La salida en Venezuela

Posted on: febrero 26th, 2014 by Super Confirmado No Comments

¿Quién puede apoyar un régimen que mata estudiantes, encarcela opositores, arma a grupos paramilitares y luego, para esconder la pedrada, censura la televisión y los medios de comunicación? Esta es la pregunta en Venezuela.

 

Cuando los venezolanos hablan de “UNA SALIDA” se refieren, fundamentalmente, a dos cosas. Una, cómo salir de la peor inflación del continente –más del 60 por ciento-, de la constante devaluación de su moneda, de una escasez generada por una inútil burocracia, y de una de las más altas cifras de criminalidad en el mundo –más de 24 mil asesinatos en el 2013. Y dos, cómo salir del gobierno autoritario y represivo de Nicolás Maduro. Esto último es lo más difícil.

 

Ningún demócrata puede apoyar un golpe de estado ni la violencia. En casi todo el mundo lo condenarían. Y el mandato de Maduro es hasta el 2019, aunque haya ganado con trampa las elecciones. La oposición venezolana lo sabe y no quiere cometer el mismo error del golpe militar del 2002 contra Chávez. Un golpe es un golpe es un golpe.

 

Maduro –que no es Chávez aunque copie su forma de hablar, sus gritos, sus insultos y hasta lo vea en forma de “PAJARITO”- puso el dilema legal de la siguiente manera: “SI LA OPOSICIÓN QUIERE SALIR DE MÍ, QUE JUNTEN LAS FIRMAS PARA EL PLEBISCITO REVOCATORIO DEL 2016.”

 

El excandidato presidencial, Henrique Capriles, de alguna manera, aceptó las reglas del juego impuestas por los chavistas. “NUESTRO FOCO ES QUE LOS PROBLEMAS DEL PAÍS SE RESUELVAN”, dijo en una entrevista con CNN en Español. “ESTO NO ES UN ‘MADURO VETE YA’”. El no cree que los sectores populares apoyen una salida de Maduro.

 

Pero los líderes opositores, Leopoldo López y la asambleísta María Corina Machado, sí quieren que Maduro se vaya. Ya. “TENEMOS QUE CONSTRUIR UNA SALIDA A ESTE DESASTRE”, dijo Leopoldo minutos antes que lo arrestaran soldados de Maduro, acusado absurdamente de incitar a la violencia durante las protestas del 12 de febrero. LAS ARMAS LAS TIENE SOLO EL GOBIERNO.

 

Leopoldo y María Corina nunca estuvieron de acuerdo con Capriles cuando él suspendió una marcha tres días después del fraude electoral en abril del 2013. Capriles tenía información fidedigna de que en esa marcha habría muertos. Pero Leopoldo y María Corina creían que había que defender su triunfo electoral y ganar la calle. Ganó la prudencia… y Maduro.

 

Hasta que el pasado 12 de febrero Maduro cometió un gravísimo error, que le puede costar el puesto: le ordenó (o al menos, le permitió) a la guardia nacional bolivariana, a la policía y a grupo paramilitares que dispararan contra una manifestación pacífica de estudiantes. Tres personas murieron ese día y unas 60 resultaron heridas.

 

Muchos más han sido asesinados y heridos en protestas posteriores. A pesar de la censura oficial de los medios, a través de Twitter se han difundido cientos de videos donde se ve a uniformados disparando a jóvenes y estudiantes desarmados. Twitter es la nueva televisión. Maduro lo controla todo. Pero no al pajarito azul símbolo de Twitter.

 

Con ese hecho surgió la razón legal para destituir a Maduro: no puede ser presidente alguien que mata a sus jóvenes, que reprime violentamente manifestaciones, que arma y financia grupos fuera de la ley, y que censura y calla a los medios de comunicación. No puede ser presidente alguien que viola los derechos humanos y asesina a quienes debería proteger. Maduro ha entrado al club de Pinochet y los Castro.

 

Por Jorge Ramos

Cambien la Iglesia pero dejen al Papa

Posted on: febrero 19th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Es un fenómeno raro. El Papa Francisco es, sin duda, uno de los personajes más populares del Mundo, igual sale en la portada de Time que en Rolling Stone. Pero la iglesia que dirige está bajo ataque y muchos de sus miembros quieren que cambie. El mensaje de los católicos es claro: me gusta el Papa pero cambien la iglesia.

 

A finales del año pasado el Papa había ordenado que se enviara un cuestionario de 39 preguntas a los católicos del mundo para saber qué pensaban sobre su religión y su iglesia. Pero la cadena de noticias Univision se le adelantó al Vaticano: le pidió a la empresa Bendixen y Amandi que hiciera una encuesta con 12 mil personas en 12 países, representando cuatro continentes, y los resultados son contundentes. Hay mucho que cambiar.

 

El 58 por ciento de los católicos no está de acuerdo con la prohibición de la iglesia al divorcio; 65 por ciento cree que el aborto debe ser aceptado en ciertos casos; 78 por ciento aprueba el uso de anticonceptivos; 50 por ciento quiere que los sacerdotes se casen; 45 por ciento desearía que las mujeres pudieran ordenarse como sacerdotes; y el 30 por ciento apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo (en España y en Estados Unidos el apoyo es mucho mayor: 64% y 54% respectivamente). Cambio, cambio, cambio. (La encuesta la puedes ver en www.univisionnoticias.com)

 

“Esta encuesta mundial es una derrota para la ideología de la fortaleza”, dijo en una entrevista el vaticanista, Marco Politi. “Pero no estamos en tránsito de una revolución.” Politi está claro. La iglesia católica es una institución vertical, se gobierna de arriba para abajo. Y si el Papa y el Vaticano no están dispuestos a cambiar algunos preceptos, no va a pasar nada.

 

Lo más interesante de todo es que los católicos no quieren cambiar a su Papa: el 87 por ciento tiene una opinión buena o excelente respecto a Jorge Mario Bergoglio.¿Cómo no apreciar a un Papa que no quiere juzgar a los gays, que acepta que se le acerquen los niños y que besa públicamente a los enfermos? Son, todos, grandes gestos populistas y funcionan.

 

Pero más allá de su sobria personalidad, de su estilo relajado y de su actitud generosa, el Papa Francisco sigue amarrado en los viejos dogmas de la iglesia. Los gays son oficialmente rechazados, las mujeres no pueden ser ordenadas, se mantiene la absurda prohibición al matrimonio de los sacerdotes, es más, ni siquiera ha cedido en el uso de condones para controlar el sida en Africa.

 

Lo peor de todo es que el Papa Francisco no se ha atrevido a enfrentar la peor crisis dentro de su iglesia: el abuso sexual de sacerdotes a niños. No ha dicho nada importante ni valioso. Pero Naciones Unidas sí.

 

El Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño reportó, después de una larga y exhaustiva investigación, que el Vaticano no ha reconocido “la magnitud de los crímenes sexuales” de sus miembros, que “los abusos se siguen cometiendo de forma sistemática” y le ha pedido al Papa que entregue a los pederastas a la policía.

 

No lo vamos a hacer, contestó el Vaticano. Dijeron, como excusa, que el reporte era una interferencia en el “ejercicio de la libertad religiosa” y, una vez más, engavetaron el asunto.

 

A mi el Papa Francisco me cae muy bien. Estuve en Roma cuando lo nombraron pontífice. Es maravilloso que sea el primer argentino. Me encanta que hable a la prensa y no use zapatos rojos. Me gusta su personalidad y lenguaje sencillo. Pero esto no sirve de nada si sigue protegiendo a pederastas, en lugar de ponerse del lado de los niños abusados sexualmente.

 

La encuesta de Univision dice, incuestionablemente, que la iglesia tiene mucho que cambiar y que hay un Papa que puede promover ese cambio. Pero todavía no estoy muy seguro que se atreva.

 

Por Jorge Ramos

El gran cuento de los republicanos

Posted on: febrero 14th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Es un gran cuento. Por unos momentos, el Partido Republicano hizo creer a los hispanos y a los inmigrantes que realmente quería una reforma migratoria para este año. Pero, la verdad, todo parece indicar que no va a pasar nada. El final del cuento es que los inmigrantes indocumentados se quedarán sin legalización por mucho tiempo más y los republicanos se volverán a quedar sin la Casa Blanca en el 2016.

 

Es todo un juego político. El año pasado, el Senado (con mayoría demócrata) aprobó una propuesta de reforma inmigratoria. El punto central era legalizar a la mayoría de los indocumentados y darle un camino a la ciudadanía. Llegó, entonces, el turno de la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, y ahí todo se echó a perder.

 

Después de muchos titubeos y consultas internas, el Partido Republicano dio a conocer hace unos días una “lista de principios” sobre inmigración. La lista incluía, como era suponerse, más seguridad en la frontera, más visas, más verificación en los empleos, más registros de entradas y salidas de visitantes. Pero lo importante es que le daría un estatus legal a la mayoría de los indocumentados.

 

Después de hacerse pública la lista, muchos comentaristas y analistas, incluido yo, nos sentimos optimistas de que el progreso en cuanto a la reforma inmigratoria finalmente ocurriría. Después de todo, los republicanos habían llegado a lo que parecía una solución intermedia en lo que, hasta entonces, había sido un punto crítico en el debate. Durante una entrevista reciente con la CNN, se le preguntó al presidente Barack Obama si vetaría una iniciativa que no incluyera una ruta a la ciudadanía. “No voy a prejuzgar lo que llega a mi escritorio”, dijo, dando una señal de que estaría abierto a la opción de los republicanos.

 

Pero de pronto, todo se paró: Mitch McConnell, el líder republicano en el Senado dijo que el asunto migratorio no se podía resolver este año; el congresista del Tea Party, Raúl Labrador dijo que si el líder en la Cámara de Representantes, John Boehner, llevaba el tema a votación debería perder su puesto; y Boehner, cediendo a la presión, dijo que tenía serias dudas de que el 2014 fuera el año de la reforma inmigratoria.

 

Inmediatamente, todos los republicanos (entrenados en sus “talking points”) empezaron a culpar al presidente Obama por el fracaso de la reforma. Sí, efectivamente, Obama no cumplió su promesa migratoria en el 2009. Pero que no quede duda: la culpa de que no haya reforma migratoria en el 2014 es del Partido Republicano y de Boehner. Ni siquiera se atrevieron a llevar el tema a votación.

 

Su cálculo político es que en el 2015 podrían revivir el tema. Pero se equivocan. Estaremos en la mitad de una brutal campaña por la presidencia. Nadie va a querer lidiar con migración ese año.

 

Lo más grave para los republicanos es que en el 2016 van a perder a la mayoría de los 16 millones de votantes hispanos y, seguramente, también perderán la Casa Blanca. Este tema los va a perseguir como un fantasma.

 

Sin embargo, el presidente Obama también pierde por la falta de acción de los republicanos. En los próximos meses va a crecer enormemente la presión para que detenga las deportaciones de miles de indocumentados que no han cometido crímenes. El dice que no tiene la autoridad para hacerlo. Pero muchos que son abogados, como él, creen que sí la tiene. El argumento es el siguiente: si pudo detener las deportaciones de los “Dreamers” – con la llamada acción diferida – también lo puede hacer con sus padres, hermanos, vecinos y compañeros de escuela y trabajo.

 

Hay una grave contradicción en la postura del presidente Obama. Dice que quiere una reforma migratoria pero, al mismo tiempo, ya ha deportado a casi dos millones de inmigrantes que se hubieran beneficiado de esa medida. No puede decir: “te quiero en este país” y luego enviar a unos agentes migratorios a deportarte. Sus acciones contradicen sus palabras.

 

Mientras, la situación de los indocumentados se vuelve desesperante. Un presidente los quiere deportar mientras el único partido que puede hacer algo para legalizarlos les da la espalda. Este no es el sueño americano que ellos se imaginaron al venir. Es un gran cuento.

 

Por Jorge Ramos

El desafío de vivir juntos

Posted on: febrero 6th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Nada aquí es fácil. Nada fluye. Todo se tiene que discutir, negociar y acordar. Y después de hacerlo, hay que empezar de nuevo. Esta maravillosa y milenaria ciudad alberga, dentro de sus muros, el principal problema internacional de nuestros tiempos: ¿Cómo lograr la paz entre Israel y los palestinos?

 

Israelíes y palestinos, les guste o no, están condenados a vivir juntos en un territorio muy pequeño. Ninguno de los dos grupos se va a ir a vivir a otro lado. Pero todavía no se ponen de acuerdo en las reglas de su obligada convivencia.

 

En una reciente visita a Israel y a los territorios palestinos, el extraordinario guía que me acompañó sufría para describir los lugares que me mostraba. “Este es un lugar liberado, según Israel, u ocupado, de acuerdo con los árabes”, me decía. Uno de esos lugares liberados/ocupados fue Belén. Desde luego, no deja de sorprender que donde yace una estrella plateada con 14 puntas nació, según la tradición cristiana, el hombre que originaría una de las religiones más importantes del planeta. Pero a mí lo que más me impresionó fueron los muros que dividen a Belén de Israel.

 

He ido muchas veces a la frontera entre México y Estados Unidos, pero nunca he visto nada similar a lo que vi rodeando a Belén. Es un muro infranqueable de cemento, de ocho metros de altura. Israel mandó construir el muro a lo largo de una parte de su frontera con Cisjordania después de la llamada “segunda Intifada”, que comenzó en el 2000.

 

Belén y el resto de Cisjordania cayeron bajo el control militar de Israel desde la Guerra de los Seis Días en 1967, y su población, mayoritariamente palestina, vive a la sombra de ese muro. Los palestinos tienen permisos, cortos y restringidos, para cruzar el muro. En el lado palestino leí sobre el muro un grafiti proclamando protestas y resistencia; ese mismo muro, del lado israelí, era impecablemente blanco y vigilado centímetro a centímetro por el ejército. Un poco más al norte la situación es igual.

 

Jericó, quizá la ciudad más antigua del mundo, está a un lado del río Jordán donde Jesús, de acuerdo con La Biblia, fue bautizado. Pero cualquier turista tiene que pasar, inevitablemente, las revisiones de soldados israelíes al entrar y salir de la ciudad. La tensión en esa frontera es palpable; nadie sonríe, vi puños cerrados y rifles atentos. Pero el verdadero punto de tensión es Jerusalén.

 

Jerusalén, desde luego, es la capital oficial de Israel. Pero la decisión de muchos países de tener sus embajadas en Tel Aviv es reflejo de un intenso y delicado debate. Israel y los palestinos reclaman Jerusalén como propia. No son los primeros en hacerlo. Igual lo hicieron hace muchos siglos romanos, otomanos y bizantinos, entre otros.

 

Más que un Jerusalén dividido, mi impresión es que se trata de una ciudad compartida. Por la fuerza de la historia, sí, pero compartida. En sólo unos pasos se va del sector musulmán al armenio y de la Iglesia del Sepulcro de Jesucristo al Muro de los Lamentos. Dividir Jerusalén para alcanzar algún tipo de acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, requeriría un enorme esfuerzo diplomático, mucha buena voluntad y tolerancia de ambas partes, un curso maestro en geografía e historia y, aún así, dejaría a muchos inconformes. Es el reto de vivir juntos. Éste es uno de los grandes dilemas de nuestro mundo. Todos han fracasado en su intento de encontrar una solución al tema de Jerusalén. Todos. Y la fórmula de paz a cambio de tierra nunca se ha materializado. Para eso se necesitan dos condiciones:

 

1.que los palestinos reconozcan el derecho de existir al Estado de Israel;

2.que se ponga un alto a los asentamientos israelíes y termine el control de Israel en Cisjordania.

 

Durante el viaje me llevé el libro “Mi Tierra Prometida” de Ari Shavit. Fue un buen compañero. Nada ha sido fácil en estas tierras, nos cuenta Shavit. Todo es complicado. Cada rincón tiene un pedazo de historia. Hay siempre puntos de vista opuestos. El consenso no existe. Pero la razón y la vida exigen pluralismo y tolerancia, algo que se da en dosis muy pequeñas en esta parte del mundo. Por la fuerza, nada se va a resolver. Es como tirar una piedra en el mar. Una semana después, comprendí la sabiduría de mi guía, quien insistía en describir como ocupada/liberada a una ciudad tras otra. Esta es una tierra donde los enemigos ni siquiera se ponen de acuerdo en las palabras. Así, lo único en que todos están de acuerdo es en que la paz – sin muros, balas y odios – aún está muy lejos.

 

 

Por Jorge Ramos

El mundo según Bill Gates

Posted on: enero 29th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Nueva York. Bill Gates, el fundador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del mundo, no le hace caso a las malas noticias

 

De hecho, durante una entrevista en una friísima mañana neoyorquina, él tenía dos buenas noticias: una, el mundo está mucho mejor que antes y, dos, no, no está tirando su dinero. Empecé con lo más obvio. ¿Cuánto dinero tiene? le pregunté. Más de 70 mil millones de dólares, me dijo. Además, ya ha donado –a través de la Fundación de Bill y Melinda Gates- más de 28 mil millones. Su plan es donarlo casi todo antes de morir. “Mis hijos han tenido una gran educación y seremos generosos con ellos”, me dijo este padre de 58 años de edad, “pero el dinero le pertenece a la sociedad e invertiremos en descubrimientos y programas que realmente ayuden al mundo.”

 

Gates es un hombre de números. Hace décadas vio el futuro y diseñó los programas de computación que hoy dominan el planeta. Así hizo su dinero. Y aunque todavía es el chairman de Microsoft, hace años que dedica la mayor parte de sus días a ver como regala su fortuna. ¿Cuántas vidas ha salvado? “El trabajo que hemos hecho ha salvado 8 millones de vidas”, me cuenta sin subir el tono de la voz. “Y lo hacemos inventando nuevas vacunas…y ayudando a que esas vacunas lleguen a los niños más pobres.”

 

A pesar de esto, sus críticos aseguran que los Gates tiran su dinero, ayudando a países donde hay dictadores y sin efectos económicos a largo plazo. Y se lo dije: muchos creen que usted es un hombre bueno pero que está desperdiciando su fortuna. No estuvo de acuerdo. “Yo me metí en esto con toda libertad y doy mi dinero de la manera que yo quiero”, me explicó. “Creo mucho en análisis y medidas. He visto estos programas de salud y agricultura y he decidido que es dinero bien gastado”.

 

Sí, dinero bien gastado a pesar de la corrupción. Para Gates, la corrupción ocurre en todos lados –incluyendo Illinois y Nueva Jersey- y es “como un pequeño impuesto y todos los programas de gobierno están sujetos a eso.” Gates es agnóstico y, por lo tanto, no ayuda con la esperanza de irse al cielo. De hecho, me dijo que si el cielo existiera él estaría “gratamente sorprendido.” Su filantropía “no está basada en la idea del más allá. Creo que aquí en la tierra hay muchas vidas que podemos salvar… Es desafortunado que la gente no ve lo que hemos avanzado en los últimos 25 años; la pobreza se ha reducido, la gente vive más tiempo y el mundo se está convirtiendo en un mejor lugar.”

 

En la carta anual de su fundación, Gates hace una predicción: “En los próximos 20 años habrá ya muy pocos países muy pobres y de bajos recursos.” Pero según Gates esos cambios ya se notan, basta con ver las opciones que tenemos en los supermercados, el acceso a agua potable, a medicinas, a nuevos trabajos y la ventana al mundo en las redes sociales y medios de comunicación. Las buenas noticias, me dice, son más difíciles de cubrir.

 

Muchos creen que más gente muere en desastres naturales. “Es la naturaleza de las noticias”, asegura. La realidad es que más niños mueren por diarrea o enfermedades respiratorias fáciles de curar. Pero la buena noticia es que millones de vidas se han salvado con vacunas y acceso a cuidados de salud. Eso es lo que no aparece en la televisión o en la internet. Eso es lo que, generalmente, no cubren los periodistas.

 

Una de las cosas que más me sorprendió de Bill Gates es su absoluta certeza de que el mundo se puede mejorar. Sigue siendo un joven soñador. El se ha dado cuenta que sus billones han servido para algo. Pero para este hombre que lo puede tener todo, ¿hay algo que el dinero no pueda comprar? Aparentemente lo hay. “Uno siempre tiene la esperanza de que tus hijos (Jennifer de 18, Rory de 16 y Phoebe de 11) tengan una carrera que verdaderamente les guste”, reflexionó, “o que tengan una gran pareja. Pero no tiene ningún sentido preocuparse por eso.”

 

Exacto. Bill Gates es un hombre muy pragmático. No se preocupa por las cosas que no puede cambiar. En los últimos años se ha concentrado en las cosas que sí puede cambiar. Veintiocho mil millones de dólares después, ya ha salvado ocho millones de vidas. Y aún le quedan por gastar otros 70 mil millones más. Es su convicción de que aquí en la tierra se puede construir un pedacito del cielo.

 

Por Jorge Ramos

Más vale tarde que nunca

Posted on: enero 10th, 2014 by Super Confirmado No Comments

En este 2014, los legisladores van a tratar de lograr lo que debieron hacer en el 2009: una reforma migratoria que legalice a la mayoría de los 11 millones de indocumentados. Lo sé: parece el cuento del lobo feroz que nunca viene. Pero si recordamos correctamente, al final del cuento el lobo llega. Espero que lo mismo ocurra con la reforma.

 

No deja de sorprenderme el optimismo de los inmigrantes sin documentos y, particularmente, el de los “Dreamers”. No importa cuántas veces los políticos digan que no, ellos siguen insistiendo. Reconozcámoslo: quienes han mantenido vivo este movimiento son los Dreamers, esos valientes jóvenes – llegados ilegalmente de niños a este país – que se meten en las oficinas de los congresistas, se hacen arrestar y no paran sus campañas por la Internet. Ellos son los verdaderos héroes de los inmigrantes.

 

Ahora, permítanme regresar al 2009, el año en el que se suponía se iba a aprobar la reforma migratoria. El candidato Barack Obama lo había prometido en campaña un año antes – “Lo que puedo garantizar es que tendremos en el primer año una propuesta migratoria que yo pueda apoyar” – y ambas cámaras del Congreso estaban en poder del Partido Demócrata. Entonces ¿por qué no hicieron nada? Había otras crisis más importantes, me dijeron personas que trabajaban para el presidente Obama en ese 2009.

 

“La realidad es que en su primer año, la economía -que estaba en una recesión e iba hacia una depresión – fue su principal atención,” me dijo Rahm Emanuel, quien era secretario general de la Casa Blanca en esa época (y hoy es alcalde de Chicago). Además, Estados Unidos peleaba dos guerras, en Irak y Afganistán. Pero ciertamente el temor de que el sistema económico se desmoronara lo dominaba todo. Obama “heredó una economía mucho peor de lo que cualquiera anticipó,” me dijo Janet Napolitano, quien en ese 2009 era la secretaria de Seguridad Interna.

 

“El hecho concreto es que el principal tema cuando él asumió la presidencia tenía que ser la economía.” Hillary Clinton, como candidata presidencial, dijo en el 2008 que si ella ganaba la Casa Blanca, propondría una reforma migratoria durante los primeros 100 días de su mandato. Sin embargo, su esposo el ex presidente Bill Clinton me dijo a finales del 2013 que Obama, ya en la Casa Blanca, fue rebasado por la mala situación económica. “El primer año en que él estuvo en el poder,” me dijo el ex presidente, “él primero tenía que evitar que el país, y el mundo, se sumieran en una gran depresión.”

 

Estamos todos de acuerdo. La economía era la prioridad en el 2009. Pero eso ya lo sabía Obama en el 2008. Entonces ¿por qué prometió algo que no podía cumplir? Fue, sin duda, una oportunidad desperdiciada. En noviembre del 2010 el Partido Republicano retoma el control de la Cámara de Representantes con la clara intención de no darle a Obama y a su partido un sólo triunfo político. Y ahí se quedó atorada la reforma migratoria. Saltemos ahora al 2014.

 

Aunque Obama ha deportado a casi 2 millones de inmigrantes indocumentados desde que él asumió la presidencia, el Senado, controlado por los demócratas, aprobó el año pasado una iniciativa de ley de reforma apoyada por la Casa Blanca. Hasta ahora la Cámara de Representantes no la ha considerado. Los próximos meses darán a los legisladores la última oportunidad para actuar sobre este asunto antes de que se celebren las elecciones para el Congreso y que la campaña presidencial de 2016 domine todo el panorama político en Washington.

 

Esencialmente, la suerte de los indocumentados se encuentra en manos del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, quién en el pasado ha estado firmemente opuesto a la legislación amplia del senado, pero que recientemente ha sugerido, según versiones periodísticas, que estaría abierto a revisar las leyes de inmigración con un enfoque más fragmentado. Con suerte, veremos un cambio.

 

Pero 2009 es el mejor ejemplo de lo que pasa cuando se deben hacer las cosas y no se hacen por falta de visión y voluntad política. Hoy está clarísimo que 2009 era el año que se debió aprobar la reforma migratoria. Ojalá sea un error corregible y, pronto, podamos decir más vale tarde que nunca.

 

Por Jorge Ramos

EEUU: Más vale tarde…

Posted on: enero 8th, 2014 by Super Confirmado No Comments

En este 2014 van a tratar de lograr lo que debieron hacer en el 2009: una reforma migratoria que legalice a la mayoría de los 11 millones de indocumentados. Lo sé: parece el cuento del lobo feroz que nunca viene. Pero si recordamos correctamente, al final del cuento el lobo llega. Espero que lo mismo ocurra con la reforma.

 

No deja de sorprenderme el optimismo de los inmigrantes sin documentos y, particularmente, el de los Dreamers: no importa cuántas veces los políticos digan que no, ellos siguen insistiendo. Reconozcámoslo: quienes han mantenido vivo este movimiento son los Dreamers, estos valientes jóvenes –que llegaron de niños ilegalmente a este país– que se meten en las oficinas de los congresistas, se hacen arrestar y no paran sus campañas por la internet. Ellos son los verdaderos héroes de los inmigrantes.

 

Ahora, déjenme regresar al 2009, el año en el que se suponía se iba a aprobar la reforma migratoria. El candidato Barack Obama lo había prometido en campaña un año antes –“Lo que puedo garantizar es que tendremos en el primer año una propuesta migratoria que yo pueda apoyar”– y ambas cámaras del Congreso estaban en poder del Partido Demócrata.

 

Entonces, ¿por qué no hicieron nada? Porque había otras crisis más importantes, me dijeron dos personas que trabajaban para el presidente Obama en ese 2009.

 

“La realidad es que en su primer año, la economía –que estaba en una recesión e iba hacia una depresión– fue su principal atención”, me dijo Rahm Emanuel, quien era jefe de gabinete de la Casa Blanca en esa época (y hoy es alcalde de Chicago).

 

Además, Estados Unidos peleaba dos impopulares guerras, en Irak y Afganistán. Pero ciertamente el temor de que el sistema económico se desmoronara –con bancos cerrando, un gobierno sin liquidez y sin salida viable– lo dominaba todo.

 

Obama “heredó una economía mucho peor de lo que cualquiera anticipó”, me dijo Janet Napolitano, quien en ese 2009 era la secretaria de Seguridad Interna. “El hecho concreto es que el principal tema cuando él asumió la presidencia tenía que ser la economía”.

 

Hillary Clinton, como candidata presidencial, dijo en el 2008 que si ella ganaba la Casa Blanca, propondría una reforma migratoria durante los primeros 100 días de mandato. Sin embargo, su esposo el expresidente Bill Clinton me dijo a finales del 2013 que Obama, ya en la Casa Blanca, fue rebasado por la mala situación económica. “Tú olvidas que el primer año en que él estuvo en el poder”, me dijo Bill Clinton, “él primero tenía que evitar que el país y el mundo se sumieran en una gran depresión”.

 

Estamos todos de acuerdo. La economía era la prioridad en el 2009. Pero eso ya lo sabía Obama en el 2008. Entonces ¿por qué promete algo que no podía cumplir?

 

Fue, sin duda, una oportunidad desperdiciada. En noviembre del 2010 el Partido Republicano retoma el control de la Cámara de Representantes con la clara intención de no darle a Obama y a su partido un solo triunfo político. Y ahí se quedó atorada la reforma migratoria.

 

Saltemos ahora al 2014. En la primavera de este año tenemos la última oportunidad en mucho tiempo para aprobar una reforma migratoria. Ahora ya no está en manos de Obama –que ya ha deportado a casi 2 millones de indocumentados– sino del líder de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner. Si no lo hacemos en los próximos meses, la lucha por la Casa Blanca va a opacar todo lo demás hasta las elecciones presidenciales del 2016.

 

2009 es el mejor ejemplo de lo que pasa cuando se deben hacer las cosas y no se hacen por falta de visión y voluntad política. Hoy está clarísimo que 2009 era el año que se debió aprobar la reforma migratoria. Ojalá sea un error corregible y pronto podamos decir: más vale tarde que nunca.

 

Por Jorge Ramos

El presidente más pobre y la marihuana

Posted on: diciembre 19th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Es el experimento uruguayo: acaban de legalizar la marihuana, y en gran parte esto fue posible gracias a su presidente, José Mujica, todo un personaje y un filósofo.

 

Es la primera vez que me he tenido que quitar la corbata para entrevistar a un presidente. Lo que pasa es que José Mujica -a quien muchos llaman en Uruguay “el presidente Pepe” – es de una especie política distinta. La corbata, me dijo, “ya no cumple la función por la cual surgió” (y que era cerrar camisas sin botones). “Cuando supe la historia de la corbata,” añadió, “me pareció un rasgo de coquetería masculina.” Y la desechó.

 

Mujica es, sin duda, uno de los presidentes más pobres del mundo. Regala el 90 % de su salario a obras de caridad y se queda, nada más, con unos mil dólares por mes. No sé de ningún otro mandatario que se quede con tan poco. “Soy sobrio en la manera de vivir, aunque no lo pretendo imponer a nadie,” me dijo en una entrevista durante su reciente viaje a Nueva York. “La vida es para andar liviano de equipaje, poco comprometido con las cosas materiales y para asegurarse el mayor margen posible de libertad individual.” Como ven, es también un presidente filósofo.

 

No vive en el palacio presidencial, sino en su casa de siempre; tres habitaciones, cocina y un solo baño, nada más, y él y su esposa no tienen servicio doméstico.

 

Algunos le llaman el Nelson Mandela de Sudamérica porque, al igual que el recién fallecido líder sudafricano, Mujica se rebeló agresivamente contra una dictadura (militar) y pasó muchos años en la cárcel, 14 para ser exactos. Fue guerrillero tupamaro, recibió seis balazos y en un momento en su vida creyó que el mundo podía cambiarse con violencia. Ya no. Se opuso al reciente plan norteamericano de bombardear Siria. “Les dije que lo bueno era bombardear con leche en polvo, con comida, con atención médica.”

 

Mujica es un demócrata que, a pesar de todo, se resiste a criticar la dictadura de los hermanos Castro. “Yo defiendo a todos los pueblos latinoamericanos.” ¿No es hora que se vayan Fidel y Raúl del poder en Cuba? “Se van a ir, no se preocupe que se van a ir.”

 

Uruguay es una de las naciones más liberales del planeta. El aborto es legal, al igual que el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y en los últimos días Uruguay se ha dado a conocer por ser el primer país del mundo en legalizar la producción, distribución, venta y consumo de marihuana. Para el presidente Mújica esto es un “experimento”.

 

Mujica es el único presidente en el mundo en hacer lo que otros hacen cuando dejan el poder. América Latina está llena de expresidentes que ahora apoyan la legalización de las drogas pero que, cuando estaban en el poder, nunca se atrevieron a hacer nada.

 

La legalización de la marihuana, sin embargo, no tiene el apoyo popular en Uruguay. 6 de cada 10 uruguayos, según varias encuestas, se oponen a esa medida. “Tienen miedo,” explica Mujica, “pero nosotros tenemos mucho más miedo a la existencia del narcotráfico. Es mucho peor el narcotráfico que la droga. La droga la puedo controlar.”

 

Mujica dice que nunca ha probado marihuana. “Soy antiguo; he fumado tabaco.” ¿La probaría? “Sí, no tendría ninguna clase de prejuicio. Pero yo no creo que la marihuana sea buena. Es más, estoy convencido que es una plaga, como el tabaco y el alcohol.” Su lógica es esta: si se regula el alcohol y los cigarros ¿por qué no la marihuana? El temor es que Uruguay se convierta, como Amsterdam, en un destino mundial de narcoturismo. Pero a él no le preocupa; los turistas no podrán comprar marihuana en Uruguay, me dijo.

 

Los 20 minutos que me habían asignado para la entrevista habían terminado, pero el presidente Pepe quería seguir hablando. Otro presidente lo esperaba. El no tenía prisa.

 

¿Cuál es el secreto de estar tan bien a los 78 años de edad? “Debe ser genético”, me dijo riendo y luego se tocó el corazón. “Yo me siento bastante joven de acá. En mi cuerpito voy sintiendo los años, el reumatismo, todo eso. Pero me siento con fuerza.” Le dije, como despedida, que me daba la impresión que seguía pensando como un joven, que aún tenía ese optimismo tan adolescente de creer que las cosas se pueden cambiar. “Soy un luchador”, coincidió, “un enfermo de sueños.”

 

Por Jorge Ramos 

Si Bill Clinton fuera presidente

Posted on: diciembre 13th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Chappaqua, Nueva York. Bill Clinton tiene un problema: todo el mundo le quiere hablar de su esposa. Y la pregunta es la misma: ¿se va a lanzar Hillary a la presidencia de Estados Unidos en el 2016? Pero él tiene la misma respuesta para todos: “No lo sé”. Bill Clinton no es un hombre de pocas palabras. Añadió: “Ella cree, al igual que yo, que hacer una campaña electoral por cuatro años es un grave error (…) Hasta hay periódicos que tienen reporteros asignados a cubrir una campaña que no existe y, por lo tanto, inventan cosas.”

 

Sería fácil terminar con todos esos rumores. Bastaría que ella dijera que no quiere ser la primera presidenta de Estados Unidos. Pero la realidad es que no lo ha dicho. Es más, al igual que lo hicieron Barack Obama y John F. Kennedy durante sus candidaturas presidenciales, Hillary está terminando un libro que será publicado antes de las elecciones.

 

La realidad es que Hillary no está hablando pero Bill sí. La mañana que lo entrevisté en su casa al norte de Nueva York, el expresidente (1993-2001) estaba de buenas y con ganas de conversar. Ya no tenía esas enormes ojeras que le vi una tarde en la Casa Blanca y ha corregido su vieja costumbre de llegar unos minutos tarde. Se hizo vegetariano desde el 2010 y se nota; ha perdido varias libras y ganado energía. Te ve a los ojos, saluda con mano fuerte y casi siempre tiene algo inteligente o curioso que decirte. “Esa águila de madera en la puerta de la entrada la traje de Haiti”, me comentó antes de llegar a su oficina.

 

Me mostró el escritorio donde ha escrito la mayoría de sus libros, el baño repleto en sus paredes de fotografías de líderes mundiales y los planes de su fundación (Clinton Global Initiative) para América Latina. En unos días viajaría a una reunión en Brasil, donde su presidenta, Dilma Rousseff -al igual que el presidente de México, Enrique Peña Nieto- se había quejado de que sus llamadas habían sido espiadas por agentes estadounidenses.

 

“Creo que los informes sobre espionaje han tenido un efecto negativo, no solo en América Latina pero también en Europa y en Asia”, me dijo. “Tengo serias dudas (sobre la práctica de escuchar conversaciones o leer correos electrónicos de otros líderes mundiales).”

 

Como expresidente, Clinton se siente con mucha mayor libertad para opinar sobre lo que ve mal en el planeta. Le pregunté si el camino de Uruguay -legalizando la venta y consumo de mariguana- debía ser seguido por otros países. El no está convencido. “Es muy complicado decir que si tu legalizas las drogas, ya no vas a tener a todos estos carteles controlando nuestras comunidades”, me dijo.

 

Clinton alguna vez dijo que, cuando era estudiante, había probado la mariguana pero que “no había inhalado.” Y, ya que estábamos hablando del tema, le pregunté si hoy en día hubiera contestado esa pregunta de una forma distinta. Después de todo, hasta el propio presidente Obama escribió en un libro que había experimentado con mariguana y cocaína.

 

“Nunca negué que lo hice”, aclaró Clinton. “Nunca negué que usé mariguana. Dije la verdad.” Nunca lo había escuchado decir algo así.

 

Pero lo primero que se me vino a la mente es que si un presidente y un expresidente norteamericanos reconocen públicamente que han usado drogas, el problema es mucho más serio; es algo que está arraigado en la cultura de Estados Unidos. ¿Cómo se le va a ganar así la guerra al narcotráfico? Mientras millones de norteamericanos (y sus líderes) consuman drogas, seguirá el narcotráfico del sur al norte y no se detendrá la muerte de miles de latinoamericanos por la guerra entre los carteles.

 

Con su tono pausado y con las manos entre las rodillas, a veces parecería que Bill Clinton a sus 67 años lo ha pensado casi todo. Está “desilusionado” de que Nicolás Maduro haya tomado poderes especiales en Venezuela y no, durante su presidencia no llegó a ningún acuerdo con Fidel Castro porque el régimen cubano derrumbó una avioneta del grupo Hermanos al Rescate.

 

Los 20 minutos de la entrevista volaron. (Puedes ver algunas partes en www.jorgeramos.com ) Pero Bill Clinton quería seguir conversando. Las cámaras dejaron de rodar, le quitaron el micrófono y el expresidente ya había pasado al siguiente tema. No entendía por qué los Republicanos se negaban a aprobar una reforma migratoria. Pero eso tendría que esperar. Se acababa mi tiempo en el mundo de Bill Clinton. Un asistente miraba preocupado su reloj.

 

Antes de despedirme nos tomamos un selfie, la subí a Twitter y salí por la puerta protegida por esa águila haitiana. Inevitable imaginar: si Bill Clinton fuera presidente…

 

Por Jorge Ramos

Tortillas, bebés y votos

Posted on: noviembre 28th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Por mucho tiempo fuimos invisibles. Existíamos pero los otros nos trataban como si no existiéramos. No éramos tantos, ni hacíamos tanto ruido, ni teníamos tanto poder. Pero las cosas ya cambiaron para los latinos en Estados Unidos.

 

Por mucho tiempo nos describieron como el gigante dormido. Pero ahora ese gigante ya se despertó y se echó a correr. Cuando yo llegué a Estados Unidos en 1983 éramos solo 15 millones de hispanos; hoy somos más de 55 millones y en 35 años seremos 150 millones. Ya no somos invisibles.

 

En todos lados se nota nuestra presencia. Hasta en la mesa. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, en los supermercados se venden más tortillas que panes para hamburguesas y hot dogs. Cada año los norteamericanos se gastan más en tortillas (unos 2,900 millones de dólares, según la empresa Packaged Facts) que en otros tipos de panes (2,100 millones de dólares). Esas son muchas tortillas.

 

Estados Unidos rápidamente ha adoptado como propias las tradiciones culinarias de sus inmigrantes latinoamericanos. Lo mismo ocurre con los nombres.

 

Entre los nombres más populares de Estados Unidos están José, Sofía y Camila. Le estamos cambiando el nombre a los estadounidenses. (Aquí están los nombres por estado http://www.ssa.gov/oact/babynames/state/ )

 

“Lo hispano está de moda”, dijo a la BBC la editora de un sitio en internet llamadowww.BellyBaby.com y dedicado a nombres de bebés. “Cada vez más parejas no hispanas eligen nombre latinos para sus bebés, la tendencia continúa creciendo y seguirá en 2014.”

 

Esta tendencia se repite también en los deportes –algunos de los beisbolistas más famosos y ricos de Estados Unidos son latinos-, en la música y en la política. En el 2012 unos 12 millones de votantes latinos ayudaron en la reelección del presidente Barack Obama (quien obtuvo el 71 por ciento del voto hispano) y en el 2016 se calcula que 16 millones de hispanos sean determinantes en la elección de un nuevo presidente o presidenta.

 

Por esto es incomprensible el suicidio político que cometió, para él y su partido, el líder de la cámara de representantes, el Republicano John Boehner. Al negarse siquiera a debatir una propuesta migratoria este año, se ha ganado el enojo y la frustración de millones de votantes latinos.

 

Boehner y su partido son los culpables de que la mayoría de los 11 millones de indocumentados no sean legalizados en este 2013. Y a menos que corrijan a principio del 2014, los votantes hispanos les van a pasar la factura a los Republicanos en las elecciones presidenciales del 2016.

 

Es de una ceguera política incomparable el no entender que la reforma migratoria es un asunto personal para millones de hispanos y que el partido Republicano pagará un precio político muy alto si insisten en archivar este tema. Si los Republicanos pierden la Casa Blanca otra vez en el 2016 habrá que apuntar a la decisión de Boehner como la causante de esa derrota. Obama y los Demócratas fueron los culpables de que la reforma se estancara antes del 2012. Ahora la culpa ha pasado a los Republicanos.

 

Estados Unidos, no queda la menor duda, se está latinizando. Y quienes no se adapten a esta nueva realidad quedarán relegados, tanto en los supermercados como en las elecciones. La millonaria venta de tortillas, los nuevos nombres de los bebés y el creciente poder político hispano refleja un dramático cambio demográfico en Estados Unidos. Significa que lo que antes era marginal y minoritario, poco a poco se está convirtiendo en lo que domina.

 

Un ejemplo avasallador. Siete de cada 10 estudiantes del distrito escolar de Los Angeles son latinos. Muchos de esos niños tienen nombres hispanos, comen tortillas en sus casas y serán un formidable poder político en las urnas cuando cumplan 18 años de edad.

 

Ah, y por supuesto, no van a votar nunca por un partido que, cuando pudo legalizar a sus padres, decidió no hacerlo. Como dicen los cubanos, hay cosas que se caen de la mata, y esa es una de ellas. Ya están advertidos.

 

Por Jorge Ramos