El avión se viene a pique

Posted on: noviembre 15th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

El régimen venezolano luce como un avión que se quedó sin gasolina. El piloto tercamente insiste en mantener una ruta que lo llevará a estrellarse. Puede desviarse y planear hasta alguna pista que salve a los pasajeros; pero no, insiste en dirigirse a un destino al cual le resulta imposible llegar e inevitablemente se vendrá a pique.

 

 

¿Cuál es la situación actual de Venezuela?

 

 

En primer lugar, su economía colapsó. Cabe esperar que este año el PIB caiga en una cifra que puede oscilar en torno a 23%. En cinco años el tamaño de la economía venezolana se habrá contraído a menos de la mitad.

 

 

La inflación, incontenible, campea por sus fueros. Ya padecemos la hiperinflación más alta del mundo y, al proyectar las cifras, algunos economistas, como Pedro Palma, Asdrúbal Oliveros y Alejandro Grisanti de Ecoanalítica, calculan que podría sobrepasar la cifra de 4.126.000%. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (prudente porque basa sus cálculos en cifras oficiales), la proyecta en 10.000.000% para 2019. Pero ese nivel, incomprensible, se queda corto frente a los cálculos de Ricardo Hausmann, quien desde la Universidad de Harvard pronostica para ese año 44.000.000% para ubicarse entre las más altas que ha conocido la humanidad.

 

 

La inflación es por definición un espiral que, a menos que se introduzcan correcciones drásticas, cobra fuerza. Eso está ocurriendo. La inflación venezolana está en fase de aceleración y en los próximos meses va a adquirir mayor velocidad porque en el último trimestre se pagan aguinaldos, bonos, misiones y el gasto público se desboca. Incluso se prevé un nuevo aumento de salarios que será como arrojar gasolina al fuego de la inflación.

 

 

La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional anunció que en octubre la inflación alcanzó 148%. Si por definición hablamos de un espiral ascendente, en los próximos meses ha de crecer sustancialmente.

 

 

A los efectos del cálculo de la inflación de los próximos 12 meses, la fórmula a aplicar es: (1+interés promedio mensual)^12-1 x100.

 

 

De la fórmula anterior y suponiendo que la inflación promedio mensual se comporte conforme a su definición y vaya adquiriendo velocidad, se desprende que incluso los cálculos de Hausmann podrían resultar conservadores.

 

 

El crecimiento de la liquidez monetaria, producto de la emisión incontrolada de dinero digital por parte del Banco Central para financiar el gasto público, es la causa fundamental del cáncer hiperinflacionario que padecemos. En lo que va del año esa liquidez ha crecido más de 19.500%.

 

 

Hay muchísimos bolívares tratando de adquirir una cantidad de bienes cada vez menor en el mercado, lo cual conduce al crecimiento desbordado y sostenido de los precios. Ahora bien, al no encontrar bienes que comprar en el país, inevitablemente esos excedentes monetarios se desvían a la compra de dólares en el mercado paralelo. El resultado será un aumento del dólar en ese mercado cuyos niveles ni siquiera me atrevo a vaticinar por esta vía.

 

 

Los campos, después de un grotesco carnaval de expropiaciones, están semiabandonados e improductivos. Infinidad de industrias cerraron sus puertas. La contracción de las importaciones gravita severamente sobre el sector manufacturero que carece de materias primas, insumos y repuestos.

 

 

Todo lo anterior se ve agravado por el derrumbe de la producción petrolera que en 12 meses ha declinado en 650.000 b/d y que pronto se ubicará por debajo de 1 millón de b/d. La Agencia Internacional de la Energía afirma que se encuentra en “caída libre”. El sector aporta 96% de las divisas que ingresan al país.

 

 

Al combinar los factores mencionados: hiperinflación desbordada, contracción del producto interno bruto, devaluación incontrolada, escasez creciente de alimentos y medicinas, caída libre de la producción petrolera, empobrecimiento severo de la población, y a todo ello le agregamos el aislamiento internacional creciente del régimen, el default y la migración de venezolanos que ya supera los 3.000.000 de ciudadanos, comprenderemos el panorama desolador en que el régimen ha hundido a Venezuela.

 

 

El avión se quedó sin gasolina. Inevitablemente se vendrá a pique.

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

Petróleo “rojo rojito”

Posted on: noviembre 8th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

La producción petrolera de Venezuela viene cayendo en términos dramáticos. En 1998, al llegar al poder Chávez, superaba los 3.500.000 barriles diarios. Según fuentes secundarias de la OPEP, se ubica hoy por debajo de 1,2 millones de b/d y cae a razón de unos 45.000 b/d por mes. De haberse mantenido la Apertura Petrolera, nuestra producción debería superar los 6.000.000 de b/d.

 

 

¿Qué ocurrió?

 

 

 

El presidente Chávez quiso controlar a Pdvsa y ponerla al servicio de su revolución. Así lo confesó con motivo de la presentación de su Informe Anual y Cuenta ante la Asamblea Nacional en 2004. Pito en mano, comenzó a despedir a los principales gerentes de Pdvsa. “Yo provoqué el paro. Ellos cayeron en la trampa”. Despidió a más de 20.000 trabajadores con un promedio 15 años de experiencia y conocimiento: 300.000 años en total. Es decir, lanzó al cesto de la basura el cerebro de Pdvsa.

 

 

 

Cuando Rafael Ramírez declaró que Pdvsa era “roja rojita” le hizo un daño mortal. Le cambiaron su misión. Dejó de ser una empresa petrolera para dedicarse a mil funciones que no le correspondían.

 

 

La pusieron al servicio del Foro de Sao Paulo. La hundieron en un torbellino de corrupción indescriptible. Todo es producto de la politización, el dogmatismo, la corrupción, la ineficiencia y la ignorancia.

 

 

Después Chávez modificó la Ley de Hidrocarburos por vía habilitante e inconsulta, a fin de acabar con la Apertura Petrolera. Elevó sustancialmente los impuestos, la regalía y la participación de Pdvsa en las empresas mixtas que sustituyeron los contratos anteriores. Creó un modelo absolutamente inflexible que no podía funcionar.

 

 

Endeudaron Pdvsa a niveles inconcebibles e impagables. Desconocieron contratos, lo que ha llevado a numerosos arbitrajes internacionales que siempre perdemos. Degradaron a Citgo, y hoy estamos a punto de perderla.

 

 

Engañaron al país con la faja del Orinoco. Si bien es la mayor acumulación de petróleo “in situ” que se conoce, su petróleo es de tan mala calidad que conforme a normas internacionales se consideraba que apenas cerca de 5% era económicamente explotable con las técnicas actuales. Sin embargo, para afirmar que teníamos “las mayores reservas petroleras del mundo” elevó el factor de recobro a 19% contra todo raciocinio.

 

 

 

No tenemos las mayores reservas petroleras del mundo, pero sí tenemos más petróleo que el que tienen México, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Brasil juntos.

 

 

 

Tenemos, pues, suficientes reservas para aspirar a incrementar nuestra producción a unos 5 millones de barriles diarios por los próximos 30 años. Para hacerlo, habrá que gastar entre 25.000 millones y 30.000 millones de dólares por año entre inversiones y gastos de operación por los próximos 7 años solamente para recuperar la producción que teníamos en 1998, es decir, 3.500.000 b/d. Mucho más si aspiramos a niveles más altos. El Estado carece de esos recursos.

 

 

 

Estamos contra reloj. Es un hecho que el petróleo, en razón de ser un combustible fósil que contribuye al recalentamiento de la atmósfera, comenzará a ser desplazado por otros agentes energéticos menos contaminantes, tales como la energía solar, la eólica, los biocombustibles, el gas y otros.

 

 

 

Si nos apuramos, aún tenemos una “ventana de oportunidades”. Según la Agencia Internacional de la Energía, de aquí al año 2040 la demanda global de energía crecerá en términos acelerados. Para esa fecha su solo crecimiento equivaldrá al actual consumo sumado de China e India juntas. Después el consumo de petróleo comenzará a declinar frente a otros agentes.

 

 

Esto lo saben los productores de petróleo y todos se están apresurando a atraer las inversiones necesarias para incrementar lo más posible su producción.

 

 

 

Tenemos que competir con ellos. Tenemos que flexibilizar las condiciones aprobando, a la mayor brevedad, una Ley Orgánica de Hidrocarburos realista, capaz de contribuir con ese objetivo. Será el efecto multiplicador de esas inversiones lo que servirá para recuperar nuestra economía. El petróleo no es un fin en sí mismo. Es un medio cuyos recursos deben aplicarse a fin de enrumbar al país por la vía de un crecimiento económico y social equilibrado sostenible.

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

¿Insolventar a Pdvsa?

Posted on: noviembre 1st, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

Un informe de Argus, consultora energética del Reino Unido, señala que el diputado David Paravisini –quien preside la Comisión de Energía de la ANC– plantea la sustitución de Pdvsa por una nueva entidad que tentativamente se llamaría Corporación Venezolana de Energía (CVE). Tal idea se recoge en el artículo 342 del proyecto de constitución que elabora la asamblea constituyente.

 

 

Después de haber destruido nuestra casa matriz petrolera, se plantea una suerte de borrón y cuenta nueva. Se pretendería pasar todos sus activos a la nueva entidad, pero dejando los pasivos en cabeza de Pdvsa.

 

 

 

La CVE absorbería todos los activos administrativos, operacionales y físicos de Pdvsa, incluida Citgo, pero no sus deudas, advierte el reporte de Argus.

 

 

 

Se trata de un reconocimiento palmario del fracaso de las políticas petroleras del régimen. Pareciera que lo que se está proponiendo es que Pdvsa se insolvente.

 

 

 

Es como si una empresa solicitase un préstamo a un banco y este lo concediese bajo la condición de que se respalde con el aval personal de los accionistas de la empresa. Si luego no cumple con los pagos y los accionistas comienzan a traspasar sus activos a terceros a fin de evitar ser embargados, se estarían simplemente insolventando de manera fraudulenta.

 

 

 

Ningún tribunal en el mundo aceptaría un traspaso de los activos de esas características para evadir el pago de obligaciones.

 

 

 

Más aún, recientemente la empresa Crystallex presentó una demanda ante un tribunal del estado de Delaware en Estados Unidos para embargar acciones de Citgo (filial de Pdvsa) a fin de cobrar 2.040 millones de dólares resultantes de una decisión del Ciadi (tribunal arbitral del Banco Mundial) por la nacionalización de la mina de oro Las Cristinas en el estado Bolívar. Citgo se opuso alegando que una cosa era Citgo y otra la República. Sin embargo, el tribunal de Delaware consideró que Citgo era un “altar ego” de la República, ya que se trata de una filial de Pdvsa que a su vez pertenece a la República.

 

 

“La propuesta de crear la CVE sería una estrategia para amortiguar el golpe de la posible pérdida de Citgo y escindir pasivos, posiblemente declarando la quiebra o la disolución de Pdvsa, un escenario que se ha discutido en la comunidad financiera internacional durante meses”, se lee en el informe de Argus.

 

 

De ser cierta la propuesta de insolventar a Pdvsa, mucho me temo que no solo Pdvsa, sino también Citgo y la propia República enfrentarían un tsunami de demandas. La poca imagen de seriedad del régimen, si es que aún conserva alguna en los mercados financieros, rodaría definitivamente por el fango.

 

 

 

Venezuela tendrá que recuperar su industria petrolera. Pare ello hará falta una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos y un nuevo modelo económico que no luce factible sin que previamente exista un nuevo modelo político.

 

 

Todo ello exige seguridad jurídica, apego a las instituciones y el más absoluto respeto a la propiedad privada. Hay que salvar a Citgo. Habrá que crear un Consejo Nacional de Energía que formule una política energética integral y un ente regulador independiente en el área petrolera, con reglas claras.

 

 

El país necesitará de enormes inversiones y para ello debemos ser competitivos con otros productores. Será el efecto multiplicador de esas inversiones lo que contribuirá a la recuperación de la economía. Solamente para detener la caída vertiginosa de la producción petrolera harían falta unos 10.000 millones de dólares. Si lo que se pretende es recuperar la producción y llevarla a los niveles que teníamos en 1998, calculo que habría que desembolsar sumas por el orden de 20.000 a 25.000 millones de dólares entre inversiones y gastos operativos por año durante unos 7 años. El Estado, desde luego, no cuenta con esos recursos, así que se hará necesaria una participación mucho mayor de la inversión privada nacional y extranjera.

 

 

 

Probablemente Pdvsa será un jugador más, no politizado, bien gerenciado, meritocrático, que se concentre en sus funciones medulares y se desprenda de las que no lo son.

 

 

 

Pdvsa requerirá de profundas transformaciones. Pero locuras como pretender insolventarla harían imposible la recuperación de nuestra industria petrolera.

 

 

 

@josetorohardy

Salvajismo petrolero

Posted on: octubre 25th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

A pesar de las continuas promesas de que la producción petrolera va a aumentar, la triste realidad es que sigue y seguirá cayendo hasta que el país entienda el inmenso daño que han producido las políticas petroleras “rojas rojitas”, la destrucción de la meritocracia, el despido en 2002 de unos 20.000 trabajadores que acumulaban 300.000 años de experiencia y conocimientos, la corrupción desenfrenada incluidos el nepotismo corrupto, la inseguridad jurídica, la inconsulta ley habilitante de hidrocarburos, la violación de contratos y pérdida de arbitrajes internacionales, la expropiación y nacionalización de empresas de servicio en muchos casos sin indemnización, el default en el pago de las obligaciones financieras y comerciales, el retiro de contratistas vitales para mantener las operaciones petroleras, el brutal deterioro en nuestras refinerías, el abandono de los mercados en los cuales teníamos ventajas comparativas y competitivas, la falta de mantenimiento y de inversiones, el populismo petrolero, la utilización del petróleo como “punta de lanza” para cambiar el mundo y para subsidiar a países vinculados al socialismo del siglo XXI o para comprar votos en la OEA, el cambio de misión en Pdvsa que la llevó a abandonar las funciones que le eran inherentes para transformarse en un brazo para financiar los intereses de una tendencia política, la degradación de Citgo, el endeudamiento irracional, la politización masiva, la designación de directivos y gerentes sin ninguna experiencia en el sector y pare usted de contar.

 

 

La lista de lo que ha llevado a la destrucción de Pdvsa es tan larga que no habría espacio en un solo artículo para enumerarla. Han aplicado la teoría de la evolución de Darwin a la inversa. En lugar del mono evolucionar hacia el hombre, lograron que el hombre involucionara hacia el mono.

 

 

 

De haberse continuado la apertura petrolera, Venezuela debería estar produciendo más de 5 millones de barriles diarios; sin embargo, el último informe de la OPEP (Monthly Oil Market Report) nuestra producción no llega a los 1,2 millones de barriles por día, información que coincide con las más creíbles fuentes mundiales, tales como Platts.

 

 

 

Se correlaciona con otras magnitudes. Es el caso del número de taladros petroleros que operan en el país. Conforme a cifras de Baker Hughs, en Venezuela operan hoy apenas 26 taladros. En 1998 operaban más de 120 y teníamos una producción del orden de los 3,6 millones de barriles diarios.

 

 

 

Nuestra producción actual es casi la qué teníamos unos 70 años atrás. Aún más dramático, los barriles por habitantes que estamos produciendo equivalen a los que producíamos hacia 1927.

 

 

 

No puedo recordar ningún otro precedente de tal destrucción de una petrolera tan dramático en el mundo, excepto quizá cuando Sadam Hussein fue expulsado de Kuwait por la alianza árabe occidental en 1992 –por la Guerra del Golfo– y procedió a incendiar todos los pozos petroleros de ese país antes de retirarse. Ese es el nivel de salvajismo que enfrentamos.

 

 

 

Cabe, por otra parte, señalar que, de ser la empresa que más contribuía al bienestar de los venezolanos, Pdvsa ha pasado a ser hoy en día la que más contribuye a su empobrecimiento. La razón es simple. Lo que más está empobreciendo a la población es la hiperinflación –la más alta del mundo– que el FMI calcula alcanzará 10.000.000% en 2019. Y la razón de tan brutales niveles de aumento de los precios es el crecimiento sin precedentes de la liquidez monetaria en poder del público. Esa liquidez ha aumentado en 200% solamente a partir del 1° de septiembre cuando entraron en vigor las medidas anunciadas por Maduro.

 

 

 

La causa fundamental del crecimiento de la liquidez son los auxilios financieros a las empresas no financieras del sector público, entre las cuales la tajada del rey corresponde a Pdvsa con más de 96%. En otras palabras, para poder seguir operando, Pdvsa depende hoy del BCV y como resultado lanza cada día a más venezolano a una pobreza extrema.

 

 

 

El grado de devastación de la economía venezolana es tan impresionante que nuestro PIB per cápita ha caído al nivel que teníamos en 1947.

 

 

 

 

@josetorohardy

Petro: “¡Levántate y anda!

Posted on: octubre 18th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Pretendiendo quizá emular al Redentor, el mandatario le ordena al Petro: “¡Levántate y anda!”. Pero a diferencia de Lázaro, el Petro no reacciona y permanece como un cadáver insepulto. En economía no existen los milagros.

 

 

 

Le recomendaría al gobernante leer aquella famosa obra de Antoine de Saint- Exupéry: “El Principito”. Allí encontrará profundas lecciones de sabiduría y de filosofía política escritas en forma de cuento para niños. Eso facilita su comprensión.

 

 

En particular le recomiendo leer el Capítulo X donde El Principito visita un asteroide cuyo Rey le aconseja: “Si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía”.

 

 

 

Aquel monarca sabio comprendía que no era prudente dar órdenes irracionales que minaran su autoridad. Si ordenaba al sol ponerse al mediodía el astro no le obedecería. En cambio si daba la misma orden a las 7 pm el sol de inmediato cumpliría sus instrucciones: “La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables”.

 

 

 

No es razonable pensar que el Petro pueda tener éxito sencillamente porque contraviene todo lo que la razón y la economía nos enseñan al respecto y lo que la experiencia muestra en relación con las criptomonedas. No reúne sus características.

 

 

La base de cualquier criptomoneda es la confianza; mal puede generar confianza un instrumento emitido por un gobierno caracterizado por la más frenética indisciplina fiscal que ha dado al traste con el valor del bolívar y generado la mayor hiperinflación del mundo.

 

 

 

Por ello el gobierno pretende que puede remplazar el elemento confianza con el respaldo imaginario de reservas de petróleo en un campo de la Faja del Orinoco o con reservas de oro y otros minerales. Olvida el régimen que con ello viola expresas disposiciones de la Constitución:

 

 

 

Artículo 12. “Los yacimientos mineros y de hidrocarburos … pertenecen a la República, son bienes del dominio público y, por tanto, inalienables e imprescriptibles”. No pueden ser dados en garantía.

 

 

Esas son algunas de las razones por las cuales la Asamblea Nacional dictaminó la ilegalidad del Petro, al considerar que no es más que un título de deuda pública disfrazado y no avalado por una Ley de Crédito Público. Adicionalmente el gobierno de los EEUU también lo sancionó, lo que liquida sus posibilidades en los mercados internacionales.

 

 

 

En su empeño por imponer a toda costa el Petro, el gobernante pareciera añorar el poder del Kublai Khan -primer emperador chino de la dinastía Yuan y nieto de Gengis Khan- quien impuso en China por primera vez el uso obligatorio del papel moneda (Fiat) que los propios chinos habían inventado en el Siglo VIII. Ante la reticencia de sus súbditos en aceptar aquellos billetes que venían respaldados con el sello del emperador, la única forma de imponer su uso fue cortarles la cabeza a quienes los rechazasen.

 

 

 

La revolución acude a otros mecanismos de presión algo menos drásticos pero que buscan ser coercitivos. Por ejemplo, dice que las líneas aéreas internacionales tendrán que pagar la gasolina en Petros, que se utilizará como forma de pago para el petróleo o que se aplicará para remunerar a los empleados públicos o pagar servicios al Estado e incluso la obtención de pasaportes, así como muchas otras barbaridades.

 

 

 

Después de haber destruido el signo monetario venezolano -el Bolívar- el régimen pretende substituirlo. Con esto incurre en otra violación de nuestra Carta Magna que taxativamente señala:

 

 

 

Artículo 318: “La unidad monetaria de la República Bolivariana de Venezuela es el Bolívar”

 

 

 

Lo cierto es que a la fuerza no lograrán su objetivo. El Petro no volará. No sirve para enfrentar la hiperinflación. Nunca se generalizará su uso para poder cumplir con las tres funciones características de una moneda: a) como medio de pago; b) como depósito de valor y c) como unidad de cuenta o de cambio.

 

 

 

Existe la percepción generalizada de que el interés de imponerlo es para poder lavar dinero producto de la corrupción y la droga o para burlar sanciones de los EEUU. Repito, los mercados no creen en milagros y no es fácil cortarle la cabeza a los súbditos que no acepten el Petro.

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

Marx: “A cada quien según sus necesidades”

Posted on: septiembre 27th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Parece que el régimen y sus asesores extranjeros nos quieren llevar a una “fase superior de la sociedad comunista”. Eso sugiere el Decreto 3.601 del 31 de agosto que contempla un salario mínimo mensual de 1.800 bolívares soberanos que en la práctica se está transformando en un salario único. El Decreto desconoce de facto los contratos colectivos y se transforma en un mecanismo de dependencia ante el Estado.

 

 

 

En 1875 Marx planteaba, en cuanto a las remuneraciones, que “en la primera fase de la sociedad comunista” se aplicaría el principio de “a cada quien según su aporte”. Pero su objetivo era la igualdad de todos bajo un Estado que fuese el dueño de los medios de producción. Puesto que las capacidades de los hombres no son las mismas, afirmaba Marx, en la “fase superior de la sociedad comunista” la fórmula a aplicar debía pasar “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades” (“De chacun selon ses moyens, à chacun selon ses besoins”).

 

 

 

 

Suena bien ante oídos incautos, pero no funciona. “Ahora todos somos iguales” me comentaba muy ufano un parlanchín trabajador revolucionario mientras me cambiaba un caucho. Poco días después pasé y la cauchera había cerrado.

 

 

 

 

Al declarar la inconstitucionalidad del Decreto, la Asamblea Nacional plantea que el Gobierno ha violado 80 años de lucha laboral y sindical. La Constitución establece que los derechos alcanzados son progresivos.

 

 

Art. 81: “Ninguna ley podrá establecer disposiciones que alteren la intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios”

 

 

 

El referido Decreto destruye todo incentivo a la eficiencia, a la productividad y a la capacitación. ¿Para qué hacen falta, si todos son iguales? De paso, los medios de producción del Estado así como los que este ha expropiado están todos quebrados.

 

 

 

Desde el punto de vista económico el Decreto es una aberración. En realidad, a nadie le importa cuantos bolívares gana. Lo que importa es cuantas cosas se pueden comprar con los bolívares que se ganan. Eso es lo que se llama el salario real.

 

 

Como cabía esperar, la reacción inmediata fue el cierre de innumerables establecimientos industriales, comerciales y de servicios. Afecta a todos pero en particular a los más pequeños que, en conjunto, son los que más empleos aportan. El impacto fue especialmente doloroso en el sector educativo. Un gran número de colegios e institutos donde se impartía enseñanza desaparecieron.

 

 

 

Además, puesto que a partir del 1 de septiembre las liquidaciones tendrían que realizarse en función al nuevo salario, infinidad de patronos liquidaron antes a sus trabajadores o, peor aún, cerraron (como en el caso de la cauchera). El saldo fue un ejército de desempleados que pululan en las calles.

 

 

 

El más devastador impacto será de carácter monetario. El Decreto impulsó una aceleración vertiginosa de la hiperinflación. El aumento del salario decretado se está escurriendo como sal y agua entre las manos de los trabajadores y al final el salario real caerá.

 

 

 

 

A pesar de la ficción de quitarle cinco ceros a la moneda, el aumento porcentual de la liquidez monetaria en poder del público está acarreando un incremento descomunal de los precios. En los siguientes 15 días a su entrada en vigencia, esa liquidez en poder del público (M2) aumentó en un 47%. Y es que al no disponer de ingresos para atender las necesidades del sector público derivadas del Decreto, el régimen tendrá que recurrir aún con mayor intensidad al BCV para que financie sus gastos con dinero inorgánico. Por otra parte, para poder subsistir, las empresas trasladarán los costos del Decreto a los precios o bien disminuirán su nómina o ambas. Además, en una economía desabastecida por la caída de la producción, la especulación estalla de manera inevitable.

 

 

 

Las consecuencias del Decreto y del conjunto de políticas económicas del gobierno son obvias: Hiperinflación, devaluación, destrucción del aparato productivo, caída del PIB y desempleo. Una tormenta perfecta.

 

 

 

Hay una desarticulación general de la economía. Mientras las políticas públicas no sean capaces de devolver la confianza, garantizar la seguridad jurídica, atraer inversiones, estimular las fuerzas productivas, aumentar la productividad y el salario real -todo en un ambiente de equidad social- la situación seguirá empeorando.

 

 

 

@josetorohardy

Las expectativas

Posted on: agosto 30th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Las expectativas tienen un rol fundamental en las economías. Se basan en las creencias que tienen los agentes económicos sobre el desempeño futuro de las variables económicas. Si los individuos piensan que los precios, salarios, inflación, tipo de cambio, etc se van a comportar de una forma determinada, comenzarán a tomar acciones para anticiparse a los valores que esperan.Un caso típico del efecto que pueden tener las expectativas en una economía acabamos de experimentarlo en Venezuela con el anuncio del Ejecutivo Nacional de que el salario mínimo va a ser fijado en 180.000.000 de Bs Fuertes.

 

 

Para el momento de escribir estas líneas habían transcurrido varios días sin que se hubiese publicado en la Gaceta Oficial, que es lo que le daría fuerza legal al anuncio.

 

 

 

 

Todo tipo de rumores comenzaron a circular. Decían que se había cometido un error matemático. Que en realidad el aumento que se publicaría en Gaceta llevaría el salario mínimo al equivalente a 18 millones de Bolívares Fuertes, o sea, Bs S. 180,oo en lugar de 1.800,oo.

 

 

 

Esos rumores tenían una base económica indiscutible. El Estado carece de recursos para afrontar ese incremento. La única forma de hacerlo sería exigiéndole al Banco Central de Venezuela la emisión de ingentes cantidades de Bolívares Soberanos lo cual desataría una incontenible inflación.

 

 

No entiende el régimen que lo que hay que aumentar es el salario real, no el nominal. Lo que importa es lo que se puede comprar con el salario que se gana, no los bolívares que se ganan. El conjunto de medidas anunciadas no contemplan acciones que estimulen la producción, pero sí medidas que aumentan los bolívares para comprar la escasa producción.

 

 

Ricardo Hausmann, desde la Universidad de Harvard, está advirtiendo que en base a las mediciones sobre la inflación semanal que se realizan en ese centro de estudios, la inflación anual se encamina hacia un inimaginable nivel de 44 millones %. Quizá la más alta de la historia.

 

 

 

Independientemente de que al final del día se materialice o no la promulgación en Gaceta Oficial del citado aumento salarial, las expectativas de los individuos comenzaron a ajustarse con anticipación.

 

 

 

En efecto, a sabiendas de que el brusco salto salarial acarrearía un severo impacto inflacionario, los agentes económicos están aumentando los precios, por una vía o otra otra, anticipándose a la medida. Saben que el costo de reponer sus inventarios subirá fenomenalmente y buscan la forma de protegerse.

 

 

 

El segundo impacto es a nivel laboral. Muchas empresas intuyen que no podrán subsistir ante una medida que sin duda empujaría  toda la escala de salarios hacia arriba. Por otra parte, también escuchan lo que dice el Jefe del Estado cuando afirma: “No voy a aceptar que aumenten los precios porque aumentaron los salarios”.

 

 

 

Si no pueden aumentar el precio, ¿cómo van a pagar el aumento del salario?

 

 

 

Adelantándose pues a los acontecimientos son muchas las empresas que comenzaron a buscar la forma de liquidar a sus trabajadores o cambiar las condiciones del contrato laboral, con la anuencia de los afectados, que están tan asustados como sus patronos.

 

 

 

Las economías no toleran los cambios bruscos. Las cifras de desempleo están creciendo rápidamente ante la expectativa de lo que pueda ocurrir. Muchas otras empresas -particularmente en el sector comercio, los servicios, la pequeña y mediana industria y otros- no van a poder sobrevivir. Tampoco cuentan con reservas para poder liquidar a sus trabajadores en base al nuevo salario, razón por la cual irán a la quiebra y dejarán un ejército de desempleados que ni siquiera podrán ser liquidados. Es asombroso el número de tiendas que ya han cerrado.

 

 

 

Lo mismo está ocurriendo con el tipo de cambio. Las expectativas inflacionarias generadas por los anuncios presidenciales desencadenaron una aguda devaluación del bolívar soberano (que aún no ha terminado de nacer).

 

 

 

No tiene nada que ver con la fulana “guerra económica”, producto de mentes ignorantes. Todo depende de las expectativas que es un tema exhaustivamente analizado por uno de los grandes economistas de la historia: John Maynard Keynes (1883-1946). Si finalmente se materializa el aumento, ya el mismo se habrá diluido como sal y agua entre las manos de los trabajadores.

 

 

 

Quizá para la fecha en que se publique este artículo ya el tema haya quedado dilucidado con su promulgación en la Gaceta Oficial, pero independientemente de que haya ocurrido o no,  buena parte del daño ya está hecho.

 

 

@josetorohardy

Vudú economía

Posted on: agosto 25th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Para enfrentar la crisis Maduro descubre una “fórmula mágica” que “por primera vez se está haciendo en la historia económica del mundo”. Se trata de medidas aisladas, incoherentes, reñidas con la ciencia económica y a veces inconstitucionales.

 

 

 

El síntoma más grave es la hiperinflación. Se origina en la práctica inconstitucional de exigirle al Banco Central que financie el gasto público. El organismo emite, vía digital, cantidades inimaginables de dinero que solo existen en la red. La Liquidez Monetaria en Poder del Público, que  supera ya los 4 Billardos (10^15) de Bolívares Fuertes, es la causa fundamental del desenfrenado aumento en los precios.

 

 

 

En lugar de enfrentar el problema, el régimen recurre al maquillaje de quitarle 5 ceros y cambiarle el nombre a Bolívar Soberano. Mientras no se elimine el déficit fiscal y no se le devuelva la autonomía al BCV para que no siga financiando el gasto público, la hiperinflación seguirá campeando por sus fueros.

 

 

 

El presidente promete eliminar el déficit fiscal, pero acto seguido ofrece un discriminatorio “Bono de Reconversión Monetaria” de 60 millones de Bs F a los portadores del Carnet de la Patria y, además, aumenta el salario mínimo a 180 millones de bolívares que la Administración no puede cubrir sin recurrir a un tsunami de Bs S emitidos por el BCV. Para colmo le ofrece a las empresas privadas que si ellos no pueden pagar el aumento el gobierno los ayudará.

 

 

 

Y advierte: “No voy a aceptar que aumenten los precios porque aumentaron los salarios”. Pregunta ingenua: ¿Y cómo van a pagar el aumento de salarios si no aumentan los precios?

 

 

 

Muchas empresas cerrarán sin siquiera liquidar a sus trabajadores, ya que, como la liquidación se hace en base al último salario, las reservas para prestaciones no alcanzarán.

 

 

 

Anuncia también el nuevo Bolívar Soberano “anclado” al Petro. Pero a su vez vincula el Petro al valor de las reservas de hidrocarburos. (Tanto la Constitución como la Ley Orgánica de Hidrocarburos establecen que las reservas de hidrocarburos en el subsuelo son “imprescriptibles e inalienables”. No pueden usarse como garantía, a pesar de la payasada de traspasarle al BCV un campo de la Faja del Orinoco.

 

 

 

Hay países que anclan sus monedas a otras más sólidas como el Dólar. Pero el Petro -que ha sido sancionado por EEUU y declarado ilegal por la AN- no es un “ancla”,  es un yunque atado al cuello del Bolívar Soberano. No logra aceptación porque su valor depende de dos temas: escasez y confianza. Tal como lo hizo con el Bs Fuerte, el régimen hará emisiones ilimitadas de Petros. Un instrumento emitido por un gobierno que ni remotamente entiende el tema de la disciplina fiscal es incapaz de inspirar confianza.

 

 

 

Las medidas anunciadas por el Ejecutivo implican una mega devaluación que en un día pasó de Bs 240.000 a Bs 6.000.000 por $. Al aceptar ese tipo de cambio el gobierno reconoció que el mercado paralelo no dependía de Dolar Today sino de sus enormes emisiones de dinero “inorgánico” para financiar el gasto socialista.

 

 

 

Me temo que el Bolívar Soberano sufrirá la misma suerte. Antes de un año habrá que quitarle muchos ceros más.

 

 

 

Y está el tema de la gasolina. Es inaceptable que mientras exoneran del pago del ISLR a PDVSA y a las empresas mixtas, pretendan cargarle a los venezolanos un aumento de 70.000 veces al precio de la gasolina. ¡Claro que hay que aumentarla, pero no así! Y además, una vez más, la discriminación que viola el Art. 21 de la Constitución al otorgarle un subsidio a quienes tengan Carnet de la Patria.

 

 

 

Para rematar está el aumento del IVA del 12 al 16% aplicable a consumidores depauperados  y adelantos semanales de ISLR a empresas sin utilidades.

 

 

 

El aumento del salario debería mejorar la capacidad de consumo, pero con niveles de producción tan deteriorados el efecto inevitable será mayor inflación. A la vez sólo beneficiaría al 50% de los trabajadores que están en el sector formal pero su impacto inflacionario perjudicará al 100%.

 

 

 

El resultado final de las medidas será un ejército de nuevos desempleados, estimado en más de 3,3 millones de trabajadores, y una hiperinflación que ya estaba en fase de aceleración pero que ahora se elevará a niveles que la razón se resiste a comprender.

 

 

 

@josetorohardy

Citgo y Crystallex

Posted on: agosto 16th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

Una escena impactante que quedó profundamente grabada en la memoria colectiva de los venezolanos fue la de aquel mandatario, parado en una esquina de Caracas, vociferando: “¡Exprópiese! ¡Exprópiese! ¡Exprópiese!”.

 

 

Un Estado tiene el derecho de expropiar, pero el ejercicio de su soberanía conlleva responsabilidades a nivel nacional e internacional.

 

 

 

Crystallex es un caso emblemático. Veamos:

 

 

 

Después de desconocer en 2002 la venta que hace la minera canadiense Placer Dome de sus intereses en la mina de oro Las Cristinas, el presidente Chávez le otorga la concesión a Crystallex. Posteriormente la nacionaliza alegando: «Esos minerales son para los venezolanos, no para las transnacionales».

 

 

Se inicia así un tortuoso proceso de arbitraje ante el Ciadi (tribunal de arbitraje del Banco Mundial) que gana Crystallex. Ello conduce a una decisión de una corte federal de Washington que permitía a Crystallex apoderarse de los activos del Estado venezolano en  Estados Unidos, incluido PDV Holding y su subsidiaria Citgo.

 

 

 

El caso se complica porque 100% de las acciones de Citgo fueron entonces gravadas: 51,1% para garantizar el pago de los  bonos de Pdvsa, cuyo vencimiento se renegoció para el año 2020 y 49,9% en garantía por un préstamo de 1.500 millones de dólares por la empresa rusa Rosneft. Por ello, algunos acusaron a  Pdvsa de insolventarse fraudulentamente.

 

 

 

Un juez de Delaware acaba de decidir que siendo Citgo una filial 100% de Pdvsa, que a su vez pertenece a la República de Venezuela, cabe concluir que Citgo es un alter ego de la República y en consecuencia, a pesar de las objeciones de Caracas, Crystallex puede proceder a incautar 1.400 millones de dólares en compensación por la expropiación de que fue objeto. Tal decisión será apelada ante una corte federal.

 

 

 

Como venezolano y como ex director de Pdvsa deploro profundamente esta situación, que es el resultado de las acciones de unas autoridades irresponsables.

 

 

 

¿Qué está en riesgo?

 

 

Citgo es el principal brazo comercializador del petróleo venezolano. Llegó a disponer de 8 refinerías en el país norteño con capacidad para refinar 1,8 millones de barriles diarios, así como  66 terminales, participación en oleoductos que atravesaban Estados Unidos de sur a norte y 15.750 estaciones de servicio (franquicias) abanderadas con la marca Citgo. Esos activos, en conjunto, nos permitían el raro privilegio de poder llevar los crudos venezolanos desde nuestro subsuelo hasta el tanque de gasolina de los automovilistas estadounidenses pasando todo el tiempo por instalaciones venezolanas. Gracias a esa perfecta integración vertical habíamos llegado a controlar 10% del mercado de gasolina más grande del mundo: el de Estados Unidos.

 

 

 

Sin embargo,  el actual régimen fue debilitando esa posición. De los 1,8 millones de barriles diarios que exportábamos a Estados Unidos hoy enviamos menos de 500.000. Nos hemos desprendido de los oleoductos y nos quedan quizás 3 refinerías. Nuestro potencial de refinación cayó a la mitad y de las 15.750 estaciones de servicio quedan menos de 6.000. Aún así, ese país sigue siendo el principal destino de nuestras exportaciones petroleras y, por cierto, de los pocos que aún nos paga en efectivo.

 

 

 

Si la corte federal ratifica la decisión del juez de Delaware, el caso adquirirá dimensiones inimaginables. Sentado ese precedente, hasta la fecha existen más de 20 arbitrajes internacionales que procurarán cobrarse, al igual que la deuda financiera morosa de la República y de Pdvsa. Se formaría un concurso de acreedores para disponer de los despojos de Citgo. Los tribunales tendrán que decidir si la entrega en garantía de 51,1% de  sus acciones a los tenedores de los bonos 2020 de Pdvsa o la de 49,9% de sus restantes acciones a la rusa Rosneft fue fraudulenta y con consecuencias penales. Además, incapaz ya de pagar sus deudas Pdvsa y la República caerían en situación de default.

 

 

 

Pdvsa quedaría mortalmente herida. Habríamos perdido nuestro principal acceso al mercado. Sería el resultado de las acciones de unos advenedizos dogmáticos que creyeron que con El Capital de Marx bajo el brazo podían hacer y deshacer como les viniera en gana con el destino de Venezuela.

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

Hiperinflación digital

Posted on: agosto 9th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Venezuela se ha incorporado a la lista de los mayores casos de hiperinflación conocidos.

 

 

 

Como consecuencia del financiamiento del gasto público a través del Banco Central de Venezuela, la liquidez monetaria en poder del público está creciendo vertiginosamente. Según el informe semanal del BCV, la liquidez superó los 3,3 “billardos” de bolívares fuertes. Personalmente ni siquiera conocía ese término.  Significa 10^15.

 

 

En un año, la liquidez en poder del público creció casi 10.000%. Conforme a los  indicadores del BCV, la liquidez está creciendo aceleradamente cada semana. Se trata de una inyección monetaria masiva.

 

 

 

El BCV está creando dinero a un ritmo brutal. En el mercado existen muchísimos bolívares “digitales” demandando bienes, pero no hay bienes que comprar.

 

 

 

Esa, por supuesto, es la causa de la hiperinflación que padece Venezuela. Es la más alta del mundo y la más elevada en la historia del Hemisferio Occidental. El caso venezolano tiene una característica muy particular. Es la primera hiperinflación ”digital” que conoce la humanidad.

 

 

 

Las inflaciones ocurren cuando los gobiernos imprimen grandes cantidades de dinero para cubrir su déficit. Eso pasó, por ejemplo, en 1922 en Alemania después de la Primera Guerra Mundial; en Grecia en 1941, en Hungría en 1945,  en China en 1947, en Perú en 1988, en Yugoslavia en 1992 o en Zimbabue en 2007.

 

 

 

En Venezuela, como antes se dijo, la liquidez monetaria ha superado los 3,3 billardos de bolívares fuertes. Mayoritariamente solo existen en la red. Al igual que los casos antes mencionados, es el resultado de que el Banco Central está emitiendo inmensas cantidades de dinero. Pero, a diferencia de aquellos, ni siquiera se molesta en imprimir billetes. Apenas 1,1% de esa liquidez está representada en billetes y monedas. Por eso, los bancos, ni los cajeros automáticos, ni nadie tiene efectivo. El comercio está duramente afectado. La gente no tiene cómo pagar el transporte y muchos no van a trabajar ni asisten a sus colegios ni universidades por ese motivo.

 

 

 

Las emisiones monetarias del BCV se producen electrónicamente. La mayor parte está en depósitos a la vista transferidos digitalmente por el instituto emisor a Pdvsa, a las empresas del Estado y en general al sector público. A su vez, estos entes, a la hora de realizar pagos, los transfieren vía digital a los beneficiarios. Lo mismo está ocurriendo con el sector privado. Ante la falta de efectivo, la economía se maneja, aún en el caso de las pequeñas transacciones,  a base de transferencias, tarjetas de crédito o de débito. Los puntos de pago están abarrotados. No fueron diseñados para tal volumen de operaciones.

 

 

 

Toda esta intrincada maraña parte de un hecho inconstitucional. Nuestra Constitución prohíbe expresamente al Banco Central de Venezuela financiar el gasto público:

 

 

 

Artículo 320

 

 

 

“En el ejercicio de sus funciones el Banco Central de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias”.

 

 

 

Lo peor está por venir. La hiperinflación está entrando en fase de aguda aceleración. Tal como lo establece la definición del término, el fenómeno adopta forma de espiral, que cada vez va adquiriendo mayor velocidad. Imaginemos un torbellino.

 

 

 

Hasta hace poco el  Fondo Monetario Internacional había calculado para Venezuela una inflación de 13.000%. Tal pandemónium lucía difícil de alcanzar, pero el régimen se superó. Ese nivel correspondía al de una inflación promedio mensual de 50%. Recientemente el FMI modificó su proyección elevándola a la alucinante cifra de 1.000.000% para 2018, que se corresponde a una inflación promedio mensual de 115%.

 

 

 

 

Pero ahora la cifra ya luce conservadora. La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional señaló recientemente que en junio la inflación del mes alcanzó 128,4%. Peor aún, Ecoanalítica y Asdrúbal Oliveros estiman que el aumento de los precios en julio pasó de 145%. El promedio mensual se está disparando. La inflación de 2018 en Venezuela podría superar 2.000.000%.

 

 

 

Quitarle ceros al bolívar ayudará con las contabilidades, pero en nada contribuirá a resolver la hiperinflación. ¡Dios nos agarre confesados!

 

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy