Petro y Lula: Su débil compromiso con la democracia venezolana

Posted on: junio 7th, 2024 by Super Confirmado No Comments

Los gobiernos democráticos de América Latina saben que, como lo expresó María Corina Machado, la contienda electoral venezolana “no es un proceso justo, limpio ni libre”. Desde que se realizó la Primaria, pocos días después de la firma del acuerdo de Barbados, el régimen ha mostrado su rostro más opresivo y cínico. La coerción ha ido golpeando a distintos sectores sociales. En la primera fase, a finales de 2023, se limitó a intimidar y atacar los dirigentes más prominentes y a los miembros de la Comisión Nacional de Primaria. Ahora el abanico se abrió y las víctimas van desde dirigentes de Vente Venezuela y distintos integrantes del comando de campaña de María Corina y Edmundo González, hasta humildes vendedoras de empanadas y dueños de modestos hoteles y hospedajes donde se detiene la comitiva del candidato de la Plataforma Unitaria Democrática y la líder nacional opositora en su recorrido por el país.

 

La maquinaria del Estado se alineó para sembrar pánico entre los electores y proyectar una imagen de solidez de la que el Gobierno carece.  Nicolás Maduro y el PSUV colocaron en un plano muy subalterno la persuasión, dedicándose a mostrar sin rubor los colmillos de la coerción.

 

En Venezuela, las elecciones no son libres ni justas porque el candidato de la Unidad, María Corina, los grupos que los acompañan y gran parte de la población, están sometidos al constante asedio del régimen; a la descalificación y persecución de los activistas; al chantaje a quienes reciben las limosnas del Gobierno; a las declaraciones amenazantes de miembros del Alto Mando militar, que intervienen de forma impropia y sesgada en el escenario político.

 

Los detalles de ese ambiente tan hostil tienen que conocerlos los presidentes y gobiernos de la región. Para eso cuentan con embajadores en Venezuela. Especialmente, Gustavo Petro y Lula da Silva seguro están muy bien informados. Sin embargo, ambos decidieron no enviar a Venezuela observadores para la cita del 28 de julio, aunque aplaudo que Lula en una reciente conversación telefónica con Maduro le haya insistido en la necesidad de respetar los acuerdos de Barbados y aceptar observadores internacionales. ¿Entonces, por qué él no los envió?

 

El argumento esgrimido por Petro, expresado a través de su Canciller, resulta insólito. El embajador dijo ante los medios de comunicación que no había tiempo para preparar una delegación que cumpliera con los requisitos técnicos exigidos por Venezuela. La pobreza del razonamiento es insultante. ¡Ni que se tratara de participar en las elecciones en la India, donde votan más de seiscientos millones de personas y los comicios duran seis semanas!

 

Petro está acostumbrado a dar giros acrobáticos. Un día se declara partidario de promover el entendimiento entre el gobierno de Maduro y la oposición, y el otro, se desentiende olímpicamente de la suerte de la democracia venezolana, a pesar de conocer las condiciones tan adversas en la que transcurre la lucha de la oposición, y los esfuerzos que realiza para que el Gobierno y el CNE respeten la Constitución y la Ley de Procesos Electorales, ambos textos aprobados por ellos mismos hace ya bastante tiempo.

 

La decisión de Petro se produjo pocos días después de que el CNE, por orden del Gobierno, retirara la invitación a la Unión Europea para participar, en calidad de observadora, durante la jornada del 28-J. Ese comportamiento hay que asumirlo como un espaldarazo al desplante de Maduro. A pesar de la constante ambigüedad del mandatario colombiano, no deja de sorprender su conducta, pues si algún país se verá seriamente afectado por un eventual –aunque poco probable- triunfo de Maduro, es Colombia. En la actualidad, cerca de dos millones y medio de venezolanos viven en esa nación. De ganar Maduro, el éxodo sería aún mayor y el impacto sobre la sociedad colombiana más profundo del que se observa en la actualidad.

 

Petro y Lula son las dos figuras más sobresalientes de la izquierda latinoamericana. Su papel el 28-J y las horas y días posteriores será crucial para que Venezuela no se desestabilice. Esperemos que la decisión de no enviar observadores a Venezuela no obedezca a una componenda con el régimen, sino sea producto de un error en la evaluación de lo que sucede en nuestro país y de lo que podría ocurrir a partir de la consulta comicial. Por ahora, Maduro debe estar muy contento. A la negativa de Petro y de Lula, hay que contraponer el entusiasmo de los gobiernos de Bolivia, Honduras, Nicaragua y Cuba, primos hermanos del gobierno de Maduro. Estos, animados por la invitación de Venezuela, enviarán delegaciones para ver cómo funciona ‘el mejor sistema electoral del mundo’.

 

De nuevo se demuestra que los venezolanos, a través del compromiso con el cambio, la conducción del liderazgo nacional y la organización popular, somos los únicos capaces de garantizar la recuperación de la democracia y la reconstrucción nacional.

 

Trino Márquez

@trinomarquezc

La campaña épica de la Unidad

Posted on: mayo 24th, 2024 by Super Confirmado No Comments

 

La oposición agrupada en torno de la Plataforma Unitaria Democrática, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado adelanta la campaña electoral en las peores condiciones registradas desde 1999. Es una cruzada heroica en la que se lucha en dos campos distintos, aunque complementarios entre sí.

El primer frente está formado por el gobierno y el Estado construido por el chavismo-madurismo a lo largo de un cuarto de siglo de ejercicio hegemónico del poder. Debido a que por primera vez desde que llegó a Miraflores el régimen encara unas elecciones en las que luce claramente perdedor, está utilizando de forma descarada todos los mecanismos a su alcance para minimizar e invisibilizar a Edmundo González y a María Corina, las dos figuras que encarnan las esperanzas de cambio.

Sin dejar a de arremeter contra Edmundo González, el ensañamiento se ha dirigido especialmente contra María Corina. Sabe que es la líder más importante del país. La persona que sintetiza el descontento y a la vez la esperanza de transformación. Los medios oficiales la ignoran, y cuando se acuerdan de ella es para acusarla de delitos inventados en las salas situacionales del madurismo. La persecución se extiende a los dueños de los modestos hoteles donde se alberga en sus giras por el interior o a los humildes restaurantes donde junto a sus acompañantes se reúnen para comer. No existe espacio donde la paranoia y el rencor madurista no se expresen con insolencia.

En su reciente visita a Apure, María Corina tuvo que sortear toda clase de dificultades para llegar a San Fernando y, a partir de allí, visitar los pueblos de un estado abandonado desde hace muchos años por el régimen, que ahora acaricia la posibilidad de redención. Esa fe en el futuro permitió que María Corina –con la ayuda de la gente- evadiera las alcabalas y todas las demás barreras levantadas por el oficialismo, y se conectara con el pueblo que la recibió con entusiasmo desbordado.

El hostigamiento directo a María Corina se combina con el ensañamiento contra su entorno más cercano. A los miembros de su comando de campaña refugiados en la Embajada de Argentina desde hace más de dos meses, aún no se les ha otorgado el salvoconducto que les permitiría abandonar la sede con destino al país sureño. A la diputada Dignora Hernández y a Henry Alviárez se les ha negado el derecho a comunicarse con sus abogados privados.

El cerco a María Corina también se enlaza con acciones de carácter más general: asedio permanente y cierre de medios informativos que el régimen vincula con la oposición y, ahora, la discusión en la Asamblea Nacional de un proyecto de ley inquisitorial orientado a controlar las organizaciones no gubernamentales, con el fin de acallarlas y someterlas a la voluntad del Gobierno. No parece casual que la condena a los miembros de la llamada Operación Gedeón –entre 20 y 30 años- haya sido anunciada precisamente por esos días, cuando la campaña electoral comienza a cobrar bríos y las encuestas, respaldadas por los paupérrimos actos de masas, señalan que la popularidad de Nicolás Maduro se arrastra por el piso.

A las embestidas del régimen contra la Plataforma, María Corina y Edmundo González, hay que añadir las agresiones laterales contra la Unidad. Me refiero a los flechazos provenientes del «alacranato», como se le llama a ese sector que pretende presentarse formando parte de una oposición «civilizada», cuando en realidad es un aliado objetivo de Miraflores. Para los miembros de esa claque (excluyo a Enrique Márquez, un aspirante con méritos propios), el verdadero enemigo no es la casta que durante veinticinco años ha destruido al país, sino Edmundo González y María Corina, su compañera de fórmula, quienes supuestamente representan a la derecha rancia, apátrida y proimperialista. Sus integrantes no enfrentan dificultades para desplazarse en aviones comerciales o por carreteras, llegar a hoteles, celebrar reuniones en locales comerciales o comer en los restaurantes que les place. A ellos el régimen no los persigue. A Maduro, ellos le resultan perfectamente funcionales. Proyectan la imagen de amplitud que el oficialismo aspira de forma obsesiva. Por supuesto, esos candidatos no representan ningún peligro para su reelección. Entre todos no llegan ni a 8% en la intención de voto. El electorado los ha castigado porque traicionaron la Unidad e introdujeron una cuña en los deseos de cambio de los venezolanos.

Hasta ahora, la Plataforma Unitaria, Edmundo González y María Corina han logrado llevar adelante una campaña épica. Falta un poco más de dos meses para llegar al 28 de julio. El heroísmo de la dirección política hay que combinarlo con la eficacia organizativa y el activismo popular. El compromiso de la gente con el proyecto de cambio democrático está viéndose en toda la nación. Resulta indispensable mantenerlo y potenciarlo.

 

Trino Márquez

@trinomarquezc

El gran trabajo de la Plataforma Unitaria

Posted on: mayo 10th, 2024 by Super Confirmado No Comments

La Plataforma Unitaria Democrática ha realizado una extraordinaria labor desde su fundación, poco después de desaparecer la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en 2018. Las diez organizaciones que la integran      –claramente enfrentadas al régimen- han logrado mantenerse cohesionadas a pesar de sus diferentes enfoques.

Desde hace varios años, la PUD logró el reconocimiento internacional de los gobiernos que aspiran que la democracia retorne a Venezuela y las elecciones populares vuelvan a ser la fuente de legitimidad de los poderes públicos. Durante este período, los vínculos de la alianza con el Gobierno de Nicolás Maduro han pasado por momentos de enorme tensión, que fueron disipándose sin que el grupo se fragmentara. La etapa más crítica fue cuando la Asamblea Nacional electa en los comicios parlamentarios de 2015 –dominada por la oposición- decidió designar a Juan Guaidó presidente interino, con el fin de cubrir el vacío legal creado por la elección ilegítima de Maduro en la cita electoral de 2018, cuando se realizó la elección presidencial convocada por la Asamblea Constituyente presidida por Diosdado Cabello. Fue esa una etapa de máxima crispación en el ambiente político interno y gigantesca presión sobre Maduro en el plano internacional. Más de cincuenta países en el mundo reconocieron el interinato de Guaidó.

De esa convulsión surgió la necesidad de buscar algunos mecanismos de entendimiento y mediación entre el Gobierno –condenado y aislado en el contexto internacional- y la oposición agrupada en la PUD, que reclamaba el retorno a la normalidad democrática y el restablecimiento de las garantías constitucionales en el ámbito electoral. El Reino de Noruega asumió la iniciativa de convertirse en mediador y promotor de una instancia de diálogo entre Gobierno y Oposición. Desde aquellos primeros pasos hasta el presente los escenarios de esos encuentros han variado. Gobierno y PUD se han reunido, además de en Noruega, en México, República Dominicana y Barbados. En cada una de esas convocatorias, bajo la mirada atenta de los gobiernos testigos y acompañantes, se han firmado documentos, memorandos de entendimiento y acuerdos, luego ignorados o violados olímpicamente por el régimen. A pesar de los desplantes, allí se han mantenido los negociadores de la PUD. Ha permanecido Gerardo Blyde, el jefe de la delegación opositora, encarando las insolencias del oficialismo y las críticas del bando más radical de los opositores que, sin proponer ninguna alternativa factible, señalan que con la “dictadura no se negocia”.

De esas conversaciones truncadas y algunas veces decepcionantes, surgió el compromiso firmado en Barbados de cumplir el mandato constitucional de realizar la elección de 2024, respetando algunas de las normas básicas de toda elección democrática. Una de ellas, que la oposición pudiese seleccionar su propio candidato. Es cierto que María Corina Machado, electa en la Primaria del año pasado, fue inhabilitada de forma ilegal, y que luego Corina Yoris, la elegida por MCM para sustituirla, fue rechazada por el CNE sin que existiese ninguna razón para reprobarla. Sin embargo, gracias al temple de la PUD, al final Edmundo González Urrutia pudo inscribirse como representante de la oposición unida. En torno al diplomático de carrera se ha aglutinado la línea opositora que no contemporiza ni se deja comprar por el Gobierno.

Hoy Maduro se encuentra cada vez más atrapado en medio de un proceso que no quería y contra el cual ha conspirado de múltiples formas: ignorando los convenios firmados; persiguiendo a dirigentes que se negaron a convalidar documentos que consideraban abusivos (este es el caso de Julio Borges, quien  no aceptó suscribir el texto presentado por el régimen en República Dominicana); persiguiendo a miembros del comando de campaña de MCM; impidiendo que los venezolanos en el exterior se inscribieran en el Registro Electoral;  y creando de numerosas formas un ambiente turbio y pesado en torno a la cita del 29 de julio. Ahora, las circunstancias están llevando a Maduro a enfrentarse con González Urrutia, con apenas 20% de aceptación popular y con una oposición que no se atomizó en un archipiélago de alacranes, como él pretendía, sino con un aspirante que representa más de la mitad de los votantes, indignados por la ruina del país y porque se les negó el derecho a votar por MCM, la líder popular que emergió con fuerza arrolladora en los últimos años.

La tríada conformada por la Plataforma Unitaria, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia no surgió del azar, sino de una paciente reflexión de la dirección política opositora en torno a los errores cometidos en el pasado, entre ellos el abstencionismo y la prepotencia, y de la definición de una estrategia que coloca el acento en la conveniencia de subrayar las zonas de encuentro y acuerdos.

Bajo la conducción de la PUD, el trabajo incansable de María Corina Machado y el aplomo de Edmundo González Urrutia, será posible comenzar a reconstruir la democracia y el país.

 

@trinomarquezc

El Gobierno: ¿Cómo triunfar con 20% de apoyo?

Posted on: mayo 2nd, 2024 by Super Confirmado No Comments

Nicolás Maduro no encuentra la forma de elevar el apoyo del pueblo. La incompetencia y corrupción del régimen, produjeron un divorcio con libelo entre Maduro y los ciudadanos. Ahora su desafío consiste en mantenerse en el poder sabiendo que representa una minoría muy reducida y que, además, carece de los recursos financieros que le permitirían atraer votos y despertar cierto entusiasmo. La opción que le va quedando se reduce a incrementar la represión contra sus adversarios hasta límites que causen terror entre los dirigentes y activistas de la oposición, e intentar construir una leyenda en torno a su liderazgo, basada en su decisión de enfrentar la corrupción de sus propios camaradas y su valentía para desmantelar golpes de Estado, conjuras y magnicidios.

La represión contra sus contendientes ha venido aumentando de forma continua. Los militantes de Vente Venezuela y Primero Justicia, y los dirigentes sindicales y gremiales son sus favoritos. Ya que no puede detener ese torbellino llamado María Corina Machado, que se desplaza por el interior del país con una fuerza avasallante, arremete contra los activistas que organizan las movilizaciones de la dirigente. Su reciente gira por el estado Portuguesa dejó como saldo varios líderes regionales apresados por el Sebin, acusados de terrorismo. ¡Sí, de terrorismo! En un recorrido en el que la violencia la puso el Gobierno. Bajo la misma acusación insólita se encuentran refugiados en la embajada de Argentina en Venezuela varias personas del comando nacional de MCM, entre ellas Magalli Meda, jefa del equipo. Hay que sumar a esta lista las detenciones arbitrarias y las desapariciones forzosas de Rocío San Miguel, Dignora Hernández y Henry Alviárez, entre muchos otros opositores castigados por el Gobierno.

En otro plano, el régimen ha golpeado duro al ya debilitado movimiento sindical y gremial, que exige respetar las convenciones colectivas e incrementar los miserables salarios que ganan los trabajadores. El ‘presidente obrero’ ha aplicado una política antiobrera como nunca antes se había visto en Venezuela. Su estrategia antiinflacionaria ha tenido como uno de sus ejes el control drástico de los incrementos salariales, con la finalidad de contraer la demanda y contener la subida de los precios. Aunque el salario mínimo y, por lo tanto, las pensiones del Seguro Social se mantienen congelados en Bs. 130 ($3.5), el 1 de mayo se decretó el aumento del sueldo mínimo integral a $130, lo cual compensa un poco la erosión del poder adquisitivo.

La represión y persecución de los militantes opositores, se ha combinado con el desmantelamiento de la red de corrupción en torno a Pdvsa y las criptomonedas. Esa investigación ha dado resultados sin duda plausibles, aunque extrañamente tardíos.  Los jefes de esa vasta operación de saqueo de los recursos públicos debían ser descubiertos y castigados con todo el rigor que exige el daño patrimonial causado a la nación. Sin embargo, a medida que van conociéndose los detalles del caso, va quedando claro que además del ataque a los corruptos más depredadores, el Gobierno buscaba saldar cuentas con Tarek El Aisami y la banda que pretendía arrebatarle el poder a Nicolás Maduro. Aquí es donde se produce el parto con fórceps. Con la intención de desacreditar a conocidos dirigentes de la oposición, algunos de los cuales se encuentran en Venezuela y otros en el exterior, el Gobierno está estableciendo unos vínculos artificiales.

Maduro, a través del Fiscal, se refiere a una conspiración orientada a derrocarlo mediante un golpe insurreccional. El giro se ve forzado. El acercamiento de líderes opositores con antiguos adversarios, que entran en conflicto con los subordinados de quienes detentan el poder es de los hechos más comunes en la historia política. Incluso, sucede con más frecuencia en los modelos autoritarios. Hay que recordar que en los meses previos al golpe del 4F, Hugo Chávez y otros conjurados establecieron contactos con personas que habían detentado cargos importantes durante el período democrático. El madurismo oculta esos episodios.

Ahora, el Gobierno trata de empantanar a la oposición en complots con el fin de enrarecer el clima electoral, asociando partidos de la Plataforma Unitaria con proyectos alejados de la vía electoral. La intención luce clara. Podrán decir: ‘con quienes conspiran contra la democracia (la de ellos) resulta imposible ir a comicios’. Por allí se abre la brecha para perseguir, acusar e ilegalizar a quienes supuestamente participaron en la conjura. La oposición saldría descalificada, mientras Maduro aparecería como el líder triunfante. La víctima que no se deja acorralar por sus enemigos.

Leyendas rocambolescas como las que están urdiendo alrededor de la corrupción de Pdvsa y la traición de El Aisami a Maduro, las veremos con frecuencia en los meses que restan hasta el 29J.

La oposición tendrá que estar preparada para encarar todas las calumnias, amenazas, detenciones y desapariciones forzosas de las que el régimen echará mano en su vano intento de evitar la derrota en las votaciones de julio.

La represión sistemática es la única forma de intentar triunfar con solo 20% de apoyo popular.

 

 

@trinomarquezc

 

 

Edmundo González Urrutia contra viento y marea

Posted on: abril 26th, 2024 by Super Confirmado No Comments

El CNE aceptó finalmente la renuncia del gobernador Manuel Rosales a la candidatura presidencial y el respaldo a Edmundo González Urrutia (EGU) por parte de Un Nuevo Tiempo (UNT) y del Movimiento Por Venezuela (MPV), luego de la presión internacional desatada contra Nicolás Maduro durante las horas previas al cierre del plazo para modificar el tarjetón electoral. Hasta la tarde del 23 de abril aún no se sabía si la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) –la de la manito- iba a ser inhabilitada por la Sala Electoral del TSJ, si EGU quedaría sin partido que lo postulara y si Manuel Rosales sería la única opción real de la oposición para participar en los comicios del 28 de julio. El suspenso era total. Los rumores y conjeturas elevaron la tensión al máximo. Parecía que estábamos en medio de una película de Alfred Hitchcock.

 

El Gobierno se inhibió de cumplir los pronósticos por las providenciales intervenciones ese mismo día de los presidentes de Brasil           -Lula da Silva-, de Chile –Gabriel Boric-, del canciller de España –José  Manuel Albares- y de Francisco Palmieri –representante de Estados Unidos para las relaciones con Venezuela-;  además, por la presencia en Venezuela del fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) -Karim Khan- y de la comisión de expertos electorales de la ONU dispuestos a participar como observadores en los comicios de julio.

 

Todos esos factores se alinearon para lograr que Maduro le ordenara al CNE la admisión de EGU como candidato de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), derecho que previamente le negó a María Corina Machado y a Corina Yoris. El costo de desconocer las opiniones de los actores que habían mediado en la crisis habría sido demasiado elevado para el régimen, especialmente en el momento actual que las sanciones petroleras han recrudecido y podrían agravarse en el futuro cercano, cuando el Gobierno necesita proyectar la imagen de estabilidad y prosperidad económica, a través del populismo al cual echa mano en cada campaña comicial.

 

Si no surgen nuevas y repentinas ‘sorpresas’, puede decirse que la oposición cuenta con un candidato oficial para la cita del 28J. La escogencia de EGU, diplomático de larga carrera, como candidato unitario presenta varias ventajas importantes.

 

Fue elegido de forma unánime por las diez organizaciones que componen la PUD. Quedó demostrado que la alianza se tomó en serio la tarea de consultar, dialogar, limar asperezas internas y alcanzar un acuerdo estratégico. La ecuanimidad con la cual la PUD encaró las dificultades y los tropiezos fue una evidente demostración de que ese sería el estilo de gobernar Venezuela en el futuro.

 

La unanimidad alcanzada refleja que MCM, máxima líder de la oposición, participó en el debate y estuvo de acuerdo con el acuerdo. Puede suponerse que EGU fue asumido por MCM como otra versión de Corina Yoris, con la ventaja que en el proceso de selección del hoy candidato intervinieron de forma más activa las organizaciones integrantes de la PUD. Lo cual le da mayor representatividad a Edmundo González Urrutia.

 

La selección del abanderado presidencial no produjo desgarraduras internas en la PUD y la unidad se preservó y fortaleció. Manuel Rosales contribuyó a esa cohesión al apoyar el acuerdo, retirar su candidatura y ofrecer la tarjeta de UNT al aspirante electo. El gobernador cumplió con lo prometido, dejando mal parados a sus detractores.

 

Quedó de manifiesto que, a pesar de todas las restricciones e inconvenientes impuestos por el régimen –especialmente el bloqueo de MCM-, la PUD pudo elegir su propio candidato. No fue Nicolás Maduro y sus aliados quienes lo impusieron.

 

Se evidenció que, así como en circunstancias tan adversas la PUD pudo organizar y cristalizar con enorme éxito la Primaria de octubre 2023, igualmente se encuentra en condiciones de diseñar y desarrollar una campaña presidencial exitosa en 2024.

 

MCM deberá entrar en una nueva y decisiva fase. Ella constituye un factor clave en el éxito de la campaña electoral y en la victoria del candidato que respaldó, con el fin de rescatar por la vía electoral la democracia y el bienestar nacional.

 

A partir de ahora, todos los demócratas deben fortalecer la nominación de EGU. En sus primeras intervenciones públicas, el aspirante se ha proyectado como un estadista. Una persona aplomada, alejada del histrionismo dominante durante un cuarto de siglo, que llama sin exclusiones a la paz, la reconstrucción del país y la unidad nacional.

 

La sindéresis está retornando. La visión global de Venezuela y el Estado están reapareciendo. Ahora, el compromiso consiste en lograr que haya valido la pena que Edmundo González Urrutia sea el candidato unitario contra viento y marea.

 

@trinomarquezc

El mejor candidato: El candidato unitario

Posted on: abril 20th, 2024 by Super Confirmado No Comments

El régimen instalado en Miraflores hace un cuarto de siglo considera su continuidad como una especie de derecho adquirido. Un beneficio basado en el dominio de la Fuerza Armada y las demás instituciones del Estado, logrado tras décadas de control. La casta gobernante niega la alternancia en el poder y desprecia el voto popular como instrumento para elegir las autoridades de los poderes públicos. Viola constantemente la Constitución que ellos mismos aprobaron por amplia mayoría en 1999.

 

Con el paso de los años mantener la hegemonía se les ha ido complicando cada vez más. Nicolás Maduro no posee el carisma de Hugo Chávez, ni el caudal de petrodólares en el cual navegó el comandante, regalo divino que le permitió aplicar políticas populistas diseñadas para comprar y deslumbrar a las masas. Chávez durante un cierto período pudo ganar elecciones sin verse obligado a recurrir a amenazas, extorsión y fraude. En algunos momentos su popularidad llegó a superar 70%. Maduro no posee ese encanto. Solo lo une al caudillo fallecido su apetito insaciable y el goce obsceno que él y su camarilla sienten por el poder. Maduro está frente al reto de preservarse en la cúspide con el respaldo de menos de una cuarta parte de la población.

 

Por el lado opositor, el desafío se centra en hacer valer el peso de la inmensa mayoría que rechaza al Gobierno –cerca de 80%- por su inconmensurable ineptitud, pero que no cuenta con grandes partidos; ni con federaciones, sindicatos y gremios poderosos; ni con un movimiento estudiantil que actúe como factor de agitación; ni con una sociedad civil bien tramada capaz de proteger sus derechos. En estas condiciones de debilidad, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y María Corina Machado (MCM) les exigen a los jerarcas del régimen que se ajusten a lo establecido en las leyes, especialmente a lo señalado en la Ley Orgánica de Procesos Electorales (Lopre).

 

Aunque la presión internacional es intensa, no se ve factible que Maduro admita concurrir a unos comicios competitivos y justos, como aparece señalado en los acuerdos de Barbados. Sin embargo, tampoco le está resultando fácil repetir la historia de 2018, cuando le ordenó al CNE fabricar un traje a la medida de sus ambiciones. En esta ocasión son muchos los sectores afectados. Los gobiernos de la región serán los primeros perjudicados si Maduro decide imponer su voluntad de por las malas, más allá de lo que ya lo ha hecho.

 

En las elecciones del 28 de julio es posible que la oposición triunfe y que se inicie la transición hacia la recuperación de la democracia y la reconstrucción nacional. Para que esa meta se logre deben superarse algunas barreras. Destaco las siguientes.

 

En primer lugar, hay que poner de acuerdo a la PUD, MCM y Manuel Rosales. La desintegración de esa trilogía significaría renunciar a la posibilidad de conseguir la victoria. Luego, -a pesar de los obstáculos, amenazas y la represión inocultables- hay que abandonar las posturas fatalistas y derrotistas basadas en análisis teleológicos. Es decir, en ese tipo ‘análisis’ que parte del presupuesto según el cual el Gobierno no va a dejarse arrebatar el mando mediante el voto popular. Sea quien fuere el candidato, consideran quienes así piensan, esa figura será inhabilitada si despunta en las encuestas y se convierte en una seria amenaza para las pretensiones continuistas de Maduro y su claque. A partir de esa visión, lo más coherente y honesto con la gente sería llamar desde ya a la abstención, para no ‘legitimar’ ni ‘blanquear’ el manchado rostro de Maduro, con unos comicios que desde su propio nacimiento están viciados y su resultado escrito con anticipación.

 

El otro prejuicio que debe combatirse sostiene que sólo MCM encarna las posibilidades de cambio, y si no es ella o Corina Yoris la aspirante, no vale la pena acudir a las urnas electorales. Yo he sido un entusiasta seguidor de MCM. Voté por ella en la Primaria. Considero que es la dirigente política que mejor se conecta con la gente. Estimo que sería una excelente candidata y una extraordinaria Presidenta. Pero, admito que estamos acorralados por un régimen hegemónico que busca perpetuarse pisoteando el Estado de derecho, y que deben aprovechare las rendijas que abre para intentar colarse por ellas con el fin de construir una alternativa que haga posible reencontrarse con la democracia y la prosperidad.

 

Si se acepta que nos encontramos atenazados por el cepo de un gobierno autoritario, y que carecemos del músculo organizativo para salirnos de esa cuadrícula y fijar nosotros las reglas, o al menos lograr que se cumplan las existentes, entonces la consecuencia lógica es que actuemos según las normas impuestas, con el fin de modificarlas cuando poseamos la capacidad de hacerlo.

 

De acuerdo con lo establecido por el CNE, el candidato de la PUD deberá salir de los doce aspirantes admitidos por el organismo.  Edmundo González, Manuel Rosales y Enrique Márquez representan las opciones reales. Con cualquiera de ellos es posible triunfar, pero se necesita el apoyo activo de MCM.

 

En este momento conviene recordar la trágica experiencia de Nicaragua: En 2006, los liberales –demócratas que constituían la amplia mayoría- se enfrentaron divididos a Daniel Ortega, pensando que cualquiera de las dos facciones podía derrotarlo. Desde hace 18 años se instaló en ese país una de las tiranías más oprobiosas y estables del mundo.

 

@trinomarquezc

20 de abril: la decisión es urgente

Posted on: abril 12th, 2024 by Super Confirmado No Comments

El próximo 20 de abril fue fijado por el Consejo Nacional Electoral como fecha límite para cambiar los nombres de los candidatos presidenciales que aparecerán en el tarjetón y en las pantallas de las máquinas de votación. Las modificaciones solo podrán realizarse con los aspirantes que ya fueron admitidos por el CNE.

 

Hasta ahora, el CNE –es decir, el gobierno- ha demostrado ser inflexible en la aplicación del cronograma electoral y las normas que de forma caprichosa aprobó, violando la Ley Orgánica de Procesos Electorales. No aceptó, por ejemplo, la inscripción de la profesora Corina Yoris, a pesar de ser una venezolana ejemplar que en su hoja de vida no presenta ninguna mancha que le impida postularse como aspirante a la Presidencia de la República. En cambio, aceptó que las votaciones fuesen convocadas para el 28 de julio, casi seis meses antes de la transmisión de mando, fijada en la Constitución para el 10 de enero del año entrante, cuando la tradición y el sentido común indican que lo más sensato es acercar de forma prudente la fecha de la cita electoral al día de la transmisión de mando.

 

A pesar de las evidencias que demuestran la rigidez del régimen, hay un sector de la oposición organizada en torno de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y la propia María Corina Machado, que insisten en señalar que legalmente es posible sustituir al candidato unitario de la oposición hasta diez días antes del 28J. Es decir, el 18 de julio. Esta estrategia me parece extremadamente arriesgada y peligrosa por varias razones.

 

Ese sector de la oposición confía en que la presión internacional, entre ellas el peso de las sanciones que eventualmente se le impondrían al gobierno si no acepta la inscripción de MCM o de Corina Yoris, haría ceder a Maduro y, por lo tanto, brindarle apoyo a otro aspirante sería  claudicar ante el régimen y decepcionar a los aliados internacionales. Esta visión me parece incorrecta. Maduro ha demostrado que resiste de forma tozuda la presión de los países democráticos porque cuenta con el respaldo de algunos de los gobiernos más autoritarios del planeta. China, Rusia e Irán –que juegan en las grandes ligas de los autoritarismos- han avalado las acciones del mandatario criollo. Maduro se siente cómodo y fortalecido con esos apoyos. Piensa que con esos países a su lado está sobrado. La presión en Latinoamérica de naciones como Brasil, México y Colombia –que, de paso, es muy tenue- no lo incomodan mucho. Petro acaba de estar en Caracas. Se reunió con un sector de la oposición en el que, al parecer, no se encontraba MCM. Lo mismo ocurre con respecto a la Unión Europea.

 

Además, MCM y la PUD están recibiendo los respaldos de organismos y personalidades que saben muy bien que en el mundo de la política hay batallas que no pueden ganarse totalmente. Que hay que dar un paso atrás para dar luego dos hacia adelante. Que lo perfecto es enemigo de bueno. Si MCM y la PUD decidiesen respaldar a Manuel Rosales, ese acuerdo no sería asumido como una rendición, sino como una alternativa pragmática frente a un régimen autoritario al cual se le deben reducir las opciones para cometer nuevos abusos.

 

Otro problema grave con postergar indefinidamente el apoyo al candidato que represente la opción unitaria, se relaciona con promoción y proyección nacional de esa figura. Uno de los aspectos en los que el régimen ha sido más eficiente es en la construcción de la hegemonía comunicacional. Una gran parte del país sólo se entera de lo que sucede  a través de los sesgados medios de comunicación dominados por el gobierno. Mediante esa amplia red se desinforma, tergiversa y adultera la realidad. Se divulgan noticias falsas. La campaña de 2024 será –en realidad ya lo es- una jornada de rumores malsanos. El aspirante opositor será vapuleado, pero tendrá tiempo de defenderse, contraatacar y, sobre todo, proyectarse como una figura de alcance nacional. Para recorrer cada estado, municipio y pueblo se requiere disponer de tiempo, ánimo y convicción. Esta determinación surge de la certeza de ser un candidato con atributos suficientes para aspirar a gobernar el país.

 

Lo más conveniente en el tiempo que resta hasta el 20 de abril es que MCM, la PUD, MR (podría incluirse a Enrique Márquez) se pongan de acuerdo con respecto a un nombre que represente a la inmensa mayoría del país que quiere un cambio por la vía electoral. En torno a ese personaje hay que seguir luchando en la nación y en la comunidad internacional por elecciones libres, justas y competitivas, que abran la posibilidad de una transición democrática.

 

Mantenernos en el reino de la ambigüedad e incertidumbre con la esperanza de que MCM o Corina Yoris sean las candidatas aceptadas por el régimen, puede provocar una nueva y dolorosa frustración que termine en la abstención. La prioridad debe residir en derrotar a Maduro e iniciar un proceso de transición que lleve al restablecimiento de la democracia y la recuperación económica y social del país. El agente de ese cambio será la persona que reciba el respaldo de MCM, la PUD y todos los factores interesados en rescatar a Venezuela.

 

 Trino Márquez

@trinomarquezc

María Corina Machado y la Unidad

Posted on: abril 4th, 2024 by Super Confirmado No Comments

En sus últimas intervenciones públicas –especialmente en la difundida el Domingo de Resurrección, día cargado de simbolismo- María Corina Machado ha insistido en que seguirá luchando hasta el final, y que será ella la candidata admitida por el régimen o será Corina Yoris. Trata de hacer valer la legitimidad de la Primaria y de los más de dos millones de votos obtenidos en esa masiva consulta. Su postura me parece correcta. Se resiste a que el candidato opositor sea escogido por Nicolás Maduro.

La actitud de MCM la entiendo como una táctica dirigida a fortalecer su imagen frente a la comunidad internacional, que ha respaldado sus legítimas aspiraciones, particularmente con Gustavo Petro y Lula Da Silva, dos líderes fundamentales de la izquierda latinoamericana solidarizados con su causa y distanciados del autoritarismo de Nicolás Maduro. La consistencia de MCM ha permitido que Estados Unidos –a través de Brian Nichols, principal responsable para asuntos latinoamericanos, y Francisco Palmieri, encargado de las relaciones con Venezuela- mantengan la presión sobre el Gobierno de Maduro. Igualmente, el secretario de Estado del Reino de Noruega vino al país a dialogar con el oficialismo y la oposición.

En el plano interno, las declaraciones de MCM buscan consolidar sus posiciones para negociar en mejores términos con sus aliados dentro de la Plataforma Unitaria Democrática y con otros factores que, a pesar de no integrar la PUD, se oponen sin ambigüedades al Gobierno.

Hasta este punto comprendo y comparto la conducta de MCM. Una figura de su talla debe exhibir reciedumbre en los momentos más difíciles. Debe demostrar que no se rinde ante los primeros tropiezos porque allí reside su liderazgo: en su capacidad de afrontar con coraje las dificultades.

Sin embargo, no estimo conveniente el sesgo anti Manuel Rosales que se percibe en miembros del entorno de MCM y particularmente de numerosos simpatizantes de la líder, que descalifican al gobernador del Zulia acusándolo de traidor y ‘alacrán’.

Es muy probable que a Rosales el Gobierno le haya levantado la barrera que le impedía inscribirse en el CNE, luego de una negociación y un acuerdo con el oficialismo. Resulta muy extraño que pocos minutos después de haberse cerrado el lapso legal, él se haya incorporado a la lista de los admitidos. También es raro que el CNE haya extendido el plazo durante doce horas con el fin de que fuese admitido Edmundo González Urrutia, en representación de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) –la tarjeta de la manito- ahora PUD. De acuerdo con los rumores puestos a circular por los detractores de González Urrutia, su nombre forma parte de la componenda entre el Gobierno y Rosales. Se trataría de un acuerdo para que el candidato de la PUD decline a favor de Rosales cuando la campaña haya avanzado y la elección de julio se acerque.

Todas estas conjeturas, convertidas en rumores perniciosos, están creando un clima tóxico dentro de la oposición. Ciertos personajes que pretenden dirigirla desde Miami y otros lugares del mundo, se han encargado de fomentar esas especies malsanas, que envenenan el ambiente y solo sirven para sembrar una atmósfera de mutua desconfianza entre quienes están obligados a buscar entendimientos.

Los líderes democráticos deben entender que el verdadero y principal enemigo es Nicolás Maduro. Todas las acciones políticas dentro de la oposición deben subordinarse al objetivo de iniciar un proceso de transición pacífico, ordenado y constitucional. El mandatario nacional forma parte de una camarilla que durante un cuarto de siglo ha azotado a Venezuela. La ha empobrecido hasta el punto de ser el responsable del mayor éxodo registrado en toda la historia nacional y en todo el planeta, sin que haya habido una invasión externa, una guerra civil o una catástrofe natural de grandes dimensiones.

La tierra donde se asienta la política es árida. La política es áspera. Los estudiosos más importantes de su historia destacan que la lucha por el poder generalmente prescinde de lealtades porque en ella intervienen seres ambiciosos, vanidosos, imperfectos. William Shakespeare en algunas de sus obras dramáticas más famosas –como Macbeth y Ricardo III- devela el alma de quienes aspiran el poder, incluso por vías democráticas. Ese mismo proceso lo vive el régimen madurista y el PSUV, solo que de forma más atenuada porque sus dirigentes no divulgan los intríngulis de sus luchas intestinas. Lo ocurrido con Tarek El Aisami, quien lleva más de un año desaparecido, constituye una pequeña muestra de cómo se dirimen los conflictos en la cúpula madurista. Pero, el oficialismo se comporta como una tumba. Al estilo cubano, chino o ruso. Nadie se refiere a él. Totalmente ignorado. Nadie dice qué pasó con el antiguo miembro de la nomenclatura.

En cambio, en la oposición prevalece la diatriba y el descrédito, a pesar de que sus dirigentes han estado fuera del poder durante más de dos décadas.

MCM debe entender que su liderazgo está atado al triunfo del candidato que finalmente surja del complejo proceso que está en pleno desarrollo. Esa figura podría ser MR. El mandatario del Zulia ha insistido en que si MCM, producto de las presiones, es admitida como candidata, él declinará a su favor. Esta promesa introduce una nota relajante en el panorama.

Si el candidato de la Unidad triunfa, MCM compartirá los méritos por la victoria y saldrá fortalecida. Si es derrotado, porque ella se paraliza, la responsabilidad podría recaer en ella y su liderazgo se derrumbará como ha ocurrido con otros dirigentes. Lo peor es que Venezuela seguiría hundida en la miseria.

MCM es clave para la Unidad. Así debe asumirlo.

 

Trino Márquez

@trinolmarquezc

La furia roja contra la inteligencia democrática

Posted on: marzo 29th, 2024 by Super Confirmado No Comments

 

Nicolás Maduro –al bloquear la candidatura de María Corina Machado, primero, y la de Corina Yoris, después– cobró venganza del éxito de la primaria, que dejó en ridículo todos los pronósticos del madurismo que daban por un hecho el fracaso total de la convocatoria; el fiasco del referéndum por el Esequibo, que se lo atribuyen en gran medida a la resistencia de la oposición a apoyar la cita; y, especialmente, a la profunda conexión de MCM con los sectores más pobres, la inmensa mayoría de la nación.

Los días anteriores al cierre de las postulaciones, Maduro intentó demostrar que su poder es tal que domina a placer el Consejo Nacional Electoral y posee la capacidad de decidir cuáles son los candidatos que le gustan y le convienen, y cuáles no. Ni las organizaciones opositoras ni los sectores populares que respaldan a MCM tuvieron la fuerza suficiente para doblegar la inflexible decisión de la cúpula oficial. MC y su sustituta fueron rechazadas sin apelación que valiese. Me imagino que las horas finales antes de que se cerrara el período de postulaciones, las negociaciones fueron intensas tanto dentro de la alianza opositora como entre algunos de sus miembros con los rectores del CNE y miembros del Gobierno. También podemos suponer que varios países amigos de la democracia se movilizaron para tratar de sacarle alguna concesión a Maduro.

Producto de esas conversaciones y acuerdos de última hora fue que se logró desbloquear la tarjeta de Un Nuevo Tiempo –uno de los dos partidos de la PU que podía presentar aspirantes- e inscribir a Manuel Rosales. Luego, vencido el plazo establecido por el CNE, se abrió el compás para que, casi al cierre, pudiese participar el candidato de la MUD (antigua Mesa de la Unidad Democrática, ahora convertida en Plataforma Unitaria Democrática –PUD-). Ese aspirante de la MUD –el número 13, de acuerdo con la lista aprobada por el CNE- es un personaje que prestó su nombre para velar por el lugar que le corresponde a MCM, a Corina Yoris, o a la persona que en el curso de las próximas semanas surja de las discusiones y negociaciones dentro de los distintos factores de la oposición. Con la incorporación de Edmundo González Urrutia se abre un abanico de posibilidades para intentar conseguir que, finalmente, MCM o CY sean aceptadas por el CNE, o que aparezca una nueva figura digerible para el Gobierno.

El otro plano de la discusión se refiere a qué hacer con Manuel Rosales. Cómo relacionarse con él cuando aparezca ese eventual candidato de la PUD. El gobernador de Zulia, viejo y experimentado zorro de la política, tomó la decisión que le correspondía: llenar la casilla que le correspondía a UNT. Por eso me parece muy desafortunado e impropio cualificarlo de «traidor». Era mejor asegurar ese espacio que dejarlo vacío, abriendo así las compuertas de la abstención opositora, que es lo que Maduro promueve.

El gobierno, de forma taimada –y también para cubrir las apariencias ante la andanada de denuncias y reclamos provenientes del exterior, incluidos sus compañeros de ruta en Brasil y Colombia- luego de la inscripción de Rosales, abrió la posibilidad para que se anotará el candidato de la MUD. Esta no fue una decisión inocente. Persigue promover la división y el desconcierto en la oposición.

Frente a esa estrategia divisionista del régimen, lo más sensato resulta iniciar cuando sea preciso, pero pronto, el análisis de las opciones reales que existen. Si la PU y MCM conforman un bloque, por un lado, y Rosales y UNT, por el otro, es altamente probable que Nicolás Maduro triunfe el 28 de julio, sin necesidad de recurrir al fraude masivo. La misma oposición le lavaría la cara al régimen, sin que este se vea obligado a recurrir a los artificios a lo que suele apelar.

El diálogo, las concesiones inevitables y los acuerdos sostenibles dentro de la oposición, resultan vitales para que el 28J se convierta en una fecha en la cual se inicie la transición democrática en el país. MCM y MR sugirieron en sus recientes ruedas de prensa que Venezuela está por encima de los intereses parciales de los dirigentes y las organizaciones. En poco tiempo podrán demostrar la validez de esa afirmación.

Frente a la furia roja, inteligencia democrática.

PD: A pesar de las intenciones del régimen de amargarles la Semana Santa a los venezolanos, espero que estos días la pasen muy bien. Felices Pascuas de Resurrección.

 

 Trino Márquez

@trinomarquezc

La democracia numérica, según el madurismo

Posted on: febrero 22nd, 2024 by Super Confirmado No Comments

 

Jorge Rodríguez –presidente de la Asamblea Nacional y jefe de la delegación del Gobierno que ha mantenido contacto durante casi tres años con la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) desde Oslo hasta Barbados, pasando por México y República Dominicana- ha insistido durante las recientes semanas en que ellos, los dirigentes del PSUV, en un acto de amplitud democrática sin precedentes, se han reunido con ‘casi’ todos los partidos y grupos de la ‘oposición’ –97% dice el doctor Rodríguez, con precisión pitagórica- con el fin de discutir acerca del cronograma electoral y las condiciones en las que se realizarán los próximos comicios.

 

 

Sin embargo, resulta que en ese 3% que, según sus cuentas, falta para cubrir totalmente el espectro opositor, se encuentran los partidos agrupados en la PUD y Vente Venezuela, la organización fundada por María Corina Machado, la candidata que participó en la Primaria del 22 de octubre, obteniendo cerca de dos millones y medio de votos. En otros términos: En la ronda de consultas y conversaciones promovidas por Rodríguez han sido ignoradas las agrupaciones que representan la inmensa mayoría del electorado opositor. Ha quedado excluida la ‘verdadera oposición’, como acertadamente la llama Gerardo Blyde.

 

 

La PUD con razón no ha concurrido a la trampajaula montada por el madurismo. La supuesta amplitud de la que habla el diputado Rodríguez pretende diluir la importancia, legitimidad y representatividad de la PUD en una masa informe de minúsculas organizaciones y ‘dirigentes’ convertidos en figuras relevantes gracias a los favores del Gobierno, que judicializó algunos partidos para crear de la nada hijos bastardos de las organizaciones originales. Primero Venezuela constituye un buen ejemplo, entre otros, de la maniobra urdida por el Gobierno para fragmentar la oposición creando liderazgos ficticios.

 

 

Jorge Rodríguez ha manifestado su indignación –bastante postiza, por cierto- por la negativa de la PUD a participar como comparsa en la opereta. El razonamiento del presidente de la Asamblea Nacional podría rebatirse del siguiente modo: Si, digamos, el Reino de Noruega se reuniera para tomar decisiones trascendentales sobre los comicios con todos los grupos que integran el Polo Patriótico, meno el PSUV, podría decirse que Noruega consultó a más de 90% de los miembros del PP; no obstante, ¿cuál sería el valor de una decisión en la que no intervenga el principal partido de la alianza oficialista? Ninguno, dirían con razón los jerarcas del PSUV.

 

 

Exactamente lo mismo sucede con la marginación de la PUD de la ronda de acuerdos promovida por Rodríguez. En la negativa de la PUD a bailar al son que toca el Gobierno no hay ningún ‘racismo’ o ‘supremacismo’, como afirma el exaltado presidente de la AN, sino una clara conciencia de cuál es el lugar que les corresponde a los actores que firmaron primero el Memorando de Entendimiento en México y luego los acuerdos de Barbados. Estos actores son los interlocutores legítimos del Gobierno. Es con ellos con quienes deben acordarse las condiciones electorales y la fecha de los comicios, aunque el PSUV luego extienda la participación a otros grupos y organizaciones políticas.

 

 

Sucede que Nicolás Maduro y su grupo están tratando de organizar unas elecciones a la medida de sus intereses. Saben que no pueden dejar de convocar la cita para 2024. Se trata de un mandato de la Constitución. Pero tratan de hacerlo minimizando los riesgos de perder, resultado que arrojan todas las encuestas. Requieren legitimarse frente a la comunidad internacional para evitar el caos de 2018, pero sin correr el peligro de salir eyectados de Miraflores. Unas elecciones libres y competitivas los sacaría del poder. La cuadratura del círculo. En medio de esta paradoja hay que entender las idas y venidas de la nomenclatura madurista: Sus amenazas altisonantes y la represión selectiva que han desatado. Deben desestimular el voto opositor y cohesionar el interno.

 

 

El reto de la oposición consiste en tratar de que el régimen quede preso de sus propias ambigüedades y contradicciones, y se vea obligado a convocar una cita electoral aceptablemente equilibrada.

 

 

La PUD y MCM están actuando como les corresponde: Insisten en que la única ruta es la electoral y que lucha será ‘hasta el final’. Esto significa movilizar la mayor cantidad de los sectores populares que apoyan la candidatura de MCM para que presionen al Gobierno y conectarse con todos los factores internacionales que pueden exigirle a Maduro obediencia a las normas democráticas: Respeto a la oposición; elecciones libres, equilibradas y transparentes; independencia del Poder Electoral; supervisión internacional de los procesos comiciales; acatamiento de los resultados electorales; alternancia en el poder.

 

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Nada que no se encuentre establecido en la Constitución, la Ley Orgánica de Procesos Electorales y los acuerdos de Barbados.

 

 

@trinomarquezc