Maduro, go home

Posted on: octubre 4th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Es una torta con todos sus ingredientes. La está poniendo Maduro, cuyo logro distintivo es haber reducido el legado de Chávez a una velocidad trepidante. Las bases revolucionarias están crujiendo. Entre ellas crece la exasperación y el desafecto. Si el comandante tuvo una relación «místico-religiosa» con el pueblo, la de su «ungido» está signada por el desencanto y la vergüenza.

 

El país bolivariano, junto al resto de la sociedad, se pregunta qué fue lo que Chávez vio en esa figura errática a quien le encargó el destino de Venezuela. El «presidente eterno», dicen, ha debido estar muy mal cuando adoptó la decisión: seguramente se equivocó en su buena fe; o tal vez lo engañaron con artilugios que no pudo sofocar por causa de la debilidad que lo afectó en sus últimos días.

 

Los viejos chavistas -negados con furia a reconocerse como maduristas, lo que ya es mucho- se ufanaban de contar con un líder como el comandante: a él le atribuían dones inequiparables. Eran los tiempos en que el oficialismo se mofaba de la dirigencia opositora porque ninguno de sus exponentes calzaba la talla del «supremo». A todos se les trataba con envalentonada socarronería; como a «moscas» minusválidas ante la majestuosa superioridad del águila reina.

 

Al «eterno» se le admiraba de un modo frenético; se le consideraba único y excepcional. Su corte de seguidores hablaba de Chávez con vanidad y pedantería. Con Maduro, en cambio, todo es diferente: lo que él genera es exactamente lo contrario: una pena ajena, un trágame tierra de incredulidad, una adolorida turbación que proyecta seis años largos e insoportables… Poco a poco el país consigue unirse: lo une el lamento, la sensación compartida de agonía y la certeza creciente de que «esto no puede seguir así».

 

Las bases del chavismo crepitan de descontento y sus ecos amenazan con reventar al PSUV y al Gran Polo Patriótico, donde -lejos de las cámaras y de las luces- arde la impotencia y el pasmo. Maduro es el malquerido del bolero. La representación de una extravagancia insustentable.

 

No, «el heredero» no está siendo subestimado. La verdad es que no inspira afecto ni autoridad entre los suyos, que, a diferencia del país opositor -blanco de una ruda represión continuada-, no le temen al gobierno ni a sus fuerzas de choque. Para ellos, el «proceso» ha significado libertad y emancipación, y la violencia con la cual se ha neutralizado a los adversarios del régimen, no los inhibirá de actuar cuando se haya agotado su paciencia. Para ese pueblo bolivariano la crisis no es una bendición, sino la certificación de que las cosas van mal y van incrementándose los motivos para decir «Maduro, go home». Al fin y al cabo, también de eso se trata el empoderamiento.

 

Argelia.rios@gmail.com y @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Los «locos» andan sueltos

Posted on: septiembre 27th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Si pudieran zafarse lo harían. Las elecciones del 8 de diciembre les representan un martirio, igual que las parlamentarias de 2015, sobre las cuales solo existen proyecciones desesperanzadoras. Lejos van quedando los tiempos en que cada jornada comicial era una fiesta para revalidar el carácter «pacífico y democrático» del «proceso». La descapitalización política del chavismo ha cambiado la naturaleza de los procesos comiciales y de la propia revolución, conducida hoy, según palabras de Diosdado, por «los locos» que solo el comandante podía contener. Se colige, por tanto, que una irresponsable aventura no tendría nada de extraño; mucho menos en medio de una lucha interna que ya ha llevado al «exilio» a Rafael Isea, caído en medio del silencioso tiroteo que se desarrolla puertas adentro del oficialismo.

 

Maduro ha hablado de un «gobierno de fuerza democrática», una confesión de las pulsiones que lo tientan. Lo abruma la emergencia económica y social, al igual que las presiones de que es objeto por parte de las fracciones endógenas que, contradictoriamente, en lo que representa un dilema, forcejean para impedir que su consolidación lo convierta en el nuevo comandante de la revolución, y evitar, al mismo tiempo, que un desplome arrase con todo cuanto queda del «legado» del comandante. El cuadro completo recrea un gran desorden dentro del Gobierno; una leonera que coincide con el caos general de la calle.

 

«La sucesión» sabe que en cualquier momento la gente perderá la paciencia, pero desconoce cuándo y cómo se manifestaría el quiebre. Lo que está bien claro es que se ha venido configurando un cuadro de condiciones similares o peores al que existía en los años ’89 y ’92. Los descamisados no tienen motivaciones suficientes para mantenerle su respaldo al «proyecto». El politburó necesita fabricarle al pueblo nuevas razones, pero carece de entidad, tiempo y recursos para pedirle «sangre, sudor y lágrimas». A la nomenclatura solo le queda apostar a que el país no se desboque en los próximos dos meses, los que faltan para la celebración de las estratégicas elecciones municipales.

 

Para Maduro, cada día es un ensayo de sobrevivencia; una expedición extenuante en la que le toca encarar demasiados frentes a la vez: al del país y al de quienes, desde dentro del chavismo, lo mantienen amenazado y apuntado con las bayonetas. Su apresurado regreso a Venezuela, tras el infructuoso viaje a la China, desnudó la gravedad de la emergencia. La lucha contra la corrupción está desmigajando la unidad revolucionaria. Aunque hablen en tono desafiante, los «locos» andan sueltos y atemorizados, simulando ser un equipo atrincherado, muy distinto a la jauría de hienas en que transformaron a la revolución.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

El noticiero de las verdades disociadas

Posted on: septiembre 20th, 2013 by Laura Espinoza No Comments

Es cuestión de tiempo. Si el gobierno no se arrepiente en el camino por causa de sus desventajosos efectos, los venezolanos podrán ver más pronto que tarde cuán desconectada está del país la «revolución bonita» de la que habla la ministra Delcy Rodríguez. Será ésa, de hecho, la primera verdad revelada en el llamado «noticiero de la verdad», creado para convencer a los incautos sobre los impalpables esplendores del «proceso».

 

El adefesio, podemos apostarlo, no servirá a otro propósito: el contraste entre sus contenidos y las realidades que padece el ciudadano de a pie, resultará devastador. En unas cuantas semanas la propia «sucesión» se habrá encargado de confirmarle a la opinión pública las razones de su manifiesto pesimismo ante la situación del país.

 

El pueblo chavista, al cual está dirigido el noticiero -que busca atrincherarlo alrededor de Maduro para detener la hemorragia de apoyos-, sabrá entonces explicarse los motivos de su desilusión: lo que allí se transmitirá no guardará ninguna relación con las vicisitudes de su cotidianidad y, al contrario, expondrá el extravagante esfuerzo desplegado desde el Sibci para promover, con la fuerza engreída del poder, a una Venezuela donde las pretendidas maravillas bolivarianas forcejean con la precaria sobrevivencia de la gente.

 

Con el «noticiero de la verdad» la población tendrá la oportunidad de corroborar lo que su intuición le está advirtiendo: que la revolución ha dejado de ser la intérprete más genuina de los sinsabores del venezolano. La «verdad» oficial ampliará hacia nuevos auditorios las percepciones que una parte del país tiene en torno al gobierno bolivariano: en poco tiempo serán más los venezolanos convencidos de la naturaleza engañosa de la gestión socialista de Maduro.

 

La iniciativa con la cual «el proceso» intentará responder al supuesto «sabotaje mediático», resentirá aún más los pilares de la mentira, sustento inequívoco de quienes hoy ejercen el poder. El resultado será el apantallamiento de una revolución profundamente disociada del país, en camino de divorciarse por completo de aquellos a quienes dice representar con exclusividad.

 

La Venezuela que divulgará el «noticiero de la verdad» será una dominada por la falsificación y la usurpación. Una Venezuela cuyas autoridades claman para obtener el beneficio de la duda, tal como lo hizo Juan Barreto en una reciente entrevista. El exalcalde metropolitano pidió para Maduro al menos un año -«un añito no es nada»-: la confesión más descriptiva de la terrible coyuntura que el Sibci intenta desmentir, silenciando severamente al país respondón -por cierto «rojo rojito»- para evitar el chispazo a partir del cual se completaría el círculo del temible «colapso total».

 

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La hora del «llegadero»

Posted on: septiembre 13th, 2013 by Laura Espinoza No Comments

Jotavé no da puntadas sin dedal. Esta semana ha dicho que ya no establece diferencias en el seno de la oposición venezolana y que son necesarias «medidas extremas» para encarar este «sórdido tiempo de criminales». El excanciller desprecia el hecho de que el campo democrático desestime la enésima denuncia sobre un supuesto magnicidio y parece convencido de que Maduro debe responder apelando a una línea aún más dura contra los adversarios de la revolución.

 

La sugerencia, deslizada en forma de interrogante, ocurre en un momento de elocuente inquietud dentro del Gobierno, donde voces de todos los sectores comienzan a impacientarse por la parálisis en que está envuelta la gestión sucesoral. La tesis del «colapso total» -cuya versión original fue manipulada para desvirtuarla y responsabilizar a los contrarios de la hemiplejia que afecta al aparato estatal- tiene en realidad una indudable procedencia endógena, como puede comprobarse en cualquiera de los sitios empleados frecuentemente por los defensores del «proceso» para expresar sus opiniones.

 

Desde esos espacios ya es inocultable la intranquilidad, expresada también por el ministro Merentes, en la que tal vez sea una de las pocas declaraciones sinceras que haya producido funcionario alguno en los tres últimos lustros. A su manera, el jefe de las finanzas públicas ha admitido el fracaso económico del proyecto bolivariano, que está colapsando por causa de un peligroso coctel en el cual se mezclan la inflación, la carestía y la ineficiencia endémica de la revolución.

 

Los tres vértices del fatal triángulo de inestabilidad que amenaza con hundir al barco del «chavismo sin Chávez» proyectan la profundidad de las preocupaciones de Jotavé y de Merentes, así como también las diferencias entre las recetas que se le están prescribiendo a Maduro. Mientras uno dicta una fórmula para atender los desaciertos, el otro insinúa el viejo truco de la hiperpolítica, inventado para poner el acento en el espectáculo grotesco de una suerte de «confrontación final», destinada, no a buscar la gobernabilidad a partir de una mejora del desempeño, sino a preservar, al costo que sea, e incluso por la vía represiva, el privilegio de controlar el poder.

 

De ese tenor son las discrepancias en el seno de la revolución, donde todos coinciden en un punto inalterable: el desastre en que se ha convertido el gobierno de Maduro y el peligro real de que los venezolanos, más pronto de lo que imaginamos, lo declaren indefendible e insostenible. Curtido en estas artes, el intuitivo Jotavé luce muy seguro de que estamos llegando al llegadero: a esa hora en la que el orden establecido ya no puede sino sentarse indisimuladamente sobre las bayonetas.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

 

 

El contraataque de las iguanas

Posted on: septiembre 6th, 2013 by Super Confirmado No Comments

En el reino de las mentiras se trabaja para que hasta las verdades más cristalinas suenen inverosímiles. A eso sigue jugando el régimen en su intento de que los venezolanos desarrollen percepciones irracionales acerca de la realidad. Los gobiernos mitómanos comienzan con «mentirillas blancas» que obligan a una incesante y estrafalaria reproducción de falsedades… Sin embargo, la impulsividad de esta vorágine de dobleces sólo puede detenerse cuando los trastornos producidos por ella rozan la fatalidad que hoy describe la depauperación de Venezuela.

 

Esa tragedia -que para muchos tocó fondo hace rato- aún no es sentencia firme para una porción de la población, desde donde, por fortuna, se ha iniciado un clarísimo reencuadre que a los caraqueños nos cuesta detectar. La provincia, créanlo, la pasa bastante peor que nosotros, a quienes el gobierno nos profiere el trato propio de las «ciudades estratégicas», en detrimento del resto del país.

 

De ese modo se lo he explicado a un primo de Tunapuy -situado en las profundidades del estado Sucre, si acaso Maduro no lo supiera- que, junto a su familia, me visita por estos días y con quien he practicado una nueva modalidad de «turismo de aventura»: la aventura de conseguirle -a precios regulados- harina pan, mantequilla, papel higiénico, pasta, café, leche en polvo, medicinas y artículos básicos para la higiene personal. Todo empaquetado prolijamente para que quepa en el autobús de regreso a un pueblo donde, como en otros, no se consigue sino carestía y oscuridad. Según mi primo, el apagón del martes en Caracas fue «nada en comparación»… «porque nosotros sí que la pasamos mal»…

 

El malestar que se anida en las ciudades, pueblos y caseríos más deprimidos del país, no es muy diferente al capitalino, pero -visto con los ojos de un burócrata- sí es más inofensivo. La insalubre hiperdependencia de la gente con el Estado es lo que marca la diferencia… Pero es obvio que estamos montados en una bomba de tiempo y que su «tic tac» lleva el ritmo de una potencial coincidencia del hartazgo de Caracas con el de la provincia.

 

En lo que fue una peripecia clásica de incompetentes irreparables, la señora Rodríguez -nueva ministra de información y vocera del tosco parte oficial emitido a propósito del apagón- se explayó con un rosario de adjetivaciones, proyección inequívoca de descaro y culillo ante el acechante fantasma del 27-F, que la revolución -engreída en sus «logros»- no ha podido diluir. Según la funcionaria, el apagón fue extraño, sospechoso, abrupto e inesperado: «un golpe», dijo Maduro; «un sabotaje», en versión de Rodríguez Torres… «Un contraataque de las iguanas», según mis visitantes, que ya no comen cuentos, aunque provienen de territorio rojo-rojito.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Los desenchufados del «proceso»

Posted on: agosto 30th, 2013 by Super Confirmado No Comments

La censura ha saltado la alambrada. El régimen extiende sus tentáculos para asfixiar también a sus propios hijos. Maduro -cuya condición de «civil» fue exaltada por ingenuos y oportunistas como la posibilidad de un «saludable giro político»- ha actuado nuevamente sin complejos. En escasos cinco meses, el país ha experimentado un peligroso desmejoramiento de la libertad de expresión. Nunca estuvimos tan lejos del «debate de las ideas», del cual se ha alardeado siempre con el cinismo de las grandilocuencias entonadas en clave de fingida sobriedad. El gobierno de «la sucesión» reprime sin establecer distinciones: estrangula por igual a quienes les adversan desde el campo de la alternativa democrática y a quienes, candorosamente, intentan practicar la autocrítica revolucionaria. «El heredero» no le saca el cuerpo al trabajo sucio y, a juro, ha decidido convertirse en otro inapelable «hegemón».

 

El escandaloso «caso Globovisión» -desde donde viejos políticos de oficio diestros en «ires y venires» presumen de catedráticos de un periodismo inmaculado y libre de «intereses particulares»- está minimizando la dimensión del fenómeno. Lo que está ocurriendo trasciende por mucho al infortunio de los colegas y televidentes del canal, a quienes el gobierno ha sacrificado con la colaboración de una variada gama de vanidades festejadas, prestas para transgredir el verdadero significado del «bien común» y para matizar el drama del autoritarismo que ahoga a Venezuela. En esa escala conviven esos vivísimos activistas devenidos en bobalicones ejecutantes de una tal «neutralidad despolarizante», junto a sofistas de mal empaque, empeñados en inventar teorías sobrevenidas acerca del rol de la prensa en democracia. También coinciden allí los solícitos auxiliares de la movida financiera bolivariana, cuyos exponentes se han labrado un rico mundo de relaciones, útiles en el lavado de sus reputaciones, además de otros tantos figurines hábiles en el arte de las relaciones públicas… La reveladora situación ha sido tan impúdica que ha apagado el eco de las graves censuras que tienen lugar en los territorios endógenos del «proceso».

 

La proliferación de denuncias sobre el silenciamiento de las voces bolivarianas que cuestionan la gestión de Maduro describe la avanzada. No se les perdona que exijan la identificación de las empresas de maletín beneficiadas por el Sitme con el indebido otorgamiento de $20.000 millones, ni mucho menos las sospechas deslizadas con inquietud sobre el avance de los modos -precisamente «fascistas»- con los cuales el «heredero» intenta ocupar los sagrarios del «proyecto». Algo malo está pasando cuando la misma revolución desenchufa a sus más perseverantes y leales defensores.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Maduro embarra a la figura Chávez

Posted on: agosto 23rd, 2013 by Super Confirmado No Comments

Es un recurso desesperado cuya efectividad ni siquiera está garantizada. La campaña contra la corrupción es la prueba manifiesta del entumecimiento del régimen: su escogencia, según se ha sabido, fue el producto de un ejercicio cuyo resultado reflejó la entera inconveniencia de abordar asuntos que sólo evocarían el incumplimiento de las viejas promesas electorales.

 

El oficialismo no tiene temas atractivos para ofertar, pero sí muchos que evadir. Retener los votos de la revolución se ha convertido en una tarea descomunal. «La sucesión» no sólo heredó la tragedia económica que Chávez ocultó arteramente. Además recibió un país inauditable, secuestrado por mafias aplicadas en el refinamiento de las más modernas prácticas del saqueo.

 

Cuando Maduro exhorta al saneamiento del «proceso», admite que el legado de Chávez es una olla podrida y pone en duda, por omisión culposa, la supuesta majestad moral de quien le regaló la Presidencia de la República. Pontificar sobre la corrupción, para escribirse una historia personal que lo erija en el redentor de la decencia -y ya no de los pobres y desvalidos-, plantea un contraste en el que el finado sale muy mal parado.

 

Ante los hechos, la oposición tiene una ocasión de oro para debatir sobre la putrefacción que nos gobierna, pero es preciso que lo haga relacionando el tema con la carestía, la inflación y el desmejoramiento de la calidad de vida de los venezolanos, todos consecuencias de la inmundicia con que se ha administrado la renta petrolera.

 

El manejo de la economía está infectado por mafias acobijadas desde el pináculo del Estado. Un «Estado delincuente» cuyas autoridades se llenan la boca anunciando la depuración de la política nacional, mientras acepta y auspicia en silencio la descarada recolección del libro donde Carlos Tablante y Marcos Tarre muestran el diagrama del maridaje entre los gánsteres de la boliburguesía y algunos cuantos funcionarios descarados que ahora prometen una revolución libre de perversiones.

 

El imprescindible relato intentará volver a las librerías precisamente hoy viernes; pero también está dispuesto en la página www.estadodelincuente.wordpress.com, el sitio desde donde sus autores insistirán en que el país conozca los nombres de los forajidos bolivarianos y los turbios negocios por medio de los cuales han desfalcado a Venezuela. Si Maduro estuviera genuinamente comprometido con el lema de su campaña, no sólo permitiría que el libro se convirtiera en el best seller que con seguridad sería si sus malas juntas no siguen impidiendo su circulación, a través de la compra masiva de sus ejemplares: también ordenaría las investigaciones que ameritarían los casos allí expuestos. Pero, no: también ésta es una promesa de hojalata.

 

Argelia.rios@gmail.com // @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Los dinosaurios bolivarianos

Posted on: agosto 16th, 2013 by Super Confirmado 1 Comment

La pestilencia que segregan los escándalos fabricados para desprestigiar a Capriles y a la MUD es una expresión de la gravedad del trance. El ciudadano de a pie se equivoca al creer que la apuesta represiva de Maduro es una prueba de solidez y fortaleza. Los síntomas de la decadencia del sistema no hacen sino reproducirse: el régimen está a la defensiva; una defensiva feroz e inescrupulosa… La verdad, la única verdad, es que nunca antes la revolución se había sentido tan intimidada: la oposición se le ha transformado, ahora sí, en una amenaza real cuya creciente influencia ha acabado con la tranquilidad de la nomenclatura. De eso se trata todo: el oficialismo sabe que lo que tiene enfrente es un adversario próspero, al que debe desprestigiar cuanto antes para evitar que siga consolidándose lo que las encuestas anuncian mes tras mes: una aspiración de cambio que está ganando terreno hasta en los estratos más populares.

 

El hecho de que Winston Vallenilla sea presentado como un ejemplo de «relevo generacional», es prueba del desgaste del establishment y de la indiscutible depreciación de la propuesta ideológica que una vez se vendió como una «oferta superior». Del mismo modo como la IV buscó en Irene Sáez la posibilidad de una urgente reoxigenación, la V procura hoy una bocanada de aire, apelando a figuras consagradas de la farándula televisiva, del beisbol y el periodismo. El elenco patriótico ha envejecido y devino en una legión de dinosaurios impresentables, necesitados de ocultarse detrás de rostros que intentarán reanimar a las alicaídas bases bolivarianas. La revolución es hoy chatarra jurásica que contrasta con la renovación política ocurrida en el campo de sus adversarios: un contraste desventajoso que toca la nuez del proyecto original de Chávez, cuyo descarrilamiento está exigiendo nada más y nada menos -otra vez como Punto Fijo en sus estertores-, que de una «Reforma del Estado»… Así, con todas sus letras, lo ha sugerido el vicepresidente Jorge Arreaza, al hacer alusión a las recomendaciones que el «consejo anticorrupción» del Consejo de Estado le ha hecho esta semana a Nicolás Maduro, en lo que representa un reconocimiento de la profundidad de las fallas estructurales del «proceso».

 

No hay nada qué inventar: el régimen se sabe en emergencia, aunque procure inventarse una ficticia autoridad moral y política, arrojando sobre sus contrarios la ñoña que está ahogando a su propio entramado. La vulgaridad que hemos visto en los últimos días no es fortaleza, sino la inequívoca muestra de que la jauría bolivariana está herida: le temen a Capriles y a la Unidad como nunca le habían temido a nadie. En diciembre se les hará muy nítida la puerta de salida.

 

Argelia.rios@gmail / @Argeliarios

Por Argelia Ríos

El Estado delincuente sale de cacería

Posted on: agosto 9th, 2013 by Super Confirmado No Comments

La mueca se les convertirá en morisqueta: el país entero, incluyendo el pueblo bolivariano, sabe muy bien quién tiene bajo su control absoluto la administración del tesoro nacional. La revolución ha sido obscena en la tarea de degradar al mínimo las atribuciones contraloras de las instituciones llamadas a garantizar el uso transparente del erario público. Los poderes calificados para inspeccionar y reprobar los procederes turbios de la burocracia se han convertido en los jarrones chinos del organigrama estatal. «El proceso» ha hecho lo que le ha dado la gana y no hay ciudadano en esta tierra nuestra que no sea consciente de ello. La Venezuela socialista es un país cuyos capataces han estado libres de cualquier clase de regulación; un país cuyas autoridades han llegado al límite de proscribir, por la vía de los hechos -y a veces en cadena-, la adecuada custodia de los dineros de la nación.

 

Maduro y la corte sucesoral tratan a los venezolanos como débiles mentales y creen que pueden convencernos de que la corrupción campea desnuda en el campo de sus opositores, justamente los únicos sobre quienes recae la observación y la vigilancia más implacable. Acusar de ladrones a quienes se le resisten no regenerará lo que hace años representaba el principal activo político del elenco bolivariano: la frescura que el país le adjudicaba y que le daba soporte a la imagen de «superioridad moral» con la cual se contrastaron frente a «las cúpulas podridas del pasado». La idea de que «el proceso» está hundido en el fango ya está demasiado extendida. El ciudadano de a pie ya no es ajeno a la metamorfosis de aquellos «luchadores sociales» que se pretendieron sus redentores, para luego convertirse en lo que tanto abominaron.

 

La cacería emprendida por Maduro es un acto de simulación y, al mismo tiempo, una mala apuesta que terminará victimizando a sus adversarios. Seguir mencionando la soga en casa del ahorcado no parece una buena idea. Los venezolanos se están volviendo perspicaces y saben dónde están los corruptos. Esa es la parte buena de este falso debate: que sirve para colocar sobre el tapete un tema en el que el gobierno siempre saldrá perdiendo, porque es bajo su amparo que ha tenido lugar el surgimiento de una compleja red de mafias apandilladas en torno al tesoro nacional. Por suerte, la historia ya comenzó a escribirse y una parte de ella está narrada minuciosamente por Carlos Tablante y Marcos Tarre, en un libro prologado por el juez Baltasar Garzón que está saliendo de la imprenta: «El Estado delincuente- Cómo actúa la delincuencia organizada en Venezuela». Un título más que sugerente para el relato de las perversiones ocurridas a la sombra del sainete revolucionario.

 

Argelia.rios@gmail.com Twitter @Argeliarios

Por Argelia Ríos

Malestar «holístico» e insuficiencia irreversible

Posted on: agosto 2nd, 2013 by Super Confirmado No Comments

No es solo un mal momento: si fuera apenas una mala racha, no estaría produciéndose esa hemorragia constante que, claramente, se visualiza en el registro histórico de los respaldos a favor de la revolución. Lo que está sucediendo es un continuo y severo daño estructural; una erosión incesante que está fracturando los pilares profundos del «proceso»… El pueblo -sujeto y objeto de este tiempo- ya no está ciegamente aferrado al experimento: el fanatismo está cediendo y, con ello, se ha venido apuntalando la necesidad de un cambio, además de un juicio crítico en torno a la situación actual del país, al futuro de Venezuela, a la administración del Gobierno, a sus nuevas autoridades y a las instituciones públicas. Si Chávez viviera, lo habría definido como un malestar «holístico»; una insuficiencia irreversible.

 

Aquella imagen idílica que la masa tuvo de la propuesta revolucionaria perdió fuerza: el país de hoy está abandonando sus opiniones complacientes y se está liberando de los chantajes afectivos… El legado de Chávez no es lo que parecía en los días de sus pompas fúnebres. Cada vez es más evidente que esa herencia es escasamente un catálogo de frases hechas que, en boca de otros, quedaron reducidas a una teatralidad hueca, abundante en supercherías y simulaciones. El vertiginoso incremento del costo de la vida y las penurias causadas por la escasez, han transformado la oferta ideológica del régimen en una morisqueta: una bufonada de mal gusto, que el país comienza a identificar como la palpable señal del colapso en desarrollo y como el hecho que aconseja una indispensable alternabilidad.

 

El venezolano de a pie va reconociendo la caducidad de un «proceso» en el cual ya no encuentra novedades inspiradoras y cuya vigencia es meramente inercial… Es verdad que, por ahora, el madurismo consiguió quedarse con la silla, pero también es cierto que su jefe no ha podido ni podrá levantar cabeza. Con niveles de desagrado que superan los del agrado que genera -y bien distante de los números azules de Capriles, el único que los ostenta en la Venezuela de hoy-, Maduro es también el rostro del deslave que, en cámara lenta, viene sufriendo el bloque oficialista, justo en la «luna de miel» poselectoral: una caída de 22 puntos de apoyo en cinco meses; casi los mismos que, sin excesos y totalmente silenciado, se ha sumado el campo opositor en el mismo tiempo.

 

Una nueva mayoría nacional se está abriendo paso. Es una verdadera épica; un parto que el régimen trata de «invisibilizar» con la ayuda de gente de aquí y de allá. Hay que afinar el ojo clínico: no vale equivocarse haciéndose eco de dudas sembradas por intereses turbios. La oposición cobrará cuando su fuerza haya llegado al punto óptimo.

 

Argelia.rios@gmail.com / @Argeliarios

Por Argelia Ríos