¿Elecciones en dos años?

Posted on: octubre 21st, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Imagina el 10 de enero del próximo año. Maduro se presenta en la Asamblea Nacional, la legítima, con la pretensión de ser juramentado como presidente con los votos del oficialismo y también, con algunos de diputados que fueron electos con la fuerza y el sacrificio del pueblo democrático venezolano.

 

 

A cambio, ofrece “nombrar” un nuevo CNE, favorecer ciertos negocios en la economía, liberar a algunos presos políticos, bajar la represión, y…. hacer elecciones para “la renovación de poderes” en dos años.

 

 

 

Es decir, dejar a Maduro quieto, justo ahora cuando todas las fuerzas -internas y externas-, crecen y se alinean para provocar el quiebre y su salida.

 

 

 

Si, en serio. Esto es lo que algunos voceros del régimen han planteado como el contenido de la discusión del nuevo “diálogo”; y lo que a algunos, dentro y fuera del país, les parece aceptable.

 

 

¿Pero, además del régimen, a quién le convendría este “arreglo”? Desde luego a aquellos que están haciendo mucha plata a costa del hambre de los venezolanos; a los que no quieren que se acabe la impunidad o se investigue el saqueo que han hecho a Venezuela; y a los que, en el exterior, han recibido mucho dinero para defender al régimen venezolano o para impulsar un modelo similar en otros países. Zapatero incluido, por supuesto.

 

 

 

¿Y los venezolanos, qué? ¿Alguien en su sano juicio puede creer que Maduro, ofrezca lo que ofrezca, es capaz de desacelerar la hiperinflación? ¿Alguien cree que Maduro puede parar el hambre, el colapso de los servicios, o la violencia desatada? ¿Alguien cree que el éxodo se detendrá y que ya no serán 3 millones de exiliados, sino 5, 6 o 7 millones de venezolanos que huyan por nuestras fronteras?

 

 

 

¿De verdad creen que el país, la gente, se va a calar esperar dos años más de penuria porque una “dirección política” lo acuerde con la tiranía? No entienden nada. O no quieren entender.

 

 

En Venezuela hay solo dos posiciones: el régimen dice “Maduro para siempre” y la sociedad, unida como nunca, dice: “Fuera Maduro YA”.

 

 

 

La nueva “Operación Zapatero”, como todas las farsas de diálogo previas, solo busca darle oxígeno y tiempo a Maduro para que se quede; y grandes negocios a los que hoy siguen saqueando a Venezuela; incluidos los grupos criminales de la guerrilla, el narcotráfico y el terrorismo.

 

 

 

¿Es que acaso alguien cree que estos criminales van a hacer una elección en dos años para entonces salir del poder? ¡Por favor! Su objetivo es: “Maduro y sus mafias para siempre”, y, como hicieron en 2014, en 2016 y en 2017, cuando estuvimos muy cerca de una ruptura, hacer creer que están dispuestos a salir por las buenas; con la complicidad e ingenuidad de muchos que el país ya conoce.

 

 

Lo importante para nosotros, los venezolanos, es entender qué ha cambiado hoy y por qué esta nueva maniobra cubana no les va a funcionar.

 

 

 

En primer lugar, los factores con poder real en la comunidad internacional ya asumieron que un régimen forajido y fallido es intolerable en el hemisferio. El asesinato de Fernando Albán fue un punto de inflexión para muchos. Esto queda evidenciado en la lista creciente de países que apoyan la investigación en la Corte Penal Internacional, las iniciativas del Secretario del Tesoro de Estados Unidos de reunirse con los ministros de Finanzas del G20 para cerrar las fuentes ilícitas de financiamiento del régimen, las nuevas sanciones que están en marcha y la reacción de la Unión Europea que bloqueó el intento del gobierno de Pedro Sánchez y declaró que “no existen las condiciones mínimas para un diálogo en Venezuela”. A buen entendedor…

 

 

 

También cambió la realidad en la Fuerza Armada Nacional. El régimen sabe que en el último año perdió el control en la FAN, y Maduro sabe lo que piensan de él en los cuarteles y en los hogares de los militares. Por eso, les ordenó separarse de la “mala influencia” de sus familias…. Hoy los militares venezolanos saben que el tiempo se acabó, y que también deben elegir: o se hunden con la tiranía o se salvan con Venezuela.

 

 

 

Pero lo más importante es la gente, cada ciudadano. El trabajador de SIDOR y PDVSA que no se la cala más. El que le rompe en su cara los huevos que pretenden darles como pago. El campesino que ya no se cala que le roben su cosecha en 50 alcabalas. La enfermera y la maestra que no resisten ver desplomarse un niño más porque no ha comido. El abuelo que se le va la vida en la cola por una pensión miserable. El joven estudiante que está decidido a graduarse en Venezuela y el que no espera para regresar. Y la mujer. Cuando una mujer dice: NO MÁS, ES NO MÁS.

 

 

 

Por fin, después de 20 años de lucha contra la tiranía, todas las fuerzas se alinean hacia la ruptura del sistema: la fuerza popular, militar, diplomática, policiales, de los mercados. Crecen cada día y se sincronizan, potenciándose entre ellas.

 

 

 

Tenemos una estrategia sólida que avanza, y nuestro aporte como ciudadanos es la rebeldía total y la desobediencia cotidiana. Cualquier maniobra que busque sacarnos de la ruta y descomprimir las fuerzas, debemos denunciarla, desenmascararla, desmontarla y seguir adelante; rumbo al quiebre, hacia donde avanzamos.

 

 

Maria Corina Machado

Imagina ese día

Posted on: septiembre 25th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

Hoy te despiertas, y lo primero que te enteras es que anoche Maduro y sus mafias salieron de Miraflores. Lo logramos; los sacamos.
¿Qué es lo primero que sientes? ¿Qué es lo primero qué haces? ¿A quién llamas? ¿Qué te pones, a dónde vas, qué es lo que gritas en la calle, a tu vecino? Llamas a tu hijo que está lejos, y le dices que prepare su maleta, que regresa a su país. Se acabaron los momentos especiales a través de una cámara de teléfono; ahora los abrazos y los sueños serán en persona, junto a su familia y sus amigos.

 

 

 

Llamas a tu vecino, y juntos planifican levantar la santamaría de su negocio que está vacío y cerrado. Es momento de rescatarlo, de ponerlo nuevamente a andar. Ha llegado la hora de trabajar, de producir, de vivir sin miedo. Los jóvenes se visten rápido para irse al liceo o a la universidad, a encontrarse con sus compañeros; volver a planear graduarse juntos y luego trabajar en lo que siempre han querido. Saben que ahora podrán hacerlo en su país y no tendrán que irse a buscar un futuro en otras tierras.

 

 

 

Los trabajadores, empresarios y comerciantes organizan una reunión de emergencia, porque necesitan reactivar los campos y las empresas, porque tienen consciencia de que el país los necesita más que nunca y que serán parte esencial de su reconstrucción. Hay que producir, generar empleo, bienes para el consumo, riqueza de verdad.

 

 

 

Los periodistas llegan a sus puestos de trabajo apurados, con muchas tareas e información, pero con una gran emoción en el pecho. Hoy, después de muchos años, saben que pueden hacer su trabajo sin censura, contar la verdad sin miedo; con Libertad. Se preparan para dar la noticia de ese día histórico a los venezolanos, aquí y alrededor del mundo.

 

 

 

Los empleados públicos sienten que les han abierto las rejas de una cárcel feroz. Ahora pueden trabajar sin chantajes ni amenazas, en un sistema donde prevalece el mérito y la excelencia, con el derecho de pensar y decir lo que quieran sin que eso ponga en riesgo sus ingresos. Los maestros y profesores también saben que es el momento de rescatar la escuela y la Universidad. Están seguros de que las aulas y los pasillos van a volver a llenarse de jóvenes hambrientos de conocimiento y que tienen la monumental tarea de formarlos con valores muy sólidos. También saben que es hora de contar la historia de lo que vivimos. La verdadera historia, para que aprendamos de ella y nunca más se vuelva a repetir.

 

 

 

Las enfermeras, médicos y trabajadores de la salud, saben que cada hora cuenta. Que seis años sin programas de vacunación exigen una campaña titánica; y están decididos a salvar a esta generación de los estragos de la desnutrición y el abandono. En cuestión de semanas, muchos llegarán de afuera llenos de aprendizajes y energía, y se irán entusiasmados a recuperar ambulatorios en las zonas más remotas del país.

 

 

 

Los ciudadanos militares entienden el desafío que significa comenzar a construir una Fuerza Armada Nacional moderna y bien equipada, ahora sí, al servicio de la Nación; y de recuperar el respeto y aprecio de toda la sociedad. De inmediato procede ejercer la Soberanía Nacional en todo el territorio y desarticular y expulsar, uno por uno, a los grupos irregulares y a los agentes del régimen cubano en Venezuela. Saben que el mérito será, de ahora en adelante, el único requisito para el ascenso en la nueva institución militar.

 

 

 

Abriremos las celdas de las prisiones infames y los aeropuertos no se darán abasto para recibir a tantos que regresan a reconstruir, con nosotros, su país.

 

 

 

Son horas de una alegría infinita, pero también de una profunda reflexión. De recordar todo lo que perdimos, a todos los que cayeron, a los que entregaron su vida y su nombre en esta lucha por la Libertad. A los que tuvieron que huir del país, a los que vieron partir a sus hijos y nietos. A los que perdieron su patrimonio y fueron humillados. A los que vivieron bajo el miedo.

 

 

 

También es la hora de prepararnos y entender la magnitud y complejidad del momento que comienza. Es prioritario traer comida, medicinas y atender la emergencia. Pero, al mismo tiempo, hay que curar las heridas del alma para poder lograr el reencuentro entre los venezolanos, y ello exige apuntalar los pilares de instituciones sólidas, para acabar con la impunidad, aplicar la justicia y cerrar los años más oscuros de nuestra historia. Imaginar este momento es emocionante; nos para los pelos de punta. Nos da la fuerza que nos impulsa a hacer lo que tenemos que hacer hoy para que este gran día termine de llegar. @MariaCorinaYA ‏

 

 

María Corina Machado

 

Nuestra fuerza

Posted on: septiembre 4th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

Ya nadie duda que lo único que sostiene a Maduro es la violencia. Violencia física, emocional y comunicacional. El régimen se sostiene a punta de sembrar el terror, de chantajear con el hambre, de la amenaza, del espionaje y de la extorsión. Y de hacernos creer con propaganda y mentiras que tienen más fuerza que nosotros.

 

 

 

También ya quedó claro que la tiranía sólo saldrá con la fuerza. Por lo tanto, la liberación de Venezuela ocurrirá en el momento en que nuestra fuerza supere al terror y a la violencia que ellos nos infringe. Por eso es indispensable calibrar correctamente la magnitud y la naturaleza de estas dos fuerzas enfrentadas.

 

 

 

El régimen sí sabe lo débil que está. Y saben que su capacidad de coerción se reduce cada día. El 20 de mayo fue la sacudida: ni la amenaza de quitar la bolsa de comida logró que los venezolanos cayeran en la trampa de la farsa electoral. Por eso, la receta comunista cubana fue aumentar el chantaje, humillarnos aún más, quebrarnos como sea. Y se inventaron el censo vehicular; pero los transportistas lo sabotearon. Y entonces anuncian que para tener “aumento de sueldo”, tienes que sacarte el infame carnet. Creen que, sometida a la supervivencia, la sociedad venezolana aceptará la comida a cambio de docilidad…. ¡grave error!

 

 

 

Si algo hoy constatamos en todo el país, en ciudades y pueblos, es la ineficacia política, el fracaso total en el objetivo del régimen al imponer todas estas listas y carnets infames: aplacar el repudio, silenciar las voces, imponer la obediencia. Por eso, Maduro no se atreve a hacer un acto público, ni a pisar una calle de nuestro país.

 

 

 

Nuestra fuerza, por el contrario, crece cada día. Con cada desafío y cada victoria, por pequeña que parezca: la de los pensionados que echaron para atrás la exigencia del “carnet de la mafia” para cobrar sus pensiones, o los vecinos de Altagracia y La Pastora que llegaron protestando a la puerta de Miraflores. Desafíos diarios como el del jefe de Rodolfo, un joven electricista que conocí en una carretera en Carora, que se niega a que sus trabajadores tengan que sacarse el “mal llamado carnet” o la de Auramar, maestra en Mariches, que no abandona a su escuela aunque sus propios hijos hayan tenido que dejar su país. Cada uno es un acto de desobediencia, de rebeldía, de aplicación de fuerza en la escalada que se está produciendo en cada rincón del país.

 

 

 

Nuestra fuerza personal, es física e intelectual, es moral y espiritual. Es la fuerza de la razón, de la verdad; del amor y del bien. Unidos somos la fuerza de la comunidad que se crece en la adversidad, que comparte lo que es escaso y que se organiza para protegerse mutuamente. Es la fuerza de la familia, que se niega a vivir separada.

 

 

 

Es también la fuerza de las instituciones legítimas; un TSJ en el exterior que condena a Maduro por corrupto, con la autorización de la Asamblea Nacional.

 

 

 

Es la fuerza de la democracia mundial que reconoce su responsabilidad en el combate contra un narcoestado y que asume su deber en cerrarle las fuentes de financiamiento ilícito.

 

 

 

Es también la fuerza militar; la que constituyen los ciudadanos militares que saben que está en proceso la destrucción de la Fuerza Armada y la disolución de la Nación.

 

 

 

Pero la fuerza decisiva, la que se impondrá y conducirá a la victoria, es la fuerza ciudadana. Es la conciencia individual y personalísima de cada venezolano que se rebela ante el despotismo, porque esta fuerza nace de la urgencia humana que sufrimos y de las ansias indoblegables e impostergables de vivir en Libertad. La verdad siempre se impone.

 

El bien siempre termina derrotando al mal.

 

Tenemos la fuerza.

 

 

María Corina Machado

@MariaCorinaYA ‏

La verdad

Posted on: agosto 21st, 2018 by Laura Espinoza No Comments

El horror como espectáculo. A eso ha llegado la tiranía. Se ufana de la tortura, de la degradación de la dignidad humana, del dolor ajeno. Llegaron al último nivel: torturan a sus secuestrados y lo muestran impúdicamente; como hacen los terroristas.

 

 

 

Es terrorismo de Estado. Y hay que decirlo así, porque la gente está harta de mentiras, de eufemismos, de excusas. Hay que hablar con la verdad y asumirla, aunque sea dura. Y lo es.

 

 

 

La verdad es que todo colapsa: medio país a oscuras y la otra mitad bajo el agua. Colapsa el parque automotor y la moneda. La verdad es que la Soberanía Nacional se hace añicos, la salud pública se gangrena y la producción petrolera, como la agroalimentaria, están en caída libre.

 

 

 

Maracaibo fue la primera ciudad que tuvo luz en Venezuela y por primera vez desde que se instaló el Sistema de Interconexión Nacional, quedó aislada y sin luz por mas de cinco días. Los técnicos lo han advertido: ciudades del centro del país como Valencia, Maracay y Barquisimeto, entre otras, van por el mismo camino.

 

 

 

Al mismo tiempo, en el otro extremo del país, la crecida del Orinoco pretendió ser silenciada por la indolencia y el cinismo del régimen; como me dijo Ana en su casa inundada en el barrio La Toma de Ciudad Bolívar: “y además, son capaces de decir que esto es un montaje”…. Ni un puente aéreo a Amazonas, ni uno fluvial a Apure. La verdad es que no les importa nada ni nadie.

 

 

 

La verdad es que la Fuerza Armada sabe que el régimen ultrajó nuestra Soberanía Nacional: la Farc y el ELN se pelean el control del Arco Minero en Guayana, y en el Catatumbo un comandante guerrillero “denuncia” que el Ejército ingresa a “nuestro” territorio y así justifica el asesinato de dos militares venezolanos por explosiones de minas…. y el “alto mando”…. ni una palabra… quizás se están debatiendo entre sus familias y la “lealtad” al tirano, como les ordenó Maduro.

 

 

 

La verdad es que Maduro sí sabe cómo lo desprecian en los cuarteles. Igual que en la calle. En su locura desenfrenada les dijo a los oficiales que escogieran entre sus madres o sus carreras; entre sus hijos y un reo de la justicia, condenado por corrupto….Como hicieron tantos totalitarismos antes. La verdad es que los oficiales y soldados ya escogieron.

 

 

 

La verdad es que a Maduro sólo le queda la persecución y el terror. Porque él está aterrado. Se quedó solo y ni se atreve a asomarse a esas “marchas” escuálidas de empleados públicos a quienes ya no tienen con qué amenazar; ¿qué les van a quitar? ¿Un sueldo que cada mes vale menos sin importar cuántas veces lo aumenten?

 

 

 

Maduro sabe que lo único que le queda es la cúpula militar y una parte de la Casa Militar. Más nada.

 

 

 

La verdad es que por eso ya ni se atreve a ir a Miraflores. Los que si se atreven son las enfermeras y los vecinos de Altagracia y La Pastora, a gritarle en su cara: ¡Fuera Maduro!, en medio de un apagón de 40 horas.

 

 

 

Ésta es la verdad. El régimen ha logrado el colapso total del país y con ello inexorablemente arrastra al sistema completo; incluyendo a quienes colaboran con él.

 

 

 

Los ciudadanos militares también deben comprender, de una vez por todas, que aquellos que se han convertido en la última barrera para la transición a la democracia, tienen la responsabilidad y una última oportunidad de hacer lo correcto.

 

 

 

La sabiduría popular criolla tiene un dicho: “quien le pega a la familia se arruina…”

 

 

 

En su desesperación, Maduro se atrevió a meterse pública y descaradamente con la familia venezolana; porque sabe que, precisamente, la unión de la familia civil y de la familia militar lo va a desalojar de Miraflores.

 

 

 

Esa es la pura verdad.

 

 

María Corina Machado

@MariaCorinaYA

 

El Asalto

Posted on: mayo 7th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

El 20 de mayo han planificado un asalto a Venezuela. Un asalto a mano armada. En un evento espurio, que no reconocemos ni los ciudadanos ni la comunidad internacional, montan el más burdo espectáculo criminal con la pretensión de prolongar su agonía en el poder.

 

 

 

Este asalto a Venezuela lo perpetran los mismos delincuentes que asaltaron Agroisleña, a artesanos y piñaterías, que asaltan bancos, fincas, camiones de carne y leche, comercios, zapaterías y empresas. Los mismos que se robaron los votos mientras hubo elecciones. Ahora pretenden ejecutar el asalto final al país.

 

 

 

El objetivo del 20 de mayo hacia afuera es aplacar la creciente presión internacional sobre el régimen, la cual ya está generando resultados, como evidencian las luchas y fracturas entre las bandas criminales que lo componen. Hacia adentro, quieren transmitir la impresión de que Maduro se va a quedar y con ello provocar una estampida de emigrantes. Por eso, tenemos que tener muy claro las implicaciones de ese día y usar las palabras precisas para calificar lo que está pasando.

 

 

 

Lo que harán el 20 de mayo no son elecciones, quienes participan no son candidatos, ese día no se va a votar y los que repudiamos ese evento no nos abstenemos. Ni siquiera es correcto hablar de fraude. Todo el evento es una farsa que desconocemos; por lo tanto, no se trata de un problema de condiciones y mucho menos de fecha.

 

 

 

Como tantas veces hemos insistido, las presiones en tres planos -el internacional, el institucional y el popular- están creciendo y convergerán hasta lograr el punto de energía requerido para producir el quiebre. El asalto del 20 de mayo va a acelerar e incrementar las fuerzas en los tres planos.

 

 

 

En primer lugar, la comunidad internacional escalará su presión: desconocerá el evento, y vendrán más sanciones y más delaciones. Si alguien le atribuía un vestigio de legitimidad a Nicolás Maduro, por su “origen”, a partir de ese momento ya nadie lo podrá calificar como “presidente”.

 

 

 

En el plano institucional, el 20 de mayo también acelerará el proceso del juicio penal por corrupción contra Maduro, que ha comenzado el Tribunal Supremo de Justicia legítimo. Según el Código Orgánico Procesal Penal, Maduro está suspendido e inhabilitado y no puede ser candidato a nada. También, en el seno de la Fuerza Armada Nacional quedará claro que Maduro no es Comandante en Jefe.

 

 

 

Y en el plano popular, para los ciudadanos, la perspectiva de que Maduro pretenda permanecer en el poder a la fuerza, significa extender una agonía ya insoportable. Porque cada mamá venezolana sabe que el obstáculo entre el hambre de su hijo y la comida para alimentarlo es Nicolás Maduro. Cada joven sabe que el obstáculo entre su desesperanza y un futuro próspero en su país, es Nicolás Maduro. Cada abuelo sabe que el obstáculo entre la familia dividida y el reencuentro en Venezuela, es Nicolás Maduro. Por lo tanto, tenemos una sola opción: remover ese obstáculo.

 

 

 

Y el 20 de mayo despeja de una vez la ruta. Ya no habrá confusión posible acerca del entierro de la vía electoral; se acabó el tiempo de suplicar por condiciones que nunca van a dar. El inútil servicio de Falcón y compañía al régimen confirmará que son y han sido parte del sistema que combatimos. Pero más allá, la ilusión que algunos alimentaron sobre una salida “por las buenas”, sin fuerza ni lucha, quedará finalmente sepultada. Por eso, el 20 de mayo representa un hito aglutinador e integrador de todos quienes hemos decidido rescatar a Venezuela sin demora.

 

 

 

La dimisión de Maduro es el objetivo y la reconstrucción del país una tarea que muy pronto comenzaremos. El asalto del 20 de mayo nos acerca a hacerlo realidad. @MariaCorinaYA
María Corina Machado

 

 

María Corina Machado

La dimisión

Posted on: abril 23rd, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Está clarísimo para la gente, tanto como para la comunidad internacional, que Maduro no saldrá con votos. El 30 de julio de 2017, cuando impusieron a sangre y fuego la constituyente cubana, y cometieron el mega fraude denunciado por sus -hasta entonces- aliados de Smartmatic, el régimen cerró esa vía.

 

 

 

El comunismo no deja el poder por las buenas, y menos cuando han convertido a Venezuela en el centro de operaciones en este hemisferio, de los carteles de la droga, de las redes de contrabando de armas, oro, diamante y coltán, del narcotráfico, de la guerrilla colombiana y de grupos terroristas islámicos.

 

 

 

Hay mucha gente haciendo mucha plata con la desintegración de Venezuela como Nación y con el éxodo masivo de una sociedad que se muere de hambre. Ellos saben los delitos que han cometido y, de lado y lado, sólo le temen al fin de la impunidad.

 

 

 

Asimilar esta realidad, dolorosa y peligrosa, era necesario para poder ejecutar una estrategia efectiva para desalojar a las mafias del poder, incluyendo a Maduro.

 

Sólo con fuerza firme, efectiva y coordinada, de la gente, de las instituciones y de la democracia internacional, vamos a alcanzar el nivel de energía requerida para provocar la ruptura, obligar la dimisión de la tiranía e iniciar la Transición.

 

 

 

En los últimos días han ocurrido eventos que desatan nuevas fuerzas y aceleran esta ruta. En el plano internacional, la Cumbre de las Américas dejó a Maduro ridiculizado, desenmascarado y aislado. Es un paria político.

 

 

 

Las declaraciones de Rajoy, Santos, Macri y del Senado mexicano, anunciando que no reconocen el narco fraude del 20 de mayo, le frustra la operación cubana de conseguir legitimidad o estabilidad con esa farsa. En el ámbito financiero, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos junto a otros 15 países del hemisferio occidental, Europa y Japón, declararon que el régimen carece de legitimidad para solicitar préstamos, y para rematar, sólo para restregarles en la cara lo que queda de “el legado”, 6 países se salen de UNASUR dejando a Venezuela sólo con Bolivia, Ecuador, Uruguay, Guyana y Surinam.

 

 

 

En el plano institucional hemos dado un paso enorme y se avanza firmemente en el juicio político a Maduro. El 9 de abril, sesionando en el Senado de Colombia, el Tribunal Supremo de Justicia legítimo, acordó que existe mérito suficiente para acusar a Maduro por delitos de corrupción y legitimación de capitales. El requisito siguiente era la aprobación de la Asamblea Nacional, y después de una admirable y firme expresión de la opinión pública dirigida a cada diputado, el 17 de abril se aprobó con abrumadora mayoría.

 

 

 

Es evidente que la narco tiranía que se niega a salir por la vía electoral, tampoco está dispuesta a hacerlo por la vía judicial. La importancia del juicio político que comienza, es que expondrá a los venezolanos, civiles y militares, y a la comunidad internacional, las pruebas que demuestran la culpabilidad de Nicolás Maduro y que, en efecto, lo suspenden e inhabilitan para un cargo que ya usurpa, porque además, se sabe que es colombiano.

 

 

 

La fuerza de la movilización popular y la opinión pública sí funciona y ha activado esta escalada de acciones internacionales e institucionales.

 

 

 

Esto va a seguir incrementándose día a día, tanto como la insoportable urgencia de una sociedad que está en la calle reclamando comida y dignidad.

 

 

 

Se acerca ese momento en el cual estas fuerzas alineadas logran la intensidad para poder forzar la dimisión. A diferencia de las oportunidades anteriores, esta vez tendremos una conducción política que actuará con firmeza y coherencia. Vamos a concluir nuestra tarea: restituir el orden democrático y reconstruir nuestro país. @MariaCorinaYa

 

 

María Corina Machado

 

Lo que falta para salir de Maduro

Posted on: marzo 5th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

I. Los pilares de la tiranía. La tiranía venezolana está descubierta, acorralada y fracturada, pero sigue en el poder. Para sacarla definitivamente, faltan algunas cosas por hacer. Y debemos hacerlas rápido y bien.

 

 

 

Durante casi dos décadas, el régimen se apoyó en 5 pilares: i) un chorro sin precedente de recursos por los ingresos petroleros y las actividades ilícitas, ii) la legitimidad derivada del apoyo popular -real o percibido-, iii) la tolerancia y complicidad de la comunidad internacional, iv) el sistema de mafias que infiltraron todos los sectores de la sociedad, y v) las Fuerzas Armadas.

 

 

 

Hoy la realidad es otra. El país está arruinado y PDVSA quebrada, casi el 90% de los venezolanos repudia a Maduro y la comunidad democrática internacional por fin se decidió a actuar con firmeza para promover un cambio en Venezuela. Al régimen sólo le queda el respaldo de las mafias y una parte, minoritaria, de los militares. Estos dos pilares están siendo debilitados cada día más, por las sanciones internacionales dirigidas a los culpables de la corrupción, el narcotráfico y la violación de los derechos humanos.

 

 

 

Como régimen criminal, su lógica es la de un delincuente. Su obsesión es ganar un día y luego otro más, aunque con ello sólo aumenten la destrucción del país, el número de muertos, y el peso posterior de la justicia sobre los culpables. Para esto, la farsa del diálogo, que comenzó en abril de 2014, hace casi cuatro años; les resultó muy útil. Por eso, este narco fraude, ahora pospuesto para mayo, en su lógica criminal, también les sirve. Somos nosotros los que no podemos caer en esta trampa.

 

 

II. El papel de la falsa oposición. Los venezolanos y el mundo sabemos que el proceso ordenado por la constituyente cubana no es una elección. La razón medular no es la corrupción del sistema electoral ni el mega fraude ya cantado. El pecado original es que este proceso es una imposición de la constituyente que no reconocemos; ni a ella, ni a ninguna de sus decisiones. Pueden posponerlo un mes o cuatro; la situación no cambia. Acatar cualquier llamado de la constituyente es inaceptable.

 

 

 

Lograr el cambio es más urgente que nunca. La secuencia de los hechos será primero el quiebre de la dictadura, de inmediato un Gobierno de Unión Nacional en la transición, que procederá a construir un sistema electoral confiable, y entonces, la realización de elecciones limpias y libres.

 

 

 

Esa es la única vía que puede generar confianza en la gente y en el mundo, y darle legitimidad y estabilidad al próximo gobierno. Por eso, resulta aún más repulsiva e indignante la decisión de ciertos personajes de inscribirse en el CNE para hacerle el juego al narco fraude de Maduro y a la constituyente cubana. Esto es colaboracionismo puro, pero a estas alturas, nada de esto le dará un ápice de legitimidad a Maduro, ni dentro ni fuera de Venezuela.

 

 

 

III. La nueva y definitiva fase de lucha. ¿Qué falta ahora por hacer? Para terminar de llegar al punto de quiebre e iniciar la Transición, se requiere avanzar en 5 áreas:

 

 

 

i) La presión internacional debe incrementar cada día, elevando los costos de permanencia en el poder y reduciendo los costos de salida para quienes decidan separarse ahora del régimen.

 

 

 

ii) La presión de la gente debemos articularla y expresarla de manera firme, creativa y en escalada, y demostrar que hay un país de pie y hambriento tanto de comida como de libertad y dignidad.

 

 

 

iii) Un gran acuerdo político nacional que siente las bases de la reconstrucción de la República y que dé gobernabilidad y garantías a todos los sectores de la sociedad a largo plazo.

 

 

 

iv) Una nueva conducción política que logre la empatía y la confianza de una población desengañada por quienes no estuvieron a la altura en los momentos cruciales del pasado reciente y que no se quiebre, ni se doblegue en el nuevo momento decisivo que está por llegar.

 

 

v) Una clara posición de la expresión institucional y ética que existe en la Fuerza Armada Nacional, en apoyo a la Constitución y al pueblo de Venezuela en su legítimo derecho de avanzar hacia la libertad y la prosperidad de la República.

 

 

 

Hemos resistido durante casi 20 años frente a un régimen totalitario respaldado por las fuerzas más oscuras y malignas del planeta. Hoy, no estamos solos, y estamos cerca. El bien siempre triunfa.

 

 

 

 

Venezuela hacia la libertad

Posted on: mayo 1st, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Las masivas protestas populares que tienen lugar en Venezuela buscan un objetivo inequívoco: poner fin a una dictadura que durante demasiado tiempo ha logrado, a la vez, oprimir a los venezolanos y engañar al mundo acerca de su verdadera naturaleza. El inmenso rechazo de la gente está logrando que el régimen se tambalee y que la opinión internacional entienda con claridad qué es lo que está en juego. Se trata, sin ambigüedad alguna, de una lucha entre libertad y despotismo.

 

 

 

Los principales jerarcas del régimen ya ni siquiera procuran ocultar sus verdaderas intenciones, que se resumen en el propósito de perdurar en el poder sin límite de tiempo y al costo que sea. De allí que en semanas recientes hayan afirmado, por ejemplo, que se avecina una masacre, que para nada les importan las críticas internacionales, y que la llamada revolución bolivariana solo hará elecciones cuando su capricho indique y estén seguros de ganarlas. Al mismo tiempo, el propio Nicolás Maduro ha ratificado su decisión de fortalecer una milicia armada compuesta de civiles, financiada por el régimen y entrenada para reprimir al pueblo a sangre y fuego.

 

 

 

A medida que aumenta el número de muertos, heridos, detenidos y presos políticos a raíz de la represión gubernamental, que crecen las manifestaciones de repudio a Maduro y a su desastroso gobierno y que se incrementa la presión internacional para que cese la violencia oficial, aumenta igualmente el peligro de que se pierda de vista lo esencial. La meta no es hacer elecciones en el marco del régimen criminal de Maduro. La meta es poner fin al régimen y abrir el espacio para una transición ordenada, que organice elecciones en un contexto institucional distinto, que asegure la transparencia de las mismas. El primer paso es deponer al régimen. De lo contrario jamás habrá democracia en Venezuela, sino una farsa con el mismo nombre.

 

 

 

En función de ese objetivo he propuesto a todas las fuerzas de oposición democrática un nuevo Pacto Republicano, dirigido a consolidar un frente común contra la dictadura así como a ejecutar, una vez depuesto Maduro, un programa de reconstrucción nacional, con estos puntos principales en la agenda política: 1) La inmediata liberación de todos los presos políticos. 2) La salida del país de los asesores militares y de seguridad cubanos. 3) El desarme de los grupos armados ilegales, tanto los denominados “colectivos” como la milicia, creados por el régimen para intimidar y reprimir a la población. 4) La reinstitucionalización e independencia ideológica de las Fuerzas Armadas, encuadradas dentro de las normas establecidas en la Constitución. 5) La restitución de las atribuciones constitucionales de la Asamblea Nacional. 6) La reinstitucionalización, de acuerdo con la Constitución, del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral, actualmente convertidos en sumisos apéndices del presidente de la República. 7) La realización de elecciones generales en fecha perentoria y 8) La eliminación de la reelección presidencial y de la reelección indefinida en todos los cargos de elección popular, entre otros.

 

 

 

A esto se suma una profunda agenda económica, social e internacional que permita atender, de manera inmediata, la terrible crisis humanitaria, económica y de seguridad interna y así poder avanzar en la recuperación del país.

 

 

 

Además de lo señalado, será imperativo que en una nueva Venezuela se haga justicia ante los crímenes, violaciones reiteradas a la Constitución y las leyes, abusos y desmanes cometidos durante los años de oprobio en que el régimen chavista, subordinado a sus aliados y patronos castristas, pretendió convertir Venezuela en una nueva Cuba revolucionaria, transformando un país de oportunidades en una tierra desolada de la que han emigrado millones de ciudadanos.

 

 

 

En tal sentido, cabe esperar que en una Venezuela futura y democrática, lo que reste del llamado chavismo lleve a cabo una profunda autocrítica y experimente una genuina conversión política e ideológica, que le conduzca a abandonar la ideología y pulsiones totalitarias que le ha guiado hasta el presente y le permita competir en un marco de pluralismo y respeto a las normas fundamentales de la democracia, la libertad de las personas, la economía abierta y el apego a los derechos humanos fundamentales.

 

 

 

En tanto prosiguen las protestas y el régimen procura aferrarse a su arsenal de intimidación, violencia, engaño, emboscadas y trampas, lo que los venezolanos que luchamos por la libertad y la democracia solicitamos de la comunidad internacional es que mantenga, expanda y acentúe la presión para detener los planes represivos y criminales de un régimen cada día más acosado y debilitado, protegiendo a una población que clama por su libertad y derechos. También, esperamos que la comunidad internacional respalde un programa de transición hacia la democracia, en los términos antes planteados y bajo la plena vigencia de la Constitución.

 

 

Con este apoyo adicional y necesario de la comunidad internacional, las luchas de los venezolanos, no me cabe duda, culminarán en una victoria clamorosa para los ideales que impulsan este gran esfuerzo democrático, que en los días que corren se reviste con los tonos heroicos que siempre asumen, en momentos cruciales, las jornadas de liberación de los pueblos.

 

 

 

El miedo salió de la calle y se instaló en el palacio presidencial; el poder salió del palacio de Miraflores y se instaló en la calle, con los ciudadanos. Avanzamos hacia la libertad.

 

 

Marìa Corina Machado

El cambio necesario en Venezuela

Posted on: septiembre 3rd, 2016 by Laura Espinoza No Comments

La inocultable gravedad de la situación venezolana acelera la urgencia de una transición política, que posibilite resolver la crisis humanitaria, restaurar el Estado de Derecho y reconstruir la economía, el tejido social y las normas fundamentales de convivencia democrática. La pregunta es entonces: ¿qué transición es posible en las condiciones imperantes y en función de los objetivos planteados?

 

 

 

Con frecuencia se acude a ciertos casos históricos, como por ejemplo las transiciones a la democracia en España y Chile, para ilustrar los desafíos presentes. Sin embargo, estas analogías deben ser evaluadas con objetividad y una ponderada perspectiva. Por encima de todo, es de fundamental importancia recordar que las transiciones hacia la democracia en España y Chile tuvieron lugar luego de extensos periodos de estabilización política y recuperación económica. De igual manera, debemos recordar que los pasos iniciales de tales transiciones se dieron luego de eventos que marcaron claramente el fin de una etapa. En España dicho evento fue la muerte de Francisco Franco; en Chile, el referendo que decidió la salida del mando de Augusto Pinochet.

 

 

 

Cuando los mencionados acontecimientos tuvieron lugar y se abrió un horizonte diferente, las sociedades, partidos políticos y demás instituciones, españolas y chilenas, venían de un difícil y complejo proceso de maduración democrática, que posibilitó los acuerdos de convivencia de sus respectivas transiciones. La actual situación venezolana es muy distinta y debemos apreciarla en su justa dimensión, para no caer en ingenuas ilusiones y, por consiguiente, dar costosos pasos en falso.

 

 

 

La realidad de Venezuela es que el poder es ejercido de manera arbitraria y hegemónica por una alianza entre la izquierda radical y sectores militares, y que es tutelada por el despotismo cubano. Esta verdad debe ser expuesta de manera descarnada, pues los hechos demuestran, inequívocamente, que tal alianza no sólo no tiene intención alguna de ceder el poder por vías democráticas, ni de reconocer a la oposición como un adversario legítimo, que algún día puede ejercer el poder; sino que además se trata de una alianza con patentes y comprobados rasgos mafiosos, vinculada con el crimen organizado, el tráfico de drogas y la subversión internacional.

 

 

 

Ha costado mucho a la oposición democrática interna, y aún más a Washington, la comunidad interamericana en general, Madrid y el Vaticano, entre otros actores foráneos, admitir la cruda verdad de que en Venezuela la alianza gobernante no se encuentra dispuesta a aceptar la pérdida del poder. Todas las iniciativas diplomáticas desarrolladas desde fuera y los esfuerzos internos de la oposición se han estrellado y continúan estrellándose contra el fanatismo ideológico de la izquierda radical pro-castrista, del sector militar que se beneficia de sus actuales privilegios, y del muro de miedo que embarga a esta alianza ante la mera posibilidad de rendir cuentas de sus tropelías y crímenes cometidos en el ejercicio del poder.

 

 

 

Cabe enfatizarlo: así como a la oposición democrática venezolana le ha sido en extremo complicado entender la naturaleza hegemónica e intratable del régimen; del mismo modo la comunidad internacional pareciera todavía empeñarse en rehuir las obvias verdades que la conducta de la alianza radical-militarista que gobierna Venezuela coloca más allá de toda duda razonable. Esta actitud deautoengaño, no obstante, ya agota el espacio para respirar y se asfixia ante el peso de la evidencia.

 

 

 

Si la movilización ciudadana que impulsamos cada día, la creciente presión de la insoportable dinámica interna y la ejercida por los actores internacionales involucrados en la crisis venezolana, llevase a la realización del referendo revocatorio este año -cuyos requisitos de activación han sido cumplidos hasta en exceso-, ello de por sí no significaría el fin del régimen. La transición venezolana necesariamente implica el desmantelamiento de todos los factores de poder chavista, tanto formales como informales (por ejemplo, las bandas armadas organizadas y financiadas por el Gobierno, denominadas ‘colectivos’), la pronta realización de elecciones presidenciales y regionales y la reinstitucionalización de las Fuerzas Armadas.

 

 

 

Si, como reiteradamente ha sido anunciado, el régimen impide la realización de un revocatorio en 2016 y se empecina en aferrarse a toda costa al poder, sólo la desobediencia cívica generalizada y no violenta quedará como opción a los venezolanos, para liberarnos de la opresión que agobia y destruye nuestro país.

 

 

 

La transición venezolana deberá afirmarse en un amplio Gobierno de unidad nacional, dispuesta a incorporar aquellos sectores e individualidades del chavismo que no solamente rompan de manera clara y definitiva con el régimen imperante, comprometiéndose a aceptar las reglas de la democracia ahora y siempre, sino que igualmente respalden el necesario proceso de desmantelamiento del sistema mafioso político-militar que usurpa el poder, la restitución de la legalidad y la Justicia, la primacía del elemento civil en la conducción del Estado y el cese de las relaciones de dependencia y subordinación política e ideológica respecto del despotismo castrista.

 

 

 

A los sectores e individualidades radicalizados del chavismo, y a los militares que se han manchado las manos practicando la represión y el crimen, les tocará no sólo someterse a la justicia por los abusos y desafueros cometidos, sino de igual forma atravesar por un camino de maduración democrática y cambio real de conducta, como ocurrió con vencidos y vencedores de la República y Guerra Civil españolas y del franquismo, así como con factores esenciales de la izquierda y la derecha chilenas.

 

 

 

Una cosa es cierta: la conducta de la sociedad y de la dirigencia de la oposición venezolana ha sido ejemplar en su talante y propósitos constitucionales. Sólo el dogmatismo y voluntad hegemónica del régimen han impedido que Venezuela encuentre un rumbo distinto del que la ha llevado a la más grave crisis de su historia moderna. Pero si algo hemos aprendido en 18 años de lucha democrática es que sólo lograremos una transición exitosa desechando la mentira y el autoengaño, y asumiendo, aunque cruda y dolorosa, la verdad.

 

 

Blog de María Corina Machado

 

Elecciones en dictadura

Posted on: agosto 19th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Venezuela enfrenta la más difícil encrucijada histórica desde que es República. Los próximos días serán decisivos para avanzar en la transición hacia la democracia en paz, y con un inmenso esfuerzo comencemos a reconstruir el país, superando la profundización del colapso institucional y económico que actualmente conlleva una crisis humanitaria de terribles consecuencias para todos los venezolanos, e incluso para los países vecinos.

 

 

Nuestra calidad de vida se deteriora cada día. La escasez de alimentos y medicinas básicas alcanza niveles críticos y la inflación devora el ingreso familiar. El sueldo mínimo, menos de $0,4 por día, alcanza apenas para comprar un kilo de papas o pagar el pasaje del transporte público suburbano a Caracas, el sistema de salud pública colapsó, la violencia está desatada. La tensión social se expresa en saqueos de vehículos que transportan alimentos y de los mercados en todo el país. La ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social reporta, de enero a junio, 56 saqueos y 76 intentos. Pero solo en julio se han conocido más de 20.

 

 

Nicolás Maduro ha acelerado esta espiral destructiva con recientes medidas como la “expropiación” –realmente confiscación– de instalaciones de las fundamentales empresas Polar y Cargill, para almacenamiento y distribución de alimentos, necesarias para abastecer Caracas y sus alrededores; y la eliminación de las pólizas de seguro privadas en toda la administración pública, lo que causará, según la Asociación de Clínicas Privadas, el cierre del 70% de sus afiliados.

 

 

Maduro y su régimen son presa del monstruo fabricado por Chávez: un entramado de bandas en conflicto por sus parcelas de poder y negocios criminales, que hoy, ante la quiebra del país, se arrebatan lo que queda. Por eso, no pueden adoptarse las reformas económicas y políticas indispensables para apenas contrarrestar la debacle que padecemos. Los radicales procubanos rechazan que sea rectificada la política de control y dominio de la actividad privada, y las mafias que se benefician de los dólares regalados a Bs. 6,30 y revendidos a Bs. 700 en el mercado negro, defienden su tráfico.

 

 

Las elecciones parlamentarias previstas para el 6 de diciembre podrían representar una oportunidad decisiva para que podamos concretar la transición hacia la democracia en paz. Por eso, y ante el monumental desplome de su apoyo popular (más del 80% de los venezolanos quiere un cambio de régimen en paz), el gobierno se prepara para todos los escenarios: robar la elección, con la bendición de la Unasur y sin la incómoda presencia de las misiones electorales calificadas de la OEA y la UE; y, de no parecerle esto posible, generar un cuadro de violencia que lleve a la suspensión de las elecciones.

 

 

Ambos escenarios solo podrían ejecutarse desatando una generalizada represión popular. Para ello el país ha sido militarizado: fuerzas regulares y milicias controlan subestaciones eléctricas, centros de salud y hasta las interminables filas de consumidores en comercios y mercados.

 

 

Mientras tanto, en el plano electoral avanza un fraude continuado: a miles de jóvenes se les impidió inscribirse en el Registro Electoral, a los funcionarios se les acosa y hace creer que su voto no será secreto, se crearon más de 400 centros de votación en zonas de altísimo riesgo controladas por bandas armadas oficialistas, se usan de manera obscena para proselitismo los escasos recursos públicos, se modifican arbitrariamente los circuitos electorales, se confiscan judicialmente directivas de partidos políticos y se inhabilita políticamente a líderes opositores.

 

 

He sido víctima de esta práctica, que a juicio del secretario general de la OEA, Luis Almagro, es propia de las dictaduras. No les bastó con golpearme y fracturarme la cara en plena sesión de la Asamblea Nacional, expulsarme del Parlamento a la fuerza y sin respetar el constitucional antejuicio de mérito, prohibir mi salida del país, amenazar a mi familia y ofender mi honor a través de todos los medios de comunicación del Estado. Ahora también impiden que mis electores me reelijan, valiéndose para ello de una mentira grotesca sobre la supuesta omisión en mi declaración patrimonial de bonos de alimentación que nunca recibí, para inhabilitarme políticamente basados en una arbitraria medida administrativa de la contraloría.

 

 

Estos actos demuestran la desesperación del régimen, que habiendo provocado el colapso institucional, económico, social y moral de Venezuela, se sabe perdido, porque el pueblo no ha claudicado y hoy estamos más decididos que nunca a edificar una nación próspera, digna, justa y libre.

 

 

Los venezolanos necesitamos y esperamos la recíproca solidaridad activa de los pueblos y gobiernos democráticos de América Latina. Ningún gobierno democrático puede avalar un régimen que viola sistemáticamente los derechos humanos, que somete la sociedad a la mendicidad y que tiene demostrados vínculos con el crimen organizado y el narcotráfico.

 

 

De cara a las elecciones de diciembre, es indispensable que la presión internacional haga que Maduro acate la observación internacional electoral calificada de la OEA, que supervise el estricto seguimiento del proceso electoral, y no solo del acto de votación.

 

 

Los venezolanos no admitiremos, sumisamente, una nueva violación a la soberanía popular. Por nuestro bien y el de América Latina, todos debemos hacer respetar la voluntad y el derecho de los venezolanos a vivir en libertad.

 

 

Maria Corina Machado