El triunfo del descontento

Posted on: diciembre 8th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Se inicia una nueva etapa en la vida política del país. La contundente victoria de la Mesa de la Unidad Democrática y, por ende, la dura derrota sufrida por el Partido Socialista Unido de Venezuela y el Gran Polo Patriótico, es el resultado de graves errores que en política se pagan caro.

 

 

Se paga caro, en primer término, la prepotencia en el ejercicio del poder, la subestimación de la crítica, la renuencia a tomar medidas económicas que la realidad viene demandando, y la creencia de que la fidelidad del pueblo chavista es a prueba de todo.

 

 

Este servidor tiene mucho que decir sobre las derrotas. He pasado por ellas y he podido sobrevivirle a esa amarga pero aleccionadora experiencia. La mejor lección de perder es que primero debe venir la reflexión sincera y humilde antes que el discurso justificativo para achacarles a otros nuestros errores, omisiones y carencias. Hoy el gobierno de Nicolás Maduro ha recibido una certera reprimenda del electorado. Eso no se puede ocultar, minimizar ni justificar. El pueblo chavista no lo acompañó en señal de inconformidad, de molestia e incluso rabia por los desaciertos económicos, por privilegiar la pugnacidad por encima de la búsqueda de soluciones concertadas a los graves problemas nacionales.

 

 

Más que la Mesa de la Unidad Democrática, ha ganado el descontento, se ha impuesto un claro rechazo a una manera de conducir los asuntos nacionales. Y si el gobierno no es capaz de entenderlo, mucho peor para él, porque se alejará de la posibilidad de una necesaria rectificación que le brinde la oportunidad de recuperarse y de recuperar el favor popular perdido.

 

 

La MUD, por su parte, también tiene que administrar esta victoria y ponerse a salvo de la prepotencia que a la larga se convirtió en la perdición de su adversario. Ha recibido un voto de confianza de la mayoría del electorado nacional, dentro de la cual se incluye una buena franja de chavistas desilusionados. Es difícil adelantar una cifra en se sentido. Pero parte de ese pueblo que hoy votó por ellos es el mismo que en el pasado acompañaba a Hugo Chávez y le dio carácter de fuerza mayoritaria al chavismo en sus diversas presentaciones.

 

 

Se produjo un voto castigo, y queda demostrado que no hay apoyos eternos, sobre todo cuando se subestima la paciencia de los ciudadanos, abrumados por una severa crisis económica, aliñada con inflación, desabastecimiento, pérdida del poder adquisitivo y gran incertidumbre.

 

 

Ahora vienen las consecuencias de esa derrota. Consecuencias en el plano nacional e internacional. El gobierno sale peligrosamente debilitado de esta contienda, aunque el chavismo siga siendo una fuerza política viva y activa. La oposición, victoriosa, tiene ante sí la responsabilidad de administrar este triunfo con cabeza fría y eso tendrá que traducirse en una agenda donde no haya cabida para la irracionalidad y el desvarío. Venezuela está sumergida en un hoyo económico. Nicolás Maduro sigue al frente del Ejecutivo, pero la nueva Asamblea Nacional, abrumadoramente opositora, no podrá escurrir el bulto a la hora de asumir la responsabilidad de compartir decisiones ineludibles e inaplazables para sacar a flote nuestra economía.

 

 

Confrontación irracional o diálogo constructivo son los dos caminos para elegir. ¿Vamos hacia una nueva etapa de la vida nacional o a un nuevo round de una interminable y desgastaste pelea? Ya lo veremos

 

 

Vladimir Villegas

Voto sí, violencia no

Posted on: diciembre 1st, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

El próximo domingo 6 de diciembre se elegirá a la nueva Asamblea Nacional y los ciudadanos y ciudadanas tendrán la oportunidad de expresarse mediante el voto, y ojalá sea para escoger a los mejores, a los que de verdad se sientan comprometidos a trabajar para ejercer a plenitud su función parlamentaria, sin otro compromiso que con su conciencia y con el cumplimiento de la constitución y las leyes.

 

 

No me he pronunciado en esta campaña por ningún candidato ni por ninguna parcialidad. Es parte de la libertad que tenemos quienes hoy no militamos en ningún movimiento o bloque político. El voto es secreto y sobre todo debe ser un voto reflexivo, consciente y coherente con lo que cada quien quiere para sí y para el país. Tanto en la Mesa de la Unidad Democrática como en el Gran Polo Patriótico y en grupos que expresan tentativas de crear una tercera opción hay quienes merecen ser favorecidos con el voto popular y hay quienes no calzan esos puntos. He dicho en más de una oportunidad que no estamos frente a una película de vaqueros donde unos son los buenos y otros son los malos.  En todos los bloques  hay de los dos tipos. Pero no viene al caso ni personalizar ni entrar en mayores detalles.

 

 

En lo particular, me gustaría una Asamblea Nacional plural, en la cual las fuerzas e individualidades que la integrarán se vean forzadas a construir consensos y a producir debates trascendentes que se traduzcan en leyes y acuerdos sintonizados con las mayores urgencias nacionales. La magnitud de la crisis por la cual atraviesa el país obliga a prescindir de la tentación de reeditar un ring de boxeo en lugar de un parlamento.

 

 

No se trata de que tengamos una Asamblea Nacional bobalicona, donde se acaben las diferencias y los diputados parezcan integrantes de un orfeón o una estudiantina, pero obviamente  el momento exige parlamentarios realmente responsables, conscientes de las expectativas que tienen los venezolanos, chavistas opositores o no alineados. Todos esperan que los electos no los defrauden y que sepan dar repuestas a la crisis. El bloque que gane las elecciones parlamentarias recibirá un voto de confianza que no es eterno, que estará sometido al escrutinio de una ciudadanía que ha madurado políticamente.

 

 

De aquí al domingo las fuerzas políticas participantes en la contienda electoral tienen que garantizar que sus militantes y seguidores ni provoquen ni caigan en provocaciones, y que el día de los comicios se reduzcan a cero hechos violentos, vengan de donde vengan, o violaciones a la legislación electoral.

 

 

Tenemos que vacunarnos contra la violencia y la intolerancia. Ambas no pueden tener cabida y menos en estas horas tan difíciles para la República. Aspiramos a que el 7 de diciembre amanezcamos satisfechos de haber cumplido con nuestro deber  como ciudadanos, y que los resultados sean celebrados con moderación y humildad por los ganadores y asumidos gallardamente por quienes no resulten favorecidos.

 

 

Ojalá estemos definitivamente equivocados quienes tememos que aparezca con mayor fuerza el fantasma de la violencia. Se trata de una elección y no de una guerra. Por fortuna, quienes así pensamos somos la mayoría, pero no por ello debemos confiarnos. Nunca falta un irracional, de cualquier signo, con ganas de jugar con fuego. El diálogo es el extintor más efectivo con el que cuenta la democracia para esos casos. Después de las elecciones es que esa palabra diálogo debe tomar una fuerza inusitada, si es que queremos solventar las dificultades del presente.

 

 

Luis Lizardi

Registramos con pesar el fallecimiento del ex senador Luis Lizardi, con quien compartimos en la fracción parlamentaria de La Causa R a finales de la década de los noventa, y luego en la fundación del PPT. Lizardi fue un gran luchador social, investigador de la economía, dirigente gremial de los contadores, y sobre todo un ser humano cordial, sencillo, comprometido con sus ideas, además de gran conversador y amigo de las polémicas de altura.  Acompañamos a su viuda, su descendencia y a toda su familia en este doloroso momento.

 
Vladimir Villegas

La difícil tarea de Leonel Fernández

Posted on: noviembre 24th, 2015 by Maria Andrea No Comments

La llegada de la misión de acompañamiento u observación electoral de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, a Venezuela es una buena noticia, y lo es también la designación del ex presidente dominicano Leonel Fernández como su jefe político.

 

Fernández es un dirigente que goza de gran respeto y prestigio dentro y fuera de su país. Es un hombre de convicciones democráticas y con una gran capacidad de diálogo, uno de los productos más escasos en nuestra nación. Tiene ante sí una difícil tarea, la de contribuir a que nuestro proceso electoral transcurra sin mayores contratiempos, para lo cual los actores principales de la contienda, el Gran Polo Patriótico y la Mesa de la Unidad Democrática, tienen que actuar apegados a la normativa electoral y garantizar que sus militantes y activistas eviten cualquier acto de provocación o violencia que puedan poner en peligro la buena marcha del proceso.

 

Igualmente, el gobierno nacional debe actuar con acatamiento a la normativa electoral, y evitar actividades destinadas a favorecer a sus candidatos, cosa que lamentablemente ha venido ocurriendo, con lo cual pone una papa caliente en las manos de la misión de acompañamiento y del propio Consejo Nacional Electoral.

 

Se ha anunciado que la misión de Unasur abrirá un espacio de consulta destinado a lograr que los actores políticos suscriban un documento en el cual se comprometan a respetar los resultados, en el entendido de que será sometido a consultas entre las partes. Es fundamental que así sea. Que los actores logren suscribir un texto común que le brinde al país al menos la tranquilidad de que quienes no resulten favorecidos con la voluntad popular  sabrán aceptar la decisión de las mayorías.

 

Es muy importante, por supuesto, el día 6 de diciembre. Que durante la jornada electoral brillen por su ausencia actos que de algunas otra forma comprometan la tranquilidad y celeridad del proceso. Que se respeten las normas y ningún actor pretenda reabrir la campaña electoral con entrega de propaganda a última hora, uso de vehículos con altavoces o cualquier otra manifestación de desacato y desconocimiento de las reglas de juego.

 

Actividades de esa naturaleza, vengan de donde vengan, no solo vulneran las normativas sino que ponen en peligro la paz y constituyen además una burla a los propios ciudadanos. Por lo demás, si durante la precampaña y la campaña algún movimiento no fue capaz de convencer a los electores es poco probable que lo logre desesperadamente el día de los comicios.

 

Y el día 7 como los subsiguientes también son clave. Y reclamarán, más allá de los resultados, mucha madurez de las fuerzas políticas, vencedoras y derrotadas, para hacer frente con seriedad a los grandes problemas del país.

 

La presencia de Fernández en Venezuela debería servir también para crear las condiciones que permitan impulsar un proceso de diálogo, que mucho va a necesitar el país para sortear las graves dificultades que ya tenemos y las que seguramente se avecinan en el plano político y económico. La misión de Fernández es complicada. Viene con la mejor voluntad y merece un voto de confianza.

 

Por Vladimir Villegas 

El Nacional 

El narcotráfico

Posted on: noviembre 17th, 2015 by Laura Espinoza 1 Comment

 

 

El caso de dos familiares cercanos a la primera dama, hoy detenidos en Estados Unidos por presunto tráfico de drogas, nos pone ante varias dimensiones de ese flagelo, que sigue siendo una de las actividades económicas ilegales más lucrativas.

 

 

Se trata de un negocio de grandes proporciones, donde se tejen redes no solo de comercialización sino de complicidad entre diversos factores de distinta índole. Poder político, económico, militar, etc. Ningún sector se salva de ser penetrado por el narcotráfico. Ni siquiera la Iglesia, tanto en Venezuela como en el mundo. No son pocos los casos de religiosos enjuiciados por delitos asociados al tráfico de estupefacientes, como tampoco los de militares, políticos, empresarios y hasta deportistas.

 

 

El narcotráfico no distingue clase social, sexo, orientación política, edad o preferencias sexuales. Como el agua, se cuela en los espacios más insospechados. Es un enemigo sinuoso. De rostros ocultos. No sabemos si algún vecino, un artista famoso o el funcionario policial encargado de cuidar la cuadra donde vivimos se dedican al tan lucrativo como perverso negocio de vender drogas para que otros se destruyan. Familias honorables caen en la desgracia al instante en que alguno de sus miembros es capturado con un alijo, Mujeres embarazadas, ancianos, personas con discapacidad, han caído con las manos en la masa.

 

 

Las cárceles de Venezuela y del mundo están llenas de presos por sus vínculos con el tráfico de narcóticos. Cada uno de ellos es una historia que mal comienza y mal termina. Y no podemos cerrar los ojos ante ese flagelo. Muchos asesinatos se cometen bajo los efectos de las drogas.

 

 

No somos jueces para absolver o condenar a nadie. Si esos individuos efectivamente están involucrados en el tráfico de drogas, en la escala que sea, pues que respondan por sus actos. Las responsabilidades son absolutamente individuales, es verdad, pero es obvio que el caso tiene sus implicaciones políticas y mucho más en medio de una campaña electoral, por lo cual el tema no puede ser ignorado, sobre todo por quienes tienen algo que decir al respecto, sus familiares más cercanos. Por supuesto, no es fácil abordar un asunto como ese, pero dejar de hacerlo es la peor opción.

 

 

El parentesco por sí solo no es sinónimo de complicidad. Todo aquel que haga fiesta hoy, pretendiendo que los familiares de un presunto traficante de drogas son sus compinches en el delito, no está exento de que mañana le pueda tocar la misma desgracia de vivir en carne propia una circunstancia tan grave y dolorosa como esa.

 

 

Apenas han transcurrido algunos días desde que esa información corrió como pólvora. Sin duda ha sido de un inocultable impacto. Más allá de lo que pueda pasar con el caso y con las personas detenidas, queda la reflexión de fondo con respecto a la penetración del narcotráfico en nuestro país. ¿El Estado lo está enfrentando con todos los hierros? ¿Basta deportar a un narco o capturar varios cargamentos para poder decir que le estamos dando con todos los hierros? ¿Por qué seguimos siendo un país de tránsito de la droga? No tengo respuestas. Son otros los que deben responder.

 

 

Lo cierto es que el tráfico de drogas tiene muchos aliados. Los países productores, los países consumidores tampoco han hecho el trabajo de enfrentar el problema de raíz. Hay mucho dinero de por medio, muchos intereses que se imponen y por eso son numerosos y muy poderosos los chapos Guzmán que le mojan la mano al más pintado para poder hacer de las suyas.

 

 

Atentado en Francia

 

 

Lo ocurrido en Francia pone en evidencia una vez más el carácter criminal e inescrupuloso del llamado Estado Islámico, frente al cual no cabe otra opción que acabarlo por la vía militar. Acompañamos al pueblo francés y a todos los ciudadanos que en territorios árabes han sido víctimas de estos canallas.

 

 

Vladimir Villegas

¿Condenados a la violencia?

Posted on: noviembre 10th, 2015 by Laura Espinoza 2 Comments

He leído a varios articulistas identificados con el chavismo, entre ellos a José Vicente Rangel y Eleazar Díaz Rangel, alertar sobre un presunto plan de la oposición para generar violencia durante y después de las elecciones parlamentarias del venidero seis de diciembre.

 

 

Rangel dice poseer informaciones de inteligencia según las cuales en la oposición existe una estrategia destinada a generar violencia en dos supuestos escenarios. El primero de ellos, si se produce un resultado victorioso para el chavismo. El segundo, si aún ganando, no se le quiere reconocer a los factores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática una victoria que les garantice mayoría calificada en el seno del parlamento venezolano.

 

 

Por su parte, el profesor Eleazar, actual director del diario Últimas Noticias,  manifiesta su preocupación en cuanto a lo que pueda hacer el gobierno de Estados Unidos, en caso de que la oposición decida desconocer «con fuerza» los resultados de las elecciones. Enfoques similares se leen con frecuencia en páginas como la hoy variopinta Aporrea.org, espacio en el cual aparecen críticas y defensas al gobierno de Nicolás Maduro.

 

 

Uno espera que antes de las elecciones el doctor Rangel y todo aquel que diga poseer informaciones al respecto presente pruebas , datos o indicios concretos que despejen las dudas sobre esos presuntos planes violentos. No es poca cosa lo que nos jugamos los venezolanos si esto se va por el despeñadero de la violencia. Como siempre, los pendejos pondrían los muertos, venga de donde venga la iniciativa de armar un vainero.

 

 

Una situación de tamaña gravedad no puede quedarse en “informes de inteligencia que indican tal o cual cosa”. Más allá de lo que uno pueda creer con respecto a factores de cualquier signo que ven ganancioso un episodio de violencia controlada o incontrolada, lo sano, lo justo, lo responsable con Venezuela y su gente, es «desembuchar» lo que se sepa al respecto, sobre todo si se tienen pruebas que vayan más allá de lo especulativo o de lo que se pueda estar proyectando en cualquiera de las salas situacionales del país. De lo contrario, esto no pasaría de ser percibido como una estratagema electoral, aún en el caso de que resultara cierto.

 

 

Los venezolanos tenemos derecho a saber cuánto hay de verdad en esto, y a tiempo. Quiénes, con nombres y apellidos, y pruebas con real contundencia, andarían en la política de convertir el venidero diciembre en un candelero que sustituya a la vía electoral como mecanismo para dirimir quien es mayoría y quien es minoría.  Si esos datos no existen, ¿para qué hacerse eco de algo que carece de bases de sustentación?

 

 

Lo lógico, lo correcto, lo mandatorio, es que los factores que concurren al proceso electoral actúen en la dirección de evitar escenarios violentos. ¿Existen pruebas de que toda la coalición opositora, o alguno de sus componentes, anda en esa tónica? Pues que se presenten de una buena vez, incluso ante los propios directivos de los partidos que integran el bloque antigubernamental. O ante el Papa, si se trata de una verdad del tamaño de un templo.

 

 

La apuesta tiene que ser a que Venezuela pase la alcabala  del seis de diciembre con cifras de votos, no de muertos, heridos o incluso de propiedades públicas y privadas destruidas por la locura. Cualquier resultado electoral no puede pasar de ser eso, una expresión de la voluntad de los ciudadanos, y con ella tienen que convivir el gobierno y la oposición, les sea favorable o no.   Quiero visualizar un siete de diciembre en calma, con los actores políticos asumiendo el resultado y comprometiéndose a trabajar juntos por sacar al país de la cuneta. La violencia, venga de donde venga, es un invitado indeseable en la fiesta democrática que tendremos el próximo seis de diciembre. Que nadie le abra la puerta.

 

Vladimir Villegas

El asesinato de Eleazar Hernández

Posted on: noviembre 3rd, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

El asesinato del estudiante Eleazar Hernández en la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia (LUZ), ocurrido el pasado viernes durante una elección de universitarios afectos al chavismo, es una muestra de lo que puede pasar cuando la violencia sustituye la confrontación política apasionada pero a la vez racional.

 

 

Este joven zuliano cae víctima de la intolerancia, del odio y de la poca valoración que en estos tiempos tiene la vida humana en nuestro país. Por supuesto, ni soy testigo de lo ocurrido ni vivo en el Zulia, como para pretender sustituir en su rol a quienes deben investigar este caso y determinar si efectivamente o no los dirigentes estudiantiles opositores, Yorman Barillas, Carlos Palma y Víctor Ruz son los autores de este lamentable crimen. Ellos tienen derecho a un proceso pleno de garantías, y deberán asumir las consecuencias en caso de que efectivamente se demuestre su participación en el hecho.

 

 

Pero más allá de las particularidades de ese doloroso caso, no deja de preocupar que el asesinato del joven pesuvista derive en una nueva escalada de violencia que salga incluso de las paredes de la casa de estudios zuliana, precisamente cuando nos acercamos al proceso electoral parlamentario del venidero 6 de diciembre. Tanto las autoridades universitarias de LUZ como el liderazgo político de la región, oficialista y opositor, tienen que hacer un esfuerzo máximo para contribuir a evitar situaciones incontrolables.

 

 

¿Qué habrá pasado por la mente de quienes golpearon repetidamente la cabeza de este infortunado joven venezolano contra una cartelera de vidrio? ¿Eran conscientes de que con sus acciones podían arrebatarle la vida? Y otra pregunta, ¿también tenemos que acostumbrarnos a que ciertos o supuestos dirigentes estudiantiles porten armas de fuego como si se tratara de un cuaderno, un libro o unos marcadores? No hay diferencia alguna entre un estudiante que ataque a balazos a otro y un malandrín cualquiera. No importa el carnet de partido que tenga o la ideología que defienda.

 

 

La violencia no puede ser legitimada por ningún sector como método de lucha. Ni en las universidades, donde supuestamente se hace del debate libre y civilizado un hábito dentro y fuera de las aulas, ni en el resto del país se puede ser débil frente a los violentos, del signo que sean, porque independientemente del lenguaje que utilicen, de los supuestos principios que dicen defender, en el fondo no son sino individuos absolutamente equivocados, incapaces de convencer en un debate abierto sobre la pertinencia de sus ideas, si es que efectivamente las tienen.

 

 

En el caso de la Universidad del Zulia, ignoro si sus autoridades han hecho algún esfuerzo por contribuir a disminuir o a erradicar los niveles de violencia estudiantil, pero este lamentable asesinato tiene que llamar a la reflexión de quienes tienen la responsabilidad de conducir el alma máter zuliana.

 

 

He visto algunas declaraciones exigiendo que el caso no se politice. Imposible que así sea, porque tanto la víctima como quienes están siendo acusados han tenido militancia política inocultable. Es inevitable que se produzcan señalamientos de lado y lado. Lo fundamental es que la justicia actúe con equilibrio y firmeza para que este crimen no quede impune. Porque la impunidad le da alas a la violencia, sea esta del signo que sea.

 

 

Vladimir Villegas

¿Acuerdo de paz para Venezuela?

Posted on: octubre 27th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Estrategia de conciliación y diálogo pos electoral. Estos dos puntos fueron los más destacados por algunos medios en torno a la entrevista que el pasado domingo fuera realizada por el periodista José Vicente Rangel a la profesora universitaria Maryclen  Stelling.

 

 

La profesora Stelling,  por quien profeso afecto y respeto, expuso la necesidad de que después de las elecciones parlamentarias del venidero seis de diciembre se avance en una estrategia de conciliación y de diálogo en vista de que gobierno y oposición esán prácticamente de espaldas, situación que se agudiza cuando se aproximan procesos electorales.

 

 

En la entrevista, la profesora Stelling afirma que en el caso de la oposición es muy clara la estrategia para generar miedo sobre una eventual victoria del chavismo. Admite que en el chavismo también está presente esa estrategia con respecto a lo que pasaría en caso de un eventual triunfo opositor, pero no en la misma dimensión ni con la misma intensidad. En todo caso, el miedo, aunque José Vicente diga que este pueblo no se deja amilanar por ese factor, es uno de los elementos que rodea la campaña, porque cada actor deja abierta la puerta a una situación apocalíptica si el triunfo acompaña al adversario.

 

 

No se trata en este artículo de determinar quien apela más al miedo, si el gobierno o la oposición. Lo que tenemos enfrente es un proceso electoral en medio de una gran crisis económica que pudiera llegar a comprometer la gobernabilidad e incluso la misma paz social. Ese es el asunto que debe preocuparnos a todos los venezolanos. A lo que debemos temerle es a que los resultados electorales sean indigeribles para los perdedores, pero también para los ganadores de las elecciones. Un manejo inadecuado de la adversidad es tan peligroso como un manejo equivocado de la victoria.

 

 

Por razones asociadas a nuestra profesión y a la propia condición de político en situación de reserva, conversamos con mucha gente que ve con suma  preocupación no solamente el antes y el durante del proceso electoral sino también el después. Tenemos dos actores políticos fundamentales, el Gran Polo Patriótico y la Mesa de la Unidad Democrática , que no fueron capaces de sentarse a consensuar siquiera un mínimo de reglas de juego, de marcaje del terreno y fijación de ciertas reglas. Y no hay quien garantice que las llamadas «barras bravas» de la política no van a saltar las barandas para enrarecer el partido.

 

 

No se pudo firmar un acuerdo de reconocimiento de los resultados, No fue posible acordar términos mínimos y genéricos capaces de crear un micro clima de confianza que pueda garantizar unas elecciones en sana paz. La propuesta del gobierno, suscrita por el CNE, no fue presentada con anticipación a la oposición para su discusión. Y en el seno de ésta surgieron discrepancias con respecto a la factibilidad de firmar un documento en esas condiciones.

 

 

Muchos amigos de la academia, de la política y de otras actividades similares y conexas tienen temor por lo que pueda pasar. Yo también lo comparto. Son muchas las tensiones políticas y sociales acumuladas. Son muchos años de dura confrontación. Y muchas las expectativas que en cada bloque genera el seis de diciembre. Se le da carácter de fecha definitoria, que puede incluso partir en dos este ciclo político.  ¿Se debe restar importancia a ese temor? ¿O es pertinente ponerle atención y actuar en consecuencia? Me inclino por lo segundo.

 

 

No estamos en guerra ni vamos a una guerra. Estamos a las puertas de un proceso electoral pero en medio de un cuadro complejo, sin diálogo a la vista, sin espacios, al menos visibles, para que los adversarios se vean las caras y asuman compromisos de trabajo conjunto para evitar que Venezuela siga palo abajo en materia económica.

 

 

¿Será que en lugar de un acuerdo de reconocimiento de resultados las circunstancias nos estén exigiendo más bien un acuerdo de paz preventivo, antes de que desemboquemos en una confrontación que se nos vaya de las manos?  No echemos en saco roto esta interrogante.

 

Vladimir Villegas

Manuel Rosales: un retorno misterioso

Posted on: octubre 20th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Finalmente se concretó el regreso de Manuel Rosales. Apenas aterrizó el avión que lo trajo de Aruba fue detenido por el Sebin. No hubo  tiempo para un abrazo con su esposa e hijos ni mucho menos para saludar a los manifestantes que lo esperaban en una concentración en Maracaibo.

 

 

Pese a que al menos en Caracas las paredes de varios puntos de la ciudad estaban y siguen repletas de pequeños murales anunciando el retorno de Rosales y vinculando ese hecho con las elecciones del 6 de diciembre, sigue siendo un misterio lo de su retorno a estas tierras, luego de seis años de exilio y de rechazo a la posibilidad de enfrentar la Justicia, por considerarla sesgada y partidizada .

 

 

¿Cuál es el plan de Manuel Rosales? ¿Es una simple jugada de sacrificio sin ninguna estrategia bien pensada personal y colectivamente? ¿Es el inicio de una seguidilla de retornos de dirigentes opositores exiliados y solicitados por los tribunales? Si ese fuera el caso, ¿dará resultados electorales? ¿Son los exiliados políticos realmente un tema de campaña? ¿Esa materia está en la mente de los electores?

 

 

Leyendo a articulistas del chavismo en la hoy variopinta página denominada Aporrea.org, algunos se preguntan si existirá algún acuerdo entre Rosales y el gobierno de Maduro. Otros apuntan en la dirección de creer que se trata de un plan maquiavélico de la oposición para desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro.

 

 

La primera hipótesis se vino abajo, al menos por ahora, con la detención de Rosales, anunciada con tono determinante por la fiscal general Luisa Ortega Díaz. La segunda tampoco luce creíble, porque ni siquiera  en Un Nuevo tiempo hubo unanimidad en respaldar  el retorno de su líder, ni luego de su detención se ha generado ninguna situación que pueda asociarse con alteración del orden público o generación de violencia asociada al encarcelamiento de Rosales.

 

 

¿Saldrá en libertad Manuel Rosales antes de las elecciones? Le espera un corto tiempo en prisión o puede ocurrirle como a Leopoldo López? Dos preguntas que no tienen respuesta por ahora. Lo que si parece cierto es que el impacto esperado con su retorno no se concretó. No sé si en el estado Zulia el tema siga en las primeras páginas con el devenir de los días, pero a escala nacional es evidente que no obtiene ni tendrá gran repercusión.

 

 

Sin menospreciar el peso político que tiene un ex candidato presidencial opositor, su detención, más allá de algunas declaraciones de gobiernos y figuras internacionales en materia de derechos humanos, no cambia el panorama político interno. Ni parece darle aliento a la oposición ni parece hacerle peso al gobierno.  Lamentablemente para Rosales, su familia y sus seguidores, otras preocupaciones nacionales acaban la atención de la gente. Y aún no hay estudios de opinión en torno a como evalúa la población su decisión de regresar.

 

 

¿Se equivocó Rosales? No lo sabemos. ¿Tuvo un error de cálculo? Probablemnte. ¿Hay un acuerdo político con el gobierno que está por cumplirse o ha sido incumplido? No lo creo.

 

 

Aún es muy temprano para disipar las dudas y los misterios en torno al regreso de un Rosales que decidió dejar atrás el exilio y hoy se juega en el Sebin las cartas que decidirán su futuro político.

 

Vladimir Villegas

Escenarios pos-6/D

Posted on: octubre 13th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Colocar en el 6 de diciembre todo el peso de las expectativas con o respecto a que pueda mejorar la situación del país puede ser sumamente arriesgado, porque se corre el riesgo de sufrir grandes decepciones.

 

 

Una cosa es la posibilidad de que se concrete el cambio político que indudablemente marcaría una victoria opositora en las elecciones parlamentarias, y otra creer que por arte de magia con ese resultado el país va a salir de la crisis, se va a acabar la escasez, los malandros van a entregar las armas, las bandas delictivas van a desarticularse y los consumidores nos deleitaremos viendo los anaqueles repletos de café, papel higiénico, leche, harina de maíz precedida y otros productos semiclandestinos.

 

 

Un eventual triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias, altamente probable, según las empresas encuestadoras más reconocidas, pondría a prueba la capacidad de la clase política, la gobernante y la que se le opone, a manejarse en un escenario inédito en los últimos quince años. El gobierno tendría que optar entre aceptar la llamada cohabitación o forzar la barra de la confrontación política, con el consabido choque de poderes que ya muchos vaticinan. La oposición, aún gananciosa en ese escenario, podría caer en la tentación de engolosinarse y creer que el poder está a la vuelta de la esquina, subestimando la capacidad de reacción del chavismo en un momento de ruda adversidad.

 

 

Un triunfo del chavismo también puede encerrar el peligro de que se posterguen las rectificaciones económicas que hasta los economistas rojos rojitos demandan desde hace tiempo. El sectarismo, criticado por Diosdado Cabello, sería difícil de superar en medio de un cuadro de “victoria perfecta”. El triunfo y la autocrítica, salvo prueba en contrario, nunca o casi nunca se han llevado bien.

 

 

El año 2016  pinta peligroso, porque cualquier resultado electoral da para temer un empeoramiento del clima político, como ingrediente adicional del ya complicado cuadro económico que se avizora. Sumemos a la alta inflación la persistente escasez de productos de consumo masivo, y a los bajos ingresos petroleros una radicalización de las posiciones, una lucha por el poder entre fuerzas contrapuestas incapaces de alcanzar acuerdos mínimos para regularizar la confrontación e incluso encontrar espacios de entendimiento para hacer frente a las grandes dificultades que cada día comprometen más el presente y el futuro de los venezolanos.

 

 

Con uno u otro resultado son muchos los peligros que nos acechan. No hay garantías de que unos u otros logren administrar una victoria o digerir una derrota con la grandeza que reclama la crisis en la cual estamos sumergidos. No puede verse como un recurso retórico el llamado del papa Francisco a trabajar por el diálogo entre los venezolanos. Sin diálogo el 6/D puede ser la puerta de entrada a la profundización de la crisis. Y no hay que ser adivino para saber lo que viene después.

 

Vladimir Villegas

La mala racha

Posted on: septiembre 29th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

Aproveché un viaje  al exterior para adentrarme en la lectura de la novela La mala racha, escrita por Fernando Martínez Móttola, a quien no le conocíamos sus dotes de escritor, sino su trayectoria como gerente del sector público, en su papel de presidente de la Cantv y luego de ministro de Transporte y Comunicaciones, durante el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez. Y el pasado sábado asistí a la presentación del libro, ante una nutrida asistencia.

 

 

Les corresponde a los expertos en la crítica literaria analizar desde esa perspectiva la novela escrita por Martínez Móttola. En lo que a mí respecta, debo decir que me atrapó la temática allí planteada, por su vigencia. Matías Romero, el protagonista de la historia, es un ex gerente de Pdvsa despedido luego de participar en el fatídico paro petrolero previo al golpe de Estado de 2002. Cada quien tiene su perspectiva de esos hechos, y Matías obviamente también. Y así lo expresa a lo largo de la narrativa que salió de la pluma de Fernando Martínez Móttola.

 

 

La propuesta del autor es mostrar un episodio de nuestra historia a partir de la visión que de ella tienen los personajes que acompañan a Matías. Gente de clase media evidentemente desafecta al gobierno desde que Hugo Chávez llegó al poder, que vivía encerrada en su mundo, en medio de condiciones de vida privilegiadas con respecto a las grandes mayorías, pero que sufrió en carne propia las consecuencias de sus decisiones políticas, adoptadas en medio de un clima de gran confrontación como el que se vivió en todo ese periodo tan intenso desde 2001 hasta 2004, cuando tiene lugar el referéndum revocatorio ganado por Chávez.

 

 

Matías Romero, el protagonista, vive en carne propia la exclusión a la cual se vio sometido por participar en el paro petrolero. Se le cierran prácticamente todas las puertas. Lograr un empleo se convierte en una quimera, y para colmo de males enfrenta la presión de su esposa e hija para que acceda a abandonar el país en busca de nuevos horizontes. El dilema de Matías, irse al exterior para salvar su relación o quedarse en el país, es tan dramático como actual. Está pasando en la mente, en el corazón y en la vida real de numerosos compatriotas que o ya se fueron, o están por irse o simplemente sueñan con hacerlo.

 

 

En  La  mala racha, el autor, a través de Matías, describe los códigos de la clase media, su estilo de vida, su manera de percibir los cambios políticos que comenzó a vivir el país con Chávez como presidente. Sus añoranzas del pasado. Sus recriminaciones al modelo político imperante. Eso que muchos gustan en llamar “el régimen”.

 

 

Martínez Móttola, sin embargo, evita encajonares en una narrativa prisionera de la retórica ideologizante. Se concentra en mostrar, desde la convulsionada vida de Matías, el estado de ánimo y la manera de pensar de un sector social que ve ante sí el derrumbe de su estatus de vida, y que de paso se ve afectada por el miedo que produce la acción de la delincuencia.

 

 

Lo político está presente en rol estelar dentro de la novela. Pero también la vida de pareja, y cómo puede afectarla eso que algunos denominan “la coyuntura país”. Pero lo que tiene mayor fuerza, según mi criterio, dentro de la narrativa propuesta por Martínez Móttola, es el universo interior de Matías, un hombre prisionero de su propia historia, de sus acciones y de los límites éticos que él mismo se fijó. Tal vez no soy la voz más autorizada para recomendar la lectura de una novela. Pero lo cierto es que no solo la leí. Me sentí parte de una historia en la cual cada uno de nosotros, los venezolanos de este tiempo, tenemos algo que decir. Solo espero la segunda parte, Fernando.

 

 

Vladimir Villegas