¿3 ó 6 Ceros?

Posted on: julio 19th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

El 4 de agosto vence el plazo (que ya fue prorrogado una vez) para que entre en circulación el nuevo cono monetario. ¿Qué ha pasado hasta ahora? Un cono. No han llegado, que se sepa, los nuevos billetes ni monedas. La inflación marcha a un ritmo tan vertiginoso que antes de su vigencia sus piezas ya han perdido cerca de la mitad de su valor.

 

 

Quitarle ceros a una moneda no sirve para combatir la inflación. En la América Latina hay una larga experiencia de fracasos. Me voy a referir a algunos casos específicos:

 

 

 

En Argentina, en 1970, al Peso Moneda Nacional (como se llamaba la moneda del país) le quitaron 2 ceros y le cambiaron el nombre a Peso Ley. En 1983 le quitan 4 ceros más y pasó a denominarse Peso Argentino. En 1984 nuevamente le eliminan 3 ceros y le cambiaron el nombre a Austral y en 1992 una vez más le quitan 4 ceros y pasó a llamarse Peso Convertible. Un Peso Convertible de 1992 equivalía a 10 billones (millones de millones) de pesos de los que circulaban en la Argentina en 1970 y la inflación alcanzaba a un 3.000% al año.

 

 

 

El caso de Brasil fue similar. En 1967 a la moneda brasileña le quitan 3 ceros y le cambiaron el nombre de Cruceiro a Cruceiro Nuevo. En 1986 le vuelven a quitar 3 ceros y pasa a denominarse Cruzado. En 1989 una vez más le eliminan 3 ceros y le cambian el nombre a Nuevo Cruzado. En 1992 retoman el nombre de Cruceiro. En 1993 nuevamente eliminan 3 ceros y le cambiaron el nombre a Cruceiro Real y en 1994 la nueva moneda pasa a llamarse Real, que equivalía a 2.750 Cruceiros Reales. Un Real de 1994 representaba 27,5 billones (millones de millones) de Cruceiros de 1967. A pesar de todos esos cambios, la inflación en Brasil superaba el 2.700% al año. Sólo a raíz de la designación de Fernando Henrique Cardoso como Ministro de Hacienda y la implementación que hace del Plan Real, Brasil logra superar aquellas locuras. Aquello le valió a Cardoso la elección y después reelección como presidente del Brasil. Y … le dejó la mesa servida a Lula.

 

 

Se dice que nadie aprende en cabeza ajena pero, en Venezuela, ya deberíamos haber aprendido de nuestros propios fracasos. Bajo el nombre de “reforma monetaria” en enero del 2008 el presidente Chávez le quitó tres ceros a la moneda que pasaría a llamarse “bolívar fuerte”, con lo cual anunció que se le daría un jaque mate a la inflación (para la época era del 17%). Se le advirtió al presidente que perdería el tiempo.

 

 

 

El presidente Maduro, bajo el nombre rimbombante de “reconversión monetaria” y “batalla final contra la inflación” anunció que para el 4 de junio entraría en vigencia el nuevo cono monetario eliminándole 3 ceros adicionales a nuestro raquítico bolívar fuerte, que pasaría a llamarse “bolívar soberano”. El régimen no pudo cumplir y se vio obligado a aplazar la entrada en vigencia del nuevo bolívar soberano para el próximo 4 de agosto.

 

 

 

Corre un fuerte rumor de que la medida se aplazará para el próximo mes de diciembre, pero que en esa oportunidad, en lugar de tres, se eliminarán seis ceros a la moneda. Se trataría, de ser cierto, de una suerte de “requete reconversión monetaria”, que tampoco servirá para nada.

 

 

Las medidas de carácter cosmético no funcionan. La Asamblea Nacional acaba de anunciar que en junio la inflación alcanzó al 128,4%. Para darnos una idea, en Chile la inflación de junio fue de 0,1%. O sea que Chile demoraría 107 años en acumular la inflación que Venezuela tuvo solo en el mes de junio.

 

 

 

 

En Venezuela, al igual que el resto del mundo, se utiliza el SAP (Systems, Applications, Products in Data Processing), que es un sistema informático que le permite a las empresas llevar su contabilidad y administrar sus recursos humanos, financieros, productivos, logísticos, etc. No puede operar con tantos dígitos. De hecho, el sistema financiero, incluyendo créditos, tarjetas de crédito, contabilidad y en la práctica toda la economía está colapsando ante la hiperinflación que nos agobia y que podría superar largamente el 100.000% en el 2018.

 

 

 

No se trata de quitarle ceros a la moneda. Para enfrentar el problema se requiere un ajuste macroeconómico global, inconcebible sin un cambio previo del modelo económico y obviamente del modelo político.

 

 

 

José Toro Hardy 

@josetorohardy

La autodeterminación de los pueblos

Posted on: julio 12th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

El principio de libre determinación de los pueblos  se basa en el derecho internacional público y se encuentra en la Declaración de las Naciones Unidas.El derecho a la autodeterminación  permite a los pueblos decidir libremente su condición política, sus propias formas de gobierno, desarrollo económico, social y cultural, al igual que estructurar libremente sus instituciones, sin intervención externa, siempre y cuando los derechos esenciales de las personas sean respetados y los gobiernos emanen de la voluntad popular.

 

 

 

 

Antiguamente los príncipes alegaban tener derechos de origen divino y por tanto se consideraba que podían ejercer plenamente la soberanía en los territorios que gobernaban. Su voluntad era la ley.

 

 

 

Eso cambió con la Revolución Francesa. Hoy en día la soberanía proviene del pueblo, tal como lo establece nuestra Constitución en su artículo 5, el cual reza textualmente:

 

 

 

“La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.

 

 

 

Mal puede un gobierno alegar el principio de autodeterminación frente a otros Estados cuando le niega a su pueblo el ejercicio de esa soberaníaconforme a lo establecido en su Constitución.

 

 

 

Cuando el derecho al sufragio -claramente previsto en el Art 63 de la Constitución- queda restringido al encarcelar, inhabilitar o exiliar a los líderes opositores, al ilegalizar a los partidos de oposición, al permitir  concurrir sólo a los candidatos opositores que le conviene, cuando un gobierno usa indebidamente y de manera ventajista los recursos públicos para favorecer a su candidato o a sus propuestas o cuando no existe transparencia ni credibilidad en los mecanismos para contar los votos y por el contrario hay la percepción generalizada de fraude, ya no es factible decir que tal gobierno emana del pueblo.

 

 

 

Por eso tanto la OEA como la Unión Europea y muchas otras naciones desconocieron las elecciones del 20M.

 

 

 

Cuando esas cosas ocurren deja de existir la democracia y surgen gobiernos autoritarios que se transforman en dictaduras que, para mantenerse en el poder, se valen cada vez más de la fuerza.

 

 

 

En su “Contrato Social”, Rousseau afirmaba: “ la fuerza no constituye derecho, y  únicamente se está obligado a obedecer a los poderes legítimos” .

 

 

 

John Locke -Siglo XVII- señalaba que la soberanía emana del pueblo y que el Estado tiene como misión principal proteger las libertades individuales de los ciudadanos. Abordaba también Locke al principio de la separación de los Poderes. La autoridad del Estado se sostiene en los principios de soberanía popular y legalidad. El poder no es absoluto sino que ha de respetar los derechos humanos.

 

 

 

En Venezuela ya nadie cree que se respeten ni los DDHH ni la separación de los poderes. No hay legalidad de origen ni de desempeño. El régimen no tolera poderes que no le sean leales y subordinados, así hayan sido el resultado de la voluntad popular

 

 

 

De hecho, ante la continua violación de los DDHH, el presidente electo de Colombia, Iván Duque, ha afirmado que al asumir el poder presentará una denuncia ante la Corte Penal Internacional. Posiblemente lo hará también el presidente Macri de Argentina. El Parlamento Europeo ha anunciado que apoyará tales acciones.

 

 

 

Bajo tales condiciones se entiende el aislamiento progresivo de un régimen que cada vez se aleja más de la democracia y reprime a sus ciudadanos, pretendiendo tener el derecho de hacerlo -como suelen hacer los regímenes totalitarios- invocando para ello razones de soberanía y apelando al principio de autodeterminación de los pueblos, a la vez que acusan de injerencia en sus asuntos internos a los Estados que les exigen respetar los DDHH.

 

 

 

En el mundo de hoy, la soberanía no es absoluta. Está condicionada por Tratados Internacionales, como es el caso de la Carta Democrática Interamericana, que los gobiernos que los suscriben están obligados a respetar.

 

 

Una cosa es evidente. Como su nombre lo indica, el principio de la autodeterminación se aplica a los pueblos y no a los gobiernos que pretenden robarles la libertad.

 

 

@josetorohardy

Un cartón de huevos = 100 gandolas de gasolina

Posted on: junio 28th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La economía venezolana está totalmente desquiciada. De cumplirse las estimaciones del FMI para el 2018 en sólo cuatro años nuestro PIB se habrá reducido a la mitad. El populismo, el desprecio a las instituciones, la inseguridad jurídica, el irrespeto a la propiedad privada, la constante falta de acatamiento a la Constitución, las violaciones a la propiedad privada, la corrupción, la lista creciente de altos funcionarios sancionados en un número cada vez mayor de naciones, el desconocimiento masivo a las elecciones del 20M, el hecho insólito de que tanto la OEA (con el apoyo de varios de sus Estados miembros) como la ONU -a través del alto comisionado para los Derechos Humanos- coincidan en pasar el caso de nuestro país a la Corte Penal Internacional, son todos indicativos de la profunda gravedad de lo que está ocurriendo en Venezuela.

 

 

 

Como si fuera poco, a lo anterior hay que agregar la destrucción de que ha sido objeto la industria petrolera cuya producción ha caído vertiginosamente, la creciente paralización de nuestra refinerías y nuestras plantas mejoradoras de crudo y la pérdida de arbitrajes internacionales que ha conducido a las medidas de embargo de Conoco Phillips.

 

 

 

La situación es caótica. Cerca de 82 tanqueros, temerosos de ser embargados, se encuentran fondeados en aguas venezolanas -según información de Reuters- en tanto que nuestras exportaciones petroleras han caído en un 32% (368.000 barriles diarios) sólo en los primeros 15 días de junio. PDVSA ya le ha comunicado a sus principales clientes que no podrá cumplir con los suministros contratados y, mientras tanto, Curazao que por décadas nos ha venido arrendando una refinería que procesa 330.000 barriles diarios, está en la búsqueda de otras empresas para remplazar a nuestra casa matriz petrolera.

 

 

Y para colmo la inflación, la más alta del mundo, sumada a la destrucción del signo monetario y la escasez angustiosa que atenaza el alma del país. ¡Dios mío, cómo pueden haber hecho tanto daño!

 

 

 

El venezolano de a pie intuye la conexión entre todo lo anterior y su vida diaria. Voy a referirme a un ejemplo un tanto simplista, (para muestra basta un botón), que pone en evidencia las profundas distorsiones en que puede caer una economía cuando se viola sistemáticamente la racionalidad:

 

 

 

Una gandola de gasolina carga 38.000 litros; un litro de gasolina de 91 octanos cuesta 1 bolívar por litro; por tanto el costo de una gandola es de Bs 38.000. Mientras tanto un cartón de huevos de 36 unidades cuesta Bs 3.800.000 (me dicen que ya está más caro). Eso lleva a la insólita conclusión de que con el equivalente al costo de un cartón de huevos se pueden pagar 100 gandolas de gasolina. Peor aún con lo que cuesta un sólo huevo se podrían pagar casi tres gandolas de gasolina.

 

 

¡Qué barbaridad!

 

 

 

Esto es precisamente el resultado de la forma incoherente como se viene manejando la economía venezolana. El gobierno no se ha atrevido hasta ahora a aumentar el precio de la gasolina por temor a las repercusiones políticas que ello podría acarrear. Sin embargo, no ha tenido el régimen ningún empacho en destruir el aparato productivo venezolano, dentro del cual está incluido el sector avícola (y de hecho todo el sector agrícola) que produce los huevos, aplicándole toda suerte de medidas absurdas que han llevado a que entre el 2012 y julio del 2017 la cantidad de gallinas ponedoras haya caído en un 50% y la cantidad de huevos disminuyese en más de 4 millones de unidades. Para el 2018 la cifra es mucho más dramática. Lo mismo está ocurriendo con la carne y con todos los rubros alimenticios del venezolano.

 

 

 

No puedo comprender que para el gobierno el hambre no tenga consecuencias políticas en tanto que el precio de la gasolina sí las tenga. Quizá piense que el hambre puede ser utilizado políticamente (con bolsas Clap) para manipular a la gente, en tanto que la gasolina no. Me temo, sin embargo, que ya no le alcanzarán los dólares ni siquiera para seguir comprando esas bolsas. Creo que finalmente tendrán que aumentar la gasolina.

 

 

 

José Toro Hardy

¿Es viable?

Posted on: junio 6th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

¿Es viable una Administración que según algunos no cumple con los dos principios de legitimidad universalmente aceptados: la legitimidad de origen y la de desempeño?

 

 

¿Es viable una Administración producto de una elección que es desconocida por el Grupo de Lima, por la OEA y por la Unión Europea?

 

 

 

¿Es viable una Administración en la cual están entredicho la separación e independencia de los Poderes Públicos?

 

 

 

¿Es viable una Administración que produjo la hiperinflación más alta del Hemisferio Occidental en toda su historia?

 

 

 

¿Es viable una Administración que ha llevado al aparato productivo del país a la destrucción masiva a través de expropiaciones, controles y decisiones aberrantes de políticas públicas?

 

 

¿Es viable una Administración cuya gestión ha conducido a una caída del PIB -que sólo para el 2018 el FMI estima en un 15%- pero que, en cuatro años, podría haber reducido el tamaño de la economía venezolana a la mitad?

 

 

 

¿Es viable una Administración que ha creado las condiciones para que un significativo porcentaje de la población del país haya tenido que emigrar?

 

 

 

¿Es viable una Administración que enfrenta un déficit fiscal inmanejable como consecuencia de la caída en términos reales de los ingresos que aporta el ISLR y el IVA?

 

 

¿Es viable una Administración que más que nunca depende del petróleo, pero cuyos niveles de producción están cayendo vertiginosamente y cuyos activos en el exterior están siendo cada vez más amenazados de embargo en otros países por decisión de tribunales y árbitros internacionales?

 

 

 

¿Es viable una Administración a la cual se le han cerrado las puertas del financiamiento internacional, incluyendo la de países que se suponían cercanos aliados como es el caso de China?

 

 

 

¿Es viable una Administración que ha sido declarada en default por el Banco Interamericano de Desarrollo y considerada en default “selectivo” por las principales instituciones financieras del mundo?

 

 

 

¿Es viable una Administración que para financiar su gasto recurre cada día más a la emisión de dinero emitido por el BCV, violando el Artículo 320 de la Constitución, lo que constituye la causa fundamental de la inflación que nos abruma?

 

 

 

¿Es viable una Administración que ha conducido a la destrucción del signo monetario?

 

 

 

¿Es viable una Administración que ha llevado a la población a enfrentar una escasez perniciosa de todos los bienes y en especial de alimentos y medicinas?

 

 

 

¿Es viable una Administración en la cual la salud ha colapsado y que ha permitido la reaparición de enfermedades que se creían eliminadas y de otras que se creían controladas como el paludismo, la tuberculosis, el sarampión y la difteria?

 

 

 

¿Es viable una Administración donde los servicios público no funcionan, donde los cortes de agua y de electricidad son cada vez más frecuentes?

 

 

 

¿Es viable una Administración donde el alumbrado público está desapareciendo?

 

 

 

¿Es viable una Administración en la cual el transporte público está dejando de operar y la gente es transportada como ganado en “perreras” (camiones)?

 

 

 

¿Es viable una Administración cuyos funcionarios en número creciente están siendo sancionados por un número cada vez mayor de países?

 

 

 

¿Es viable una Administración donde los casos de corrupción que se manejan asombran al mundo entero?

 

 

 

 

¿Es viable una Administración que enfrenta acusaciones por “delitos de lesa humanidad” como las que formuló el panel de expertos designado por la OEA?

 

 

 

¿Es viable una Administración en la cual las acusaciones en el tema del narcotráfico son cada día más abrumadoras?

 

 

 

¿Es viable una Administración algunos de cuyos líderes enfrentan la amenaza de ser acusados ante la Corte Penal Internacional?

 

 

 

¿Es viable una Administración cada día más aislada y en todo caso la más repudiada por la comunidad internacional en toda la historia de Latinoamérica?

 

 

 

¿Es viable una Administración que ha permitido niveles de inseguridad deplorables y que han llevado a Caracas a ser considerada como una de las ciudades más peligrosas del mundo?

 

 

 

¿Es viable una Administración cuya gestión ha conducido a que el 79% de las familias venezolanas vivan por debajo de la línea de la pobreza, tal como lo señala la encuesta ENCOVI que manejan las Universidades Católica Andrés Bello, Central de Venezuela y Simón Bolívar?

 

 

 

¿Es viable?

 

 

@josetorohardy 

Vértigo de locura

Posted on: mayo 24th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Los teléfonos celulares con sus cámaras terminan siendo los mejores observadores en los procesos electorales. El día 20 las redes sociales transmitieron en vivo la situación de los centros electorales durante todo el día y en toda la geografía nacional. El denominador común es que la gran mayoría de ellos estaban desiertos, tal como estaba la plaza frente el centro electoral donde votó el presidente, ante cuya imaginaria multitud gesticulaba teatralmente.

 

 

No obstante, el CNE –cómo era de esperar– anunció esa noche unos resultados que parecieran contrastar marcadamente con el testimonio visual que todos pudimos ver. Ahora bien, ¿cuál es la realidad? ¿Es que acaso con eso van a resolver los graves problemas reales del país? Veamos:

 

 

 

Según cifras publicadas por el BCV de mayo de 2017 a mayo de 2018 la liquidez monetaria aumentó 5.617% y de enero a mayo de este año, 612%. Peor aún, en apenas una semana (antes de las elecciones) la citada liquidez se incrementó 16,47%. Sé que para quienes no son economistas estas cifras pueden significar poco, pero la realidad es que se trata de dinero sin respaldo que emite el Banco Central para financiar el déficit fiscal. Crece, por tanto, la cantidad de bolívares que circula en la economía en momentos en que la producción de bienes y servicio decrece aceleradamente.

 

 

 

El resultado de lo anterior es que existen muchísimos bolívares tratando de comprar bienes que no existen en el mercado. Cualquiera que tenga los más elementales conocimientos de economía sabe que la consecuencia inevitable es un aumento de los precios que será tanto más elevado cuanto mayor sea la emisión de ese tipo de dinero “inorgánico”. Por eso, nuestra Constitución prohíbe expresamente al BCV financiar el gasto público.

 

 

 

Artículo 320: “En el ejercicio de sus funciones el Banco Central de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias”.

 

 

 

En el caso del régimen venezolano, la violación de tal artículo es tan descarada que entre mayo de 2017 y abril de 2018 solamente el financiamiento a empresas públicas no financieras (léase Pdvsa) creció 246 veces.

 

 

 

Durante ese mismo lapso la producción petrolera de Venezuela ha caído aceleradamente y muchos analistas calculan que al final de 2018 podría ubicarse por debajo de 1,2 millones de barriles diarios.

 

 

 

Todo lo anterior, sumado a la destrucción masiva del aparato productivo, ha llevado a Venezuela a padecer lo que luce como una de las más severas crisis económicas en el mundo entero en medio siglo.

 

 

 

La hiperinflación que padecemos en medio de una brutal caída del producto interno bruto es la causa del brusco empobrecimiento que sufrimos los venezolanos.

 

 

 

Pero lo peor está por venir. Llevamos ya un semestre entero en hiperinflación. Conforme a las cifras que nos proporciona la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (porque en violación de la Constitución el BCV ya no las suministra), los precios crecen vertiginosamente. Si la inflación promedio mensual alcanzase 80% durante 2018, la hiperinflación de este año llegaría a 115.583%. Si tal promedio de inflación mensual fuese de 85%, la inflación del año alcanzaría 160.616%.

 

 

 

Cabe preguntarse, ¿es que acaso tan dramáticos escenarios podrán resolverse con anuncios electorales más propios de Alicia en el país de las maravillas?

 

 

 

La realidad es tan terca como dura. Ante la hiperinflación; la contracción de la economía; el default de la deuda externa; la caída de la producción petrolera; la escasez de alimentos, medicamentos e insumos; la falta de dólares para importarlos; el aislamiento internacional creciente, y la pérdida de legitimidad, los anuncios del CNE lucen como una suerte de fantasía. No es con mayores dosis del mismo veneno como se van a curar los graves males de Venezuela.

 

 

 

Y las reacciones no se han hecho esperar. Los resultados han sido desconocidos no solo por el candidato opositor, sino también por un número creciente de miembros de la comunidad internacional. Estamos cayendo por el abismo de la ilegitimidad. Nuevas sanciones están siendo propuestas en momentos en que la industria petrolera parece hundirse en un vértigo de locuras.

 

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

Conoco Phillips

Posted on: mayo 17th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

 

Con angustia somos testigos del dictamen de la Cámara Internacional de Comercio que condena a Pdvsa a pagar 2.040 millones de dólares a Conoco Phillips. Volvamos las páginas de la historia para entender cómo hemos llegado a esta desgracia.

 

 

 

En 1991 ocurrió la guerra del golfo. Fue un conflicto librado por una coalición de 34 países, encabezada por Estados Unidos y Arabia Saudita, para obligar a Irak a retirarse de Kuwait.

 

 

 

Vencido, Saddam Hussein se va de Kuwait pero al hacerlo incendia 900 pozos petroleros de ese país. Adicionalmente, la ONU le aplica un embargo petrolero a Irak. El mundo se quedó sin el petróleo de ambos países.

 

 

 

Como siempre, los mercados voltearon la mirada hacia Venezuela, pero no estábamos en condiciones de responder porque nuestra producción petrolera estaba en declive.

 

 

 

En 1992 Chávez encabeza una intentona militar. Carlos Andrés Pérez fue destituido en 1993  y sustituido por  Ramón J. Velásquez. En 1994  Rafael Caldera fue electo presidente. Frente a tanta inestabilidad el país cae en una profunda crisis económica ante la cual sucumbe la mitad del sector financiero.

 

 

 

El mundo necesitaba nuestro petróleo y nosotros necesitábamos desesperadamente los ingresos que podía producirnos, pero no teníamos los recursos para hacer las inversiones requeridas. La respuesta fue la apertura petrolera.

 

 

 

Pdvsa y su filial Lagoven habían pedido a la Corte Suprema de Justicia  establecer mecanismos para poder aceptar inversiones privadas capaces de reactivar nuestra industria. En ponencia de Román Duque Corredor la Corte fijó varias modalidades. Una de ellas fueron las asociaciones estratégicas para la faja del Orinoco.

 

 

 

Entendiendo que el problema era más político que jurídico, Pdvsa le pidió  también al Congreso Nacional fijar las bases mínimas para proceder a la negociación de los contratos de la apertura. Contando ya con la aprobación de la Corte Suprema de Justicia y del Congreso, se adelantó un proceso absolutamente transparente de licitaciones que ha debido llevar nuestra producción a más de 5 millones de barriles diarios con una inversión total de 65.000 millones de dólares.

 

 

 

En el caso de las asociaciones estratégicas los contratos fueron enviados, una vez suscritos, para que el Poder Legislativo les diese su visto bueno. Se firmaron así cuatro grandes asociaciones estratégicas en la faja del Orinoco: Cerro Negro, Sincor, Hamaca y Petrozuata, está última suscrita con Conoco Phillips con capacidad para producir 120.000 barriles diarios

 

 

 

Un grupo de venezolanos que apoyaba la candidatura de Hugo Chávez, a través de una organización llamada Fundapatria, demandó ante la Corte Suprema la nulidad de la apertura petrolera. Durante su campaña electoral en 1998, el propio comandante se transformó en el principal detractor del proceso.

 

 

 

A pesar de las presiones que ejerció Chávez una vez electo, en agosto de 1999 la Corte Suprema de Justicia –en ponencia de Cecilia Sosa– declaró sin lugar la demanda, por cuanto era evidente que se habían cumplido todos los extremos legales.

 

 

 

Pero Chávez no aceptaba una derrota. Era como Jalisco, que si no gana arrebata. Al no prosperar sus deseos en la Corte, procedió a la aprobación en 2007 –vía Habilitante– de una nueva Ley orgánica de hidrocarburos que ponía fin a la apertura petrolera.

 

 

 

A las empresas que habían suscrito contratos se las conminó a “migrar” al esquema de empresas mixtas o irse del país. Muchas aceptaron porque los precios del petróleo habían alcanzado niveles históricamente altos. Otras, ante aquella violación de los términos del contrato que equivalía a una expropiación,  recurrieron a arbitrajes internacionales. Los hemos perdido todos.

 

 

 

Entre las que no aceptaron “migrar” estaban Exxon Mobil y Conoco Phillips. Precisamente esta última acaba de ganar un arbitraje ante la Cámara Internacional de Comercio que obliga a Pdvsa a pagarle  2.040 millones de dólares. Las consecuencias de la actitud irresponsable del régimen frente a sus obligaciones contractuales serán devastadoras.

 

 

 

Por cierto, alegando “impago de los servicios prestados”, Cuba tomó recientemente –sin fórmula de juicio– 49% de las acciones que Pdvsa tenía en la refinería de Cienfuegos. Lejos de protestar, el régimen las entregó “sin decir ni ñe”.

 

 

 

@josetorohardy

El populismo

Posted on: mayo 10th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

El populismo, como hoy lo conocemos, es una de las mayores amenazas a los pueblos latinoamericanos. No es más que el encumbramiento de los menos capaces que terminan por destruir todo lo que tocan.

 

 

 

Las doctrinas populistas eran algo diferente. Surgen en la segunda mitad del siglo XIX en Rusia y en Estados Unidos. En Rusia lo promueve un grupo de intelectuales provenientes de la aristocracia que intentaron crear, entre 1850 y 1900, un movimiento para incitar a los campesinos a rebelarse contra el sistema. El padre del populismo ruso fue Herzen, quien se oponía al desarrollo burgués de su patria, pero que se oponía también a la violencia. Otras figuras destacadas del populismo ruso fueron Chernishevski, Levroy, Bakunin y otros.

 

 

 

Simultáneamente surge en Estados Unidos un movimiento populista radical y clasista (agrario), antirracista pero no socialista, que busca el apoyo de los productores agrícolas independientes. Actuó entre 1870 y 1910. Su brazo político fue el Partido del Pueblo. Proponía la nacionalización de los ferrocarriles y de la banca, así como la mayor emisión de papel moneda; sin embargo, el populismo norteamericano ya había colapsado a finales del siglo XIX. Entre sus figuras destacan Jerry Simpson, Mary Lease y Tom Watson.

 

 

 

Al terminar la I Guerra Mundial surgen en Europa gigantescas masas depauperadas. En medio de aquel torbellino, cambia la naturaleza misma del populismo. Deja de ser una doctrina y pasa a ser un instrumento. Recurriendo a mensajes y discursos llenos de demagogia y palabrerías algunos líderes son capaces de tensar las fibras más íntimas y exacerbar los temores más recónditos de las masas pauperizadas estimulando odios de razas y clases. Imponen algunas de las ideologías más tenebrosas que ha conocido la humanidad: el fascismo de Mussolini y el nazismo de Hitler.

 

 

 

Concluida la II Guerra Mundial el populismo aparece en Latinoamérica. Grandes masas populares son controladas por algunos líderes carismáticos y demagogos que las engañan y utilizan a sus fines políticos. Al llegar al poder impusieron formas autoritarias o dictatoriales de gobierno, con apoyo militar, para imponer sus acciones antidemocráticas. Propugnaban un Estado fuerte, controlador, claramente autoritario y paternalista.

 

 

 

Algunos de los líderes populistas más destacados de Latinoamérica fueron Víctor Raúl Haya de la Torre, en Perú (1920-1960); Getulio Vargas en Brasil (1930-1954); Juan Domingo Perón y su esposa Evita (1945-1955). Encabezaron gobiernos nacionalistas, antiimperialistas, autoritarios y corruptos, que manejaron a su antojo de la justicia e irrespetaron la independencia de los poderes públicos. El denominador común fue que dejaron pueblos empobrecidos.

 

 

 

El populismo renace en Latinoamérica con el aumento simultáneo de todas las materias primas que tiene lugar a partir del año 2000 con el llamado “superciclo de commodities”. El Foro de São Paulo en 1990, a cuya cabeza estuvo Fidel Castro, había trazado el camino. Líderes como Hugo Chávez, Lula Da Silva, Dilma Rousseff, Evo Morales, Néstor y Cristina Kirchner, Rafael Correa, Fernando Lugo, Manuel Zelaya, Daniel Ortega, Nicolás Maduro y otros son sus exponentes.

 

 

 

Se trata de políticos capaces de manipular a la gente empleando discursos vacíos y cargados de demagogia. Llegan usualmente a los más incultos. Contando con ingresos extraordinarios producto del mencionado aumento de las materias primas, convencieron a las masas de que libraban una revolución que cambiaría sus destinos para siempre, cuando en realidad se trataba de un vil engaño pasajero. Una vez más el populismo fracasó, esta vez al caer las materias primas, y va de salida en toda la región dejando una estela de corrupción, pérdida de libertades y frustración. En Venezuela fue mucho peor.

 

 

 

Increíblemente, después de una destrucción inmisericorde donde dejaron al país y a su gente empobrecidos y sumidos en la peor hiperinflación del planeta, una escasez perniciosa, el aparato productivo devastado, millones de venezolanos emigrando a otros países y la democracia desmantelada, en Venezuela tratan de imponer un nuevo capítulo de una de las versiones más corruptas e incompetentes que ha conocido el populismo en el mundo.

 

 

 

@josetorohardy

¿Vendrá China al rescate?

Posted on: abril 12th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Después de la muerte de Mao en 1976, en China se impusieron las ideas pragmáticas de Deng Xiaoping:

 

 

“No importa que un gato sea blanco o negro con tal de que cace ratones”. Implantó su visión: “Un país, dos sistemas”.

 

 

 

Coexistiendo con el comunismo, creó zonas económicas especiales, donde se aplicó un modelo económico neoliberal que atrajo enormes inversiones extranjeras e impulsó un vigoroso crecimiento económico. Durante 28 años seguidos el PIB creció a tasas de 2 dígitos. China pasó a ser la segunda potencia económica del mundo.

 

 

 

Demandó enormes cantidades de recursos naturales desencadenando hacia el año 2000 un prolongado “superciclo de commodities”, lo que propició un aumento vertiginoso y sostenido en el precio de las materias primas, entre ellas el petróleo.

 

 

 

El impacto en la América Latina fue inmenso. Una ola de estatismo recorrió la región. Muchos gobernantes se creyeron todopoderosos y se desencadenó una marejada de populismo y corrupción. Chávez, Lula, Dilma, los Kirchner, Fernando Lugo, Evo Morales, Daniel Ortega, Maduro, Zelaya y otros fueron el resultado.

 

 

 

En Venezuela Chávez se creyó un semidiós y progresivamente fue destruyendo las instituciones democráticas que limitaban su poder. Creyó que el petróleo seguiría alto para siempre.

 

 

 

China necesitaba las materias primas y se transformó en fuerte inversionista y prestamista en toda Latinoamérica. Pero a ningún país le prestó tanto dinero como a Venezuela, al superar los 60.000 millones de dólares.

 

 

 

Para no correr riesgos, la mitad solo podía ser utilizada para comprar bienes chinos, con lo cual revertían directamente en beneficio de su propia economía. Por eso, Venezuela cuenta hoy con tres satélites y con toda la quincallería china, incluidos taladros de perforación petrolera, automóviles, electrodomésticos, autobuses, cauchos, etc., algunos de dudosa calidad.

 

 

 

Obtuvo extensas áreas para la explotación petrolera en la faja del Orinoco y jugosos contratos de obras públicas, asignados a dedo, porque nunca fue muy exitosa a lo hora de competir en licitaciones públicas.

 

 

 

No cumplió China con buena parte de las inversiones ofrecidas. Tal fue el caso de la refinería de Cabruta, con una inversión de 14.000 millones de dólares que nunca salió del papel.

 

 

 

Ya no quiere darle dinero fresco al régimen, pues este no cumple con los pagos prometidos en petróleo. Pero China nunca se engañó. Basta con revisar los informes de Dagong Global Credit, su calificadora de créditos soberanos. Veamos algunas frases extraídas de varios de esos informes con respecto a Venezuela:

 

 

 

*“Los desbalances estructurales de la economía y la seguridad social en deterioro resultan en un descontento público cada vez mayor frente al gobierno”.

 

 

 

*“Serios desbalances macroeconómicos arrastran a Venezuela en el corto plazo a una recesión y exacerban el riesgo de tensiones sociales”.

 

 

 

*“Su elevado déficit fiscal, sus insuficientes reservas internacionales y las presiones hacia significativas devaluaciones de su moneda local contribuyen a una evidente tendencia de deterioro en los niveles de solvencia del gobierno”.

 

 

*“A corto plazo, el riesgo de una escalada de conflictos políticos internos aumentará significativamente”.

 

 

 

*“La emisión excesiva de moneda conduce a Venezuela a la hiperinflación, y, por tanto, su entorno de crédito se deteriora continuamente”.

 

 

 

*“La sombría perspectiva de la reestructuración de la deuda causa una considerable incertidumbre”.

 

 

 

*“Venezuela no tiene capacidad de crear riqueza por sí misma, mientras que las fuentes de pago de la deuda son muy frágiles, por lo tanto, hay riesgo de una baja solvencia en los futuros pagos que deba efectuar el país”.

 

 

 

Aunque presta a hacer buenos negocios, China detesta la inseguridad jurídica y no está dispuesta a correr riesgos en Venezuela, como tampoco estuvo dispuesta a hacerlo en Zimbabue, donde fue el principal soporte económico del dictador Robert Mugabe. Cuando dejó de ser viable, sencillamente le dio la espalda.

 

 

 

Sin duda, se sentiría más segura con cualquier otro gobierno con el que pudiera sostener relaciones más serias. China no se desviará de sus metas ni emprenderá aventuras para salvar a nadie. Hoy en día es una nación ajena a dogmatismos.

 

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

¿Vendrá Rusia al rescate?

Posted on: abril 5th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

En 1961 tuvo lugar la “crisis de los cohetes” en Cuba. Fidel Castro se había declarado socialista: “Lo que más le molesta a Estados Unidos es que hayamos hecho una revolución socialista bajo sus propias narices”.

 

 

Procedió Castro a una alianza con la URSS. Nikita Jrushchov ordenó instalar cohetes nucleares R-12 y R-14 en Cuba capaces de alcanzar casi todo del territorio estadounidense.

 

 

Detectados a mediados de 1963 por un avión espía U2, el gobierno de ese país exigió su retiro y el de los buques cargados con misiles que se dirigían a Cuba. El 22 de octubre de 1962, Kennedy anunció por televisión un “cerco naval” alrededor de Cuba. “Si los barcos soviéticos avanzan, serán hundidos”.

 

 

El 24 de octubre Jrushchov respondió: “La URSS ve el bloqueo como una agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen”. El mundo estuvo a punto de un holocausto nuclear.

 

 

Aquello ocurrió en el momento más álgido de la Guerra Fría cuando la URSS había alcanzado la cúspide de su poderío militar y económico. Para los comunistas Cuba, a 150 kilómetros de Estados Unidos, tenía un valor estratégico vital. Lo que estaba en juego era la primacía entre las dos superpotencias triunfantes de la Segunda Guerra Mundial y entre los dos sistemas rivales que ellas representaban: el comunismo y el capitalismo.

 

 

Cuando el holocausto lucía inevitable, las cámaras ubicadas en helicópteros mostraron el momento en que los buques soviéticos, cargados de misiles, se desviaron –casi en el límite establecido– frente a las naves de guerra de esa nación. El mundo lanzó un suspiro de alivio.

 

 

Kennedy y Jrushchov habían llegado a un acuerdo. El 27 de octubre, Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía formal y pública de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión al territorio cubano. Además, pidió la eliminación de los misiles atómicos emplazados en Turquía.

 

 

Castro fue la alternativa a un holocausto nuclear, pero de allí en adelante la URSS tuvo que echarse a cuestas a Cuba y le proporcionó una ayuda a un costo de aproximadamente 8 millardos de dólares por año que se prolongó hasta el colapso del comunismo y la desintegración de la URSS en 15 naciones diferentes, en 1991.

 

 

Muchos pretenden comparar el caso de Cuba en 1961 con lo que ocurre hoy en Venezuela. Cuando ya resulta evidente el hundimiento económico y el deterioro del régimen, siempre surge alguien que alega: “Pero ahí está Cuba después de seis décadas”.

 

 

 

La diferencia entre los dos casos es abismal. La URSS ya no existe. Lo que sí existe es una Rusia que, después de varios años de crisis económica, apenas empieza a levantar cabeza, pero que no está en condiciones de repetir aquellas aventuras. Tiene prioridades geopolíticas en sus fronteras con los países que se separaron de la URSS, particularmente en Ucrania y en Sebastopol –donde está su única base naval en el mar Negro– y en Tartús, Siria, donde está su base en el Mediterráneo. Enfrenta severas sanciones económicas de la Unión Europea, además de una grave problemática interna con el islam en Chechenia.

 

 

 

Por su parte, el régimen de Venezuela luce cada vez más arrinconado y los casos de corrupción que salen a la luz pública asombran al mundo. Una suerte de implosión luce probable. La producción petrolera se viene a pique. La hiperinflación campea por sus fueros y la escasez de alimentos es brutal (en menos de tres años la producción ha caído más de 50%). El déficit fiscal y el déficit en el flujo de caja de Pdvsa resultan inmanejables ante el cierre del financiamiento externo. El default, por ahora selectivo, bloquea cualquier salida de la crisis. El petro luce como el sueño de una mente acalorada y la reconversión monetaria, un maquillaje.

 

 

 

El aislamiento internacional se profundiza. Las sanciones se extienden y agudizan, y la Cumbre de las Américas en Lima amenaza con cerrar el cerco.

 

 

 

No creo que el caso venezolano guarde ninguna semejanza con la crisis cubana de 1961. La Guerra Fría ya no existe. ¿Quién va a desempeñar aquí el papel que tuvo la URSS? ¿Quién se va a echar a cuestas al país? ¿Acaso una isla en el Caribe más arruinada que nosotros?

 

 

José Toro Hardy

@josetorohardy

Cero cero cero

Posted on: marzo 25th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

 

 

La inflación es uno de los males más perversos que pueden afectar una economía y, la hiperinflación, es su estadio más maligno. Es tanto el  sufrimiento humano que causa esta patología que la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo se han empeñado, con éxito, en erradicarla como a la viruela.Venezuela sufre la hiperinflación  más alta del mundo. No comprende el régimen el monstruo que ha creado. Si la inflación promedio mensual fuese a lo largo del año del orden del 85% (como lo ha sido en los tres últimos meses) la inflación del 2018 matemáticamente superaría un 100.000%. Sería la mayor en toda la historia a del Hemisferio Occidental.

 

 

 

“La causa más próxima de la inflación”  –afirmaba Milton Friedman, premio Nobel de Economía- “es siempre y en todas partes la misma: un incremento demasiado rápido de la cantidad de dinero en circulación con respecto a la producción”.

 

 

 

Eso es lo que ocurre en Venezuela. La cantidad de dinero sin respaldo que emite el BCV para financiar el déficit fiscal y el déficit en el flujo de caja de PDVSA crece vertiginosamente.  A su vez, el PIB no hacen otra cosa que decrecer.  Ha alcanzado el nivel tenía en 1955 cuando la población apenas superaba los 6 millones de habitantes y hoy tenemos 31,5 millones; es decir, el empobrecimiento por habitante es abismal. La producción petrolera se ha reducido en un 59% en apenas 14 meses y  la producción de alimentos ha caído en más de un 50%  en menos de tres años.

 

 

 

Asombrosamente, nuestros gobernantes pretenden resolver la inflación recurriendo a procedimientos de maquillaje: quitándole tres ceros al bolívar.

 

 

 

Ya Chávez lo hizo hace algunos años y el fracaso fue rotundo, tal como se le había advertido. Esta esta vez será mucho peor porque las condiciones del país también lo son. La reconversión monetaria que anuncia el régimen sólo trata de esconder la enfermedad en lugar de curarla.

 

 

 

La reconversión consiste en eliminar tres ceros y cambiarle el nombre a la moneda que  pasará a llamarse “bolívar fuerte” a “bolívar soberano”. ¡Soberana estupidez! Pregonan a diestra y siniestra que las cosas valdrán “tres ceros menos”. Lamentablemente no dicen que también los sueldos tendrán “tres ceros menos”.

 

 

 

Si no se atacan las verdaderas causas que generan la inflación, me atrevo a vaticinar que ocurrirá lo mismo que ya ha ocurrido en muchos países latinoamericanos. Entraremos en ciclos interminables de cambios de moneda y eliminación de ceros. A la vez, lejos de disminuir, la inflación se acentuará.

 

 

 

Veamos la experiencia de la Argentina. En 1970 al Peso Moneda Nacional (como se llamaba la moneda del país) le quitaron 2 ceros y le cambiaron el nombre a Peso Ley. En 1983 le quitan 4 ceros más y pasó a denominarse Peso Argentino. En 1984 nuevamente le eliminan 3 ceros y le cambiaron el nombre a Austral y en 1992 una vez más le quitan 4 ceros y pasó a llamarse Peso Convertible. Un Peso Convertible de 1992 equivalía a 10 billones (millones de millones) de pesos de los que circulaban en la Argentina en 1970 y la inflación alcanzaba a un 3.000% al año. Los gobiernos argentinos caían como barajitas.

 

 

 

El caso de Brasil fue similar. En 1967 a la moneda brasileña le quitan 3 ceros y le cambiaron el nombre de Cruceiro a Cruceiro Nuevo. En 1986 le vuelven a quitar 3 ceros y pasa a denominarse Cruzado. En 1989 una vez más le eliminan 3 ceros y le cambian el nombre a Nuevo Cruzado. En 1992 retoman el nombre de Cruceiro. En 1993 nuevamente eliminan 3 ceros y le cambiaron el nombre a Cruceiro Real y en 1994 la nueva moneda pasa a llamarse Real, que equivalía a 2.750 Cruceiros Reales. Un Real de 1994 representaba 27,5 billones (millones de millones) de Cruceiros de 1967. A pesar de todos esos cambios, la inflación en Brasil superaba el 2.700% al año. Abundaron dictaduras y gobiernos militares. Sólo a raíz de la designación de Fernando Henrique Cardoso como Ministro de Hacienda y la implementación que hace del Plan Real, Brasil logra superar aquellas locuras. Aquello le valió a Cardoso la elección y después reelección como presidente del Brasil. Después … bueno, después vino Lula.

 

 

 

Por la vía de la reconversión es fácil prever que el régimen conducirá a Venezuela por el camino de la más brutal hiperinflación. Que con recurrente frecuencia recurrirá al artificio de quitarle ceros a su moneda y cambiarle el nombre y hundir al país en un proceso de empobrecimiento y africanización inconcebible para un nación que había sido una de las más vitales y prósperas de Latinoamérica.

 

 

 

Dios nos agarre confesados.

 

 

@josetorohardy