«Lo que viene»

Posted on: febrero 28th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Todo está mutando. Después de esta sacudida, nada volverá a ser lo que era. Las protestas originaron un quiebre. En este instante, la revolución y la MUD encaran a un país que tiende a empujar, a cada uno de los polos, hacia un replanteamiento del manejo del conflicto interno.

 

Dos hechos narran el nuevo estado de cosas. Por una parte, el enfriamiento de los apoyos populares del gobierno -que no tienen el frenetismo del pasado-, y por la otra, la honda aprehensión que ha anidado en un amplio segmento del país opositor, respecto de las rutas que hasta ahora se le han planteado. La novedad salta a la vista: una evidente indocilidad está interpelando a las dirigencias de ambos campos, exigiéndoles abandonar sus respectivas zonas de confort.

 

La indiferencia del país bolivariano ante lo que Maduro ha denunciado como un «golpe de Estado», se ubica en el escepticismo que el chavismo de a pie posee hoy frente a los burocratizados conductores de la revolución. La otra cara de la moneda no es tan distinta: el repertorio argumental del elenco opositor también está sufriendo su propio desgaste, lo que ha implicado alteraciones en la acogida de sus mandos.

 

Tal vez es temprano para hablar de una crisis terminal de representatividad, pero es indiscutible que ninguno de los auditorios se siente por entero complacido con sus líderes. El recelo del chavismo ante la hiperpolítica revolucionaria -que los relega del listado de prioridades-, marcha a la par de los recelos del país opositor que se ha lanzado a las calles. Las dos masas se hallan insatisfechas y contrariadas.

 

Mientras una apreciable fracción del pueblo revolucionario descree de las competencias de Maduro y Diosdado, otra del campo democrático ha dejado de creer en aquello que la mantenía esperanzada. La ruta electoral, la acumulación de fuerzas, la necesidad de una «oferta superior», hoy representan verdades quebrantadas por la certeza, amplia y creciente -incluso entre los chavistas- de que el gobierno jamás cederá posiciones de poder por vías pacíficas y civilizadas.

 

Detrás de esas cortinas está la respuesta a la pregunta que todos se hacen por estos días. «Lo que viene» dependerá de los canales que los dos grupos de escépticos adopten para intentar redimirse. En ambos prima el descontento por los «paños calientes». Por mucho tiempo podrían simplemente rumiar juntos sus malestares. Pero no sería absurdo que, sin proponérselo, terminen amalgamados, coincidiendo en un cortante «que se vayan todos». En ese caso, producto de la frustración, estaríamos ante una muy inesperada forma de reencuentro entre los venezolanos y una inevitable profundización de la crisis… La pelota rebota sin control sobre las canchas de la política, donde acecha la antipolítica.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Batalla contra el exterminio

Posted on: febrero 21st, 2014 by Super Confirmado No Comments

Lo hacen maquinalmente, sin reparar en las diferencias. Piensan que al calcar el libreto de 2002 conseguirán los mismos réditos que Chávez obtuvo entonces. Sin embargo, salta a la vista que en esta oportunidad el pueblo del comandante no se ha volcado a las calles para defender a Maduro del golpe que denuncia. El pueblo espontáneo, ese que antes salía febril y voluntariamente a poner el pecho por su revolución, hoy no parece conmovido por los sinsabores del heredero: y aunque no se ha unido decididamente a las protestas, su repliegue describe su desánimo.

 

Esa ausencia ha sido trágica: la custodia del proyecto bolivariano quedó en las manos de sicarios cuya actuación no le aporta a Maduro la fuerza moral que le concedería una vívida movilización de los pobres. La apatía del soberano frente a la denuncia de la «insurrección», apantalla un vacío profundo y le dificulta al delfín del fundador la épica que busca fabricarse con la puesta en escena de este golpe artificial; de este remake con el cual pretende acceder al santuario al que Chávez escaló después del 11-A.

 

De la película también destaca otra diferencia demoledora a la que el Gobierno le saca al cuerpo. En los tiempos de Chávez, unas cuantas pocas balas percutidas bastaban para disolver las concentraciones de sus adversarios. Solo una exigua dosis de pólvora servía entonces para neutralizar las protestas y devolver a la gente a sus casas. Tampoco se requería el enjambre de matones que hoy disparan sembrando el terror y buscando la rendición de los indignados: aquel Gouveia solitario de la plaza Altamira, se ha multiplicado por cientos, en lo que representa una prueba incontestable del rendimiento decreciente que está teniendo la inoculación del miedo.

 

La violencia masiva usada por estos días no ha provocado el retiro de los manifestantes, tal como solía ocurrir cuando Chávez «ejemplarizaba» a sus oponentes con acciones puntuales que ocasionaban su inmediata y aterrada inhibición. Quienes hoy protestan no lucen dispuestos a renunciar, ni aún bajo la lluvia de plomo a la que están siendo sometidos. La represión se ha sumado al largo inventario de razones para seguir en la calle. Es la virulenta represión estatal la que insufla el sentido de urgencia de los venezolanos descontentos. Para ellos, luchar no es una opción, sino una necesidad que toca el instinto de conservación.

 

Al tratar a la oposición como un «foco infeccioso» que contamina a la sociedad, Maduro y «la sucesión» han colocado las cosas en un terreno donde el dilema es disolvente: «o son ustedes, o somos nosotros». Y eso es lo que viene ahora: una lucha por la sobrevivencia; una batalla donde todos tratarán de evitar su exterminio. Una tragedia

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Tampoco Diosdado es Chávez

Posted on: febrero 14th, 2014 by Super Confirmado No Comments

A Maduro lo observan de cerca. Y aunque todos sus aliados están atrincherados a su alrededor, los precavidos comienzan a anticiparse ante la posibilidad de un hecho sobrevenido. Desde la inesperada enfermedad del comandante, el oficialismo aprendió que existen los imponderables y que ellos imponen giros repentinos. El ritmo que ha venido adquiriendo la descomposición de la situación social en Venezuela no admite imprudencias: la tolerancia del pueblo revolucionario se encuentra a prueba y cualquier cosa puede suceder.

 

Por eso -y por la intensa negociación entre sus mafias empoderadas- la vida del «proceso» experimenta una agitada ebullición en la que no existe el árbitro que Chávez fue en vida: por eso, reina allí un ambiente de suspenso, donde cada grupo trata de visualizar en cuál vértice de la pugna se colocará si las cosas llegasen a un punto en el que «el heredero» ya no pueda con la encomienda.

 

Nadie está en capacidad de señalar cuánto tiempo perdurará la benevolencia de la gente. Sin embargo, todo el mundo sabe que, de estremecerse ese factor decisivo, nada impedirá la aparición de una dura encrucijada: esa en la cual los variados sectores del «proceso» debatirán sobre la mejor forma de salvar lo que entonces vaya quedando del «legado»… La inquietud ante esa eventualidad late en el seno de la revolución, donde las rivalidades por la conquista de espacios internos, tanto políticos como burocráticos y económicos, parecen anticipar las inevitables pugnas futuras.

 

El temor a una bancarrota política -producto de todo este violento torbellino- mueve las piezas del tablero. En él, la vieja izquierda civil venezolana -a la que Maduro representa- cavila sobre el destino del proyecto cívico-militar y, sobre todo, por su papel dentro de un virtual cuadro de dominación «febrerista». Para esa izquierda -la que en silencio repudia la desatinada violencia brutal contra los estudiantes- el asunto no acepta discusión: una cosa era aceptar a Chávez como el jefe indiscutible de esa alianza histórica con los cuarteles, y otra muy distinta sería reconocer a cualquier otro pretendido jerarca castrense; mucho menos si éste actúa de su cuenta para trajinar escenarios disolventes.

 

Los notorios movimientos de Diosdado Cabello en las últimas semanas hacen parte del dilema que se le vendría al campo revolucionario en el caso de que suceda un imponderable. Prevenido, «el centauro mayor» puja para reclamar lo que cree un «derecho adquirido»: la definitiva transmisión del mando hacia el «febrerismo sin Chávez», que -bayoneta en mano-, demandará una herencia de la que el comandante no dejó constancia y ante la cual muchos reaccionarán diciendo lo que cabe: que tampoco Diosdado es Chávez.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Sin unidad no hay paraíso

Posted on: febrero 7th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Nada más conveniente que una oposición fragmentada. Nada más provechoso para el gobierno, que un adversario al que la opinión pública no perciba como una alternativa prudente y lista para asumir responsabilidades. Acorralada ante una crisis económica que está dejando al desnudo su impericia, «la sucesión» se frota las manos, alentada por la división de sus contrarios, que hoy le ayudan en la tarea de ganar más tiempo, mientras el país sigue deslizándose por el despeñadero. El cuadro no podía serle más favorable a Maduro: justo cuando el país experimenta la desmejora más honda de su calidad de vida, y justo cuando el modelo encara sus peores contratiempos, le ha surgido este pugilato sin sentido, donde sus opositores vuelven a exhibirse como un saco de gatos, desprovistos de las condiciones mínimas para capitalizar políticamente los descontentos populares.

 

El espectáculo no puede ser más oportuno para la pandilla que está destruyendo a Venezuela, sin que se hayan conformado aún las circunstancias para que el despropósito les genere un impagable costo político. Cuando se suponía que la Unidad se encaminaría hacia una reflexión formal, constructiva y ecuánime en torno a su futuro real como opción de poder, han emergido nuevamente las viejas disputas. Ahora encubiertas bajo supuestas diferencias «táctico-estratégicas» -que jamás han sido objeto de un debate honesto en el seno de la MUD-, esas rivalidades obstruyen la profundización de las discusiones que, en este momento, deberían estarse dando acerca de lo que el quehacer debe aportar para la comprensión popular de la tragedia en la que Maduro nos está hundiendo.

 

El asunto trasciende del dilema banal que tiene a la calle como eje. De nada sirve desbocarse en el asfalto si, estando sobre él, sigue destacando la ausencia del mensaje adecuado para conmover a los venezolanos, o peor, la carencia de un plan con destino seguro. Si la calle es sólo la expresión de las pulsiones personales de sus proponentes, o el escenario de un ajuste de cuentas maquinado desde el trapicheo, el fracaso está cantado de antemano, como están cantadas también las consecuencias de cualquier escenario sin soporte en las realidades. Si la calle fuera el producto de un debate honrado en el cual sea la razón ordenada la que dictamine su conveniencia, entonces no habría razones para eludirla. En ese caso, la calle no sería para preguntarle a la gente cuál es el camino que desea improvisar, sino para comenzar la marcha que el uso y el ejercicio de la inteligencia hayan recomendado.

 

La dispersión del coro opositor no coopera en esta lucha contra el hegemónico Goebbels bolivariano. Para bien y para mal, los venezolanos saben que aquí nadie puede solo y que sin unidad no hay paraíso.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

 

Regreso a la zona de turbulencias

Posted on: enero 31st, 2014 by Super Confirmado No Comments

La áspera reacción de un sector del chavismo frente a las recientes medidas económicas, volvió a encender las alarmas de las autoridades revolucionarias. Tras el respiro conseguido por el «dakazo», la nomenclatura acaba de atajar un rebote del descontento popular. La reciente devaluación del bolívar y el incremento dramático de la carestía -que ya no sólo comprende a los productos básicos de la cesta alimentaria- está exponiendo nuevamente el boceto de un país cuyo pueblo vuelve a lucir contrariado por el rumbo que las cosas han tomado y por los daños, cada vez más lacerantes, que las decisiones de «la sucesión» generan en la calidad de vida de la gente.

 

Ese es el tema que hierve en el cotilleo endógeno de las fuerzas aliadas, donde muchos se preguntan cuánta desmejora estarán dispuestos a aceptar quienes le dieron el beneficio de la duda al «chavismo sin Chávez». Lo que se habla dentro de las covachas rojas describe una incertidumbre creciente respecto del dramático contraste que se va configurando entre aquello que fue la revolución conducida por el difunto comandante supremo, y esta otra dirigida por sus herederos políticos.

 

La posibilidad de que el país chavista valore sus actuales calamidades como el producto de las desviaciones del proyecto original de su líder fundador, inquieta a una diversidad de fracciones internas, incluido el segmento militar, desde cuyas filas se observa -con más reserva que confianza- la evolución del actual enredo económico y de los escenarios de conflicto derivados de la cada vez menos inocultable bancarrota nacional.

 

A pesar de la uniformidad de la vocería oficialista, que aparenta estar segura de la apuesta que ha hecho Maduro con la radicalización de los controles y la inducción de una drástica caída del consumo, en los sótanos del «proceso» burbujean las dudas: unas, en torno a la capacidad del Estado bolivariano para producir una intervención ahora sí eficiente de todos los intersticios de la economía venezolana, y otras, en torno a la tolerancia con la cual el pueblo revolucionario aceptaría el descenso de su poder adquisitivo y, en general, de las condiciones de progreso que creyeron disfrutar cuando Chávez estaba al frente de los timones del proyecto.

 

Hasta la muerte del comandante, muchos tuvieron en la revolución un mecanismo de ascenso social que, poco a poco, está dejando de funcionar. No es poca cosa que, desde las propias entrañas del chavismo, se proteste en contra de la «expropiación» de derechos considerados ya como «adquiridos», tal cual ha quedado evidenciado entre quienes, siendo revolucionarios, exigen su gota de petróleo, diciendo en coro «con mi cupo no te metas». No caben dudas de que Maduro ha regresado a la zona de turbulencias.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

De la resignación y el desaliento

Posted on: enero 24th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Ya se ha dicho muchas veces: la revolución llegará hasta donde el país se lo permita. La resaca poselectoral del campo democrático -una reacción anticipada por los libretistas cubanos- colabora con el objetivo del sometimiento sumiso. Maduro rechazó el carácter plebiscitario de los comicios municipales, pero hoy le saca todo el provecho posible a las consecuencias de un evento que sí tuvo la naturaleza que él le negó, en combinación con factores del propio mundo opositor. El heredero hace lo que tantas veces hizo el comandante, en tanto que sus adversarios también reproducen la conducta derrotista de siempre.

 

Es verdad que el Maduro de hoy no es el mismo que recibió los controles de mando en diciembre de 2012, pero no es cierto que tenga ya totalmente despejada la autopista por donde transita en este momento, tratando de aprovechar al máximo el carburo que el «dakazo» le proporcionó. Aquella masa de hormigón que se le plantó al comandante original no puede entregarse ante una copia que aún está en construcción. Frente a la tragedia solo cabe quitarse de encima el pesimismo pavoso que nos envuelve y levantarse para resistir con terquedad a la resignación que el Gobierno busca provocar.

 

Lo que estamos viendo es una dura ofensiva con la cual se abona el terreno para pedirle a la clientela revolucionaria nuevos y más duros sacrificios. Hasta ahora, a Maduro las cosas le han marchado a pedir de boca, pero nadie puede decir con certeza plena que esa tolerancia ciudadana de hoy se prolongará indefinidamente. Ella es en realidad una expresión de impotencia y desconsuelo.

 

En todo este tiempo, los adversarios del régimen la han tenido cuesta arriba para plantear una oferta superior a la de la dádiva, pero el socialismo del empobrecimiento, la escasez y la hiperinflación le abren una posibilidad. Ese esfuerzo es una deuda con Venezuela.

 

Maduro y la sucesión necesitan que los pobres se resteen «con hambre y sin empleo», como lo hicieron con el Chávez que administró los tiempos perdidos de la bonanza. La oposición, en cambio, requiere mejorar radicalmente su mensaje, para hacerles comprensible a los pobres que están siendo utilizados inescrupulosamente en un proyecto de poder que trafica con la ingenuidad y la ignorancia. De eso depende que el chavismo desoiga el «sangre y sudor y lágrimas» que se le propone con la guerra económica.

 

rdLa crisis también es una oportunidad. Es un crimen que las mezquindades impidan asumirla como tal y es un crimen que el desaliento siga colaborando en la edificación de otro «comandante supremo». Las grandes luchas no mueren por causa de los yerros de sus líderes; mueren cuando se extinguen las llamaradas de la esperanza.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

El país, según VTV

Posted on: enero 17th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Un pueblo trabajando con empeño. Niños estudiando en hermosas escuelas. Madres haciendo sus compras en mercados rebosantes de productos. Hombres abordando autobuses impecables para asistir a sus empleos dignos. Jóvenes disfrutando de amplios y coloridos espacios públicos. Familias enteras paseando en parques verdes y floreados, o disfrutando de teatros populares, de entretenidas actividades al aire libre. Abuelitos bailando. Obreros entusiastas construyendo hileras de viviendas con jardines espléndidos, iluminados por el sol del Caribe. Canchas y polideportivos relucientes, repletos de muchachos.

 

Calles perfectamente asfaltadas. Ciudades que se exhiben amables y pujantes, con sus autopistas amplias e iluminadas, con sus pulmones vegetales y sus bulevares vibrantes. Hospitales y ambulatorios ejemplares. Policías nacionales sonrientes, luciendo uniformes almidonados y prestando amablemente sus servicios. Patrullas vigilando callejones y avenidas. Barrios agitados en el disfrute de su bienestar. Paisajes urbanos que sugieren un país palpitante y encaminado hacia un porvenir luminoso.

 

Pescadores exultantes. Fábricas socialistas en plena producción. Trenes que se abren paso en medio de explanadas. Amplios comedores colmados de gente asistida por un Estado responsable. Brigadas enteras que construyen nuevos caminos, nuevas escuelas, nuevos centros de salud, nuevos ateneos, nuevos acueductos, nuevas redes eléctricas. Grupos y «colectivos» culturales rescatando raíces. Niños recibiendo sus vacunas, o rescatados de la calle.

 

Amas de casa frente a las hornillas, haciendo un almuerzo opíparo, como nunca antes. Consumidores responsables, que no acaparan, que adquieren lo estrictamente necesario y que tienen «conciencia de clase». Campos extensos con siembras que se pierden de vista. Maestras recitando la «historia oficial», rostros evocando las exclusiones del «pasado», activistas del «proceso» exaltando logros y reclamando lealtades eternas. Tambores y joropos, cueros, timbales, fulías, orquestas sinfónicas, atletas ejecutando proezas, ejerciendo el gentilicio, «haciendo la Patria de Bolívar y de Chávez».

 

Los ojos del comandante, su voz entonando el Himno Nacional, el fragmento de algún discurso «histórico», sus misiones, su plan de la patria y su heredero: Maduro, el nuevo eje de la revolución, el nuevo hombre fuerte, el nuevo timonel de una Venezuela radiante y falsa. Ese es el país de VTV; un país de mentira, un espectáculo de ficción para las gradas, una fachada en la que estorba lo que va quedando de la prensa escrita, en cuyas páginas se desnuda y contradice el día a día de esa representación manipulada por la propaganda, de esa Venezuela sovietizada.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

La banalidad del mal

Posted on: enero 10th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Un asesinato atroz, como otros tantos miles: un crimen que nos recuerda la indefensión a la que estamos condenados los venezolanos de a pie. Eso ha sido la espantosa muerte de Mónica Spear y su esposo; una tragedia -entre muchos miles- que vuelve a revelarnos el escandaloso fracaso del Estado bolivariano; su prepotencia infinita, su ineptitud patética y la dejadez ideologizante con que la revolución ha asumido el drama de la inseguridad.

 

Con insolente negligencia, el «humanismo socialista» ha entregado la vida de los ciudadanos a bandas sanguinarias que, junto a los líderes del «proceso», cogobiernan al país, imponiendo su ley: la ley del más fuerte, la de las armas y el arrebato; la ley que se aplica desde el descaro del malandraje empoderado. En esta «Venezuela chévere» mandan los malvivientes que, poco a poco, se convirtieron en un modelo a seguir para muchos jóvenes descarriados. Estamos secuestrados por tribus desprovistas de límites políticos o morales; por castas que exhiben sin rubor su poder y que se pavonean con sus colmenas de guardaespaldas y su lenguaje cernícalo, cuando no por matones motociclistas, «calzados» con hierros en el cinto y sed de sangre, dueños indiscutibles de la calle.

 

La agitación revolucionaria ha sido el telón de fondo de la descomposición general que padecemos. Con fines políticos se estimuló una lucha de clases extrema: esa violencia que transformó a los adversarios en «enemigos» abrió campo a la barbarie y a la crueldad. Las características de los delitos que a diario enlutan a los venezolanos son la secuela directa del empleo de esos modales rabiosos, con los cuales el poder cree haber encontrado la llave de San Simón para conectarse eficientemente con los más necesitados.

 

Quienes nos gobiernan están convencidos que los más pobres se conducen con esa exaltación vulgar que, probablemente, fue la misma empleada por los asesinos de Mónica y su esposo -y de otras muchas miles de víctimas- antes de arrebatarles la vida… Quienes nos gobiernan han alimentado un monstruo que les compite y ante el cual ahora lucen rebasados e insolventes.

 

La prepotencia del crimen en Venezuela no es diferente a la prepotencia del poder. Aquí los asesinos matan con frialdad y sin que les tiemble el pulso; ejercen su poder de fuego del mismo modo como otros gobiernan, aplastando «sin complejos» a los que se les resisten. Tampoco razonan ni temen a la justicia, porque se creen eternos y superiores en la inescrupulosidad. Son desalmados a quienes el gobierno trata con guantes de seda porque piensa que ellos no son victimarios, sino mártires de la pobreza engendrada por el «capitalismo salvaje». Este el correlato venezolano de lo que la Arendt llamó «la banalidad del mal».

 

Argelia.rios@gmail.com y @Argeliarios

Por Argelia Ríos

 

Los desencuentros que vienen

Posted on: enero 3rd, 2014 by Super Confirmado No Comments

El 2014 será el año de la redefinición de los procesos unitarios dentro de la oposición y del Gobierno. El oficialismo experimentará un barajo inexorable, en el cual entrarán en juego asuntos de todo orden, incluyendo los ideológicos, que seguramente derivarán en la configuración de nuevas realidades hacia el interior del PSUV.

 

La MUD, por su parte, también encarará un duro debate en el que no habrá temas ausentes: el liderazgo de la plataforma y la estrategia que ella deberá seguir en adelante estarán en la agenda, donde también tendrá un espacio privilegiado la discusión en torno al método de escogencia de quienes asistirán en plan de candidatos a las elecciones parlamentarias de finales de 2015.

 

Aunque todavía falta mucho tiempo para esa medición, sus trámites preliminares ya se han iniciado y las señales indican que presenciaremos episodios muy ajetreados, tanto en el polo patriótico como en el de la alternativa democrática. Todo cuanto ocurra en el transcurso de estos próximos doce meses sumará o restará a las aspiraciones de los grupos que, en el campo revolucionario y en el de la MUD, continuarán bregando para consolidarse como los de mayor peso e influencia dentro de cada terreno.

 

El reacomodo que se inició tras la muerte del comandante fundador entrará en una fase decisiva, cuyo corolario estará inevitablemente influido por la crisis económica que se anuncia y, desde luego, por el modo como Maduro y su equipo sorteen lo que habrá de venir en esa materia. Si bien «la sucesión» superó con bien la difícil prueba de 2013, la historia aún está lejos de tener un final: las municipales del 8-D dibujaron un cuadro de poder endógeno compartido, en el que Diosdado Cabello despuntó como un jefe partidista de singular relevancia, imposible de ser desestimado por un Maduro cada vez más afanado en la labor de convertirse, como el fundador, en el hegemón irrefutable del «chavismo sin Chávez».

 

También en el campo opositor se vislumbran tiempos duros que, como en el oficialismo, impactarán la obligante meta unitaria: el enfrentamiento entre viejos y nuevos factores de la política será la moneda de uso más corriente dentro de la MUD, donde revivirán los desencuentros que fueron silenciados por los convincentes resultados de las primarias de 2011 y que, ahora, tendrán su segundo capítulo: uno, sin duda, más corrompido y enviciado, tejido a la sazón de la abierta injerencia que la revolución tratará de tener en los desarrollos de las cuitas de sus adversarios.

 

El objetivo del Gobierno es estimular hostilidades que lucirán como parte rutinaria del «debate democrático», pero que, en realidad, serán expresiones de desacuerdos más hondos que los referidos a la hoja de ruta y a su propósito último… En cada lado, el reencuadre de la unidad será un parto doloroso.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

El 2014 de la MUD

Posted on: diciembre 20th, 2013 by Super Confirmado No Comments

No solo el Gobierno tiene por delante un 2014 de grandes desafíos. Los conflictos que se vislumbran también serán exigentes para la Mesa de la Unidad Democrática, cuya capacidad de reacción será puesta a prueba por un electorado cada vez más severo a la hora de enjuiciar su desempeño.

 

Diseñada originalmente como una plataforma electoral, le tocará dar un obligante salto cualitativo, que le permita conservar la representación política del país democrático y, al mismo tiempo, seguir avanzando en la tarea de ampliar su radio de influencia en los auditorios que hasta ahora le han sido más esquivos.

 

La mutación que a la MUD le ha sido reclamada durante años tendrá en 2014 un año crucial. Al no haber mediciones comiciales planificadas para los meses próximos, su dirigencia ya no tendrá excusas para eludir la demanda que una porción de las bases del campo democrático le viene haciendo, en la aspiración de que ella desarrolle iniciativas de lucha diferentes a las estrictamente electorales. Encarar ese reproche representa una asignatura pendiente frente a la cual una MUD necesariamente remozada deberá responder con el acierto que esperan sus seguidores.

 

El país tiene por delante al menos 24 meses sin jornadas electorales: un largo período, si se le compara con el frenetismo electoral venezolano, estimulado siempre desde el Gobierno con el propósito de mantener encendida la útil llama de la polarización. A menos que el oficialismo se invente una historia para evitar que la normalización del orden interno induzca y profundice el malestar social, el cuadro que se le asoma a los dos polos no puede ser más levantisco.

 

Las tormentas económicas que impactarán a la administración sucesoral serán también una prueba ácida para el liderazgo opositor, que se verá duramente presionado para producir una política que complazca a su variopinto mundo de simpatizantes. Lo que la MUD se juega no es poca cosa, pues -en un contexto donde la estrategia electoral-incrementalista se muestra crecientemente objetada por quienes piensan que «esto no sale con votos»- ella deberá hacer méritos para luego convencer a sus seguidores de votar en las parlamentarias.

 

Lo que la MUD se juega no es poca cosa: crecientemente objetada por insuficiente, la estrategia electoral-incrementalista que ella sigue desde 2006, corre el riesgo de naufragar por causa del pesimismo de una parte de su electorado -convencida de que «esto no sale con votos»-, y de la inconformidad que la mesa unitaria pueda ocasionar si no es capaz de desarrollar una agenda de acciones satisfactoria a los ojos del volátil y temperamental país democrático, frente al cual la dirigencia deberá hacer méritos para poder contar en él en los comicios de 2015.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos