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Estoy en la cárcel porque quiero libertad para Venezuela

Posted on: septiembre 6th, 2017 by Maria Andrea No Comments

 

 

Escribo esto desde la celda en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia, Sebin, la policía secreta venezolana. Tengo 32 años y he sido un activista democrático durante los últimos doce años. Tengo dos hijos, de 8 y de 5 años, que son mi sol y mi luna. Tengo una esposa a la que amo y que ahora debe cargar con el peso de estar casada con un prisionero político.

 

 

 

Hace un año, camino a hablar en una conferencia de prensa del partido Voluntad Popular, del que soy integrante, me interceptaron unos diez o quince vehículos policiales encubiertos. Una decena de agentes armados ataron mis manos detrás de mi espalda y cubrieron mi cabeza con una tela negra. Me llevaron a la prisión desde la que ahora les escribo, donde me dejaron en una celda sin luz ni ventilación naturales.

 

 

 

Con tan solo estirar mis brazos podía tocar las dos paredes que me rodeaban. Bolsas negras de basura bloqueaban la puerta, lo que dejaba al cuarto en oscuridad total. Había comida podrida y llena de lombrices en el piso, junto con trozos de tela cubiertos en heces. Sentía como si me hubieran enterrado vivo.

 

 

 

Me negaron la comunicación con el mundo exterior y solo podía hablar con mis abogados cuando me llevaban ante el tribunal. Después de diez días me transfirieron a una oficina administrativa dentro de la cárcel y durante los siguientes siete meses dormí en un tapete en el piso. Por fin me movieron a una celda con cama, pero no hay ventanas. Solo puedo ver la luz del sol durante una hora a la semana.

 

 

 

Hace apenas cinco años estudiaba una maestría en la Universidad de Columbia y podía pasear con mi familia en el vecindario de Morningside Heights en Manhattan con la esperanza de un día poder utilizar todo lo que aprendí para ayudar a reconstruir mi país.

 

 

 

Pero para mí, y para tantos otros venezolanos, la prisión política ha sido el castigo por atrevernos a soñar con una sociedad democrática, libre del comunismo y abierta a la comunidad global. Solo queremos lo que muchas otras personas alrededor del mundo dan por sentado: elecciones libres, un buen gobierno, libertad de expresión, independencia judicial, seguridad personal y un ápice de libertad económica; algo que ni siquiera el Partido Comunista de China le continúa negando a sus ciudadanos.

 

 

 

 

No soy el único que piensa así; comparten mi sueño 1.048 prisioneros políticos y la mayoría de los venezolanos. Pero una minoría armada se las ha arreglado para imponer un régimen de miedo, corrupción y sangre. Mi caso es evidencia plena.

 

 

 

En octubre pasado un tribunal ordenó mi excarcelación, pero mis carceleros lo han ignorado. Hace tres meses, el fiscal de mi caso cerró la investigación e indicó que no era culpable de ningún crimen (me habían achacado cargos inventados de posesión de material explosivo). Eso significa que no hay ningún procedimiento jurídico en mi contra; simple y sencillamente me tienen como rehén en violación de la Constitución. Las Naciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Human Rights Watch y Amnistía Internacional califican mi detención como arbitraria y han pedido mi liberación.

 

 

 

Pero sé que estoy aquí por una causa justa. Mi sacrificio y el de otros como yo cambiarán millones de vidas. Hoy, 93 por ciento de los venezolanos no pueden costear sus alimentos. Debido a la escasez de comida, responsabilidad de nuestro gobierno corrupto y brutal, casi tres cuartos de los venezolanos dicen que han perdido 8 kilos en promedio durante el último año. Un ministro de Salud fue despedido por publicar el informe anual de su departamento, que reveló que la mortandad infantil ha regresado a los niveles de 1950.

 

 

 

No puedo imaginarme la desesperanza de miles de pacientes con cáncer y otras enfermedades que están en constante dolor en hospitales que no tienen medicamentos. No quiero pensar en el horror que vive un padre cuando su bebé muere de fiebre o diarrea que podría haber sido tratada fácilmente si tan solo tuviera acceso a medicinas.

 

 

 

 

Estoy en prisión para que esto ya no suceda. Esa convicción me da fuerza.

 

 

 

Mi generación ha hecho de la libertad su meta. Quiero pedirle a la gente de Estados Unidos y del mundo que se sumen a nuestra causa. Le pido a los medios de comunicación que reporten lo que se censura en Venezuela. Le pido a las organizaciones no gubernamentales y grupos de defensa de derechos humanos que continúen sus denuncias por los abusos. Y le pido a los inversionistas que entiendan que no hay ganancias al hacer negocios con un gobierno en bancarrota que puedan superar los beneficios de llegar a Venezuela cuando de nuevo opere dentro de los mercados mundiales.

 

 

 

Quienes formamos la oposición venezolana nos enfrentamos a tres retos principales en la actualidad. El primero, superar la crisis humanitaria causada por la escasez de alimentos y medicinas; el segundo, reinstaurar la democracia por medios pacíficos y evitar una guerra civil, y, el tercero, abrir nuestra economía al mundo.

 

 

 

No le pedimos a nadie más que resuelva nuestros problemas. Hemos asumido la responsabilidad del futuro de nuestro país. Pero la influencia de Washington podría ayudarnos a acelerar el proceso o darnos algo de campo de maniobra. La Casa Blanca, junto con el resto de la comunidad internacional, tiene la capacidad de presionar para que haya negociación y una transición pacífica a la democracia. Estamos agradecidos por el apoyo que nos han mostrado los pueblos de Europa, América Latina y Norteamérica; y solo me atrevo a pedir una cosa más: determinación.

 

 

 

En mi caso, seguiré haciendo todo lo que pueda para resistir desde prisión. Seguiré soñando con ir a casa a dormir en una cama limpia rodeado por mi familia. Seguiré soñando con el día en el que saldremos a las calles a celebrar nuestra libertad.

 

Yon Goicoechea

 

 

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2017/09/04/yon-goicoechea-estoy-en-la-carcel-…? action=click&contentCollection=opinion&region=rank&module=package&version=highlights&contentPlacement=1&pgtype=collection

El Dilema del Teniente Vega

Posted on: agosto 10th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

Franklin Vega Gómez nació hace 31 años en Curiepe, Miranda. Tiene dos varones, de 10 y 5 años, que viven comiendo mango como los «angelitos negros por las barriadas del cielo». Una mujer delgada, con piernas de caoba y olor a sudor fresco, lo espera en casa. Si no pasa nada en el país, el fin de semana será para ellos.

 

 

Hace 9 años entró a la academia ¿Por qué? Más bien habría que preguntarse por qué no… Fue mitad por necesidad, pero también hubo algo de vocación y hasta de destino.

 

 

Por esa época estuvo Hugo Chávez en Curiepe inaugurando una escuela. Cientos de ojos ansiosos se agolparon en la calle mientras bajaba el helicóptero levantando la tierra caliente ¿Nos ves que a Curiepe hacía décadas que no llegaba un Presidente? De esa visita del Comandante le vino a Franklin la idea de ser militar y como desde chiquito ha sido serio no faltó un tío que lo recomendara.

 

 

 

En los 4 años de estudios mantuvo la certeza de que había escogido bien. Cuando entró por primera vez al Fuerte Tiuna, Vega Gómez se sintió «que era él», como si Bolívar lo estuviera viendo desde lejos. Fue buen alumno, talentoso y con buena resistencia física. Pero bebió y rumbeó sin privarse de nada, según recuerdan sus «cursos» (compañeros) y las mujeres de El Safari.

 

 

Tiempos aquellos… hoy no hubiese tenido ni para comprar los uniformes, porque ya no los dan completos. Vega Gómez votó por Maduro y le ha salido caro. Cada vez que lo llama su madre para decirle que le deposite porque no tiene comida, la rabia y la frustración le suben a la garganta. Ayer mismo le mandó este mensaje: «Gracias a ti mijo querido hoy comí sabroso cuídate x Dios», pero no dice cuántas veces le ha faltado la cena. Ni con el rebusque le llega para mantener su casa y la de su mamá. La cosa está muy dura y no todo el que lleva un uniforme es un enchufado.

 

 

 

Ya no puede salir uniformado, porque se expone a que lo maten en la camioneta. Cada vez que puede ir a su casa se va de civil y se mete la credencial en la media, por si le roban la cartera no lo descubran. Parece mentira, pero el hampa disfruta matando guardias. Hasta hace unos años un teniente podía tener su carro, pero ahora es muy difícil por no decir imposible.

 

 

 

No le quise preguntar exactamente, me dijo que ganaba en torno a un millón entre sueldo y rebusques, pero es que tiene que mantener a mucha gente y no le alcanza. La esposa trabaja aquí y allá, en lo que consigue, y le reclama que sea él quien deba darle todo a su mamá, mientras los hermanos se hacen los locos. «Piques entre mujeres», se dice Franklin y, además, ¿Qué va a hacer, la deja pasar hambre? 4 años de academia, 5 de graduado y no tiene para los útiles de los hijos, que vuelven al colegio en septiembre ¡No puede ser! Esta vaina se tiene que acabar.

 

 

 

Hace una semana, por primera vez, pensó seriamente en irse del país. Estaba dándole vueltas a la cabeza, mientras trataba infructuosamente de dormir, porque en la cuadra se les dañó el aire. Su angustia es morirse en un procedimiento y dejar a los niños y a Yajaira sin apoyo. El seguro de salud cubre 450.000, que no alcanza ni para un yeso. El seguro de vida es peor todavía. En la FANB, al que se muera se le llora y listo. No hay más. Los jefes están haciendo plata y ni les importa si sus subalternos tienen casa o no, menos aún las familias de los funcionarios muertos… y así se le fue yendo la noche.

 

 

 

Al día siguiente le tocó salir a dispersar guarimbas, cosa que hace siempre de mala gana. Por supuesto que la tropa es la que se lleva la peor parte, porque ganan todavía menos y el equipo anti motines pesa como 15 kg, lo que se multiplica por 500 bajo el sol del mediodía. Pero el teniente Vega Gómez también lleva lo suyo. Ese día volvió a ver al montón de chamos encapuchados y flacos, pero con una fuerza inmensa que le sale de las tripas vacías. Vio a la gente valiente con banderas, con máscaras, gritando, corriendo… Vio las piedras y las molotov como suspendidas en el aire. A los heridos, gente de pueblo como cualquiera. Y volvió a sentir que algo estaba mal, que eso no podía ser una revolución. No es sólo el cansancio, porque para eso es «un comando», es que en su interior, bajo su piel negra de Curiepe, en su consciencia de venezolano, él sabe que esta represión no está bien. Él sabe que su mamá está pasando trabajo y que sus hijos merecen un futuro mejor. El socialismo no se impone desde un yate. Lo sabe, pero siente que no puede hacer nada.

 

 

 

Y entonces el conflicto se le va a la cabeza y habla por hablar mientras bebe cerveza y se mueve al ritmo de «Despacito». -Negra, te amo y quisiera estar ahí abrazado contigo- escribe en su teléfono. Vuelve a acostarse con la idea fija de darse de baja, de irse a Colombia o al Perú, en donde viven sus primos. Vuelve a tener calor por el aire dañado y a extrañar a Yajaira en el cuerpo, porque hace un mes que no va a su casa. Vuelve a pensar en su mamá y en Venezuela y en los carajitos con escudos de lata y en Maduro bailando salsa mientras él se estaba llevando presos a unos manifestantes. Vuelve a preguntarse ¿Qué puedo hacer? Y así se le va otra y otra y otra noche…

 

 

 

¿Qué puede hacer Vega Gómez, en su tragedia de verdugo sin causa? Si incumple órdenes lo acusan de volteado y entonces el preso puede ser él. Si reprime y sostiene la dictadura su mamá seguirá pasando hambre y llegará el momento en que no tendrá ni para sus hijos. Mientras piensa en esto abre el Twitter y ve que varios diputados plantean ir a regionales como si no pasara nada. Y vuelve a repetirse «estos tipos lo que quieren es billete», con una rabia no del todo justa, no del todo informada, pero a la que tampoco le falta razón. Va terminando el café. Hoy volverá a levantar barricadas y recibirá insultos de señoras con camisas de libertadoras y de mujeres jóvenes con cuerpos firmes de color miel y noche … otra vez los gases, otra vez el sol pegándole en la frente, otra vez esa incertidumbre de no saber para quién trabaja y esa fatalidad de estar cavando la propia tumba mientras reprime al pueblo venezolano.

 

 

 

¿Qué puede hacer Vega Gómez? Pues no le queda otra que cumplir las órdenes de su consciencia y no matar, no oprimir, no permitir que los colectivos hagan lo que les venga en gana. ¿Que puede ir preso? Sí, es verdad, como todos los que se exponen por este país. Pero es eso o es irse de Venezuela, porque el papel de esbirro es demasiado humillante. Con cada orden arbitraria le están quebrando el alma. Habrá otros a quienes no le importe, pero Franklin no es un mal hombre, nunca lo ha sido.

 

 

 

Por eso es que yo creo que un día de estos va a dejar de disparar. Un día decidirá bajar el fusil frente a los venezolanos y cantará el himno junto a la multitud, repitiendo íntimamente, como una confesión hecha a sí mismo: Gloria al bravo pueblo… Ese día volverá a casa, le contará a Yajaira lo que ha visto en Caracas y soñarán juntos todo lo que les queda por vivir en Libertad.

 

 

 

Yon Goicochea

@YonGoicoechea ‏

 

 

Después del «Salserolazo»

Posted on: abril 30th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Maduro se instaló, si será por poco tiempo está por verse. El CNE ganó la batalla que nosotros decidimos no librar. La crisis política no se dio porque se desmovilizó a la gente, convirtiendo la protesta en un «Salserolazo». Sí, finalmente perpetraron el fraude a cuya posibilidad se opusieron por años los técnicos de la MUD, muchos candidatos, destacados periodistas y otros cómplices. Ojalá que estos señores tengan algo de humildad y rectifiquen, porque la consecuencia de disimular la dictadura es el adormecimiento de la sociedad. Por eso no nos preparamos para evitar que nos roben ¿o alguien cree que lo evitamos?

 

Entre tanto, el gobierno intenta mandar. La designación del tren ministerial revela las dos prioridades del «presidente», la crisis de la economía y la represión de la disidencia. La designación de Merentes evidencia que Maduro no entiende la gravedad del colapso. Su nefasta mezcla de ignorancia y malicia lo hace pensar que un «pragmático» puede remendar el desastre económico, sin atender la inviabilidad estructural del modelo revolucionario.

 

En cuanto a la represión, el ministro Rodríguez Torres es un muy mal augurio. No puede ser bueno que un general, proveniente del oscuro servicio de inteligencia política de Chávez, sea el encargado de las relaciones políticas internas del país. De momento, quien regirá los cuerpos de seguridad y de represión, se ha estrenado encarcelando al general Rivero.

 

Pero la prioridad de la oposición es distinta. Se hará lo imposible por entrar en otra «fiesta democrática», esta vez por las alcaldías. Muchos candidatos (me perdonan los que no) volverán con la cantaleta de que el voto es secreto, de que el fraude es imposible, «bla bla bla…». Vamos a ver qué les dicen a los empleados públicos que están siendo despedidos por votar por Capriles. Es que el país funciona así: ellos se roban lo grande y luego dejan caer algunos carguitos, para mantener a todos controlados. Es más sabroso ser alcalde que preso.

 

El verdadero peligro para el régimen está en sus militares. La imagen del hombre del pajarito se está desplomando y, al final de año, será el personaje más odiado del país. En ese momento, cuando el hambre apriete, serán los verdes quienes estén a boca de caño. Capriles, con más poder del que nunca tuvo la oposición, puede evitar un nuevo gobierno caudillista en Venezuela. Ojalá decida arriesgarse.

 

@yongoicoechea

 

 

Fuente: EU

Por Yon Goicoechea

Querido Henrique:

Posted on: abril 9th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Has dado una pelea muy honorable, mis respetos. En muy poco tiempo has levantado la moral de una oposición demasiado harta, hasta de sí misma. Tu decisión de ser candidato permitió mantener la unidad en medio de tanta traición. Mostraste un generoso desapego, porque esta candidatura es un gran riesgo para el país y para tu propio futuro político. En definitiva, has cumplido con tu tarea como venezolano. Gracias.

 

El 14-A puedes ganar o perder. En mi opinión, ganes o pierdas, el CNE declarará vencedor a Maduro. Sé que no compartes esta visión y ruego que tengas la razón. Nada me resultaría tan placentero como ser el hombre más equivocado del mundo. Pero imaginemos que no lo soy, que el Registro Electoral sí está inflado y que la empresa cubana Albet dio cédulas falsas a un grupo importante de personas (incluyendo extranjeros). Que se realizaron cientos de miles de migraciones ilegales, que crearon miles de nuevas y dudosas mesas y que no tenemos el 100% de testigos. Supongamos que, así como se filtraron los códigos de las máquinas, el PSUV tiene las claves «ultrasecretas» de la totalización.

 

Reconozcamos que el CNE es un órgano al servicio de la revolución y que la mayoría de sus rectores están comprometidos con la continuidad del proceso (como lo han manifestado públicamente). Pensemos que las captahuellas sí infunden miedo a muchos venezolanos y que los «guardianes» de esos electores y de los centros de votación son milicianos, autodenominados «bolivarianos, chavistas y revolucionarios» ¿Henrique, si yo tuviese razón en la mitad de estos supuestos, sólo en la mitad, estarías tú dispuesto a validar el gobierno de Maduro como democrático?

 

Si te reconocen el triunfo ofreceré mis excusas públicamente. De lo contrario, te ruego tener en mente que tu actuación del 14-A puede desmontar este sistema de dominación o puede renovar la imagen «democrática» a una dictadura en crisis. Todos los opositores dependemos de tu reacción. Que Dios te acompañe y te guíe.

 

@yongoicoechea

 

 

Fuente: EU

Por Yon Goicoechea

Quiero votar

Posted on: abril 2nd, 2013 by Laura Espinoza No Comments

No me digan que esto es democracia. Yo iré a votar solo si Henrique denuncia seriamente estos atropellos y me convoca a la protesta contra el sistema dictatorial

 

Así funciona el CNE:

 

1. Fija las elecciones cuando le resulta más conveniente al PSUV.

 

2. Permite y promueve el ventajismo electoral, mientras el Gobierno utiliza fondos públicos para su campaña.

 

3. Inscribe millones de votantes en el Registro Electoral, pero se niega a realizar auditorías efectivas sobre el mismo.

 

4. Crea miles de nuevas mesas electorales en lugares casi despoblados o dentro de instituciones del Gobierno, refugios militarizados, etc., etc.

 

5. Hace cuidar los centros y materiales de votación por miembros de la milicia «revolucionaria, bolivariana, chavista y antimperialista».

 

6. Compra máquinas nuevas cuyos software no son sometidos a ninguna inspección (sucedió en 2004).

 

7. Impide toda observación internacional, salvo la de los panas («prepagos» políticos o recibidores de «maletinazos»).

 

8. Pone captahuellas al lado de las máquinas de votación para luego amenazar a los funcionarios públicos y beneficiarios de misiones diciendo que el Gobierno conocerá su voto.

 

9. Compra votos masivamente y soborna a muchos testigos de mesa de la oposición.

 

10. Regala múltiples cédulas a los miembros del PSUV y nacionaliza sin procedimiento a cientos de miles de extranjeros para que voten por la revolución.

 

11. Cierra consulados que sirven de centro de votación a miles de votantes, mayormente opositores.

 

12. Promueve representantes opositores ante el CNE que sean cómplices, comprables o destructibles (en la campaña pasada fue Juan Carlos Caldera y algunos dirigentes exchavistas, que no pueden denunciar las irregularidades en las que ellos mismos tomaron parte).

 

13. Presiona a los medios de comunicación para que eviten mensajes que «promuevan la abstención», entendiéndose dentro de esto toda denuncia que afecte la credibilidad del sistema.

 

No me digan que esto es democracia. Yo iré a votar solo si Henrique denuncia seriamente estos atropellos y me convoca a la protesta contra el sistema dictatorial. Quiero votar sin hacer el papel de pendejo. @yongoicoechea

Fuente: La Verdad

La nueva Globovisión

Posted on: marzo 12th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Según conversaciones con periodistas del canal, la nueva línea de Globovisión será parecida a la de Unión Radio o Noticias24.com. Dejarán a algunos opositores (siempre que no se opongan tanto) pero cortarán otras cabezas emblemáticas. Conservando espacios de dócil disidencia, obligarán a los partidos a no criticar la venta. A cambio, el canal les concederá uno que otro minuto para que hablen de todo menos de lo que haga daño. Mutuamente, dirigentes y empresarios se legitimarán. Libertad de expresión habrá, pero para lo que convenga.

 

Los periodistas del canal serán más «moderados» y criticarán las declaraciones «radicales» (nada le es más propicio a un dictador que un pueblo demasiado optimista). El gobierno será represivo, pero a la oposición se le exigirán guantes de seda. La misión del canal será moldear la opinión pública opositora para que rechace cualquier muestra de resistencia. De hecho, esta intrusión dentro de la mente del enemigo ya está ocurriendo. Hoy, muchos opositores ven mal que se critique crudamente a Chávez o que se proteste con contundencia. Martin Luther King documentó bien las críticas que recibió de parte de muchos afroamericanos que condenaron sus protestas por miedo a la represalia. Así funciona la dominación ¿Les suena familiar?

 

Denunciarán los huecos de la calle, dirán que las misiones pudieran funcionar mejor, que hay mucha violencia y que debemos enfrentarla juntos. Lo que no se dirá es que nuestro asfalto se lo cogió Fidel, que se robaron la plata de las misiones y que Chávez fue cómplice por acción y omisión de más de 100.000 muertos. Alguna verdad dirán, pero con «optimismo». Los presos, los muertos y las juezas violadas pasarán a segundo plano. Es que a las medios dóciles estas cosas les importan, pero no tanto.

 

Que haya alguien que se oponga sin exageraciones les resulta perfecto, así la gente nunca estalla. A las 12:25 de hoy, lunes 11 de marzo de 2013, Globovisión no ha desmentido a Asdrúbal Aguiar. Ojalá lo haga.

 

@yongoicoechea

Fuente: EU

 

Por Yon Goicoechea

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