puede extenderse a otros municipios e inclusive a otros Estados, como Zulia, Apure, Barinas, Bolívar, Amazonas, Sucre, Delta Amacuro.

 

 

Por supuesto, el verdadero tema es que este régimen se siente perdido frente a las elecciones parlamentarias de este 6 de diciembre. No hallan cómo sacudírselas de encima. Toda acción y toda medida vienen marcadas por lo que están indicando las encuestas más creíbles.

 

 

Según Datanalisis de Julio 2015, 51% votaría por candidatos de la oposición y 28% por los del oficialismo, con un pendiente de 8,4% de “candidatos independientes”, los cuales generalmente se inclinan mayoritariamente hacia la oposición.

 

 

La última encuesta IVAD de Agosto de 2015 indica que un inmenso 83,6% de los encuestados expresó que no tiene confianza en que este gobierno solucione los problemas. En cuanto a “Preferencia de voto en las próximas Elecciones Parlamentarias de este año: Candidatos del Oficialismo/PSUV”, el 57,9% expresó que votaría por un candidato de la oposición y apenas el 19.3% por el del oficialismo. El 22,8% no contestó.

 

 

Los números no les están dando. No quiere decir en ningún momento que estas elecciones ya están ganadas por la oposición. No. Pero sí indica una tendencia que evidentemente se perfila con visos de irreversibilidad, como diría Tiby.

 

 

Por ello, ensayan medidas extremas. Medidas de Excepción.

 

 

Así será este camino de empedrado hasta, al menos, el 6 de diciembre. Y probablemente después.

 

 

Excepcional.

 

Bernardo Horande

 

“La Manzana Podrida”

Posted on: julio 9th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Hace unos días salió publicada una fotografía de una manzana verde en un supermercado venezolano. Marcaba Bs. 1.029,50 como precio «justo» (la creatividad criolla ahora los llama precio «susto»…).

 

 

Una corta estancia en los Estados Unidos me ha permitido revisar algunos precios en supermercados. Entre otros, el de las manzanas verdes. La libra de manzanas en ese país cuesta $1.29. Dos manzanas pesan aproximadamente una libra, resultando el precio de una manzana en unos $0.65. Al cambio del dólar libre en Venezuela: Bs. 345. Es decir, mucho menos que los Bs. 1.029 arriba señalados.

 

 

Un paso más allá de los precios netamente nominales, no se puede evitar hacer una comparación del poder adquisitivo entre ambos países. Soy de los que creo que las cifras macroeconómicas son muy importantes, sí. Pero al final, la microeconomía, la pequeña pero sabia economía del bolsillo del consumidor común, es la que cuenta. Y el poder adquisitivo es un buen indicador.

 

 

Resulta que con un salario mínimo rondando los Bs. 7.300, un venezolano podría comprar unas 7 manzanas al mes. Con un salario mínimo rondando los $ 1.200, un norteamericano podría comprar ¡1846 manzanas!…

 

 

Otro ejemplo. Un vehículo usado muy decente en Estados Unidos puede costar unos $12.000. En Venezuela, unos Bs. 2.500.000, quizá más. Al ciudadano norteamericano le hace falta solamente 12 meses de salario mínimo para comprarlo. Al venezolano, ¡342 meses!

 

 

Vamos a la tecnología, un área en la cual los precios van bajando en la medida que la ciencia avanza. Un iPhone 6 desbloqueado en Estados Unidos cuesta solamente un poco más de la mitad de un salario mínimo mensual. En Venezuela: 58 salarios mínimos. Desproporcionado totalmente.

 

 

Finalmente, algo tan común y casero como el tomate. Mientras un norteamericano con su salario mínimo podría comprar (a $1.60 el kilo) unos 750 kilos de tomate al mes, el venezolano (a Bs. 248 el kilo) podría solamente comprar 30 kilos.

 

 

Estos sencillos ejemplos solamente reflejan la distorsión económica a la que nos han llevado los absurdos intentos de socialismo chavista en estos 16 años. No hay comparación con la próspera economía de países donde la libertad de empresa no es bloqueada o atacada, sino, muy por el contrario, estimulada.

 

 

No hay discurso de «guerra económica» que valga frente a estas realidades. Somos víctimas del terco empeño de unos ilusos sin oficio. Unos sabihondos creyentes de teorías comunistas desechadas hace tiempo en todo el planeta. Ellos han llevado a que los venezolanos tengamos que vivir con infinidad de penurias.

 

 

El consumidor venezolano hoy es un ser absolutamente impotente ante la arbitrariedad de un régimen que sólo cree en controles. Controles y más controles en la vida de cada uno de los ciudadanos, tal como si fuéramos esclavos o inútiles a quienes hay que dirigirlos.

 

 

Regresando a las manzanas, este próximo 6 de Diciembre tenemos la gran oportunidad de comenzar a acabar de una vez con una manzana podrida en concreto: esa que está claramente representada en quienes mandan en Venezuela hoy.

 

Bernardo Horande

¿Llegaremos a las elecciones?

Posted on: junio 18th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Constitucionalmente están previstas para este año elecciones parlamentarias en Venezuela.

 

Vamos al grano.

 

¿Por qué NO llegaremos a las elecciones?

 

1. Venezuela no vive una crisis económica. Venezuela lo que vive es una catástrofe económica, política y social de incalculables dimensiones, con un quiebre de prácticamente todas sus instituciones democráticas. Pocas naciones han llegado al extremo donde nos encontramos nosotros. El régimen venezolano se quedó sin dinero. Los bolívares los andan imprimiendo aceleradamente sin respaldo alguno. Los ingresos en dólares se redujeron a menos de la mitad de años anteriores. El resto se lo robaron. El gobierno no tiene disponibilidad de divisas para responder a sus compromisos.

 

2. Mientras pasa el tiempo, la situación en Venezuela se deteriora en forma geométrica. Escasez, inflación e inseguridad están llegando a niveles sin precedentes en nuestra historia. La gente está perdiendo la paciencia. Según el último estudio de Datanalisis (Junio 2015), 84,3% de los encuestados opina que la situación del país es mala o muy mala. Empeoró 5 puntos porcentuales desde la medición previa (Marzo 2015) lo cual es alarmante. El régimen venezolano no cuenta con los individuos necesarios para afrontar esta situación. Reciclan ministros y funcionarios. Su incompetencia e incapacidad la demuestran en cada actuación.

 

3. No existe una decisión acertada sobre los problemas de fondo. Le endosan todas las culpas a otros. Las pocas medidas que implementan son pañitos calientes que atacan las consecuencias, no las causas. Las medidas indispensables no se toman. Ni se tomarán. Nuevamente, según Datanalisis Junio 2015, un 71% de los entrevistados dice que las medidas tomadas por el Gobierno en materia de economía empeoran su situación económica actual. Ello incluye más de un 25% de chavistas y más de un 82% de ‘ni-nis’. La atrasada ideología socialista-comunista que los guía los tiene atados. Son prisioneros de un pensamiento político fracasado, superado hace décadas en el 95% de los países del mundo.

 

4. El sector militar observa. Es verdad que una cierta cantidad de oficiales se han beneficiado de la corrupción estimulada durante estos 16 años de régimen. También es cierto que muchos oficiales ven todo este panorama con asco y preocupación. La pregunta es hasta dónde están dispuestos a seguir avalando la inmundicia gobernante. En escenarios como este, una acción militar nunca se puede descartar.

 

5. El régimen ya no cuenta con el favor de la mayoría de la población. Sus niveles de aprobación se mueven entre el 18 y el 24%. ¿A cuánto se reducirán estas cifras de aquí a unas elecciones? ¿Se puede sostener un gobierno con un apoyo tan débil?

 

6. Se habla de elecciones, pero a escasos 6 meses de finalizar el año… ¡no tenemos ni siquiera una fecha cierta de elecciones! En las precarias condiciones en las que se encuentra el régimen, este podría pensar en suspenderlas o posponerlas, violando descaradamente – una vez más – la Constitución Nacional.

 

¿Por qué SI llegaremos a las elecciones?

 

1. Los venezolanos mayoritariamente deseamos paz. Eso lo indican las respuestas que se obtienen en encuestas a través de una serie de preguntas directas e indirectas. La gente no quiere violencia. Por eso, incluyendo el miedo, en las colas de los supermercados no se ven mayores protestas. La mayoría de la gente ve en las elecciones una salida pacífica a la actual situación. Una oportunidad para expresar su inmenso descontento con la situación actual. Un «te espero en la bajadita». En paz.

 

2. Sólo una pequeña porción de extremistas, algunos ubicados en Venezuela pero muchos escribiendo cómodamente desde sus computadoras en el exterior, incitan a una salida no electoral. Es una minoría que pretende que una población indefensa se enfrente a un régimen que posee armas, municiones, tanques, aviones, efectivos militares, y que no tiene el menor escrúpulo para reprimir y atacar con todo lo que se le ocurra para defender el poder que, por ahora, detenta.

 

3. La posibilidad de un estallido social existe. Por menos del 10% de lo que estamos viviendo hoy, se desataron los hechos de Febrero del 89. Una situación como esta, en las circunstancias actuales, tendría consecuencias mucho más graves que en aquél momento. El pueblo venezolano recuerda esos sucesos. Quienes no lo vivieron en carne propia – estamos hablando de 26 años atrás – conocen, por referencias, los terribles acontecimientos. Hay miedo en la población. Especialmente en aquella que pertenece a los estratos socioeconómicos menos favorecidos, porque sabe que, al final del día, ellos pondrían la mayoría de las víctimas.

 

4. La atención internacional está puesta sobre Venezuela. El escrutinio es diario. El país se convirtió en tema permanente en todos los foros internacionales. El deseo de participación de muchos países para que el caso venezolano se resuelva por la vía electoral en paz es creciente. El régimen venezolano tiene cada vez menos margen de maniobra para sus conocidas trampas y maromas anticonstitucionales. La presión internacional apuesta a las elecciones.

 

5. Aunque la situación socioeconómica en Venezuela se torna cada vez más desesperante, todos los actores no gubernamentales (partidos políticos, gremios de empresarios, sindicatos, iglesia, organizaciones no gubernamentales) presionan por una salida electoral. Hacen y harán lo imposible para que los inmensos problemas que aquejan a la población no se conviertan en el peor enemigo de unas elecciones. Varios de ellos están dispuestos a sentarse con el gobierno para buscar soluciones, así sean unas pocas que permitan llegar a las elecciones.

 

6. La celebración de elecciones parlamentarias para este año está claramente establecida en la Constitución venezolana. A principio de Enero de 2016, un nuevo Parlamento debe asumir sus funciones. La Constitución ha sido violada mil y una veces por este régimen. Pero hay violaciones y violaciones. El decidir suspender o posponer unas elecciones parlamentarias en un país no es poca cosa frente a la comunidad nacional y, especialmente, la internacional. Sería un acto de gravísimas consecuencias para el régimen. Su sostenibilidad a futuro estaría seriamente comprometida.

 

 

¿Qué opina Ud? Combine como quiera los factores anteriores y saque Usted sus propias conclusiones.

 

Bernardo Horande