TPS, alivio migratorio para los venezolanos

Posted on: marzo 16th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

La reciente designación de Venezuela al Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) por parte de la administración del presidente Joe Biden, representa un verdadero alivio para cientos de miles de venezolanos que vinieron a Estados Unidos escapando a la tragedia socialista. Pero también demuestra que nuestra nación, sin importar qué agrupación política dirija las riendas de la Casa Blanca, sigue siendo un tema prioritario para el gobierno estadounidense. Un tema que lejos de limitarse a la sola política exterior, hoy también se convierte en un asunto de política interna, como de hecho se ha convertido la masiva migración venezolana para prácticamente todo el continente.

 

 

Aunque la realidad es suficientemente grave para permanecer indiferentes, esta medida es el resultado del trabajo conjunto, en primer lugar, de la comunidad venezolana en Estados Unidos, con quienes he tenido la oportunidad de conversar en varias ocasiones y puedo dar fe del admirable trabajo de organización que han logrado para construir redes de solidaridad y ayuda con nuestros connacionales. También de todo el equipo de la Embajada del gobierno legítimo de Venezuela, quienes siempre entendieron que era primordial entablar buenas relaciones con todos los sectores políticos en Washington y garantizar que Venezuela siga siendo unos de los temas donde hay consenso bipartidista. A Estados Unidos siempre le estaremos agradecidos, por tomar la decisión correcta que hoy beneficia a cientos de miles de venezolanos que en su mayoría están acá no porque quieren, sino porque representan muchas veces la garantía de supervivencia de su familia en Venezuela.

 

 

La designación de un país al TPS significa que Estados Unidos reconoce que, en las condiciones actuales, las personas de dicho país no pueden regresar a casa de manera segura. Estas condiciones pueden ser, por ejemplo, una guerra o un desastre natural. De allí que en la lista de naciones que también han sido designadas con el mismo estatus figuran Siria, Yemen, Sudán del Sur y Haití. Venezuela se une al grupo por representar la tragedia humanitaria más grande que haya vivido nación alguna sin sufrir un desastre natural ni contar con un conflicto armado declarado. Una tragedia humanitaria causada por la imposición del modelo socialista y el saqueo de un país por una élite corrupta que pulverizó los indicadores macroeconómicos que ubicaban a Venezuela entre las naciones más prósperas de la región antes de la irrupción del chavismo.

 

 

Debo decir que ver a Venezuela en esta lista no me llena precisamente de orgullo, más allá de que me alegre por tantos miles de venezolanos honestos que mientras dure esta protección podrán continuar sus vidas en suelo estadounidense sin miedo a ser deportados, teniendo derecho a un Documento de Autorización de Empleo (EDA, por sus siglas en inglés). Personalmente, hubiese preferido vivir la época donde era nuestro país el que recibía migración de todas partes del mundo y cuando nuestro pasaporte nos abría puertas y no nos las cerraba como sucede hoy. Pero son los tiempos que nos tocaron afrontar y lejos de desmoralizarnos, queda de nosotros levantar no solo nuestro gentilicio, sino trabajar desde nuestro espacios para que todos y cada uno de los venezolanos que quiera regresar a Venezuela lo haga sin miedos y sabiendo que serán recibidos con los brazos abiertos.

 

 

Se estima que aproximadamente 323.000 venezolanos pudieran ser elegibles para al TPS. Esto significa también un poderoso mensaje enviado por la administración Biden al resto del mundo, principalmente Latinoamérica, donde se ha concentrado la mayor parte de la migración venezolana. Una que por cierto vive en condiciones de mayor vulnerabilidad que las que se pudieran vivir en otras latitudes. Venezolanos que también necesitan protección y que no exigen un estatus de privilegio, sino un trato igualitario, que les permita obtener un empleo, no por representar mano de obra barata, sino porque así lo permitan sus calificaciones profesionales. Los venezolanos no escapamos para robarles oportunidades a otros, salimos a creárnoslas con esfuerzo y dedicación. El respeto de las leyes debe ser nuestro norte para lograr lo que queremos, seamos nosotros mismos los primeros en condenar a quienes delinquen, pero también los primeros en rechazar la generalización que cruza los límites de la estigmatización y la xenofobia y pretende meternos a todos en el mismo saco. Los venezolanos vamos a superar esta etapa y con trabajo vamos a continuar buscando razones para sentirnos orgullosos de donde venimos.

 

 

Atención: Si vives en Estados Unidos y tienes cualquier pregunta sobre el TPS, escríbenos a Serviciosconsulares@us.embajadavenezuela.org. Estamos a la orden para orientar a todos nuestros hermanos venezolanos en este proceso.

 

 

@BrianFincheltub

El castrismo y la alcahuetería latinoamericana

Posted on: marzo 11th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

La relación de Latinoamérica con el régimen Castrista ha sido históricamente una relación de contradicciones. El mejor ejemplo de ello, es lo que sucede siempre que toca evaluar el estado de la democracia en la región. Para desdicha de los cubanos, Cuba pareciera constituir un caso especial, uno donde reina el doble rasero, la hipocresía y la complicidad. La posición de Latinoamérica respecto a Cuba pasó, con el transcurrir del tiempo, de la tímida condena a la admiración. Admiración no solo por el líder histórico que pudo confrontar a la principal potencia mundial a tan solo unas cuentas millas de distancia, sino por el sistema que este edificó en medio del muy cacareado “bloqueo económico”.

 

 

Detrás de la construcción épica y el relato propagandístico, queda relegada la realidad de un pueblo que ha vivido oprimido por más de sesenta años. Poco o nada se habla de innumerables violaciones a los Derechos Humanos que han vivido y siguen viviendo diariamente los cubanos, un país cuya existencia parece condenada de manera indefinida al atraso y al olvido de un continente que, salvo honrosas excepciones, prefirió tenderle alfombra roja al dictador antes que condenar sus desmanes.

 

 

Para algunos presidentes latinoamericanos, la figura de Fidel Castro representaba la figura del hermano mayor rebelde con el que decidían juntarse cuando necesitaban llamar la atención de los Estados Unidos. Aunque estos presidentes creían que utilizaban a Castro en su juego de geopolítica infantil, la realidad es que eran ellos los utilizados. El Castrismo supo aprovechar cada una de las puertas que se le abrían en la región para expandir su proyecto ideológico y formar cuadros políticos capaces de responderle directamente. Un replanteamiento de la estrategia intervencionista de la isla tras el fracaso de los movimientos insurrecciónales, financiados durante la década de los sesenta y los setenta por Fidel Castro.

 

 

De allí que el devenir de los venezolanos hoy dependa de lo que pase con Cuba. Aquí también se le recibió con honores, por cierto, mucho antes que lo hiciera Chávez. Las consecuencias las estamos viviendo, nunca antes nuestra historia estuvo tan atada a la de otro país y aunque en esta última etapa hemos contado con la solidaridad de muchas naciones, falta mas determinación de parte de algunos. Es complejo pero a la vez sencillo, la verdad es que nada cambiará sin que se decida antes desde Cuba. No somos más que rehenes de un sistema que no dejará de expandirse, todo lo contrario, que aspira a recuperar, a través de las oportunidades que les permite la democracia, los espacios que han ido perdiendo en la región. Frente a esta avanzada no hay respuesta común, muchos siguen pensando que es posible convivir con dictaduras sin que eso amenace a sus democracias. Si alguien quiere confirmar lo contrario, solo tiene que mirar al norte del sur.

 

 

Brian Fincheltub

@Brianfincheltub

Socialismo en remate

Posted on: febrero 19th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

 

La historia del chavismo es una historia de contradicciones. Hugo Chávez Frías, quien venía de una familia de clase media, se fabricó una historia con el fin de vendérsela al votante promedio venezolano, cuya mentalidad conocía y supo interpretar como nadie. Chávez no solo sabía que el venezolano tenía un cierto fetiche por el uniforme militar, sino que también le encantaba las telenovelas rosas donde el pobre siempre era el bueno y el rico el villano. Así fue como le dijo al país que él, hijo de dos educadores, era un “pata en el suelo” que había crecido en una casa de baharaque vendiendo arañitas para ganarse su pan diario y el de su abuela. Una historia llena de clichés, drama  y victimización, que mucha gente le compró a pesar de representar el primer gran fraude de quien poco tiempo después se convertiría en presidente. Digo fraude porque todo aquel que vive o ha vivido en un pueblo sabe que un hijo de un maestro en la mal llamada “cuarta república”, era todo menos un “pata en el suelo”. Las mejores cosas del pueblo eran la de los maestros. No era nada extraño, al menos para los educadores antes de 1998, quienes históricamente habían tenido buenos sueldos, acceso a créditos, seguro médico y otro gran número de beneficios que hoy quedaron en el pasado.

 

 

Pese a alimentar sus arengas políticas con un discurso clasista contra los ricos, fueron precisamente los grandes grupos económicos  y particularmente la clase media quienes llevaron a Chávez al poder. Empresarios con apellidos de renombre y los principales medios de comunicación arroparon al candidato anti-sistema que venía para poner fin a 40 años de gobiernos de AD y Copei. Era  la venganza del poder económico contra el poder político. Pero como bien dijo Confucio “antes de empezar un viaje de venganza cava dos tumbas”. Con la democracia, también fueron sepultadas miles de empresas, cuyos años de esfuerzo y tradición también hoy forman parte del recuerdo.

 

 

Con el transcurrir de los años el chavismo asumió un discurso mucho más radical frente a lo privado, adoptando al pie de la letra el modelo castrista, donde el Estado pasó a ser dueño de todo. Se confiscaron cientos de empresas, otras tantas, sobre todo las de capital extranjero, fueron expropiadas. El Estado pagó millones para compensar a sus dueños, bajo la promesa que una vez nacionalizadas, estas empresas pasarían a ser de servicio público y tener una vocación social. Los ejemplos más conocidos son la Cantv, Agroisleña o las redes de cadenas Éxito y Cada. Aunque durante cierto tiempo estas empresas siguieron generando dividendos, la desinversión y manejo ineficiente las destruyeron al punto en el que están hoy.

 

 

Pero las contradicciones no han dejando de aparecer. Aunque mucha gente pensó que el chavismo jamás abandonaría sus dogmas, hoy vemos cómo el madurismo, que en principio parecía muy débil como para atreverse a traicionar el “legado de Chávez”, ha sacrificado los dogmas en nombre de la supervivencia. La demonización de lo privado, el Estado dueño de todo, la gratuidad de todo y la filosofía del “ser rico es malo” han quedado en el pasado. En la Venezuela de hoy donde hubo abastos Bicentenarios, aparecen bodegones; donde hubo una empresa estatizada salen unos misteriosos inversionistas interesados en comprar; las empresas recientemente nacionalizadas son vendidas a precios de gallina flaca, en la oscuridad, sin ningún tipo de licitación. Mientras tanto, una nueva oligarquía toma más y más poder en lo que se ha convertido la economía venezolana, una nueva clase económica encargada de guindar en la corroída fachada de lo que nos queda como país un cartelito con la frase: Socialismo en remate.

 

 

 

@BrianFincheltub

Si no me meto en política

Posted on: febrero 10th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

Hagamos un ejercicio de memoria. Un ejercicio quizás difícil para quienes tengan poco más de veinte años, pero que para quienes como yo, pasamos (¡aunque sea por poco!) de los treinta, estoy seguro de que no será tan complicado. Recordemos qué se decía antes de la llegada del chavismo al poder sobre lo que, para entonces, era considerada la última dictadura militar de Venezuela. Recordemos qué era lo que el venezolano común decía del régimen del general Marcos Pérez Jiménez. Si rebobinamos un poco estoy seguro de que dos frases saldrán casi inmediatamente de nuestra memoria, la primera: “La gente podía dormir con la puertas abiertas”. Otra muy conocida era: “Quien no se metía en política vivía muy bien”. Aquellas frases eran repetidas sin cesar una y otra vez que el tema Pérez Jiménez salía a relucir y no solo de la boca de quienes pudieron haber vivido durante aquellos años, sino de mucha gente que había nacido y crecido en democracia.

 

 

Frente a lo que sin duda se había enraizado en la cultura política y popular nacional, el sistema educativo edificado a partir de 1958 prefirió abordar nuestra historia adoptando una narrativa consensuada, alejada de lo que podía dividirnos como venezolanos. Y sin duda Pérez Jiménez y lo que representó su régimen era uno de esos temas que nos dividían. Fue así que el valor de lo que representaba la democracia para el país fue perdiendo cada vez su plaza frente a lo que podría calificarse como la nostalgia por el pasado, por el orden, por la llamada “mano dura”. Un pasado en el que no entraba el sistema naciente, incapaz de ofrecer orden y de responder eficientemente a la crecientes demandas ciudadanas, cada vez más visibles, pues la democracia también era eso, libertad de expresión.

 

 

Todo aquello fue caldo de cultivo para lo que hoy vivimos, para que algunos prefirieran el militar que gritaba revolución que el civil que prometía transformación pacífica. Para la generación que llevó a Chávez el poder, el tiempo de los civiles había pasado y aunque los asesores del otrora candidato del MVR le sugirieron abandonar el uniforme militar en campaña y vestir de flux y corbata, la gente votó por el militar radical, no el fallido ensayo de hombre moderado vestido de Giovanni Scutaro.

 

 

Si todo aquello sucedió así, fue en parte por los errores del sistema de Puntofijo, que lejos de limitarse a la corrupción y la captación de los todos los espacios de la sociedad por los partidos, le debe su desplome a su incapacidad de lograr que los venezolanos valoraran la libertad antes que cualquier otra cosa. Y es que sin libertad política no hay gran cosa que puede ir bien, al menos no por mucho tiempo. Lo que escribo tiene mucho que ver con el estado de las cosas en nuestro país, una inmensa mayoría de los venezolanos no está contenta con lo que sucede en nuestra nación, en ese grupo muchos se han opuesto desde el inicio a lo que el chavismo y el madurismo representan, han protestado de todas las formas posibles, pero hoy eligen el aislacionismo, como gran parte de los venezolanos.

 

 

Algunos han llegado a pensar que es posible la supervivencia en este sistema, que simplemente basta con “no meterse en política”, como si una cosa parecida fuese posible, como si la política hace mucho no estuviera metida en todo, como si ser indiferente a lo que pasa con las libertades públicas, con nuestra democracia, representa un salvoconducto. En mi opinión no lo es ni lo será. No estamos frente a una dictadura clásica, sino algo mucho peor, que tiene vocación hegemónica y totalitaria. En regímenes como este no hay apertura real, sino repliegue táctico para arrasar con todo con más fuerza. Y para que se emocionen con el llamado “modelo chino”, les digo que la única receta china que fue adoptada con éxito en Venezuela es el arroz frito con camarones, así que no esperen mucho tiempo para que los dogmas vuelvan a marcar la agenda del madurismo. Lamentablemente de esta política no escapa nadie, aunque haya algunos que no se quieran meter en ella…

 

 

@BrianFincheltub

Vacunate contra el Madurismo

Posted on: enero 31st, 2021 by Laura Espinoza No Comments

 

Mientras la pandemia avanza, son cada vez más los gobiernos en todo el planeta que buscan garantizar que sus poblaciones sean inmunizadas a través de las vacunas que han sido aprobadas por la comunidad científica mundial para combatir el Covid-19. En la propia Latinoamérica ya son siete las naciones que han iniciado campañas de inmunización de sus poblaciones. Pero no en todas partes la prioridad pareciera ser salvar vidas, hay países como Venezuela donde la élite en el poder nunca le ha interesado la integridad de sus ciudadanos y lejos de buscar soluciones para enfrentar una situación excepcional de la cual no escaparemos y que amenaza con agravarse, hace lo que siempre ha hecho: mentir y burlarse de los venezolanos.

 

 

La reciente presentación de las llamadas “gotitas milagrosas de José Gregorio Hernández”, anunciadas en cadena voluntaria de radio y televisión como la “cura definitiva” contra el virus chino, no es más que un nuevo episodio de esta tragicómica historia llamada madurismo. Lamentablemente, lejos de dar risa, causa mucha preocupación que se trate de jugar con la fe y la desesperación de quienes tienen a alguien cercano padeciendo las consecuencias de este letal virus. La propia iglesia católica ha rechazado el uso del nombre José Gregorio Hernández para estos fines. Pienso que en su lugar hubiesen podido llamar sus “gotitas milagrosas” Hugo Chávez Frías, el nombre les hubiese quedado perfecto.

 

 

No es la primera vez que el usurpador de Miraflores dice un disparate en televisión a propósito de la pandemia. Hace apenas unos meses había presentado junto al autoproclamado murciélago de Carabobo, Rafael Lacava, la llamada “molécula DR1”, que también se había anunciado como la “cura” contra el coronavirus. Esa misma noche dijo que comenzaría a producir y exportarla a todo el mundo. Hoy nada se sabe en qué quedó ese anuncio, lo que sí sabe es que el número de contagios en Venezuela no han parado de aumentar y que miles de venezolanos se ven obligados a adquirir tratamientos a precios exorbitantes en divisas extranjeras para salvar a los suyos.

 

 

Hasta ahora, el impacto del Covid-19 en un país como Venezuela donde la infraestructura hospitalaria ha sido desmantelada, se ha visto mitigado por la desconexión aérea, la ínfima cantidad de venezolanos que puede costearse un viaje al exterior y la escasez de gasolina que impide los desplazamientos internos, pero eso no quiere decir que la transmisión comunitaria no amenace a gran parte de la población, que por cierto, no tiene acceso a test y que teme declarar síntomas por miedo a represalias. Urge entonces actuar, porque cada día que se pierde puede costar miles de vidas, mientras llega una solución real, no queda más que vacunarse contra la mentira y la manipulación, vacunarse contra el madurismo. Eso también salva vidas.

 

 

@BrianFincheltub

Bloqueo Vs Blanqueo

Posted on: enero 19th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

Durante décadas el discurso del bloqueo estadounidense ha servido de excusa al régimen castrista para tratar de ocultar el fracaso estrepitoso del modelo económico cubano. El mismo modelo hambreador que ha fracasado una y otra vez en cada país donde el experimento socialista se lleva a la práctica. Fue así como a pesar de sumir a Cuba en la más inmensa ruina y atraso de la región, el llamado “bloqueo” permitió que los hermanos Castro fuesen vistos con admiración en muchas partes del mundo, incluso por presidentes democráticos del continente, quienes lejos de ver a Fidel como el dictador que siempre fue, lo vieron como una leyenda viviente, como el hombre a la cabeza de la pequeña isla que retó el poder de la principal potencia mundial y sobrevivió en el intento, “sobrevivió” más de seiscientas veces para ser exacto, pues según el propio Castro, ese fue el número de veces que lo intentaron matar.

 

 

El chavismo, hijo atrofiado del castrismo, aprendió bien la lección en poco tiempo. Mucho antes de las llamadas sanciones durante la era madurista, desde su propia llegada al poder, el fallecido Hugo Chávez ya culpaba de todos los males del país al “imperio estadounidense”. Siempre el enemigo externo estuvo presente en sus arengas para simplificar el discurso y explicarle a millones de venezolanos que seguían al chavismo por qué Venezuela con igual o mayor cantidad de ingresos que Arabia Saudita, se parecía cada vez menos a Dubai y cada vez más a La Habana.

 

 

Por un lado a las masas se les calmaba con mentiras y limosnas que instalaban una ilusión de redistribución de la riqueza, por otro lado el saqueo del país avanzaba a la vista de todos. La cantidad de dinero que entraba por concepto de la renta petrolera era directamente proporcional a la que las élites chavista se robaban, al punto que hoy nadie sabe a cuánto se eleva el monto de todo lo saqueado durante la época de mayor abundancia que ha vivido Venezuela. Las cuentas siguen apareciendo, pero se trata apenas de la punta del iceberg. Una parte del botín lo lograron sacar hacia cuentas de la banca internacional, invertirlo en lujosas propiedades o en fondos de inversión alrededor del mundo. Pero otra gran parte sigue en el país, de allí la imperiosa necesidad de blanquear lo robado.

 

 

No es extraño entonces ver cómo en una nación con la mayor crisis humanitaria que un país sin guerra y sin catástrofe natural haya vivido jamás, existan los enormes contrastes que hoy se ven en Venezuela. Contrastes que no tienen otra explicación que la enorme operación de blanqueo de capitales dirigida por los delincuentes que saquearon nuestros recursos y que producto de las llamadas sanciones se ven imposibilitados de mover sus fondos al exterior. Nada de esto tiene que ver con apertura económica, se trata simplemente del ciclo natural del dinero sucio, que en su proceso de blanqueamiento ha generado una ola de bodegones, nuevos “emprendimientos” y una explosión artificial del sector inmobiliario que nada tiene que ver con la situación país y mundial. Esta es la Venezuela de “igualdad” e “inclusión” que nos prometieron hace veinte años, un país donde el ladrón de cuello rojo monta un bodegón con plata robada para robarte otra vez vendiéndote productos con precios de New York en un país con índices económicos peores a los Haití.

 

 

@BrianFincheltub

De la hegemonía comunicacional al silencio total

Posted on: enero 15th, 2021 by Laura Espinoza No Comments

La hegemonía comunicacional fue el objetivo que se fijó el chavismo cuando el difunto Hugo Chávez se dio cuenta que su proyecto político no era compatible con la existencia de medios de comunicación libres e independientes. Controlar al país pasaba por controlar primero la radio y la televisión venezolana, para entonces, con enorme poder de penetración y credibilidad en todo el país. Para que tengan una idea, había poblaciones de Venezuela donde el Estado jamás se había hecho presente, pero la señal de RCTV y Venevisión llegaba sin mucho esfuerzo, con apenas colocar una antena artesanal hecha con una parrilla de ventilador. Los medios eran, para desdicha de algunos, la correa comunicante entre el gobierno y los venezolanos.

 

 

En los hogares más humildes había una televisión o una radio. Chávez, quien confesó en más de una oportunidad que entre sus sueños frustrados siempre estuvo ser animador de “Sábado Sensacional” -y no es sarcasmo- comprendía muy bien la dinámica del hombre de la radio y la televisión. Por eso, antes que cualquier otra decisión presidencial, una de sus primeras medidas en Miraflores fue lanzar su programa de radio y televisión “Aló, presidente”, un nombre que emulaba al recordado “Aló, RCTV”,

 

 

pero donde el premio mayor era lograr hablar con el difunto. Una tarea nada fácil, sobre todo si consideramos que las llamadas eran parte de la puesta en escena del talk show presidencial. Desde allí no solo Chávez hablaba de su infancia, sus amoríos de juventud y hasta sus problemas estomacales, sino que buscaba dictar la pauta informativa de los principales noticieros del país.

 

 

No todos le seguían el juego, algunos canales preferían abrir sus noticieros con los sucesos del fin de semana, en un país donde las cifras de mortalidad aumentaban cada vez más de manera alarmante. Ese era el caso de RCTV, cuya manera de jerarquizar las noticias le trajo problemas desde muy temprano con el régimen chavista. Chávez supo entonces que ni hablar siete horas los domingos por VTV y Radio Nacional, ni al abuso de las cadenas de radio y televisión, un instrumento que siempre fue utilizado de manera excepcional por todos los presidentes, eran suficientes. Era necesario ir más lejos, el objetivo pasaba entonces por buscar no solamente el control del mensaje, sino lograr su desaparición y que su lugar fuese remplazado por la consigna, la arenga, la incitación, el odio y el resentimiento.

 

 

Para ello cualquier método era válido. Comenzaron con las amenazas, le siguieron las agresiones a los periodistas, el cerco económico, hasta el cierre directo que se materializó entre 2007 y 2009 con el cierre de RCTV y las primeras radios independientes. Frente a la amenaza creíble que representaba la dictadura, una gran parte de los medios optaron por la autocensura, otros prefieren vender frente a jugosas ofertas de misteriosos grupos económicos que finalmente terminaron develándose.

 

 

Hoy la hegemonía comunicacional parece haberse quedado corta frente a un régimen cada vez más débil frente al poder de la verdad. El control absoluto de la radio y la televisión no basta, han ido por el internet y esta semana le ha tocado a VPI TV y varios medios digitales. Hoy la radio libre en Venezuela no existe, la televisión está desmantelada y son cada vez menos los venezolanos que tienen acceso a datos y a una conexión a internet decente. Se avanza hacia el silencio total, no la tendrán fácil, pero nunca los subestimemos, no de nuevo.

 

 

@BrianFincheltub

¿Una medida humanitaria en navidad para Alex Saab?

Posted on: diciembre 31st, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

Según cifras de la organización Foro Penal, en Venezuela al menos 370 presos políticos permanecen en las mazmorras de la dictadura. De esta cifra, 243 son civiles y 127 son militares. A ninguno se les ha respetado el debido proceso. La mayoría de ellos permanecen secuestrados, sin juicio, sin garantías, sin justicia. Hay quienes sobrepasan incluso el número de años imputables a los supuestos delitos que se les acusa. Delitos que han sido fabricados por la dictadura simplemente porque un día se volvieron peligrosos y el costo de encarcelarlos era menos elevado que el de asesinarlos. Aunque todos sabemos que no siempre es así, basta con preguntarle a la familia de Rodolfo Pérez González, de nuestro hermano Fernando Albán o del capital Rafael Arévalo.

 

 

Cuando uno lee entonces que la dictadura que desaparece, tortura y asesina solicita al gobierno de Cabo Verde una medida humanitaria en favor de Alex Saab, no puede más que indignarse. Sobre todo cuando la demanda viene de un régimen en cuyo vocabulario la palabra humanitaria no existe. Ojalá el drama de nuestros presos políticos fuesen los mosquitos y el calor de los que Alex Saab se queja. Pero sin instituciones que los defiendan nuestros presos políticos tienen que preocuparse que el esbirro de turno les pase la comida, que no le roben sus pertenencia, que no los torturen o que no los lancen de una ventana y luego digan que se suicidaron. A nuestros presos políticos solo los mantiene vivos la esperanza sus familiares y la lucha que cada uno de ellos da en pro de su libertad.

 

 

Sorprende igualmente ver a una dictadura que, cuando le conviene, acude a los tribunales internacionales pidiendo justicia. Lo han hecho con Saab, cuya millonaria defensa pagada con oro venezolano, ha llegado al punto de introducir en tribunales africanos recursos para “proteger” los Derechos Humanos del delincuente de nacionalidad colombiana. Sí, es la misma dictadura que en Venezuela pisotea y viola el más mínimo derecho de sus presos políticos y de millones de venezolanos. La misma dictadura que desacata las sentencias de tribunales internacionales y las medidas de protección otorgadas por el sistema interamericano en favor de sus perseguidos. La misma dictadura que se ha pasado por el forro las recomendaciones de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet. Esa misma dictadura es garantista cuando de defender a sus maleantes se trata.

 

 

Mientras llegue la hora que la justicia internacional toque a los torturadores y asesinados del régimen chavista no queda más que recordar cada día a todos y cada unos de nuestros presos políticos. Quienes junto a todo el país solo podrán recuperar su libertad el día que termine la etapa más oscura y perversa que ha vivido nuestra Venezuela: el madurismo.

 

 

@BrianFincheltub

Naufragio de un país

Posted on: diciembre 15th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

La frase “Venezuela no es Cuba” se popularizó a finales de los años noventa cuando algunos sectores de la vida nacional e internacional, entre ellos los propios cubanos, nos alertaban sobre el peligro que representaba para nuestro país que un militar golpista que había atentado contra la democracia y la institucionalidad, se convirtiera en presidente. Pero como nadie escarmienta en comunismo ajeno, Hugo Chávez fue elegido por la mayoría de los venezolanos y llevado en hombros a Miraflores con el apoyo de empresarios, intelectuales y grandes medios de comunicación.

 

 

Antes de la llegada del chavismo al poder, las noticias que venían de Cuba eran dramáticas. Era difícil imaginar, más aún siendo niño, cómo una nación podía vivir con tantas penurias. En esos tiempos era recurrente escuchar hablar de los balseros cubanos; hombres, mujeres y niños que preferían arriesgar sus vidas en alta mar antes que condenar su existencia al socialismo. Para gran parte de los venezolanos, se trataba de una realidad aunque cercana geográficamente, muy lejana en términos de interés real. A la gente le importaba poco lo que pasaba en Cuba y frente a las comparaciones entre Chávez y Castro algunos lanzaban la miserable y conocida frase “Venezuela no es una isla”.

 

 

Veinte años después aquí estamos, prácticamente solos con nuestras drama y sintiendo en carne propia la importancia de aquellos cubanos que nos alertaban sobre el peligro que significaba al chavismo y no eran escuchados. Aquí estamos viendo despedir a los nuestros y llorando a nuestros náufragos, nuestros propios balseros. Veinte años después podemos decir: es verdad, Venezuela no es Cuba, porque hace años que estamos peor que Cuba.

 

 

El naufragio de Güiria también es el naufragio de un país que parece normalizar la tragedia y que sigue sin identificar los responsables de lo que estamos viviendo. Solo eso explicaría cómo después de tantos años de sufrimiento, miseria, represion y muerte, Chávez, responsable principal de lo que hoy sucede en Venezuela siga teniendo 61% de valoración positiva según la última encuesta de Datanálisis. No habrá justicia sin verdad, ni verdad sin memoria. Mientras no seamos capaces de decir NUNCA más, los tendremos para siempre.

 

 

@BrianFincheltub

Bota y hambre

Posted on: diciembre 4th, 2020 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Diosdado Cabello ha dicho esta semana “quien no vota, no come” e inmediatamente ha salido medio mundo a cuestionarlo tras interpretar lo que dijo literalmente. Evidentemente, no entendieron nada. Siendo un humorista nato, Diosdado quiso emular a quien picando una torta de cumpleaños le grita a los niños “quien no se siente, no come torta”. La verdad es que nadie se atrevería a acusar al dueño de la fiesta de querer matar de hambre a quienes no obedezcan y sigan de pie, así como tampoco nadie debería insinuar que, con dicha frase, Diosdado esté pretendiendo amenazar a los millones de venezolanos que dependen, no por elección sino por imposición, de los programas de distribución de alimentos controlados por el régimen del cual Diosdado forma parte. Nadie, al menos que sea lo suficientemente temerario para querer morir de hambre…

 

 

En estos días particularmente quedé muy sorprendido, la verdad que no tenía conocimiento de la existencia en las filas de la revolución de tantos intérpretes de Diosdado, especializados en darle “contexto” a sus palabras. Quizás desde que acabaron con la producción petrolera en Venezuela comenzaron a llenar los salones vacíos de las universidades con nuevos campos de conocimiento. Esta gente se encarga de convencerte que en realidad lo que escuchaste no fue lo que Diosdado quiso decir, sino que todo lo contrario. De allí que unos de los cabecilla del chavismo nunca se equivoque y si lo hace su coro de intérpretes inmediatamente saldrá a corregirlo.

 

 

La amenaza, aunque algunos quieran disfrazarla de inocente chiste, tiene en Venezuela el efecto deseado. Para algunos en el exterior quizás sea difícil entenderlo, pero según cifras de la propia dictadura, al menos doce millones de venezolanos reciben cada uno o dos meses las llamadas cajas CLAP, el programa de distribución de alimentos que la dictadura vende a precio subsidiado en toda Venezuela. La distribución no es poca cosa, pues de ella están al frente comités políticos al servicio del PSUV que aunque formalmente no piden carnet político para vender las famosas cajas, sobre todo aquel que las compra siempre pesa una amenaza y vigilancia permanente que suelen aumentan significativamente en épocas de farsas electorales.

 

 

De allí que el discurso de rebeldía contra el fraude del 6 de diciembre no sea una opción para millones de venezolanos que sobreviven a la tragedia nacional a punta de bonos y cajas CLAP. Muchos conocen la causa de sus enormes dificultades, pero no se atreven a retar al sistema de control social que los hace más pobres y más dependientes cada día. No se trata de cobardía, simplemente tienen que sobrevivir. Para convencerlos que merecen más, la simple voluntad de cambio no basta, pues nadie come de intenciones. Hace falta mucho más, fundamentalmente hace falta convencerlos de que lo lograremos, que el temor no es una opción cuando se tiene certeza del triunfo. Hasta ahora no lo hemos logrado y cuando lo hemos intentado no se ha dado. No porque no hayamos querido, sino porque el chavismo ha conseguido el binomio perfecto para perpetuarse en el poder: bota y hambre…y han tenido éxito, al menos por ahora…

 

 

@BrianFincheltub