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Es momento de asumir y continuar

Posted on: diciembre 15th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

“Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo”. Esta es una de las frases de Mandela que retumbó en mi cabeza durante muchos de los momentos difíciles que vivimos los venezolanos este año.

 

 

 

Sí, quienes decidimos dedicarnos a la política como oficio también sentimos miedo, incertidumbre y desespero. Quienes decidimos asumir esta responsabilidad no estamos aislados de la realidad que vive quien ruletea las farmacias buscando medicinas, quien no consigue un alimento, o quien despide a sus amigos y familiares en Maiquetía mes a mes.

 

 

 

Yo, como muchos, he caminado, he protestado, he marchado, he votado, he cuestionado más de una vez las formas y decisiones que como fuerza hemos tomado. He celebrado las victorias y he sufrido en carne propia las derrotas. He admitido que jamás estuve preparado para ver morir a alguien en medio de una protesta, tampoco de desnutrición, ni de mengua, ni por falta de medicinas. Sin embargo, hoy después de tanto, sigo dispuesto a darlo todo por cambiar el destino de este país.

 

 

 

Mi motivación siempre ha venido de la convicción de que el futuro de Venezuela puede ser distinto a este presente, y creo ciegamente en que lo será. Lo repito en cada momento, en cada mensaje y en cada asamblea de vecinos porque creo que solo con esa pasión es posible inyectarse la fuerza necesaria para seguir luchando sin descanso hasta conquistar ese país que tanto anhelamos y en ocasiones vemos lejano.

 

 

 

Hoy vivimos en una Venezuela que continuamente nos expulsa: la crisis, la escasez, el hambre, la inseguridad y un sinfín de razones nos hacen mantener el foco en la sobrevivencia y hacen ver el camino cuesta arriba. Muchos sienten que quienes gobiernan siempre van un paso adelante, que no hay acciones que puedan en su contra (aun cuando sabemos que las hay),  que es más fácil ocuparse de lo propio y que permitir que otros sean quienes luchen por el cambio que todos buscamos es la opción menos difícil de tomar. Muchos sienten que es más fácil resignarnos que seguir dando la pelea.

 

 

 

En lo particular, mi destino, al igual que el de muchos venezolanos, está atado al destino de este país. Decidí ejercer la política, el único oficio que estoy dispuesto a ejercer, en este país. Me veo construyendo una familia y un hogar, en este país. Veo a mis amigos que se han ido por falta de oportunidades, regresar a este país y a mis viejos poder disfrutar de sus últimos y mejores años sin preocupaciones ni sufrimiento, acá, en mi país.

 

 

 

Yo no estoy dispuesto a abandonarlo aun cuando la pelea se ponga difícil, aun cuando la incertidumbre haga meya. No estoy dispuesto a abandonarlo porque si todos nos vamos y nos resignamos no hay quien luche por él. No estoy dispuesto a abandonarlo porque estoy convencido de que solo con el esfuerzo y el sacrificio que hagamos hoy podremos tener un futuro distinto mañana.

 

 

 

Ante la tristeza y el desespero, la única opción es no decaer. Es entender que precisamente esa es la intención de quienes están en el poder, es asumir que hay que seguir dando la batalla sin prisa pero sin pausa, que vienen tiempos aún más difíciles y que debemos estar preparados física y mentalmente para afrontarlos. 2018 es un año clave para el futuro de Venezuela. Como mayoría debemos cohesionarnos, prepararnos y hacernos cada vez más fuertes para que el año que viene podamos salir definitivamente de quienes desde el poder han intentado condenarnos a vivir en un país hundido en la peor crisis de su historia.

 

 

La conducción política no debe ser una vía para la lucha de egos o la división interna, sino para reconstruir lo que durante 18 años este régimen ha destruido. Los espacios locales solo serán recuperados si logramos cambiar el país. Transformar esta realidad que estamos viviendo solo será posible si cada uno de nosotros entiende que es imprescindible su labor para lograrlo; si comprendemos que no es momento de buscar culpables ni de acusar, sino de asumir que se han cometidos aciertos y errores, metabolizarlos y buscar la manera de salir adelante y no volver a chocar una y otra vez contra la misma piedra.

 

 

 

Ser mayoría no basta si no creemos en nuestra fuerza, si no luchamos por demostrarlo, si nos desmoralizamos ante cada acción del adversario. No permitamos que sean ellos quienes ganen espacio en nuestra mente, no permitamos que nos dominen, que nos hagan creer que no ha valido la pena el alto costo que hemos pagado. Somos mayoría, somos más y más fuertes. Hemos sido nosotros los que hemos crecido en medio de la adversidad y hemos echado pa’lante, quienes año tras año damos la pelea y debilitamos aún más las bases de este régimen. Juntos vamos a cambiar este país.

 

 

Miguel Pizarro

@Miguel_Pizarro

 

La política se debe a la gente

Posted on: noviembre 18th, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

 

Para mí la política es un oficio que se debe a la gente, al servicio, a construir soluciones y transformar realidades. No hay espacios para el individualismo ni las verdades absolutas. No se trata de tomar decisiones y creerse un mesías, sino de explicar los motivos que nos llevan a elegir nuestras rutas.

 

 

Hoy los venezolanos no quieren votar para que los políticos tengamos un cargo; queremos votar por un cambio para nuestro país. Sin embargo, a pesar de que soy un convencido de que el camino electoral es la única vía para salir de este régimen sin aumentar el costo que hemos pagado, también considero soberbio y egocéntrico creer que en estos momentos nos basta ser mayoría para luchar contra esta dictadura, que basta con ser un buen candidato o que el miedo al adversario basta para motivar la participación.

 

 

 

Este oficio se trata de ser autocríticos, humildes y sobre todo humanos: debemos ser capaces de analizar los aciertos y también de sentarnos a explicar por qué no sucedieron las cosas que planteamos, cuándo falló la comunicación o el manejo de incertidumbre y expectativas, cuándo se han vendido falsos espejos sesgados por el inmediatismo y cuándo es necesario admitir que no podemos solos, que derrotar este régimen no depende de 30 personas ni de un partido político, sino de todos los que al igual que nosotros sueñan con cambiar este país.

 

 

 

Como sociedad también nos toca combatir de nuevo la antipolítica y el desinterés por lo público que nos trajo hasta aquí. No son pocos los que han vuelto a creer que este oficio es tarea de una élite, que existen soluciones rápidas para salir de esta tragedia; que es más fácil buscar culpables y que dejar de involucrarse es una solución o un castigo a la dirigencia cuando realmente su acción perjudica al país entero. Para quienes soñamos con un futuro distinto hay un solo obstáculo: el Gobierno. Si en vez de sumar nos encargamos de dividirnos entre nosotros, de nada valdrá el esfuerzo hecho para derrotarlo.

 

 

 

La lucha que está planteada ahora es para que nuestro voto valga, para que el camino electoral tenga sentido, para poder participar en elecciones con garantías en las que se respete nuestra voluntad. Sería ingenuo concentrarnos en hacer campañas y participar en otro teatro electoral lleno de trampas y abusos como el del 15-O en vez de subir la apuesta y enfocarnos en la preparación y la organización que todos necesitamos si deseamos salir victoriosos en las elecciones presidenciales. ¿Cómo? Presionando ante la comunidad internacional, exigiendo condiciones electorales, iniciando la formación de electores, movilizadores y testigos para defender el voto, definiendo en cada edificio y cada barrio cómo nos organizamos, cómo movilizamos a otros, cómo distribuimos la información, cómo somos útiles y cuáles son los planes A, B y Z para contrarrestar cualquiera de sus intentos de amañar el proceso. En definitiva, creando una estrategia que nos permita caminar juntos en la misma dirección.

 

 

 

En este país nací y crecí. Aquí es donde decidí que mi destino era hacer política, donde entendí que este oficio es una vía para construir soluciones y no para el uso del poder en beneficio propio. Venezuela y su gente es el ejemplo más palpable que tengo de que nadie puede robarnos la esperanza, de que en las peores crisis siempre es posible unirnos y vencer la adversidad y de que aunque intenten callarnos, estamos dispuestos a darlo todo por nuestros ideales.

 

 

 

Estoy seguro de que juntos podemos construir ese país de progreso que todos soñamos, en el que los aeropuertos sean sinónimo de reencuentro, en el que la escasez no siga siendo el suplicio de millones de personas, en el que la inseguridad no cobre más vidas y en el que podamos contarle a nuestros hijos y nietos cómo unidos derrotamos la última dictadura que intentó gobernar este país. Estoy convencido de que todo el esfuerzo y el sacrificio que estamos haciendo hoy nos permitirá triunfar mañana.

 

Miguel Pizarro

@Miguel_Pizarro

 

A todos los venezolanos

Posted on: julio 31st, 2017 by Laura Espinoza No Comments

 

Este Gobierno ha decidido tomar el peor camino, ha decidido avanzar con un fraude que agravará la crisis, el hambre, la miseria, agravará el rechazo y la presión a su modelo político fracasado y acelerará su salida del poder. El camino que decidió Maduro llevará a que el mundo entero lo aísle, abrirá la puerta a sanciones internacionales y resoluciones peligrosas.

 

 

 

Maduro se inventó el fraude Constituyente para intentar llevarnos a una negociación que se convirtiera en sumisión, para que entregáramos todo a cambio de nada, para construir la decepción que necesita en medio de la rebelión popular más grande que ha existido, y no lo logró.

 

 

 

En este momento están llevando a cabo el fraude “revolucionario” más grande de nuestra historia. Hoy habrá ciudades militarizadas, toques de queda, zonas de seguridad alrededor de los centros, reglas laxas para ayudar al fraude y mucha amenaza. ¿Qué revolución es esa? ¿Una revolución que intenta obligar a votar bajo la amenaza de matar de hambre o dejar sin trabajo a empleados públicos? ¿Una revolución dispuesta a accionar armas en contra de todo un pueblo con tal de aferrarse al poder? Una revolución fracasada que nos ha llevado a la peor crisis económica, política y social de nuestro país.

 

 

 

El grupito privilegiado que hoy gobierna cree que el sentimiento de frustración alrededor de la votación de mañana servirá para detener el reclamo de esta mayoría que lucha sin descanso por el cambio que nuestro país necesita. Subestiman la molestia y el hastío de quienes sufren las peores consecuencias de la crisis, se burlan de la desesperación de quien no tiene a dónde ni cómo irse, de quienes saben que su destino está amarrado al destino de esta tierra. Su ceguera los hace creer que esta lucha continúa en el plano formal, en el de las sentencias, resoluciones o leyes ilegales, y no es así.

 

 

 

Nosotros debemos seguir. Somos más fuertes que sus maniobras y nuestros objetivos han sido claros desde un principio: elecciones generales, libres y transparentes; apertura del canal humanitario que nos permita solventar la crisis que hoy vivimos; respeto a la Constitución, a la Asamblea Nacional y a los poderes legítimos; y liberación de todos los presos políticos. Hoy más que nunca debemos mantener nuestras exigencias y nuestra lucha con más fortaleza, más resistencia y más convicción.

 

 

 

Durante 4 meses no es poco lo que hemos avanzado y el territorio político que hemos ganado. Lo que empezó siendo una lucha de 20 diputados frente a un piquete movió la conciencia de más de 7 millones de venezolanos, causó la toma de acciones y de posturas por parte de quienes anteriormente apoyaban a este régimen y quebró diques dentro de las bases de la dictadura generando presión. La fiscal general, la ex defensora del pueblo, diputados, exministros, militares activos y retirados, y grandes adeptos al ala gubernamental decidieron desmarcarse y exigir también respeto a la Constitución y a nuestro derecho como venezolanos de elegir, a través del voto, el futuro de este país.

 

 

 

No ha sido en vano la madurez política que hemos alcanzado. Nos hemos organizado, hemos entendido que la paz, la unidad y la razón son nuestras armas en contra de quienes solo predican el odio, la violencia y la división entre hermanos. Hemos entendido que los problemas políticos tienen soluciones políticas, que el inmediatismo y los atajos solo desencadenan más crisis y caos y que no hay fórmulas mágicas para desafiar a la dictadura.

 

 

 

Nos hemos enfrentado a situaciones para las que ninguno de nosotros estaba preparado. El régimen ha violado una lista entera de Derechos Humanos, ha desencadenado episodios innecesarios de censura, represión salvaje, asesinatos, persecuciones, detenciones, torturas físicas y psicológicas. Y ante esto nuestra respuesta ha sido, es y será convertir el dolor en fuerza y motivos para cambiar esta realidad que estamos viviendo. La lucha de quienes perdieron incluso su vida en una refriega jamás será en vano. Es nuestro deber rendir honor a su esfuerzo, no retroceder, no bajar la guardia y no rendirnos.

 

 

 

A quienes hoy cumplen las órdenes para cometer tan inhumanas acciones, esta lucha también es por ustedes, es por su familia que también sufre por culpa de la escasez, es para que más nunca sean amenazados para seguir mandatos, es para que su uniforme sea sinónimo de honor y respeto y jamás sea rebajado ni utilizado para accionar armas en contra de quienes defienden sus derechos. Los venezolanos no deseamos soluciones militares a problemas políticos, nosotros exigimos que se apeguen a nuestra Constitución, la respeten y la defiendan.

 

 

 

Este país tal y como está planteado es ingobernable. Cuando una minoría intenta cerrar los caminos constitucionales, electorales y pacíficos, está condenada a sufrir las consecuencias del descontento y el clamor de una mayoría que quiere cambio. Vienen tiempos de amenazas y probablemente de mayor violencia y detenciones que requieren de nuestra preparación física y mental. Quienes iniciamos esta lucha, creemos fielmente en que si este país no tiene futuro, nosotros no tenemos futuro, y es por eso que estamos dispuestos a asumir el costo necesario de la libertad, la justicia y la democracia para Venezuela.

 

 

 

Ante su violencia y su intento de amedrentarnos y frustrarnos, más miedo debe darnos que Maduro se quede para toda la vida y nos condene a la realidad que estamos viviendo. En nuestro país todos sabemos que el Gobierno y su modelo han fracasado, lo que está en discusión es que tan costoso será salir de esta tragedia para los venezolanos. No se trata de poner la lucha en la polarización de valientes versus moderados, ni jóvenes versus viejos. La lucha que está planteada es la del país entero versus Maduro y su cúpula corrupta. ¡Y esa lucha la vamos a ganar!

 

 

 

No faltarán quienes en estos tiempos quieran llenar de culpas y de señalamientos, quienes crean que la desesperanza y el desaliento es nuestro único camino. A ellos también les digo, es necesario tomar acciones y posturas y no quedarnos en el discurso. Hemos movido conciencias y a ese chavismo que ha tomado posturas en contra de la ANC y las pretensiones de Maduro, también les decimos que es hora de unir esfuerzos en todos los frentes y luchar unidos.

 

 

 

Yo he visto chamos caer, he visto a madres llorar, he visto a barrios enteros resistir y no estoy dispuesto a regalar ni mi futuro ni mi país. No estoy dispuesto a esconderme y retroceder. Estoy convencido de que estamos en el momento más importante de nuestras vidas, de nuestra historia y nos tocó a nosotros ser quienes protagonicemos la lucha por el futuro y el progreso de todos, entonces hagámoslo.

 

 

 

El país que soñamos sí es posible, no caigamos nuevamente en la desesperanza y el sentimiento de derrota que nos llevó a paralizarnos el diciembre pasado. Mantengamos la fuerza que nos ha guiado en esta lucha durante 4 meses: una lucha por ese país en el que nuestro sueldo represente el esfuerzo que hemos hecho para ganarlo, en el que comprar comida y medicinas sea un proceso sin horas de cola hasta conseguirlas, en el que llorar a amigos y familiares en el cementerio por culpa de la inseguridad sea cosa del pasado, y en el que podamos decirle con orgullo a quienes han emigrado que nuestro esfuerzo incansable también fue por ese boleto que los trae de vuelta. Esa Venezuela depende de la convicción, la fortaleza, la constancia y la unión que mantengamos. ¡NUESTRO PAÍS VALE CADA MINUTO DE LUCHA, DE RESISTENCIA Y DE ESFUERZO!

 

 

 

Miguel Pizarro

@Miguel_Pizarro

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