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Venezuela, del diálogo fallido al fraude electoral

Posted on: octubre 8th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

El diálogo y el revocatorio son la única la vía pacífica y democrática para resolver la crisis política y humanitaria

 

 

El pretendido diálogo entre la oposición y el régimen chavista, tantas veces prometido y no cumplido por el régimen desde 2002, no ha prosperado y ahora el régimen recurre al fraude electoral para impedir la realización, antes del 10 de enero de 2017, del Referéndum Revocatorio (RR) del presidente Nicolás Maduro.

 

 

 

Esta última versión de diálogo no ha avanzado porque siempre fue una farsa del chavismo, que lo ha utilizado como cortina de humo para encubrir sus trabas al proceso convocatorio del RR, con el claro propósito de evitarlo, a sabiendas de que su realización significa el fin de Maduro presidente y del régimen.

 

 

 

Para impedirlo consiguió el apoyo del Secretario General de la UNASUR, Ernesto Samper, quien nombró, sin el consentimiento explícito de los cancilleres del grupo, tres facilitadores de supuesta imparcialidad: Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de República Dominicana y Martín Torrijos. La mayoría de los países de hemisferio, tanto en la OEA como en UNASUR y MERCOSUR se expresaron, a favor del dialogo. Pero hasta hoy sus frutos son nulos; o peor, no hay diálogo formal. Prueba de ello es que ahora se ha solicitado la mediación del Vaticano. Mientras tanto cunde la crisis humanitaria y la miseria, se agudiza la polarización social y política, continúa la represión, la persecución y encarcelamiento de líderes de la oposición y se ignora la constitución y el Estado de derecho.

 

 

 

El diálogo y el RR son la única la vía pacífica y democrática para resolver la crisis política y humanitaria –crisis resultante de la ceguera ideológica, la inoperancia, corrupción, represión e impunidad del régimen chavista. El diálogo sólo tiene sentido para la oposición y su Mesa de Unidad Democrática (MUD) si es para garantizar el RR antes del 10 de enero, liberar los presos políticos, aliviar la crisis humanitaria y restaurar el respeto del Estado de derecho y la división de poderes. Pero si no hay diálogo ni RR pre-10 de enero, la oposición estará en su derecho de promover la desobediencia civil y la rebelión pacífica según lo permite la Constitución bolivariana (Arts. 333 y 350).

 

 

 

Como el diálogo ya no puede ser utilizado más para ocultar la obstrucción del proceso convocatorio del RR, el régimen instala la manipulación del proceso electoral (revocatorio) para su beneficio. El régimen ha usado el fraude para mantenerse en el poder desde 2004 y lo perpetró descaradamente en la elección inconstitucional de Maduro tras la muerte de Chávez en 2013.

 

 

 

Con su control del Consejo Nacional Electoral (CNE), el régimen ha introducido elementos fraudulentos en el proceso convocatorio del FF. Inconstitucionalmente, el CNE decidió que el 20 % de los votantes necesario para convocar el RR debe obtenerse en cada uno de 24 distritos del país, y no en circunscripción nacional como lo establece la Constitución y como ocurrió en el RR de 2004 –que ganó Chávez dudosamente. El presidente es electo por circunscripción nacional y debe ser revocado de igual forma. Para retrasar el proceso y favorecer al régimen, el CNE estableció que la recolección de firmas se realice a fin de octubre, con sólo unas 5,000 máquinas “capta-huellas” en vez de las 19,500 correspondientes y con sólo 1,300 centros de votación en zonas mayormente rurales; y anunció sin base alguna que el RR se realizará recién el primer trimestre del 2017. Tampoco ha convocado las elecciones para gobernadores que deberían efectuarse antes de fin de año.

 

 

 

Ahora que el chavismo se ha quitado la máscara, es hora de acabar con la pasividad de la comunidad democrática inter-americana. No se puede ignorar el fraude electoral, el encarcelamiento de líderes opositores (más de 100 ya), la alteración del orden constitucional democrático y la tragedia humanitaria que sufre Venezuela. La democracia y la dignidad humana son indivisibles, no tienen frontera ni nacionalidad. La no-intervención es secundaria; la defensa de los derechos humanos y la democracia es lo prioritario.

 

 

 

Lo urgente y moral es un pronunciamiento de las democracias americanas en sus foros hemisféricos. Un pronunciamiento que censure las transgresiones de Maduro; que demande la realización del RR en tiempo y forma, permitiendo que el electorado venezolano, el soberano, decida, pacífica y electoralmente, el destino del país, tal como lo establece su propia Constitución; que exija se liberen los presos políticos y se permita la asistencia humanitaria y la observación electoral; y que advierta al gobierno de posibles sanciones económicas y diplomáticas, y de una posible suspensión de la organización como ya lo hizo el MERCOSUR.

 

 

 

En esa dirección va una reciente declaración de Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay y Perú que expresa su “preocupación” por la decisión del CNE respeto del RR, que tiene el “efecto de postergar” su realización y distorsionar su sentido. Destacable es también que el presidente argentino, Mauricio Macri, haya declarado la necesidad de “hacer lo imposible” para que el RR se realice este año. Igualmente, merece resaltarse que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, haya activado la Carta Democrática Inter-Americana para llamar la atención sobre la crisis política y humanitaria venezolana e iniciar un proceso de “apreciación colectiva” de la misma. Pero no es suficiente, se requiere la acción diplomática/política colectiva de la mayoría de los Estados miembros de la organización.

 

 

 

La incógnita es si esa mayoría permanece impávida y cómplice de Maduro por omisión, o denuncia sus violaciones a los derechos humanos y su alteración del orden democrático venezolano.

 

 
* Rubén M. Perina, Ph.D es profesor adjunto de la George Washington University.

Tensión en la OEA

Posted on: junio 8th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Venezuela perdió dos veces y tuvo que aceptar la Declaración que originalmente había objetado

 

La aprobación de la Declaración sobre la situación en Venezuela por el Consejo Permanente de la OEA (CP/OEA) el pasado 1 de Junio, estuvo marcada de cierta tensión interna entre los Estados miembros y entre éstos y el Secretario General (SG/OEA).

 

 

La Declaración hace un “fraternal ofrecimiento” a la “hermana república” de Venezuela “para identificar, de común acuerdo,” mecanismos que coadyuven a “un dialogo abierto e incluyente” entre el Gobierno y la Oposición para “preservar la paz y la seguridad…, la estabilidad política, el desarrollo social, la recuperación económica y la consolidación de la democracia representativa…, con apego a la Constitución y al respeto a los derechos humanos. ” También ofrece su apoyo a la iniciativas de diálogo en curso por tres ex presidentes, Zapatero de España, Fernández de República Dominicana y Torrijo de Panamá

 

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La Declaración fue el resultado de largas y tensas negociaciones en las que Venezuela terminó perdiendo. Un diario chavista, Ultimas Noticias, titulo su portada “Venezuela Venció en la OEA.” Nada más alejado de la realidad. La delegación venezolana no quería aceptar la Declaración original presentada por Argentina y México y consensuada por todos los países menos Venezuela que no quiso participar del proceso. Su contenido eventualmente fue aprobado por consenso, aunque sin el acompañamiento de Paraguay que tampoco se opuso. La delegación venezolana rechazaba su contenido porque esencialmente significaba admitir la existencia de una crisis multidimensional casi terminal, producida por más de 15 años de revolución fracasada y autoritarismo represivo. Tampoco logró que su propia propuesta de Declaración, destinada a conseguir el apoyo para el Gobierno de Maduro, fuese aceptada en las negociaciones. Una gran ironía aquí, solicitando el apoyo de una OEA que Chávez y Maduro y sus aliados Correa de Ecuador, Morales de Bolivia, y Ortega de Nicaragua han denigrado en los últimos años, tratando paralizarla y marginarla de cualquier protagonismo en América Latina. Indicativo ello del creciente aislamiento y pérdida de poder internacional del régimen chavista y de sus aliados para impedir la supuesta injerencia en sus asuntos internos del “imperio y sus lacayos.

 

 

Así, Venezuela perdió dos veces y tuvo que aceptar la Declaración que originalmente había objetado, y cuyo contenido su propia Canciller, Delcy Rodríguez había rechazado en una reunión especial del Consejo días antes. Prefirió eso a tener que ir a votación por una propuesta de Paraguay apoyando al diálogo y a la realización del Referéndum Revocatorio durante el corriente año, basada en una Declaración de los Cancilleres de Argentina, Chile, Colombia y Uruguay (31 de mayo) apoyando la realización de dicho Referéndum. La tensión se diluyó con un consenso basado el mínimo común denominador.

 

 

 

La otra tensión se evidenció en la inter-acción entre los países miembros, la presidencia del Consejo Permanente y el Secretario General. El funcionamiento efectivo de la OEA depende de la armonía y consenso entre sus miembros y entre éstos y el SG/OEA. Este tiene autonomía administrativa pero no independencia política para actuar diplomáticamente en los Estados miembros, sin el consentimiento colectivo o individual de ellos. No puede enviar una misión de observación electoral o visitar un país, sin el consentimiento de su gobierno. Sí tiene voz pero no voto, y puede solicitar la convocatoria del CP/OEA si observa la alteración del orden democrático en cualquier Estado miembro, según el Art. 20 de la Carta Democrática Inter-Americana (CDIA).

 

 

 

El actual SG/OEA, Luis Almagro, ha utilizado certera y efectivamente su voz y su limitada facultad para restituir la imagen y relevancia de la organización en la defensa de la democracia y los derechos humanos en el hemisferio: uno de sus principales propósitos. Asumiendo el papel de guardián y promotor en jefe de esos propósitos, establecidos por todos los Estados miembros, su voz ha tenido eco en los medios y en la comunidad democrática hemisférica y en la oposición venezolana que ve en él un paladín de la democracia. Con ello, en efecto, el SG/OEA ha logrado que, finalmente, la comunidad inter-americana tome nota de la relevancia de la CDIA y ponga debida atención en la grave e innegable crisis humanitaria (alimentaria, de salud pública, inseguridad ciudadana) y la evidente erosión de orden constitucional y democrático –tal como lo constata en su informe al CP/OEA presentado el 31 de mayo, solicitando a la vez su convocatoria entre el 15 y 20 de junio invocando el artículo 20 de la CDIA.

 

 

 

Pero con lo anterior, el Secretario General ha contravenido frontalmente al gobierno chavista y sus aliados, que lo acusan de arrogarse poderes que no tiene, y lo tildan de intervencionista, traidor y lacayo del “imperio”. Además, ha emprendido esta misión de velar por los principios e instrumentos de la OEA para la defensa de la democracia y los derechos humanos, muy loable por cierto, de manera unilateral y sin consultar ni obtener el apoyo de siquiera aquellos Estados miembros que coinciden con su apreciación de la situación de Venezuela, pero no con su metodología. Su accionar de llanero solitario, en aparente menosprecio del Consejo Permanente, ha molestado sobremanera a varios de sus embajadores y ha generado tensión diplomática en el seno de la organización. De hecho, aparentemente se realizó la reunión del 1 de junio con el fin anticipar la presentación del informe sobre Venezuela y la convocatoria de una reunión para tratarlo en el marco de la CDIA. La tensión se exacerbó con la ausencia del Secretario General de la reunión, inusual gesto para semejante ocasión, y con la negación del uso de la palabra a su Jefe de gabinete al final de la misma, en otro acto de desaire diplomático también sin precedente en el Consejo Permanente.

 

 

Las tensiones señaladas reflejan una vez más la fragmentación y falta de cohesión en la OEA en lo que respecta al tema de la crítica situación venezolana.

 

 

Ruben M Pernía

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