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Lo que no le perdonan al preso

Posted on: febrero 26th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Estaban 4 jugadores en la mesa viendo cómo el status quo se convertía en un castillo de naipes donde todos mandan, pero ninguno lo suficiente y llegaron los estudiantes a soplarlo con la ayuda de Leopoldo. Mayor molestia se desató. Dos jugadores, uno de cada orilla, jugaban a que aquello se derrumbara por sí mismo gracias al tiempo y, por supuesto, les tocara la cabecera de la mesa por eliminación y les cayeran las cartas a los pies. Por eso espantaban a todo aquel que se acercaba a soplar. Otro jugador, ataviado con banda tricolor, jugaba al equilibrio aparente para no dejar expuesta su fragilidad como tope del castillo a pesar de su torpeza innata. El 4to jugaba, con mala cara, uniforme y fusil, a no ver el castillo, sino tan solo a los demás sentados en la mesa. Lo cierto es que después del soplido… nada fue igual. Eso es lo que no le perdonan a los muchachos ni a Leopoldo. Nada ya es igual. El castillo se bambolea y ahora hay que decidir de una vez.

 

Mientras, se aplica una receta típica de cuando se quiere evitar cambiar: se busca un chivo expiatorio. A Leopoldo López le cargan la mano, propios y extraños, creyendo que poniéndolo a resguardo el castillo se puede mantener olvidando que esta receta conlleva una terrible consecuencia: quien la usa, inexorablemente, es atajado por el cambio más adelante consiguiéndolo desnudo y todavía mas vulnerable. Es decir, que por un rato pueden pensar que el peligro pasó con el carcelazo a López… pero el castillo ya está afectado por una carga de profundidad… que avanza calladamente… para dejar patente el efecto irrefrenable: no se puede sostener.

 

Entonces, tres cosas interesantes nos deja la jugada de Leopoldo: 1) La evidencia de cuán frágil está el régimen ya que parece una desconcertada orquesta guiada por varias batutas a la vez; 2) La prueba de cuán débil es el liderazgo opositor, puesto en jaque por una jugada audaz que la clara mayoría ansiaba pero a la cual celosamente se negaban los dirigentes; y 3) La demostración de que lo que está surgiendo es muy superior al régimen y a la oposición por igual. Gente que se cansó y que no reconoce mandos tradicionales irrumpió en las calles y allí fue haciendo su morada política. Al frente, increíblemente, se consiguió con una gran cantidad de chavistas que ni tienen sintonía ni confianza en Maduro y sus ineficiencias. ¿Qué pasará? La calle se ha impuesto y el soplido de Leopoldo imprimió una aceleración a los cambios que creo nadie puede frenar.

 

Pero de «la salida» hablaremos muchos años. En primer término porque el exceso brutal generó responsabilidad penal de los implicados. Pueden hacer los acuerdos que quieran… pero está clarito que detrás de los responsables de las muertes de los muchachos están colgadas las fotos de Milosevic, Mladic, Karadzic y otros asesinos de masas que murieron esperando juicio y hoy yacen en la Corte Penal Internacional. En segundo término, porque recuperó el derecho a escoger para los opositores. Ahora tenemos opciones y no se nos podrá presentar como hecho cumplido el liderazgo absolutista de nadie.

 

Ya no se podrá confundir una elección de candidato con una selección de líder de la oposición. Veremos a Capriles y la MUD, por un lado pero ahora también observamos nítidamente a María Corina, Ledezma y a Leopoldo López preso, por otro. Tomando los de mayor figuración, la cosa permite respirar con alivio. Ledezma es un alcalde increíble que hace de todo sin nada. María Corina tiene más esféricas que una buena parte del liderazgo opositor masculino y que todo el régimen y Leopoldo tiene mayor sintonía con los venezolanos que más de uno que ya ha sido candidato presidencial.

 

Eso sí, los que vivimos en Chacao tenemos una relación difícil con Leopoldo. Fue, sin duda, el mejor alcalde de Venezuela pero también quien se empeñó en dejarnos al peor como sucesor. A pesar de lo último, sus ejecutorias arrojan un saldo ampliamente positivo. Su preparación y articulación parecen muy superiores a la otra opción y además descubrimos que tenía un arma secreta: una esposa que ha salido pa’lante como las buenas, Lilian Tintori. Finalmente, estamos seguros que la cárcel la usará para obtener mayor madurez, costra política y brindarle espacio para crear nuevas alternativas para el país.

 

Quizás, como dice Héctor Manrique en situaciones de miedo, «no se debía haber dejado registro escrito de esto», pero el cálculo político es para los que son militantes partidistas… cosa que yo no soy, por razones ajenas a mi voluntad, por cierto. Además, el hecho de que ni el régimen ni buena parte de la oposición sabe qué hacer con Leopoldo López a pesar de su arrojo y compromiso me confirma que nada peor que la política de los acuerdos debajo de la mesa con términos impublicables. Y esa… está a la orden del día.

 

@vladimirpetit

Por Valdimir Petit

Emeritus

Posted on: julio 9th, 2013 by Laura Espinoza No Comments

Un profesor emérito es un catedrático al cual se le reconoce por su excelsa labor pedagógica y ejemplo de vida no sólo en el marco de la institución que confiere tal carácter sino en función de logros y aportes que han beneficiado a toda una colectividad. Por esa razón, a pesar de haber llegado el momento de su retiro se le mantiene como miembro activo del cuerpo docente. Pues bien, el Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA, ha decidido conferirle dicho honor a Ramón Piñango, activo profesor fundador y expresidente de esa prestigiosa casa de estudios. Quienes hemos sido sus alumnos aplaudimos tal decisión ya que el merecedor es ciertamente un académico fabuloso y nada convencional y, a la vez, un venezolano de excepción.

 

Ramón Piñango, el PhD de Harvard que contribuyó a la construcción de la mayor referencia académica en estudios gerenciales en Venezuela, es un hombre sencillísimo. No le gusta ni siquiera que le presenten como expresidente del IESA…. nada más grande que presentarme tan solo como un profesor del IESA dice. En su oficina hay libros a patadas, obras de arte (propias y de terceros) y conocimiento desparramado en pizarras ordenadísimas…pero también un catre portátil donde echa un camaroncito entre jornada y jornada o cuando le ha tocado llegar muy temprano desde San Antonio. Eso sí….nunca falta a una clase ni llega tarde.

 

Ciertamente, el brillante profesor es un tipo nada convencional. Su forma de dar clases reta las creencias de los participantes y siempre parece flotar sobre la experiencia laboral de cada quien. Es capaz de burlarse de sí mismo como si nada….y acto seguido se va muerto de la risa por los pasillos. Humor, experiencia y sabiduría vienen al caso pero también una sugerente capacidad para conectar con la audiencia y sus necesidades. Las malas lenguas dicen que esa sensibilidad tiene razones astrales y conexión con su pasión por los animales. Esta forma de ser…lo hace una persona peculiar. Por eso no me extrañó su respuesta a una traviesa pregunta que le hice en días pasados. -Ramón, ¿qué se siente ser un emeritus?.. le reté. -Es raro. Ahora siento que la gente me ve como vestido todo de blanco y con zapatos rojos…temo que me pidan milagros…..y lanzó la carcajada.

 

En esa misma personalidad habita un académico de trascendencia. Ya en El caso Venezuela: una ilusión de armonía (1984), Piñango y Moisés Naím advirtieron la profundidad de una crisis que permanecía sin explotar y previeron las consecuencias de su estallido. La crisis hoy sigue abierta aunque con apariencias distintas y, por ende, el libro no ha perdido vigencia alguna aún en medio de los estertores de la Venezuela chavista.

 

En 1992 cuando fui por primera vez su alumno en el marco del Programa Avanzado de Gerencia, Piñango era también el Presidente del IESA en los precisos momentos en los cuales había una tormenta desatada por el paquetazo aplicado por CAP II. Entonces yo era diputado al Congreso. Al final de una clase me invitó a conversar en privado en su oficina. Pensé que era para reprenderme por alguna tarea pendiente. Para mi asombro…conseguí a la entonces cabeza visible del IESA en una posición muy crítica con respecto a la forma de aplicación del programa de estabilización en marcha. Su angustia era inocultable y contagiosa. Sus observaciones sobre las deficiencias en el cuidado político, secuencia de ejecución, manejo comunicacional del proceso y agenda social compensatoria casi inexistente fueron compartidas y guardadas celosamente hasta hoy. Unos años después fui a Harvard y en la Escuela Kennedy me conseguí al profesor Danny Rodrik quien, albergando las mismas angustias de Piñango, contribuyó decisivamente a cambiar la faz de esos programas de ajuste macroeconómico apuntando a los programas de segunda y tercera generación…todavía en boga.

 

En 2010 volví a ser alumno del profesor Piñango en los estudios de MBA y ya concentrado en los estudios de liderazgo lo reencontré actualizado en esa área y además con propuestas agresivas en cuanto a la resiliencia, el papel y responsabilidad de los seguidores y una adaptación de criterios de análisis financiero aplicados al campo de la dirección que él ha dado en llamar la prueba ácida del liderazgo. El prestigioso profesor, como siempre, se mantenía dos o tres pasos adelante de mucha de la literatura en boga.

Estas referencias demuestran que está constantemente a la cabeza de su tiempo y eso lo convierte en un extraordinario protagonista pedagógico.

 

Ese es el profesor Piñango. Nada de doctor Piñango… Solo profesor Piñango o Ramón…a secas. Un emérito de lujo, un académico de gran visión de futuro y un venezolano singular de digna vida para quien este país es motivo permanente de reflexión, preocupación y acción. Un ciudadano que pudo haber marchado a desarrollar investigación y pedagogía a otros lares pero prefirió quedarse para contribuir a que los empresarios fuesen más responsables en términos sociales, los nuevos aspirantes a liderar estuviesen mejor formados, los gerentes actuasen de forma proactiva en las labores del cambio organizacional y el IESA contara con su incondicional salvaguarda.

 

Unos cuantos como él y cambiaríamos el rumbo de la historia de nuestro país.

 

petitme.iugtint.com.pa@gmail.com

 

VLADIMIR PETIT

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