Crimenes, mentiras y banalidad

Posted on: enero 26th, 2014 by lina No Comments

La violencia en Venezuela está es tan ubicua, tan democrática (es, por cierto, el único aspecto de la vida nacional donde todos somos iguales y nadie está excluido) y está tan presente que pareciera que todo el mundo es un experto en la materia.

 

No es así. El hecho de que no hay nadie que no haya sido víctima de la violencia en Venezuela (tener un guardaespaldas te puede salvar momentáneamente del malandro, pero te hace dependiente de un tipo armado vida; además, si necesitas un escolta es porque te sientes amenazado y ya eso es ser damnificado de la inseguridad), en fin, ser víctimas no nos hace especialistas en una problemática muy compleja.

 

Mucho menos versado son los voceros oficialistas que no se aproximan a la violencia con el propósito honesto de comprender el fenómeno y controlarlo, sino para eximir al gobierno de su responsabilidad. Ahí no solo hay ignorancia sino mala fe y franca crueldad frente a las víctimas, que al ser desconocidas son doblemente agredidas.

 

Vanessa Davies, directora del periódico gubernamental, financiado con recursos de la república, Correo del Orinoco, ha dado pruebas de lo disímil (en realidad, opuesto) que puede ser el abordaje de la violencia desde las trampas del funcionario astuto y, en el otro extremo, desde la angustia del conocedor cuyo objetivo es el debate franco de un flagelo. Ella misma hizo las dos cosas.

 

Hace unos días apareció en el Correo del Orinoco una entrevista con Alejandro Moreno, psicólogo, teólogo, filósofo, sacerdote salesiano, director del Centro de Investigaciones Populares, hombre que lleva décadas con la oreja y el corazón pegados al acontecer popular.

 

En ese diálogo periodístico, Moreno abatió todos los mitos difundidos por el régimen para zafarse de su responsabilidad por el aumento de la violencia (y culpar a otros). Dijo que el asesinato de la pareja Berry-Spear “no es de lo más atroces; más bien es casi común”.

 

Dijo que “hemos entrado en una espiral de crímenes sin suficiente motivación: le dieron un pisotón, sacó la pistola y disparó”. Dijo que la subcultura del matar para demostrar el poder sobre las víctimas “se ha ido formando lentamente, debido -entre otras razones- a la práctica de la violencia sin consecuencias o con consecuencias banales”. Dijo que hay “una impunidad que viene de la justicia”.

 

Y dijo que “en todos los gobiernos hubo lenidad y no hubo compromiso, pero en este gobierno no ha habido ninguno. En estos años ha sido desastroso, por unas razones supuestamente teóricas: porque dicen que son víctimas de la sociedad, son pobrecitos, son del pueblo. Pero […]

 

Lo que hemos encontrado en nuestras investigaciones es que no tiene nada que ver la pobreza de origen con su conducta criminal, lo cual no quiere decir que la pobreza no sea un ambiente en el cual se pueden fomentar ciertas cosas, porque establece límites, cierra posibilidades; más que la pobreza personal, la pobreza ambiental. Pero no hay una relación directa, porque si no, todos los pobres serían malandros. Y desde el punto de vista ideológico, si tú eres de izquierda y estás diciendo que es por la pobreza, estás acusando a todos los pobres”.

 

Señaló la incumbencia de “las autoridades de mayor prestigio” que “han atacado de palabra, pero de una manera sumamente violenta, han mostrado públicamente la violencia” con palabras y gestos. “La psicología social nos ha enseñado muy bien que la mayoría de las conductas se aprenden por el modelaje” y que “las personas de mayor prestigio: un futbolista, un gran artista, un literato de importancia, un presidente, un gobernador, son las que tienen mayor probabilidad de que sus conductas sean reproducidas”.

 

Y dijo con toda claridad que en 1998 hubo “un cambio completo” de los índices de violencia; y a partir de entonces “sube”. Más claro, imposible.

 

En las antípodas de las declaraciones que le dio Vanessa Davies a la periodista Gaby Arenas de Meneses para el libro La comunicación desarmada. Aportes sobre el rol de la comunicación en procesos de desarme(2012) donde Davies hace afirmaciones (sobre todo para acusar a los medios de comunicación) que el padre Alejandro Moreno abate.

 

Y, lo que es más flagrante, contra toda evidencia y, a contravía de lo que Moreno afirma por haberlo comprobado en la realidad, Davies se permite decir que “Chávez ha hecho un gran esfuerzo para que haya un clima por mínimo de convivencia, porque si él no estuviese gobernando la situación sería de guerra civil abiertamente”.

 

Mayor manipulación (con ánimo de lisonja al poderoso), imposible.

 

 Milagros Socorro

El ausente del obituario

Posted on: enero 19th, 2014 by lina No Comments

La noticia cayó como una piedra. Un golpe a una sensibilidad ya herida por horribles hechos de violencia y por esta sensación de calle ciega, de crisis sin solución que se alarga y ahonda los graves problemas de un país sobre el que se ha cebado la mandarria infatigable de la destrucción.

 

No vemos solución. No vemos salida. En la oscuridad estamos como encandilados por los nefastos sucesos que se suceden sin pausa. Ahora el infortunio ha tocado a la familia de Sofía Imber cuyo hijo Pedro Meneses Imber ha muerto prematuramente en Miami, donde su reputación como médico le había valido una contratación.

 

Al conocerse su lamentable deceso, muchos de sus compañeros de estudios manifestaron en las redes sociales su estupor por el inesperado suceso y el aprecio que le tenían.

 

De inmediato se divulgaron breves mensajes de condolencia donde se mencionaba que el distinguido médico venezolano era hijo de Sofía Imber. Muy lógica mención: Sofía Imber es una gran figura de la cultura y el periodismo de Venezuela. Maestra de periodistas, sus discípulos la tienen en alta estima y no pierden ocasión de aludir al vínculo con su maestra, de quien derivaron lecciones que han apuntalado sus carreras ya por décadas.

 

Tengo varios amigos entre los periodistas que fueron sus aprendices en las páginas de Cultura de El Universal; y jamás he escuchado un solo comentario que no sea elogioso acerca de la labor de Sofía como formadora de periodistas.

 

Su aporte a las artes plásticas de Venezuela es inmenso. Allí está, contra viento y marea, el Museo de Arte Contemporáneo que fundó y cuya importante colección tiene el perfil de sus criterios y de sus fulgurantes intuiciones. Son decenas los artistas que le deben invalorable apoyo y estímulo. Y somos muchos quienes integramos las audiencias del Museo, donde encontramos siempre formidables miradas del arte y sus maravillosas conexiones.

 

Ahí están, atesorados por la Universidad Católica Andrés Bello, sus programas de televisión, documento fundamental de la historia reciente de nuestro país. No hay que darle más vueltas. Sofía Imber tiene una figuración primada.

 

Pero Pedro llevó el apellido Meneses porque era hijo de Guillermo Meneses, a quien ninguno de los obituarios de la primera hora mencionó. Es como si no existiera. O como si su padre hubiera sido un tal Meneses que hubiera quedado desdibujado en la intimidad de una familia. Y no, como efectivamente es, uno de los más grandes escritores de Venezuela, influencia de primerísimo grado para todos los que hemos venido después de él.

 

Si nuestro país es olvidadizo con sus escritores muertos e indiferente hasta el desprecio con los vivos, Guillermo Meneses ha sido víctima de una desmemoria especialmente terca. Una postergación que en su caso es más escandalosa por la calidad de su obra y por lo mucho que tiene para decirnos acerca del país y del alma venezolana, que describió con gran fuerza y belleza.

 

Lo más cruel es que cada cierto tiempo se hace un remedo de rescate que ofrece la falsa esperanza de que ahora sí pondremos a Guillermo Meneses en el lugar que le corresponde (al lado, por cierto, de Enrique Bernardo Núñez, por mencionar otro relegado inexplicable siendo también señor de prosa descomunal). Pero una vez que pasa la fecha centenaria (2011) o termina el homenaje organizado por un grupo de intelectuales, el nombre de Meneses y su obra destellante desparecen otra vez como tragados por un lago de asfalto.

 

Se ha dado la coincidencia de que la muerte de Pedro Meneses Imber llega con su desolador eco en días en que leo a Guillermo Meneses.

 

Por eso tengo en las manos, como dulce amuleto para tiempos aciagos, esta cita, que copio aquí como tributo a una familia que ha deparado varios servidores del país (porque es muy apreciable también la labor de Adriana Meneses Imber al frente del malogrado Museo Jacobo Borges): «Aunque me dé a mí mismo la tediosa impresión de un profesor de un profesor de sociología», dice Guillermo Meneses en El falso cuaderno de Narciso Espejo: «Me veo obligado a afirmar que tengo la convicción de que el individuo no existe en entero si no llena la parte que le corresponde a su pueblo, si no sabe extenderse hasta su territorio comunal, hasta su ejido.

 

Me enorgullece pensar que hay una porción de mi organismo que actúa en función de mi pueblo; por ello me conozco como venezolano y sé que Venezuela me pertenece, ya que está dentro de mí»

 

msocorro@el-nacional.com

@Milagros Socorro

 

Que será terrible, dicen

Posted on: diciembre 29th, 2013 by lina No Comments

Cada vez más frecuentes en Venezuela son las campañas de recaudación de fondos para costear la enfermedad de un intelectual, profesor universitario, trabajador de todas las horas, cuyos pares en cualquier otro país (no tiene que ser del mundo desarrollado, quedémonos en México, Colombia, Chile o Brasil) disfrutan de una situación holgada, cónsona con el alto nivel de sus habilidades, lo prolongado y persistente de sus años de servicio y lo destacado de su figuración.

 

Otro día llega un mensaje de texto donde se avisa que una historiadora rifa unos tapetes tejidos en soles de Maracaibo, una primorosa técnica observada por poquísimas cultoras.

 

Se trata de un objeto extraordinario, una delicada urdimbre destinada a almas sensibles que pueden solazarse en el encaje que filtra la luz e intenta imitarla. Alguien ha tenido que desprenderse de ellos para juntar un dinerito… después de décadas de trabajo incansable, que hoy se diluyen como la luminosidad filtrada por el fino bolillo.

 

Muchas veces las solicitudes no encuentran respuesta porque el apelado no está en capacidad de ayudar a otros, ni siquiera en una mínima medida, porque su propio salario y medios están tan menguados que se ha visto obligado a sobrevivir gracias a la prestidigitación de las tarjetas de crédito.

 

Nuestros salarios se han evaporado. Son innumerables los recortes que hemos debido hacer para acomodarnos a la actual economía venezolana, que parece estar diseñada para castigar a la clase media y torturar con especial saña a los profesionales universitarios, reos de no ser buhoneros (no todavía).

Si la Navidad de 2013 nos ha ofrecido el impactante paisaje de unas calles desiertas al anochecer, incluso los viernes y fines de semana, incluso los días de quincena, incluso las grandes ciudades… sobre todo Caracas.

 

El año nuevo que avizoramos no traerá sino penurias y recrudecimiento de los males que ya han caído sobre nosotros en los últimos años, como son la escasez, la horrible devaluación, las colas para adquirir productos de primera necesidad, los equipos y electrodomésticos arrumbados porque no hay repuestos, la opresión que supone llevar una vida cotidiana completamente invadida por un Estado que todo lo controla, todo lo dificulta y todo lo empeora.

 

Llagamos al fin del año 2013 asediados por avisos terribles. Que la siguiente tarea del régimen será completar el arrase de los servicios privados de salud (después de haber destrozado el aparato público). Que no quedará un solo medio de comunicación fuera del poder de los voraces boliburgueses (lo que terminará de demoler el mercado laboral para los periodistas, hoy herido de muerte). Que las tiendas castigadas con la orden de “no dejar nada en los anaqueles” no podrán reponer sus inventarios, o se tardarán en hacerlo, o no lo harán del todo.

 

Que las líneas aéreas se irán de Venezuela, con lo que no solo quedará muy limitada nuestra posibilidad de salir del territorio, sino que nuestros familiares que marcharon a la emigración no podrán venir.

 

Que la inflación seguirá aumentando, al tiempo que la oferta seguirá cayendo con el consecuente énfasis de la escasez y la aparición de mercados negros. Que cada vez habrá menos bienes importados y, si tomamos en cuenta que absolutamente todo debe adquirirse en mercados extranjeros, la perspectiva es más que sombría.

 

Que Venezuela sigue el camino de Zimbabue, dice José Guerra, porque se están aplicando las mismas políticas que convirtieron a ese pobre país en el epítome del desastre económico; básicamente, imprimir dinero sin respaldo para financiar el déficit fiscal, como se viene haciendo aquí, pero también perseguir a los productores locales y arrebatarles sus propiedades para transferirlas al Estado, que en todos los casos las arruina.

 

Que vamos a tener un primer trimestre en 2014 bastante malo en inventarios de productos, escasez e inflación, dice Jorge Roig, presidente de la Fedecámaras, quien se caracteriza por su sobriedad y por su talante positivo. Que Venezuela va directo a la hiperinflación, dice la prensa española.

 

Que el gobierno nos está llevando por un camino muy viejo y conocido, que va a dar al barranco del desastre económico, del que, por lo general, toma décadas recuperarse: el camino de la hiperinflación, dice la revista Forbes México.

 

Este es el espíritu de fin de año. Venezolano que albergue alguna esperanza es un tonto o es un subversivo.

 Milagros Socorro

De lo que son capaces

Posted on: octubre 6th, 2013 by Super Confirmado No Comments

En abril de 2002, Tareck el Aissami, como tantos, perdió la ocasión de demostrar lealtad y valentía de que era capaz rescatando al Chávez renunciante y lloroso que conducían, despojado de la banda presidencial y con ropita prestada, a destino incierto. En cambio, al verse rodeado de guardaespaldas y representantes de la prensa, El Aissami, como tantos, ha desarrollado la costumbre de amenazar a la oposición democrática y a quien los cubanos escojan como blanco para sus ataques rituales. Lo repitió hace unos días, cuando quiso intimidar al asesor de imagen J. J. Rendón, diciendo que “subestiman lo que somos capaces los hijos de Chávez”.

 

Se equivoca el gobernador de Aragua. Nadie minimiza lo que son capaces de hacer los hijos de Chávez, puesto que el país conoce muy bien su disposición. De los hijos biológicos, por ejemplo, es bien sabido que, en lo que va de año, los invasores de La Casona han gravado a la cuenta de la república más de Bs. (F) 100.000 ¡al mes!, solamente por concepto de alimentos y bebidas, que les surte una agencia de festejos. Si al peculado de uso, que supone la ocupación irregular de La Casona, le sumamos las elevadas facturas que los hijos biológicos le pasan a las arcas nacionales, el país tiene muy claro hasta dónde son capaces de llegar.

 

Por su parte, el hijo elegido para legarle el poder es muy apto…para obligar a la nación con más de 60 millones de bolívares (F) mensuales en gastos de seguridad para él y sus familiares, un grupo que incluye a los de Cilia Flores, que ya es mucho decir (los hermanos e hijos de Flores tienen custodia personal y de sus bienes a costa del Estado). Ese presupuesto, según ha calculado el diputado Carlos Berrizbeitia, supera al del estado Carabobo en materia de seguridad.

 

Si esto fuera poco, hace unos días el mundo tuvo muestra de lo que son capaces los hijos putativos de Chávez, cuando una horda de motorizados cayó como la langosta sobre la carne que llevaba una gandola accidentada, en cuya cabina agonizaba el conductor. Esa saña contra la propiedad ajena, ese arrojo que los asiste cuando están en manada, ese hervor que revienta ante la visión del botín, esas son marcas inconfundibles de ese linaje.

 

Como lo son también las que caracterizaron cierto episodio de este agosto. Dos oficiales rasos de la Policía Nacional en la Cortada de Catia detuvieron un tipo que había mentido cuando le preguntaron si llevaba armas. En medio del procedimiento, el hombre les advirtió que formaba parte del colectivo José Leonardo Chirinos, uno de los principales grupos armados que operan en el 23 de Enero. Cuando se iniciaba el expediente por porte ilícito de arma de fuego, la estación Sucre de la Policía Nacional se vio asediada por más de 200 personas, muchas armadas, encapuchadas, con motos o a pie, que bloquearon los accesos de la sede policial y exigieron la liberación del detenido. Dado que la acción duró varias horas, el país tuvo tiempo y razones para comprobar que no está en manos de la institucionalidad sino de los retoños de quien armó “colectivos” y les otorgó licencia para ejercer a sus anchas.

 

Por contraste, sabemos también de lo que no son capaces. Tareck el Aissami, sin ir más lejos, fue jefe de la Misión Identidad en 2003. No tendremos que abundar en su insuficiencia para evitar que extranjeros de todo pelaje obtuvieran cédulas y pasaportes venezolanos, sin cumplir con los requisitos. Entre 2007 y 2008 fue viceministro de Seguridad Ciudadana; y desde septiembre de 2008 hasta octubre de 2012, ministro de Relaciones Interiores y Justicia. Tal como queda establecido en el libro Estado delincuente (Carlos Tablante y Marcos Tarre, La Hoja del Norte, Grupo Editorial Syngular, Caracas, 2013), “según las estadísticas del Cicpc, para el año 2012, nuevamente se evidencia que las autoridades son totalmente ineficaces en lo concerniente al tráfico ilegal de armas y municiones”.

 

–Los gráficos del Informe Mundial sobre las Drogas –citan Tablante y Tarre- de 2011 son elocuentes, revelan cómo han descendido los decomisos, tanto en número de casos como en cantidades incautadas. El informe señala: “en la República Bolivariana de Venezuela los decomisos han descendido de 59 toneladas métricas ™ en 2005, a casi la mitad en 2010 (28 tm). De acuerdo con informes preliminares, esa tendencia continúa en 2010, con decomisos de apenas 20 tm”.

 

Pero, sobre todo, nadie subestima aquello de lo que son incapaces: de gobernar, de respetar las leyes y de darle un poco de paz a este atormentado país.

 

Por Milagros Socorro

Un viaje desastroso

Posted on: septiembre 29th, 2013 by lina No Comments

La imagen que expresa la situación de Nicolás Maduro es la de un prisionero en un avión cubano. Preso de Cuba. Rehén de la destartalada dictadura de dos ancianos expertos en detectar jumentos propicios para echarles encima una silla de montar y llevarlos al trotecillo por la vereda de sus apetencias.

 

Ese bochornoso episodio de Maduro y su enorme comitiva encerrados por más de cinco horas en un avión, en un aeropuerto de Canadá, porque las autoridades de este país (que muchas veces le han parado las patas a la tiranía cubana) se rehusaban a vender gasolina a una aeronave con bandera de la satrapía antillana, lo retrata en su insignificancia, en su condición de secuestrado cuyos actos más mínimos están sujetos a la voluntad de sus captores.

 

Ya el viaje había comenzado con un lance baratón, que consistió en formar una alharaca porque, supuestamente, Estados Unidos había impedido el paso por sus cielos del avión donde viajaba Maduro con rumbo a China y que, además, había negado algunas visas a miembros de la concurrida comitiva.

 

Mientras Maduro amenazaba con «medidas drásticas», que, por cierto, todavía no ha anunciado, y Jaua desplegaba las acostumbradas pataletas que suelen acometerle antes de deshacerse en zalemas con Kerry u otro jerarca norteamericano, un empleado menor envió un papelito diciendo que no había habido tal interdicción y que a nadie le habían negado ninguna visa.

 

En el medio, según declaraciones del propio Jaua, al pobre Calixto Ortega, agregado comercial de Venezuela en Washington, le quedó el dedo romo marcando el teléfono para contactar a alguna autoridad del Departamento de Estado, pero nadie le respondió. En suma, quisieron hacer el show del líder del Tercer Mundo a quien el imperio se afana por obstaculizar; y lo que lograron fue un e-mail del pasante del quinto asistente del subsecretario de Asuntos Menores que decía algo así como: «Mijo, tómate un tilito y ponte pa’llá, que aquí estamos ocupados».

 

Así fueron la ida y el regreso. La primera, un ridículo de poca monta (pero sazonado con una amenaza que debe cumplir); y el segundo, un incidente extraño, que lo muestra detenido en avión ajeno, supuestamente involucrado en la labor de infiltrar en los Estados agentes cubanos (desde luego, con pasaporte venezolano) sin permiso de entrada a ese país; una especie de tráfico de personas, sin duda ordenado por Cuba, mangoneado por los cubanos, tratado como un traqueto por los canadienses, humillado por el universo que siempre se ceba en los débiles y pusilánimes.

 

El capítulo concitó poca atención no sólo porque se parecía mucho al del pobre Evo, que fue más candente, sino porque el rating estaba acaparado por el viaje de Rafael Isea en una línea aérea insólita: la DEA.

 

De resultas, pues, que el miércoles, quinto día de su gira, se devolvió, con nueva remesa de pujidos (puesto que, aseguró, le habían dicho que Roger Noriega y Otto Reich le tenían preparadas «dos provocaciones graves» durante su visita a la sede de la ONU en Nueva York; y él tenía que preservar su «integridad física» y su vida).

 

La comparecencia en la Asamblea General de Naciones Unidas había quedado suspendida. Pero antes de echar mano al embeleco del atentado, había dicho que regresaba porque tenía «una intensa agenda de calle». Si esto era así, por qué pidió permiso a la Asamblea Nacional para salir del país (requisito que se observa sólo cuando el extrañamiento supera los cinco días).

 

De vuelta a la dura realidad venezolana, el aparato de propaganda del régimen intentó presentar como un éxito el paseo de Maduro y su troupe de 97 personas, que incluyó los hijos y nietos de la pareja, así como 2 amigas de Cilia Flores, todos los cuales recibieron de la república los pasajes, el hotel y un estipendio diario de 500 dólares.

 

Los grandes logros de Maduro ­que, como se sabe, es un lince­ frente a los chinos ­conocidos por cogidos a lazo­ fue el de constituir empresas para que los asiáticos exploten el campo Junín 1 de la faja petrolífera del Orinoco (FPO); para que le metan mano a la mina de oro Las Cristinas, al sur del estado Bolívar; y, por si están desorientados con respecto a las riquezas minerales de Venezuela, para que hagan el mapa minero de nuestro país.

 

Maduro les entregó a los chinos petróleo, oro, la cartografía para que sepan bien dónde hay más y, a cambio, tal como dijo este viernes, recibiremos 300.000 aparatos de aire acondicionado y otros aparaticos más, que en cosa de 12 meses serán chatarra.

 

El viaje de la estupidez le costó a Venezuela más de 2,5 millones de dólares. Mientras, usted hacía colas para conseguir aceite de maíz.

 

¿Lo encontró, por cierto?

Discurso tramposo

Posted on: septiembre 15th, 2013 by Laura Espinoza No Comments

En un acto de prestidigitación poco hábil, la socióloga Maryclen Stelling se refirió esta semana a la corrupción en Venezuela y señaló responsabilidades en todas partes, menos en aquellas donde pululan los culpables.

 

Dijo la académica, en entrevista concedida esta semana a Últimas Noticias, que la corrupción es un problema antropológico, desvinculado de quienes ejerzan el poder, puesto que este azote «está arraigado en lo más profundo de la cultura del venezolano», que con esa simiente en su mentalidad celebra el asalto a los recursos públicos y tiene en el corrupto un modelo de viveza y pájaro bravo, cuya astucia encomia en lugar de rechazar. Esbozado este perfil, Stelling concluye que es preciso «acabar con la impunidad a través de sanciones que sirvan de ejemplo y educar para que la ciudadanía deje de ser indiferente ante este flagelo».

 

Este desprecio por las masas ignaras, que carecen de ética y, por tanto, deben ser instruidas para que lleguen a discernir entre el bien y el mal, no es exclusivo de la profesora Stelling. Ya en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, titulado «Nueva ética socialista», se establece la necesidad de un «nuevo proyecto ético socialista bolivariano» que actúe sobre una «realidad cuyos rasgos dominantes son», entre otros, «la pobreza material y espiritual en la cual permanecen aún millones de venezolanos, por lo mismo imposibilitados de satisfacer sus necesidades primarias y desarrollar la espiritualidad inherente a toda persona».

 

Más adelante, abunda en la peyorativa noción de los desposeídos: «Está claro que el estado de necesidad permanente anula cualquier posibilidad real del ser ético». Y si esto fuera poco, ese plan de la nación postula que: «El niño que hoy no puede comer, el niño que no puede ser niño, que no puede jugar, probablemente sea el criminal de mañana que asesinará a nuestro hijo».

 

Devastador. La «nueva ética socialista» del régimen parte de la certeza de que la mengua material desahucia al pobre, quien no sólo va corto de calorías sino también de alma. Y encima, lo más probable es que el niño pobre incube al asesino del hijo del planificador socialista, este sí, flamante propietario de un ser ético.Por ese camino, Stelling exculpa al corrupto, un pobre delincuente que se degradó hasta ese punto porque la ciudadanía complaciente no lo aisló con una «condena social».

 

El corrupto de Stelling, como los millones de venezolanos que no desarrollan «la espiritualidad inherente a toda persona», no tiene la culpa de ser así. Mucho menos la tienen estos 15 años de hegemonía de Chávez, su camarilla y sus herederos, que Stelling no alude ni con el pétalo de una rosa. La corrupción es una tara genética, no una práctica que en estos años se ha multiplicado gracias a la opacidad en los procesos administrativos, a la falta de contraloría, al secuestro de los poderes por el Ejecutivo, a la existencia de presupuestos paralelos y fondos manejados por Chávez en su momento (y es de suponer que ahora por Maduro), a la falta absoluta de rendición de cuentas y al hecho de que los jerarcas de la revolución han gobernado sin contrapeso, límite ni legalidad.

 

Si Venezuela viviera bajo el imperio de la ley no habría ningún ladrón, por vivito que fuera, capaz de hacer las fortunas que al amparo del chavismo y a costa del Estado, se han levantado en estos años con total impunidad y descaro. Después de afirmar que «aquí no hay castigo moral para el corrupto», Stelling adopta abiertamente el tono de la secta adoradora y dice que la solución está en «hacer lo que el presidente Chávez llamó ‘la refundación ética del país».

 

Esto significa no sólo que Chávez no tuvo nada que ver con la formidable corrupción que floreció a su sombra, sino que el coautor de la Lista Tascón-Chávez-Jorge Rodríguez es referencia ética. El mandatario que puso a toda su familia en cargos de alta responsabilidad, aún cuando ninguno tenía los méritos para ello; que se echó al hombro a Cuba, país arruinado por la satrapía de más de medio siglo, para mantenerlo en desmedro de la economía venezolana; el que procuró el desmantelamiento y depauperación de Pdvsa, de la infraestructura nacional, del aparato productivo y de la institucionalidad; el que mandó a la cárcel a la jueza Afiuni y luego encargó los castigos que ya sabemos… ¿Ese es el bastión de decencia de la socióloga Stelling?

 

Tantas maromas para indultar a la chavoburguesía, a los narcogenerales, a las infantas Chávez que viven en La Casona a expensas del país, que les paga los tres golpes y los sirvientes. Y, sobre todo, para limpiar el expediente de Chávez, autor de los diosdados, los bolichicos, los pudrevales, los maletines con dólares que caminan por América Latina, los transformadores eléctricos convertidos en mansiones en Miami. Usted termine la lista que Stelling silencia.

 

Milagros Socorro

Qué lindo sería el centro

Posted on: septiembre 1st, 2013 by Super Confirmado No Comments

Milagros Socorro Globovisión era la única televisora de alcance nacional que daba espacio a las denuncias por irregularidades del Gobierno; ofrecía tribuna a las comunidades afectadas por las fallas de gestión gubernamentales; divulgaba una perspectiva crítica y confería la adecuada jerarquía informativa a Henrique Capriles y otras figuras de la oposición democrática, quienes, pese a la densa maraña de las presiones y persecuciones han demostrado representar a más de la mitad de la población.

 

Tras su adquisición por miembros de la boliburguesía, el perfil de Globovisión fue desvirtuado, las comunidades acalladas mientras se difunde propaganda gubernamental y Capriles, prácticamente vetado. Este era el verdadero cometido, tanto de la compra como de los cambios que se han venido registrando en el canal, cerrar la última celosía mediática por donde podía verse el fortalecimiento de la alternativa democrática. Sin embargo, la nueva junta directiva ha insistido en que su proyecto es un medio “de centro”.

 

No están solos. El brazo mercantil de Los Enanos encuentra, con frecuencia, eco en cierto análisis de acento farandulero que periódicamente descubre que nadie en Venezuela tiene el patrimonio de la verdad y que “los malos y los buenos” están en todas partes. Esta es una simpleza equivalente a declarar que ningún grupo humano detenta la exclusividad de las tortas pasmadas o los peinados de mal gusto. Lo que esta tontería escamotea es que quien hace daño es la gente mala que está en el poder.

 

Y si son muy malos, muy tramposos y muy desconocedores de la ley, hacen mucho daño. De manera que los malos que cuentan son los malos en el poder, sobre todo cuando han arreglado las cosas de manera que nada los detenga. Lo mismo se aplica a los peinados, un asunto irrelevante, excepto cuando son vector del poder ejercido por una camarilla capaz de doblegar hasta ese extremo a la población, como ocurre en Corea del Norte, donde el partido comunista establece cuáles son los peinados legales y cuáles son excrescencia del imperialismo. El punto, entonces, no es si hay buenos y malos en grado paritario, esto es una obviedad, sino dónde están y cuál es el impacto de su acción.

 

Mientras en Venezuela haya un régimen violatorio de la Constitución y las leyes no habrá posibilidad para más polos que el de quienes cohonestan esta abyección (incluidos, desde luego, quienes sin tener militancia se han aprovechado de ella) y el de quienes la adversan. En realidad, es muy simple. Las leyes no son una opinión, no una postura sujeta a variaciones, una forma de percibir el mundo. Las leyes son un pacto fuera del cual no hay convivencia posible, a menos que una parte de la sociedad subyugue a la otra, para la cual no hay leyes ni derechos. Y resulta que este Gobierno ha violado la Constitución de forma sistemática desde el día en que se instauró.

 

El rechazo a la ilegalidad no es una disyuntiva ante la cual se titubea. Es un deber del hombre justo. Enfrentar este régimen no es cuestión de dilema. Es una obligación, porque sus desafueros jurídicos, su latrocinio, su secuestro a las instituciones, su desmantelamiento del aparato productivo nacional, su degradación de la lengua y la cultura no son hechos aislados sino que constituyen un sistema.

 

Los crímenes del chavismo, la destrucción a la que ha sometido al país, no son rugosidades puntuales. Sus estragos conforman un organismo cuyas partes están diseñadas y armadas para constituir una relojería de devastación. Frente a esto, no hay margarita que deshojar. Lamentablemente, es lo que le ha tocado a estas generaciones de venezolanos. No hay escapatoria ni indiferencia posible.

 

Desde luego, nadie hubiera querido esto. Ninguno de quienes han señalado los desmanes de Chávez y sus cómplices hubieran querido esta vida, este agotador enfrentamiento a los buitres. Pero las circunstancias no dejaron opción. Ser adversario de Chávez es destino que nadie quiere: la sola posición arrastra a quien la ocupa a la mediocridad y rustiquez de aquel. Todos hubieran preferido hacer surco en universidades, empresas, partidos… y no verse nunca arrastrados a las arenas fangosas en que se movía el felón que secuestró los poderes y abrió nuestros silos para que Fidel Castro y su particular banda de enanos (los evos, correas..) viniera a saciarse.

 

¿Era posible zafarse de ese destino? No. Con mil lamentos por el tiempo tan tristemente invertido, no. Con gran nostalgia de lo que hubiera podido ser un nutritivo y civilizado centro, no. No había otro camino en esta hora terrible de Venezuela.

 

Por Milagros Socorro

Presentación Campos viste de Vuitton

Posted on: agosto 25th, 2013 by Super Confirmado No Comments

Así como en su momento escogieron a Luis Tascón para encarnar la oprobiosa lista que serviría de instrumento de persecución y chantaje, ahora el chavismo ha seleccionado a Pedro Carreño para poner rostro a otra campaña de hostigamiento, esta vez no con tinte tecnológico sino de carácter bajo y primitivo.

 

En las dos ocasiones, los operadores del chavismo fueron escogidos por su buena disposición a participar en acciones canallescas; y por tener el perfil adecuado para cada ruindad. Luis Tascón era un andino blanco, ingeniero eléctrico con notoria inclinación a la informática, mientras que Pedro Carreño, de aspecto y modales bastos, es conocido por su zafiedad, dudosa formación y conocidas incursiones a los dineros públicos. El primero daba el tipo para una bribonada con inflexiones científicas y el segundo resultó tener las características que sus compañeros consideraron necesarias para caracterizar al Presentación Campos del siglo XXI.

 

Esclavo devenido mayordomo de finca, Presentación Campos es el protagonista de “Las lanzas coloradas”, novela de Arturo Uslar Pietri que narra fundamentalmente los hechos ocurridos en 1814. Este título imprescindible de la narrativa venezolana ofrece, al decir de Roberto Lovera De Sola, “una amplia pesadilla marcada por la violencia”, cuyo “mejor ejemplo no son las devastadoras batallas sino la violación de Inés, página de las más terribles de nuestras letras”. Inés es la joven propietaria de la finca, hermana de Fernando, patrón de Presentación Campos y objeto del odio y envidia de este. Cuando el mayordomo se apresta a dejar su para marchar a la guerra, uno de los negros le echa en cara que él no es el amo y que, por tanto, no puede conducirlos fuera de la hacienda, Camposlo mata de un machetazo. Inés lo enfrenta y Campos se baja del caballo, la golpea, la desnuda y la viola. Inmediatamente después, manda a quemar la casa.

 

Salvador Garmendia observaría que, en esta trama, “la sombra del fracaso y el derrumbe de los ideales, son hechos vivientes que salen de la historia para debatir en el presente con realidades más cercanas”.No otra cosa puede decirse del episodio protagonizado por el diputado Pedro Carreño, en la Asamblea Nacional, donde sus groserías degradaron no solo el escenario legislativo, sino la república entera que debió soportar la abyección del Presentación Campos redivivo.

 

Roberto Loveraapuntilla:“Presentación es parte del pueblo que sigue al caudillo violento. No tiene ideales, va a la lucha por la lucha misma, por obtener una nueva silla de montar, unas botas nuevas, quizá una tierra”. Efectivamente, como su antecesor novelesco, Carreño es un hombre sin principios, fugitivo de toda eticidad, como lo demuestra su historial de privilegios obtenidos a la sombra del poder, que le ha deparado no una silla de montar pero sí un vehículo que no podría obtener con su salario de congresista; no botas nuevas sino un guardarropa de lujo que le ha acarreado el mote de “el ex ministro de los zapatos Gucci y corbata Louis Vuitton” y que le permitió aparecer en Globovisión con una chaqueta Brione de 2.263 dólares; y no una tierrita sino un town houseen el complejo Bosque Valle, en una loma de Tazón, que, según investigación periodística de Joseph Poliszuk, El Universal, recibió como dádiva Gobierno (tanto él como a su hermano Hermes Carreño, entre otros validos de la revolución) en ese urbanismo, proyectado en para dar solución a la emergencia habitacional decretada tras la vaguada de Vargas.

 

En su intervención en la AN, donde Carreño se desentendió de los graves problemas que aquejan al país para exhibir su bagaje prostibulario, perseguir políticos de oposición y usar la homosexualidad como arma arrojadiza y como condición vergonzante, actualizó la pulsión genital de Presentación Campos, su violencia en paroxismo y, lo peor, su idea de que eso es lo que quieren las masas chavistas. Que esa arcada de primitivismo es la manera de conectar con las mayorías populares.

 

No tardaría Jorge Rodríguez (quien fue, por cierto, quien le entregó a Luis Tascñon la base de datos del CNE para hacer la ominosa Lista) en afirmar, en Twitter: “Todos somos Carreño”. Lo es, desde luego. Pero no es sincero cuando lo afirma. En realidad, esa declaración fue un gesto altivo y condescendiente: Rodríguez se cree superior a Carreño, a quien desprecia tanto comoa las bases pesuvistas para quienes destina lo peor de su naturaleza.

 

Por Milagros Socorro

La calle es el 8

Posted on: agosto 18th, 2013 by lina No Comments

Hace un par de semanas, Luis Miquelena, según la leyenda tutor de Chávez en materia de uso de cubiertos y sustitución de liquiliquis de poliéster por trajes bien cortados, se declaró “dispuesto a ponerse a la cabeza de una movilización nacional para detener los abusos gubernamentales”.

 

En entrevista a este diario, concedida al periodista Edgar López, el ex ministro del Interior repasó los crímenes del régimen y estableció la necesidad de una movilización nacional para “canalizar el descontento”. “Es necesario”, afirmó el cofundador del MVR, “que la gente tome la calle y que la protesta se sienta. El pueblo en la calle es la única forma de detener los atropellos del Gobierno”.

 

En su análisis, Miquilena mezcla varios asuntos que son distintos y que al ser puestos en la misma canasta pierden nitidez. La verdad es que ya la gente está en la calle. Tal como recogió El Universal este miércoles, solamente en los municipios Libertador, Chacao y Sucre de Caracas hubo cinco protestas a la semana, en promedio, para exigir viviendas, seguridad y servicios. Y, según la misma fuente, en lo que va de año ha habido 150 manifestaciones en la ciudad.

 

Vale recordar que el año pasado, en cálculo del Observatorio de Conflictividad Social, la sociedad venezolana batió su propio récord de protestas al llegar a 5.483 (15 marchas, concentraciones o cierre de vías diariamente, lo cual implicó a un incremento de 3% en comparación con el 2011, cuando esta organización pro Derechos Humanos contabilizó 5.338 manifestaciones). Al ofrecer esta cuantificación, el Observatorio añadió un apunte fundamental: las protestas de trabajadores pasaron de 2.093 en 2011 a 2.256 en 2012, lo cual supone un aumento de 8%.

 

Pero no solo los trabajadores o colectivos politizados se han echado a las calles a mostrar sus disgustos, también un grupo tan desguarnecido y vulnerable como pueden ser las madres de niños con leucemia, confiados a la salud pública, protestaron este miércoles a las puertas del J. M. de los Ríos y denunciaron que, como el hospital no cuenta con anestesiólogos ni con los insumos mínimos para el tratamiento de esa dolencia (mariposita o yelco usados por los enfermeros para tomar las vías) los niños son sometidos a punción lumbar con anestesia local, prácticamente en carne viva, con el consiguiente martirio para los pequeños pacientes.

 

Y el mismo día, en Paraguaipoa, Zulia, más de 200 hicieron la Caminata por la dignidad del territorio wayúu, mientras voceaban: “No más muertes en la Guajira”, “No queremos seguir siendo asesinados por el ejército”. En el mismo momento, en Maracaibo, los educadores se hacían notar exigiendo aumento salarial. En Anaco, Anzoátegui, voceros del consejo comunal de Lomas de Campo Claro denunciaban graves irregularidades del programa Gran Misión Vivienda. Y en Guayana persistían los focos de conflicto en plaza pública.

 

Todas estas expresiones se hicieron en un solo día de esta semana. Que se hayan sentido es otra cosa. En este aspecto influyen dos factores con tendencia al alza: miedo y falta de visibilidad de las protestas por falta de cobertura televisiva, debido al cierre de medios regionales independientes y al “apaciguamiento” de Globovisión, que ha reducido la pantalla de las protestas y, ya no digamos, al incansable trabajo político de Henrique Capriles Radonski.

 

Las acciones locales son un punto. El de estimular una iniciativa nacional que dé cauce al desencanto generalizado, es otro. Estas son las dos cuestiones que Miquilena parece confundir. La calle ya está tomada, por manifestaciones visibles (como las que trancan el tránsito y fastidian a los ya agobiados citadinos de Venezuela) y por las invisibles, que son las que mantienen los padres y representantes plantados frente a los intentos de ideologización de la educación; y así, tantos demócratas que calladamente hacen oposición en miles de lugares y secretas trincheras.

 

Lo curioso es que Miquilena haya pasado por alto el hecho destellante de que en este momento la gran avenida de la oposición venezolana es la que conduce a la demostración contundente de que es mayoría. Hasta el 8 de diciembre, la calle es política. Sin trochas que el gobierno pueda aprovechar para zafarse de la medición electoral. La calle es la del trabajo en las mesas electorales.

 

En suma, la calle a colmar de entusiasmo y de masas enfervorecidas es la que nos lleva al 8 de diciembre.

Milagros Socorro

La foto de la morgue

Posted on: agosto 11th, 2013 by lina No Comments

–Esa fue una foto que estuvo ocho meses guardada. No la publicamos cuando se tomó, porque era Navidad y no queríamos publicar algo tan fuerte en esas fechas. Pero esa era la realidad que había el 26 de diciembre en la morgue de Bello Monte –explica Thabata Molina, periodista de Sucesos de El Nacional por más de una década.

 

Esta declaración está contenida en la conversación sostenida, en 2012, entre Molina y Gaby Arenas de Meneses, como parte de una serie de entrevistas que servirían de insumo para una investigación acerca de las relaciones entre la comunicación masiva y la seguridad ciudadana.

 

–La foto –sigue Thabata Molina- se publica en agosto (de 2010), porque en ese momento tuvimos la Encuesta Nacional de Victimización hecha por el Instituto Nacional de Estadística y por la Vicepresidencia; y la situación que la encuesta reflejaba era la misma o peor que en diciembre.

 

Yo fui una de las que estuvieron de acuerdo con que se publicara esa foto, porque la gente tiene que saber que hoy en día el Estado no solo no te garantiza la vida, sino que, además, después de que te matan, tu familia tiene que lidiar con el hecho de que te tengan en esas condiciones. La gente tiene que esperar hasta cuatro días para que le entreguen a un familiar.

 

Entonces, el proceso de duelo se estira hasta más no poder y luego no consigues la funeraria por haber sido asesinado con arma de fuego. Es terrible para los familiares de las víctimas y la gente tiene que saber eso.

 

Por la publicación en primera plana de esa fotografía, que muestra sin trucos ni afeites un apilamiento de cadáveres de hombres jóvenes en la morgue de Bello Monte, una jueza con competencia en Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, acaba de dictar una medida que prohíbe a El Nacional la difusión de “imágenes de hechos violentos” y le impuso una multa equivalente a 1% de sus ingresos brutos durante 2009.

 

En la citada entrevista, Arenas le pregunta a Molina si “¿en algún momento pensaron que estas imágenes atentaban contra la integridad personal de los niños, además de la dignidad de las víctimas y de sus familiares?”.

 

–El niño– le contestó la reportera de Sucesos- lo ve en el barrio todos los días. Y allí es peor, porque les matan el papá, les matan a sus amiguitos. Están sentados jugando en la puerta de su casa y les pasa cerca una bala. Su mamá tiene que esconderse con ellos a las 5 de la tarde, antes de que haya un tiroteo. Eso es peor que una foto, porque el periódico ya no se exhibe guindado como antes, ahora está doblado y, si quieres comprarlo, vas y lo buscas.

 

En el barrio, los cadáveres en la calle son parte de la cotidianidad. Yo defiendo, a capa y espada, el haber publicado esa foto.

 

Yo la hubiese publicado en diciembre. Lo hicimos en agosto porque ese mes nos llegó una encuesta de victimización que el Gobierno tenía guardada y que mostraba unas cifras escandalosas de homicidios y secuestros. La foto es el reflejo de las consecuencias que deja esa victimización en la morgue.

 

Interrogada para el mismo trabajo, Cenovia Casas, editora jefe de El Nacional, respondió a la investigadora (en 2012): “Podríamos volver a publicar la foto y sería un reflejo de la situación actual. Es un documento, un registro. Es como cuando publicas una investigación a partir de un informe de Petróleos de Venezuela de 2010-2011, por ejemplo, y lo usas ahora para respaldar que no hubo mantenimiento y paradas.

 

Es lo mismo que usar encuestas para tomar referencias de una situación que necesitas documentar. Esa foto es un documento de una Venezuela peligrosa, de una Venezuela que no vive, precisamente, “una sensación de inseguridad”.

 

La imagen era, además, una respuesta al cierre de las fuentes oficiales, que en 2007 dejaron de divulgar el “parte de novedades”, que daba cuenta del nombre y edad de la víctima, así como la forma de muerte.

 

Después de ese año, al país se le negó el derecho de estar informado de manera confiable y transparente; y los periodistas debieron acudir a rutas paralelas para obtener datos acerca de homicidios y secuestros (infidencias de policías, testimonios de familiares).

 

La foto, dicen los voceros oficialistas, es grotesca. Se quedan cortos. Es horrorosa, es solo comparable a las del holocausto. Pero es fidedigna. Cotidiana. Y el Estado no ha hecho nada para que, al quitarle correspondencia en la realidad, se convierta en una ficción, en un mal recuerdo.

 

Con censura, con multa, con persecución a las libertades, la foto de la morgue capta una realidad que sigue vigente: el montón ha crecido sin pausa.

 

Milagros Socorro