MCM: La mujer que no le tiene miedo al miedo

Posted on: mayo 28th, 2023 by Lina Romero No Comments

 

 

El acontecimiento político más conclusivo y sorprendente en Venezuela en lo que corre del 2023, es que María Corina Machado está barriendo en las encuestas para las elecciones primarias previstas a realizarse en octubre del presente para elegir el candidato único que se batiría con Maduro para decidir quién sería el presidente de los venezolanos en el período 2024-2030.

 

 

Una auténtica confrontación de bloques o parte olas entre ciudadanos en la cual se funden lo electoral y lo mililtar, lo democrático y lo dictatorial pero cuyo ganador, salga de las urnas o los cuarteles, no se conocerá si una explosión popular deja plenamente establecida que ya los uniformados agotaron sus cañones y toca ahora a la sociedad civil recoger los vidrios y empezar a reconstruir otra Venezuela.

 

 

Es la experiencia que dejan 23 años de una suerte de juego de la candelita donde un sector muy importante de la oposición democrática no se convenció nunca que luchaba contra una dictadura de las más feroces que se conocen para engañar y burlar la voluntad popular y la dictadura hacía importantes concesiones al orden constitucional de modo que se pensará que en algún momento se le iba a aplicar la puntilla final.

 

 

Los resultados en las elecciones parlamentarias del 5 de diciembre del 2015 que le permitieron a la oposición ponerle la mano a la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y el acceso del partido “Voluntad Popular” a la presidencia de la AN el 5 de enero del 2019 elevando una carta de su militancia, la del diputado Juan Guaidó, quien 18 días más tarde, el 23 de Enero, recibió el apoyo de un Cabildo en Caracas para declararse “Presidente Interino”, pienso que fueron las grandes jugadas y oportunidades que se agenció la oposición para ponerle fin a la más grande tragedia que ha vivido el país.

 

 

Sin embargo, tal como ya había ocurrido el 11 de abril 2002 y el 6 de diciembre del 2007, cuando el país rechazo en las urnas una “Reforma Constitucional” propuesta por Chávez, no se fue a una ruptura definitiva y total con el régimen, a la creación de dos gobiernos, uno presidido por el Legislativo y otro por el Ejecutivo, sino que en las dos oportunidades se pensó más bien que con presiones más, presiones menos, la dictadura se rendiría, promovería unas elecciones libres, independentes y honestas y se le entragaría el gobierno al ganador.

 

 

Hubo otra gran oportunidad para recuperar la presidencia como fue la victoria electoral de Henrique Capriles en las elecciones del 13 de abril del 2013 para sustituir a Chávez quien había fallecido el 5 de marzo, y que el propio Maduro, en un primer momento, reconoció había perdido, pero después de un llamado y una denuncia ante el país y la comunidad internacional del candidato opositor de que le habían “robado” las elecciones, la oposición representada en la MUD (AD, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista) decidieron que era mejor “dejar las cosas como estaban” y esperar por mejores oportunidades.

 

 

No pensaron lo mismo Leopoldo López, presidente de “Voluntad Popular”, María Corina Machado, Presidente y Fundadora de “Vente Venezuela” y Antonio Ledezma, Alcalde Metropolitano de Caracas, quienes lanzaron un movimiento “La Salida”, convocando al país a desprenderse de la “vía electoral”, y conquistar la presidencia desafiando a la dictadura en la calle.

 

 

Fue otro fracaso de un nuevo empuje de las fuerzas democráticas para derrocar a la dictadura, pero no porque el pueblo no respondiera al llamado de “La Salida” de que solo en una confrontación se haría retroceder a la dictadura, sino porque la MUD, llamó a desconocer y deslegitimar una movilización que ya cubría todo el país, e igualmente se prestó a un intriga por la cual, Leopoldo López, se entregó a las fuerzas represivas de Maduro que, a partir de ese momento, fueron aislando más y más al movimiento opositor.

 

 

Pero lo peor fue que con la prisión de López y un saldo de 40 muertos, 300 heridos y 600 prosioneros, Maduro y la MUD dieron inicio a un diálogo para poner fin a la crisis nacional, en el cual, por supuesto, se planteaba la posibilidad a unas elecciones libres, independientes y honestas y que no fue sino otra argucia para enfriar la calle y esperar que con que el concurso de las multilaterales (OEA, El Grupo de Lima, El Vaticano, la UE) se restableciera la democracia venezolana pero sin disparar un tiro.

 

 

Puede afirmarse que con una opción tan predispuesta para que el entronizacimiento de una dictadura totalitaria en Venezuela no buscara otra vía que la “negociación”, si se llegó a una ruptura de hecho de la unidad de la oposición venezolana, con varias y distintas fracturas (así, por ejemplo, Leopoldo López y “Voluntad Populat” se reincorporan a la MUD), contribuyendo a que un último esfuerzo a mediados del 2017 para torcerle el brazo a Maduro en una enorme movilización popular y una vez fracasada esta, volvieran los diálogos, y pareciera que habría algún final cuando en el cambio que debía hacerse en la presidencia de la AN en enero de 2019, “Voluntad Popular” promueve al diputado, Juan Guaidó y este anuncia la presidencia interina del país.

 

 

Los sucesos que transcurren entre 2020 y el primer trimestre del 2023 son demasiados recientes como para que dilapide algunas líneas recordándolas, pero estamos a meses de realizar unas elecciones primarias que eligirían a “un candidato único” para enfrentar a Maduro en las elecciones presidenciales de diciembre del 2024, y sin que se pueda decir de que habrá primarias y ni siquiera presidenciales, el país ya decidió que su candidato es María Corina Machado.

 

 

En un universo donde en el total electoral se cuentan hasta 20 candidatos, y aspirantes como Capriles, Manuel Rosales, posiblemente Eduardo Fernández, uno de los hermanos Guanipa que representaría a “Primero Justicia” y Julio Borges, y para que no falte el bochinche que es inexcusable en Venezuela, Benjamin Rausseo, quien representaría a Juan Barreto y a otros desertores del PSUV, el partido que fundó Hugo Chávez.

 

 

En otras palabras, que muchos gritos, muchas posiciones, muchos devaneos, contra una sola voz, la que siempre ha dicho y sostenido que en Venezuela hay una dictadura totalitaria y que solo será derrota cuando el pueblo venezolano se levante y sin prisa ni vacilaciones saque a Maduro y su pandilla del poder.

 

 

Es la voz de la mujer que no le tiene miedo al miedo: María Corina Machado.

 

 

Manuel Malaver

@MMalaverM

El Foro de Sao Paulo y una empresa petrolera maravillosa llamada PDVSA

Posted on: marzo 26th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

 

No hay asomos de que algún politólogo de los muchos que trabajan ahora en dibujarle un nuevo diseño al mundo y a la humanidad que están haciéndose y a punto de abortarse o nacer, haya escrito una línea del rol que en tal prodigio ha jugado una organización política sudamericana bautizada como “El Foro de Sao Paulo” y que ya ha hincado sus garras en Estados Unidos, la UE, el Medio Oriente y Euroasia.

 

 

A lo sumo se hace mención que fue fundada a comienzos de los 90, meses después de la “Caída del Muro” de Berlín, en la segunda ciudad de Brasil y por tres comandantes guerrilleros entrados en años de los cuales se podía esperar cualquiera cosa, menos en insistir en un fracaso que ya les había comido las dos terceras partes de su vida: Fidel Castro, Manuel Marulanda Vélez, alias “Tiro Fijo” y Luiz Inazio Lula da Silva.

 

 

Se podría pensar que los “Tres Tristes Tigres” socialistas y suramericanos estaban en Sao Paulo merodeando en busca de insertarse en el “Novo Orden” mundial que nacía, bien pidiendo subscripción en la “Internacional Socialista”, o integrándose a cualquier otro tipo de alianza que se gestara en Washington vía la OEA, pero no-agárrense de las manos!- proclamando que el ”socialismo estaba más vivo que nunca, que seguiría recorriendo el mundo, que la catástrofe era obra de traidores soviéticos aliados de la CIA y que lo que procedía era insistir y no cejar hasta que la filosofía de Marx, Engels y Lenin imperara en el mundo”.

 

 

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Puede suponerse 32 años después la cara que pondrían los pocos asistentes al evento (entre los cuales se dice estaban los filósofos italianos, Toni Negri y Gianni Váttimo), quienes, pudieron pensar con toda justicia que en los discursos de despedida de los difuntos -por más ateos que sean- siempre es obligado hacer alusión a la inmortalidad de la carne y al anuncio de un regreso del muerto desde el más allá.

 

 

Sin embargo, la afirmación que estremeció el auditorio y pasó a ser la consigna fundamental de la “resistencia” la proclamó el propio Fidel Castro y fue “que América Latina se convertiría en la nueva “Tierra Prometida” del “Socialismo” y que a partir de ese momento los partidos socialistas, comunistas y sus líderes empezarían a luchar por su restauración en los países que liberaron Washington, Martí, Bolívar y San Martin”.

 

 

Entre tanto en los países capitalistas y democráticos de Occidente, en los que habían respaldado a EEUU en la “Guerra Fría” contra la Unión Soviética, se celebrara el fin del comunismo, la victoria del capitalismo, el triunfo de la democracia y un filósofo norteamericano de origen japonés, Francis Fukuyama, sostenía que había llegado “el fin de la historia”.

 

 

Pero no lejos de UE y EEUU se oían aún los cañones de una guerra que recién había terminado, la del terrorismo islámico encabezado por el presidente de Irak, Saddam Hussein, contra el gobierno estadounidense que presidía George Bush, y algo peor aún, nacía una nueva guerra, la de la organización fundamentalista “Al Qaeda” que capitaneaba el jeque, Bin Laden, contra EEUU, UE y la Civilización Occidental.

 

 

En otras palabras que, la sustitución del “Choque de Clases” por el “Choque de Civilizaciones” que había profetizado en un texto que hizo historia en 1996 el filósofo de la historia norteamericano, Samuel Huntington, no era ya una teoría sino una realidad, y diversos conflictos como la “Guerra de los Balcanes” y los transcaucásicos que siguieron en los países que se desprendieron de la exUnión Soviética, vinieron a desmostrar que no había “terminado” la historia, sino que había comenzado “otra”.

 

 

Ninguno tendría más significación a futuro, sin embargo, como uno que se anunció en el propio territorio americano, a tres horas del estado norteamericano de Florida, en Venezuela, país en el cual un teniente coronel, Hugo Chávez, hizo un pronunciamiento militar intentando un golpe de estado fracasado contra el presidente democrático y constitucional, Carlos Andrés Pérez.

 

 

Unas cargas de fusilería, ataques al Palacio y a la casa presidencial, 400 muertos, resistencia hasta la mañana del 5 de febrero de 1992 y la certeza entre la multitud y algunos expertos de la historia y de la política que el rumbo de la treintona democracia venezolana, había empezado a contar sus últimos días o años.

 

 

Porque Chávez, el golpista venezolano, no era un fundamentalista islámico, ni un terrorista de las huestes de Saddam, ni venía de Sarajevo, ni de Naborno-Karabab, sino un marxista entrenado por excombatientes guerrilleros de los 60, admirador de Fidel Castro y el Ché Guevara y decidido a “convertir la cordillera de los Andes en un nuevo Vietnam”.

 

 

De modo que, ya cuando pasaba su primera semana en la cárcel, comenzó a recibir apoyos, no solo de subversivos nativos sino también norteamericanos, centroamericanos, caribeños y de Sudamérica, su región natal.

 

 

En especial, recibió embajadadores del “Foro de Sao Paulo”, con quienes intercambió visiones, planes, proyectos, sueños, fantasías y dinero fresco que venía del narcotráfico que ya controlaba Marulanda en Colombia, expertos en propaganda y penetración de barrios que envió Lula de Brasil y de Cuba los primeros ofrecimientos para especializar soldados desincorporados de las FAN venezolanas para especializarlos en la guerra de guerrillas.

 

 

En lo referente a la “toma del poder”, el “Foro de Sao Paulo” recomendó a Chávez renunciar a los golpes militares, fundar un partido político civil y prepararse para las próximas elecciones presidenciales que se celebrarían el 8 de diciembre de 1998 y de las cuales tendría que salir presidente de todas todas.

 

 

En efecto, Chávez ganó la presidencia durante esa fecha y el 3 de febrero del año siguiente asumió la presidencia cambiando para siempre la historia de Venezuela, de América latina y quizá del mundo occidental.

 

 

Chávez y el “Foro de Sao Paulo” apalancaron su estrategia en cuatro pilares fundamentales: 1) Dirijir la riqueza petrolera venezolana a fundar partidos socialistas en la perspectiva de tomar el poder y corromper los democráticos para que ablandaran su oposición al asalto. 2) Disolver las Fuerzas Armadas Democráticas también corrompiéndolas. 3) Tomar la industria petrolera y su empresa fundamental, PDVSA, para que suministrara los recursos para el plan. 4) Constituir en la región bloque de países y de gobiernos socialistas y revolucionarios que enfrentaran y derrotaran al imperialismo norteamericano y sus aliados.

 

 

Como puede recordarse, era Venezuela que se llevaba al altar de los sacrificios revolucionarios, pues al adueñarse de su riqueza que en un 90 por ciento manaba del petróleo, era dejarla en la pobreza más extrema si el plan fracasaba como en efecto sucedió.

 

 

Fue repetir la experiencia que habían vivido Rusia y China cuando sacrificaron su bienestar a los delirios de Stalin y Mao y el primero hizo que el Imperio de los Zares perdiera 70 años de su historia, pero los chinos, ya en manos Deng Siap Ping se devolvieron y hoy es la segunda economía del mundo.

 

 

Venezuela, por el contrario, fallecido Chávez y en manos de Maduro, yace hoy en las ruinas, incursa en aventuras económicas bananeras como acaba de suceder con la pérdida de 3000 millones de dólares en malos negocios petroleros.

 

 

Sería largo pasearnos por los 24 años que llevan los chavistas y el “Foro de Sao Paulo” en el poder en Venezuela, pero destacando sus hazañas más notables señalaría que han emplazado dictaduras marxistas en Nicaragua, Ecuador, Bolivia, y la de Cuba, que pronto será septuagenia.

 

 

Argentina y Brasil, a los que han aplicado una receta de populismo radical suavemente socialista, los han respaldado en dos ocasiones con fichas férreamente partidarias del “Foro…”, los esposos Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández de Kirchner, a Lula da Silva quien ahora cumple dos períodos de gobierno y dando todo el apoyo posible a los dos primeros “globalistas” de la región: Gabriel Boric de Chile y Gustavo Petro de Colombia.

 

 

Pero la hazaña por la que está sonando en estos días el “Foro de Sao Paulo” es por desenganchar a América Latina del bloque de poder capitalista, occidental y cristiano que capitanean EEUU y la UE y acercarla a la nueva propuesta planetaria y humana que encabezan China y Rusia.

 

 

Los últimos sucesos llegados de Venezuela donde se sostiene que 3000 millones de dólares provenientes de exportaciones petroleras se perdieron en los mares que separan a América, Europa y Asia revelan que el gobierno de Nicolás Maduro forma parte de la alianza que busca separar a Latinoamérica de los Estado Unidos y Europa y convertirla en proveedor y receptor de la ideas, bienes y tecnología que ya nos inunda con audacias confucianas.

 

 

¿Dónde llegará todo esto? La palabra la tienen EEUU y su presidente Joe Biden quienes al parecer se están olvidando que habitan un continente que se llama América y no Norteamérica.

 

 

 

Manuel Malaver

El Padre Ugalde y las Primarias

Posted on: marzo 5th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

 

El Padre Luís Ugalde, hombre de Dios, exrector de la UCAB y sacerdote que no se ha perdido una sola de las batallas dadas por la oposición democrática contra las dictaduras de Chávez y Maduro en los últimos 23 años, escribió recientemente un artículo, “El Consenso es la primaria”, despachando sin más su optimismo sobre un “proceso” que juzgo de los más complejos que se ha propuesto la sociedad civil para llegar al final del calvario que ya algunos asoman ha exterminado las dos terceras partes del país que aún se llama Venezuela.

 

 

Insisto en “de los más complejos” porque llegar a la fecha de realización de las Primarias (22 de octubre próximo) se llevará ocho meses, no será convocada por partidos políticos ni cualquiera otra entidad que se les parezca (por más que ya se constituyó una “Comisión Nacional de Primarias”, CNP, presidida por el jurista, Jesús María Casal) la cual deberá asumir la responsabilidad de establecer las estructuras, tanto legales, como administrativas y de logísticas para que el evento sea una realidad.

 

 

La gran pregunta es entonces: ¿y de dónde saldrán los militantes, cuadros, funcionarios, técnicos y profesionales para que la propuesta sea algo más que una propuesta o, lo que sería algo peor, una propuesta hecha a la buena de Dios?

 

 

El Padre Ugalde tiene la respuesta: “De la Sociedad Civil. Es la hora de la Sociedad Civil y del surgir desde sus entrañas de la POLÍTICA con mayúsculas. Tenemos muy pocos meses para llevar a acabo esta hazaña histórica. No saldremos de la dictadura y de la pobreza que sufre el 90 por ciento de la población si cada uno de los venezolanos se limita lamentar y esperar que otros hagan el milagro que necesitamos”.

 

 

Y otra vez no podemos dejar de estar de acuerdo con el Padre Ugalde, aunque considerándonos obligados a advertirle que la “Sociedad Civil” -aun aquella de cuyas entrañas surge la POLÍTICA con mayúscula-, no es una entidad genérica, neutra, apartidista e irreprochablemente independiente, sino muy identitaria, constituida por hombres y mujeres que simpatizan o asocian con ideas, partidos, y líderes políticos y que llamados a la “obra heroica” de rescatar la democracia lo harán también pensando en los intereses de las banderías que representan.

 

 

De modo que, llamados a la obra magna de rescatar la libertad y la democracia, jamás se animarán a hacerlo si antes no consultan a quienes estiman sus organizaciones partidistas, líderes y conductores.

 

 

Y en el caso específico de la convocatoria que les formulará la CNP, hablamos de la captación y convocatoria de 50.000 voluntarios, financiamiento y organización en torno a unos 3.000 centros de votación bien distribuidos en todo el país, garantizar el voto de los venezolanos que sufragarán fuera del país, y los recursos que se harán imprescindibles para su implementación, promoción, información y propaganda que precisará a lo largo y ancho del país.

 

 

Pero si empezamos haciendo un recuento breve pero preciso (siempre siguiendo al Padre Ugalde) de los enormes esfuerzos que esperan a la CNP para que las primarias sean una realidad, es evidente que no nos referimos a los más difíciles y empinados, como serían las objeciones, obstáculos, trampas y triquiñuelas que atravesaría la dictadura de Maduro para que las primarias, no solo no resulten una batalla victoriosa, sino al menos irresoluble.

 

 

Anoto solo unos pocos: 1) Negativa que el gobierno ceda los locales para los centros de votación que ya dijimos alcanzan a 3000, o lo haga, aspirando a reservarse “el control del proceso”. 2) Que se niegue a brindar cualquier información sobre los venezolanos en el extranjero 3) Que igualmente no acceda a actualizar el Registro Nacional Electoral que haría imposible conocer cuántos venezolanos dentro como fuera del país están en capacidad de votar 4) Que active a los agentes que ya desde tres años tiene infiltrados y actuando como opositores en los amañados procesos que realiza a troche y moche para no reconocer al candidato “único” que elegirá las primarias para que represente al país en las elecciones presidenciales del próximo año.

 

 

Huesos duros de roer, que tal como sostiene el artículo del Padre Ugalde no pueden resolverse sino con una enorme presión de masas, de movilización popular, de confrontación y desafío en la calle, tal como hemos visto en los últimos dos meses con las protestas “por mejores salarios” de docentes, trabajadores de salud y obreros de la llamada “Zona del Hierro”.

 

 

Que hablan muy a favor de que la llamada “Sociedad Civil” asuma el rol de una “Sociedad Política” realmente descoyuntada, con los con que fueron sus principales partidos políticos hundidos en reyertas menores, acusados de incursiones en corruptelas y malhechurias, no solo en sus responsabilidades de los últimos 23 años, sino sobre todo en la que fue su última plataforma de actuación en la que pudo ser la clave para derrotar la dictadura, el Interinato, y regresada sin nada en las manos y con el rabo entre las piernas y clamando a gritos por la emergencia de otra política, otros partidos y otros liderazgos que, justamente, le dan una gran oportunidad a la iniciativa de las Primarias, que ponen de nuevo en el terreno de juego las ideas, los principios y los pilares para que sea el pueblo quien decida cuál será el único candidato que lo representará en las elecciones presidenciales de 2023 y que, desde la presidencia, tendrá la oportunidad de rescatar al libertad y la democracia en Venezuela.

 

 

Manuel Malaver

@MMalaverM

 

 

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su responsabilidad adsoluta y no comprometen la línea editorial de Confirmado.com.ve

 

Maduro y su circo sin pan

Posted on: febrero 5th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

El principio de política o más bien la frase para describir una situación no siempre precisa y mucho menos permanente, el “panem et circenses”, tuvo su origen en la República o el Imperio Romano, donde la desmesura de una expansión territorial que crecía sin parar impuso a los conquistadores mantener a la población de la Ciudad-Estado en calma, satisfecha y ajena a los atropellos que los “Imperators” cometían más allá de sus fronteras.

 

 

Pero podían ser abusos contra facciones de la propia población romana en la incansable lucha entre patricios y plebeyos, entre republicanos y tiranos, que no pocas veces se resolvieron en pavorosas guerras civiles como las que emprendieron César contra Pompeyo o Augusto contra Marco Antonio, que dejaron un material invaluable para el estudio de la teoría política, militar y social.

 

 

Acotemos que es en esta perspectiva como nos adentramos en “el panem et circenses” madurista, populista y aviesamente dictatorialmente también, con toda una gama de sucesos, personajes y ficciones que nos lo convierte en bocado imperdible si lo queremos auscultar desde la comunicación social, el cine, el teatro o la historia pura y simple.

 

De progenie relativamente nueva y novedosa, pues sinuosa como “forma” de política durante los dos milenios que nos separan del fin del Imperio Romano y el nacimiento del Cristianismo, el “panem et circenses” renace precisamente en Roma en los años 20 del siglo pasado, de la mano de un demagogo provinciano que se proclamaba restaurador del Imperio, que impactó a la Europa de su tiempo (y muy en especial a un austriaco llamado Adolfo Hitler) por su forma de combinar teatro con política, farsa con doctrina y tragicomedia con historia.

 

Hablamos de Benito Mussolini, político, periodista, socialista, que funda un partido, el Partido Nacional Fascista, con el cual toma el poder en 1922, pero ya desligado del socialismo y convertido en anticomunista y anticapitalista, que se declara heredero de la Roma Imperial, y del dominio sobre Mediterráneo y, por lo tanto, belicista, totalitario y decidido recuperar el espacio extracontinental que hacían de la Ciudad Santa y de Italia un Imperio.

 

 

Desde luego que, pura retórica, ya que Italia era una potencia mediana que ni siquiera había completado la revolución industrial y condenada a depender de este emperador de bolsillo que solo disponía de una enorme capacidad histrónica, dotes teatrales y capacidad de penetrar con gestos, gritos y halaracas lo que no era otra cosa que el sueño o pesadilla de un político transnochado.

 

 

Pero el desquiciamiento de Mussolini funcionó y no solo para ganarle un sólido apoyo popular y nacional que lo mantuvo en el poder hasta el fin de la II Guerra Mundial (cuando los italianos lo colgaron de los pies) sino para impactar y granjearle seguidores y aliados como Adolfo Hitler que lo imitó y superó en hacer de la política una obra maestra de la dramaturgia con toda la tragedia, farsa y teatralidad que tal afirmación contiene.

 

 

Pero los recién nacidos profetas del comunismo que se acababa de inaugurar en Rusia en 1917 y emprendían la aventura de convertir al mundo en un monasterio regido por la filosofía de dos pensadores alemanes, Marx y Engels, también vieron la utilidad de traer del mundo antiguo el invento romano del “panem et circenses” y así, mientras guerreaban por el mundo y establecían el socialismo en los países que conquistaban, se les veía imponer la marca que tanto contribuyó a consolidar a un viejo imperio y, dos milenios después, a consolidar dos nuevos: uno italiano y otro alemán.

Artículos Destacados00:1201:12 Al menos 16 muertos y decenasde heridos en un accidente detránsito múltiple en el centro de China – LaPatilla.comPuede decirse que, en las condiciones y circunstancias de instaurar el socialismo, un modelo que resultó totalmente inviable para crear riquezas y extrarordinariamente útil para destruir las que había recibido del capitalismo, la necesidad de establecer el “panem et circenses” resultó insoslayable y así la humanidad ha contemplado y sufrido el horror de ver pandillas de genocidas que, mientras por una parte, reducen a ruinas la economía y recursos de las sociedades que oprimen, obligan a sus ciudadanos a participar o ver espectáculos donde discursean hábiles oradores, o se les organizan desfiles, fiestas, conmemoraciones, festivales, aniversarios, donde deben reir, cantar, bailar y celebrar a la fuerza.

 

 

Una muestra muy próxima y muy actual de la aplicación del antiguo principio romano y su actualización en los siglos XX y XXI, lo experimentó la población en el continente amaericano con la llamada “Revolución Cubana” y su líder máximo, Fidel Castro, el cual vivió 90 años, de los cuales, pudo pasar más de la mitad parloteando, soltando discursos que podían durar hasta ocho horas, disparando declaraciones, entrevistas, amenazas, mientras su país pasó de ser el cuarto país más próspero de las América cuando el discurseador tomó el poder en 1959, a ser el más pobre cuando murió en el 2016.

 

 

Pero los latinoamericanos no tendrían que esperar otros 57 años para ver aparecer un nuevo Fidel Castro, porque el 2 de febrero de 1999, un militar de baja graduación, el teniente coronel, Hugo Chávez, ganó la predidencia de Venezuela en unas cuestionadas elecciones y arrancó imitando a su maestro y mentor, Fidel Castro, sino en todo, si en lo amasar su presidencia de discursos que pronunciaba viniera o no cuento y soltar promesas sobre la gandeza que esperaba al país, el fin de la pobreza, del capitalismo y el imperialismo yanqui, la dignidad, la liberación de los pueblos y cuantas babiecadas le vinieran a la mente a esta clase de libertador y redentor.

 

 

Catorce años duró Hugo Chávez en el poder (1999-2013) y fue para repetir la experiencia que habían vivido los rusos, los países de Europa de Este, y Cuba, que fue para recibir países prósperos y funcionales para convertirlos en ruinas, desiertos y fracasos, con sus pueblos azotados por hambrunas, sus poblaciones reducidas por la miseria, las enfermedades y las migraciones y lógicamente clamando a gritos porque se produjeran reacciones nacionales e internacionales que pusieran fin a tales tragedias,

 

 

Que en Venezuela, cuando Chávez murió de un cáncer de pelvis el 5 de marzo del 2013 pareció prenderse una esperanza, pero no, su sucesor, Nicolás Maduro, no dice tantos discursos como Fidel o Chávez, pero sus políticas las ha copiado de manera tan fiel y efectivamente, que destruyó lo poco que había dejado su mentor y hoy el país de Bolívar se pelea con Cuba y Haití el último lugar entre los países más pobres del mundo.

 

 

Tiene récords en cuanto a cifras de hiperinflación, caida del PIB, endeudamiento, pobreza extrema, y deterioro de la salud, la educación y el medio ambiente.

 

 

Otro es haber quebrado por primera vez en la historia una economía petrolera que debido a sus altos precios y producción, se consideraba blindada de las contingencias que rutinariamente arruinan a los países (guerras, pandemias, desastres naturales)

 

 

No se piense, sin embargo, que tal desastre sin igual en la sociedad post Segunda Guerra Mundial, haya afectado en absoluto el optimismo y el espíritu triunfador de quien, como ninguno de sus antecesores, ha recurido a la política o doctrina del “panem et circenses”.

 

 

Pero no discurseando, en entrevistas, declaraciones o cualquier ocasión donde pueda ofrecer sus chácharas, absolutamente insulsas, sin ideas, promesas, o atractivos que provoquen la atención de cualquier clase de públicos

 

No, el “panem et circenses” de Maduro se basa en promover una seudo economía de consumo que financian los pocos afortunados convertidos en millonarios en dólares o criptomonedas, quienes, instalan centros comerciales, restaurantes de alta gama y hoteles de lujo.

 

 

Hace apenas tres días se inauguraron dos estadios de béisbol, uno en Caracas y otro en La Guaira, donde se llevará a cabo la “Serie del Caribe”, evento que reunirá los equipos de seis países de la región y será la ocasión de que, mientras cunden el hambre, las enfermedades y arrasen con los venezolanos que aun no han decido emigrar, hayan ciudadanos de dentro y fuera del país que sostienen que el “Socialismo de Maduro es una fiesta”.

 

 

Manuel Malaver

@MMalaverM

 

Guaidó  ¿adiós a sus 15 minutos de fama?

Posted on: enero 29th, 2023 by Super Confirmado No Comments

 

 

No lo creo, pues estoy convencido que los millones de opositores venezolanos que lo percibieron hasta hace poco como presidente Interino del país, tienden a verlo más como una víctima de los jefes de las maquinarias políticas que impulsaron la iniciativa de liquidar la dictadura madurista por la vía pacífica y electoral, que como un  victimario que se prestó a maniobras contra los ciudadanos que aun no resultan claras ni explicables.

 

 

Por ahora, solo tenemos claro las acusaciones que se han cruzado el Presidente de Voluntad Popular, Leopoldo López y el Coordinador Nacional de Primero Justicia, Julio Borges  (sin duda los dos líderes que manejaron con más propiedad y soltura las políticas y recursos del Interinato) y sobre los cuales ha venido cayendo la responsabilidad del fracaso de una estrategia que, no hay dudas, ha sido de las más hábiles y lúcidas para poner fin a la dictadura de Maduro.

 

 

No hay que olvidar, sin embargo, que el intento de crear un Poder Legislativo enfrentado sin tregua al “Poder Ejecutivo” de Maduro (que de hecho era un “gobierno paralelo”), nació con el sello del escándalo y la corrupción, como se evidenció la madrugada del 23 de febrero del 2019 -horas antes de que se diera inicio a una operación conocida como la “23-F”-, proyectada para que un convoy de camiones cruzara la frontera entre Cúcuta y San Antonio y llevara medicinas a los hospitales venezolanos, pero frustrada  antes de iniciado el cruce, cuando desde el motel “El Penélope”, en la ruta internacional Colombia-Venezuela, informaron que dos venezolanos, el diputado, Freddy Superlano, de VP, -responsable de la Operación-, y un primo suyo, Carlos Salinas, habían sido objeto de un intento de envenenamiento por dos prostitutas y en cual, el primero había sido rescatado en grave estado de salud, y el segundo, muerto.

 

 

Nunca se le dio una explicación satisfactoria al país de parte del Interinato y del partido que manejaba los hilos tras el operativo, VP, de cómo fue posible que un diputado responsable de un esfuerzo político que involucró a gobiernos y partidos de la región cometiera tamaño estropicio y mucho menos del origen y fin  de los recursos empleados y despilfarrados en un iniciativa que fracasó rotundamente y fue el primero de otros dislates que fueron llegando desde diversas fuentes e implicaban a funcionarios del “gobierno paralelo” que se empeñaba en derrocar a Maduro.

 

 

El siguiente, que superó al primero en dispendio de recursos e importancia estratégica, está centrado en la actuación de dos dirigentes nombrados por Leopoldo López, para que dirigieran el total de las operaciones -y muy en especial las administrativas-en la decisiva línea fronteriza Cúcuta-San Antonio y muy en especial, en la capital del departamento del Norte de Santander: Kevin Rojas y Rossana Barrera, los cuales debían atender el alojamiento y la manutención de 1.450 miembros de la FAN (entre soldados y oficiales) que habían sido ganados por el Interinato para que desertaran, se estacionaran en la raya y esperaran (posiblemente una invasión del país) y se tradujo en otro gigantesco despilfarro, puedes decenas de millones de dólares llegados de Caracas se manejaron “sin control” por los enviados de López, se emplearon en todo, menos en lo que debían, se sobrefabricaron y adulteraron facturas, abultaron nóminas, se sucedieron las francachelas y fiestas en lugares no precisamente legales ni confiables y al final Cúcuta se convirtió en un hervidero donde los comentarios solo se referían al carnaval de billetes verdes que había traído la “Operación 23-F” a la región.

 

 

Aquí también hubo denuncias de parte de cuerpos de inteligencia colombianos y del embajador del Interinato en Bogotá, Humberto Calderón Berti, ante Guaidó, Leopoldo López y otros jefes de las Comisiones de la AN responsables de vigilar y controlar los recursos destinados a la álgida situación de Cúcuta, pero solo se obtuvo el despido del embajador Calderón Berti de su alto cargo en Bogotá y la sospecha expresada al presidente Duque de que el DAS actuaba manipulado por Maduro y las Farc.

 

 

Pero estamos hablando del menudo del conjunto de acusaciones sobre transgresiones a las normas que según la Constitución y la normativa de la Comisión de Contraloría de la AN, no pudieron jamás suceder en una institución como el gobierno Interino que debía entrenarse en un manejo escrupuloso de los bienes de la República que debía rescatar de las manos de funcionarios irregulares acusados de hacer parte de la “Internacional del Crimen Organizado”.

 

 

Sin embargo, señalamientos como el manejo “politizado y partidizado” de los recursos de “Monómeros Colombo-Venezolanos” (empresa de fertilizantes creada por Pdvsa y el gobierno colombiano para el suministro de tan vital aditivo para las labores agrícolas), los gastos que se dirigieron a los conflictos legales que debían defender activos como Citgo en los Estados Unidos y las diversas ayudas que desde la EU, la ONU, la Acnur y la Unsaid, se enviaron para actividades a favor de la democracia y la ayuda a los siete millones de refugiados venezolanos que ruedan por el extranjeros, son preguntas a las cuales aun no se le dan respuestas y de la cual se espera una información para los próximos días o semanas.

 

 

De todas maneras, puede sostenerse con fundamento que el Interinato como gobierno desapareció el 30 de abril del 2019, cuando Leopoldo López convenció  a Juan Guaidó, presidente de la AN y del Interinato, a promover una intentona golpista, con un llamado al pueblo a tomar Miraflores y ocupar los cuarteles, que fracasó cuando el pueblo no respondió y obligó a López a pedir refugio en la Embajada de Chile en Caracas, para después  asilarse en la embajada de España desde donde organizó su viaje y residencia en ese país pero no sin antes de que fueran detenidos y encarcelados los pocos militares y civiles comprometidos en la asonada.

 

 

Debe destacarse que Guaidó, presidente del Interinato y de la AN, -y quien aparentemente era el jefe del frustrado golpe-no pidió asilo, no se fue del país y se mantuvo dando la cara en el curso de los sucesos y en todo momento agitó la calle  para que tomara Miraflores y los cuarteles y derrocara a la dictadura de Maduro.

 

 

Pero no ha sido otra su actitud durante los cuatro años que duró el Interinato, sin duda que valido de la inmunidad que le garantizaba su condición de diputado, pero dando pruebas de un coraje que en diversas ocasiones y oportunidades permitió conocer el talante que aun le garantiza un liderazgo que se ha mellado, pero no perdido.

 

 

Es un político de las últimas generaciones, de apenas 40 años, nacido en La Guaira en 1983, graduado de ingeniero industrial en la UCAB en 2007, en el 2009 está al lado de Leopoldo López en la fundación  de VP, electo diputado por esa organización en las elecciones del 2010 y el 2015 y desde los días en que resultó presidente de la AN y del Interinato, capaz de sostener una relación carismática y de arraigo con el pueblo que, en su mayoría, no le ha dado la espalda en estos años.

 

 

Es difícil precisar cuál pudo ser su responsabilidad en la estrategia que diseñada e implementada por los dirigentes de la MUD  en los meses finales de 2018 (López, Borges, Ramos y Rosales) lo colocaron al frente de la AN y del llamado Interinato, pero lo cierto es que, fuera como delegado o artífice de la estrategia, su nombramiento se tradujo en una movilización popular como no se conocía desde el 2017 y una aceptación internacional que le granjeó el reconocimiento de 60 países y el apoyo de multilaterales que le dio un profundo segundo aire a la entonces golpeada oposición.

 

 

Tampoco está clara su culpabilidad en el manejo doloso de los activos del Interinato que, como se sabe por la “guerra López-Borges”, fue obra de uno de estos jefes (o de los dos) y que Guaidó como funcionario delegado y “disciplinado” tuvo que aceptar.

 

 

Claro que algunos de sus críticos más feroces argumentan que tuvo que conocer y denunciar y aprovechar la oportunidad para separarse de VP y de la MUD para fundar una organización política de sello propio, con su firma y huella dactilar, pero seguramente que consideró que no estaban dadas las condiciones para tal paso.

 

 

Por ahora lo que sabemos de Guaidó es que disuelto y todo el Interinato se mantiene en la calle, animando y promoviendo movilizaciones como las del domingo pasado y quizá hasta pensando en ser el líder de un nuevo partido que empiece recogiendo los restos, hoy dispersos, de los grandes partidos que fueron VP y PJ.

 

Manuel Malaver

 

El Darién o el infierno que espera a los pobres que huyen del socialismo

Posted on: septiembre 18th, 2022 by Maria Andrea No Comments

 

 

El Darién, el pavoroso “Tapón de Darién”, ha terminado al fin despertando el interés de mi teclado y con recuerdos de lecturas, repaso de documentales que ví hace algunos años, relatos de aventureros que se acercaron a sus follajes, y sobre todo, chequeando y confrontando el material que sobre su “siniestralidad” rueda desde hace algunos meses, he ensayado sumarme a la truppe de opinadores que, por los menos, en América y Europa, derraman ideas y noticias sobre el tema.

 

 

No es tarea fácil, pues sus tentáculos pueden extenderse a países tan lejanos como Bangladés, Sri Lanka, Somalía, Yemen y Pakistán y el interés por ingresar a sus cenagosas fauces va, desde ejecutar misiones para el narcotráfico nacional e internacional, hasta huir simplemente de la pobreza de los países de origen, pasando por la urgencia de escapar de la persecucíon de dictaduras socialistas que, al hambre y la miseria, unen la horca y el cuchillo para desterrar a sus ciudadanos de sus bienes y propiedades.

 

 

Por eso, más que un drama o tragedia nacional o continental, “El Darién”, es un holocausto global, definitivamente diseñado y controlado desde los altos mandos del “Crimen Internacional Organizado” y que, tanto como las cifras de un gigantesco negocio que se tasa en billones de dólares, lo activan también intereses políticos, como pueden ser los que se mueven tras la aprobación del “Pacto Mundial para la Inmigración Segura”, patrocinado por la ONU y celebrado en Maruecos el 11 y 12 de diciembre del 2018 y cuyo objetivo fundamental es movilizar poblaciones de unas, a otras regiones del planeta, a fin de fusionarlas, mestizarlas, colorearlas y llegar al Grial de la humanidad de un solo color y una sola piel.

 

Por eso, el destino final de las caravanas que desde aproximadamente 10 años cruzan “El Darién”, son los EEUU de Norteamérica, país del que puede decirse es el último estado nacional con todos los rigores del mundo occidental, fóbico a mestizar su población blanca caucásica con razas de otros tintes, una producción de riqueza en capacidad de sostener el impacto que significa la asimilación de inmigrantes llegados a mejorar sus niveles de vida y un poderío militar que todavía puede enfrentar y derrotar la desestabilización que promueve el “Foro de Davos” y el “Nuevo Orden Mundial”.

 

 

De ahí también, que el primer dato o señalamiento histórico que tengo que dar a los lectores de estas líneas sobre “El Darién”, es que no fue descubierto por inmigrantes venezolanos, ni convertidos por éstos en sus usuarios de primera generación, sino que, antes de que tuvieran noticias de sus posibilidades como vía de escape de la dictadura madurista, ya asiáticos, africanos, sudamericanos y caribeños lo habían atravesado o dejado su salud o vida en él.

 

 

Investigadores con mucho más tiempo y vocación que yo sobre los asuntos de “El Darién”, datan el 2004 como la fecha en que inmigrantes llegados de India -y en especial de Bangladés y Pakistán-, aparecieron por primera vez en el Golfo de Urabá en Colombia tratando de viajar a la intricada selva y al 2010 -año del pavoroso terremoto de Haití-, como hito que comienza acercar a caribeños, y a centro y sudamericanos buscando una salida hacia el Norte.
En este orden, habría que destacar que la inmigración de los haitianos punteó hasta hace poco las caravanas que, por ejemplo, el año pasado, alcanzaron los 130.000 viajeros, seguidos por cubanos, brasileiros, peruanos, ecuatorianos -y ahora chilenos- y que una presencia importante de venezolanos no vino a tomar visibilidad sino en los últimos tres años.

 

 

El año pasado, por ejemplo, ya los nacionales se habían colocado en el primer lugar con 4516 viajeros, y ya para los primeros meses de este año, el pronóstico era que se podía duplicar.

 

 

En cuanto al total de cifras de muertos desde que se abrió “El Darién”, es evidente que se ha hecho imposible precisarlas, pero las autoridades panameñas siguiendo algunas pistas de los últimos años, estiman que podrían situarse en un promedio de 1000 o 2000 anuales.

 

 

Más específicas pueden ser las cifras de los inmigrantes afectados por dolencias postraumáticas y afecciones de distintos signos y de mujeres violadas y maltratadas en plena selva por los llamados “Coyotes” y delincuentes de la narcoguerrilla y la trata de blancas que se cuentan de a miles.

 

 

“Horrores” que recuerdan “El Corazón de las Tinieblas” de Conrad o el film “12 Años de Esclavitud” de Steve McQueen, que no se explica por qué no prendieron las alarmas de ACNUR, la OEA, HRW y tantas ONG globales que, presuntamente, le hacen seguimiento al maltrato y a la trata de inmigrantes, y no realizaron durante años la más mínima denuncia ni mención de lo que sin duda alguna es otro holacausto realizado a plena luz del día y sin que llame la atención de gobiernos y multilaterales.

 

 

En el caso de “El Darién”, pricipalmente de los gobiernos de Colombia y Panamá, las dos administraciones democráticas donde ocurren violaciones diarias y constantes de los Derechos Humanos de tal número de seres humanos y a los cuales simplemente se les “permisa” para que crucen de un país a otro y continúen su viaje hacia una más humana forma de vida, pero que también, sino es reglada y formalizada, puede devenir en atropellos, abusos, torturas y, no pocas veces, la muerte.

 

 

Pero este no es el único -y ni siquiera el más asombroso horror- de los tantos que se tropieza uno cuando se acerca a echarle una mirada al “Darién”, sino que habría que contabilizar el hecho de que en los sucesos que se van descifrando cuando se siguen los pasos de una pareja de bangladeses que están en la población de Necoclí, Antioquía, Colombia, esperando cruzar el golfo de Urabá para desembarcar en Caparganá, el primer pueblo panameño y ya en el Tapón, se descubre que no hay nada casual, espontáneo, improvisado, sino que fueron contactados por una organización en Daca, la cual les vendío la propuesta del viaje por 6.000 dólares, y durante tres meses, los tiene más cerca de la meta: a 6 mil kms de la raya de México a EEUU, y de ahí 7000 para llegar al destino definitivo: Nueva York.

 

 

Y ya estamos frente “El Darién” y el territorio de dos países que dejaron estos pueblos fronterizos en manos de la guerrilla de las FARC, y después, cuando la organización fundada por “Tiro Fijo” se pacificó, a unas tales Defensas Gaitanistas, a grupos del Cártel del Golfo y a unos cuerpos de civiles, “Los Coyotes”, que son los que se encargan más o menos de darle alguna guía a los inmigrantes que tardarán entre ocho o diez días para cruzar la intrincada selva.

 

 

Y ahora a persignarse y seguir a estos grupos de hombres, mujeres y niños que con morrales, machetes, menjurgues de aceite de culebra para contrarrestarse alguna picadura, botellones de agua y provisión de comida, van paso a paso por trochas, vados, quebradas, selva tupida, aullidos de monos de los manglares, cantos de aves asustadas y un silencio de hojas, ventoleras o respiraciones forzadas que hacen pensar que una vigilancia rigurosa se ejerce alrededor y tras los viajeros.

 

 

Por que de eso se trata “El Darién”, de un territorio donde no se divisa ninguna autoridad oficial, pero si paramilitares, mafiosos, guerrilleros, coyotes, que no pierden de vista y trazan el hilo que no deja escapar a estos esclavos del hambre, la exclusión y la represión política que deben entregar hasta el último centavo de sus ahorros.

 

 

De vez en cuando aparecen grupos reporteriles de televisión, cableras o caneles de Youtube, oyen los relatos de los que avanzan o que se quedan, ven los restos de cadávares o esqueletos, o de tumbas medio abiertas, pero sigue la marcha y la lluvia, los rios que se cruzan con riesgos de familias enteras e imágenes que ni Conrad, ni Kafka, ni Vargas Llosa hubieran podido calar en profundidad.

 

 

Y al final, aparece el sol, la luz, la llegada al pueblito de Bajo Frío, que unido a los de San Vicente y Lajas, son los primeros donde autoridades panameñas revisan los documentos y la salud de los sobrevivientes, mientras se preparan a tomar autobuses que les reservan otro mes de recorrido y le permiten conocer las fronteras, autoridades y territorios de países como Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México y el adorado cruce de EEUU, que viene por el Río Bravo o el llamado muro que penetran sin problemas.

 

 

“Esto no es sino una invasión” me dice un experto en inteligencia que me pide no mencionar su identidad “y en la que están involucrados países, gobiernos, trust económicos y partidos políticos y que en lo que va del gobierno de Biden puede llegar a los cuatro millones de inmigrantes”.

 

 

Y pasa a leerme la portada de un medio donde cuentan que el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, envió dos aviones fletados de inmigrantes colombianos y venezolanos a la lujosa isla de “Martha,s Vineyard” en el Estado de Massachusetts, cuyo gobernador es demócrata y así sale a la luz pública este choque entre estados y gobernadores de los dos partidos sobre el tema de la inmigración.

 

 

En realidad una situación política conmocional que obliga a pensar que cambios cuyos sentido no nos atrevemos a moldear están sucediendo en el mundo, que EEUU es víctima de una conspiración desde dentro y desde fuera y que titulares que en las peores pesadillas no nos atrevimos a deletrear pueden aparecer cualquier noche en el noticiero de “Time Square”.

 

 

“Durante mucho tiempo” declaró recientemente un inmigrante venezolano en un canal de televisión de Miami “se dijo que EEUU iba a invadir la América Latina y ahora son los latinoamericanos los que estamos invadiendo los EEUU”

 

 

Manuel Malaver
@MMalaverM

Boric y la derrota del totalitarismo identitario

Posted on: septiembre 11th, 2022 by Maria Andrea No Comments

 

 

Sería ingenuo -por no decir irresponsable- no buscar los orígenes de la derrota catastrófica que sufrió el domingo pasado la coalición que respalda al presidente Gabriel Boric en el plebiscito donde se le pedía al electorado chileno pronunciarse por un “respaldo” o “rechazo” a la redacción de una nueva Constitución.

 

 

Y no es que como dice la letra de un muy celebrado tango  “la historia vuelve a repetirse”, sino es más bien “otro capítulo” en la continuidad de una historia política, económica y constitucional, que en lo que se relaciona con el resto de los países latinoamericanos, tiene sus propios detalles, matices y colores.

 

Por ejemplo, Chile fue el único país suramericano en derrotar en la guerra de la conquista a los colonizadores españoles y con tal ímpetu, coraje y persistencia que dio origen al estremecedor poema épico, “La Araucana”, del poeta e historiador hispano Alonso de Ercilla.

 

 

No sé si aún se mantiene en los pensum de literatura del bachillerato de los países de la región los estudios y referencias al poema de Ercilla sobre la guerra entre españoles y araucanos, si fueron censurados por tantas emociones que genera el nacionalismo, pero si fue así me limitaría a recomendarles que busquen en Internet y lean el glorioso soneto que le escribió Rubén Darío al jefe araucano, Caupolicán: “Es algo formidable que vio la vieja raza, robusto tronco de árbol al hombro de un campeón, salvaje y aguerrido, cuya fornida masa, blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón”.

 

 

En lo que quería insistir es que allí, en la Araucania, continuó, se alargó y multiplicó un pueblo, el Mapuche, en lo que se conoce la frontera del Bíobio y que si bien se plegó a la guerra de Independencia contra España, pretendió hacerlo siempre bajo sus propios términos y su particular, rotunda y especial historia.

 

 

Los constituyentistas chilenos del siglo XIX, los que forjaron la república democrática y liberal, entre los cuales estuvo un venezolano excepcional, don Andrés Bello (adorado en Chile y poco enaltecido en su país) no desdeñaron ni olvidaron estas “señalizaciones” históricas y construyeron una sociedad consensuada y plural, multirracial y multicultural que derivó hacia un mestizaje donde los chilenos se reconocen por chilenos y no por descendientes de españoles, mapuches, quechuas, alemanes o ingleses.

 

 

“Yo nací en la Araucanía” decía recientemente el sociólogo y filósofo Axel Kaiser, defensor de la ideología liberal y de la unidad de Chile en una entrevista en Youtube “ y me crié y eduqué entre mestizos, blancos puros y mapuches puros y nunca sentí que era otra cosa que chileno”.

 

 

Y ha sido la preocupación por la preservación de esta identidad lo que ha permitido que Chile haya pasado por grandes crisis como la “Guerra del Pacífico” contra Perú y Bolivia (1879-83), la pugna entre parlamentarismo y presidencialismo (1886-1891) que culminó con el suicidio del presidente José Manuel Balmaseda, la de1925 cuando un grupo de militares socialdemócratas capitaneados por el general Marmaduque Grove obligó a renunciar al presidente Arturo Alessandri (“El león de Tarapacá”), quien regresó meses después, promovió la redacción de una nueva constitución y legó el poder a su más obsecuente seguidor, el general, Carlos Ibañez del Campo.

 

 

De modo que, una crisis de enormes proporciones, con mucho superior a las que condujeron al suicidio de Balmaseda y al golpe de estado de Grove en 1925, no vino a conocer la República de Chile sino el 11 de septiembre de 1973, cuando una asonada militar comandada por el general del Ejército, Augusto Pinochet, derrocó al gobierno democráticamente electo del socialista Salvador Allende, provocando su suicidio y un baño de sangre que aun sacude conciencias dentro y fuera de Chile por su crueldad y quizá inutilidad.

 

 

La gran pregunta es: ¿Por qué el general Pinochet y los militares y partidos políticos que lo secundaron (entre otros el “Demócrata Cristiano” de Eduardo Frei) no buscaron la vía del consenso, de la negociación y la conciliación que tantos resultados provechosos le habían dado a Chile en crisis parecidas y hasta más dramáticas  y se lanzaron a una aventura que es cierto, liquidó a un enemigo temerario como el socialismo, pero sin duda a un costo que no merecía pagar la nación chilena?

 

 

Desde luego que, la respuesta más a mano puede estar en el contexto internacional del recrudecimiento de la “Guerra Fría” entre EEUU y la URSS, las naciones democráticas de Occidente y el bloque socialista y totalitario encabezado por China, Rusia y un enclave que ya habían colocado en América: Cuba,

 

 

Lo cierto es que estábamos ante la gran ruleta de un gran juego internacional, donde jugaban apostadores como Richard Nixon, Henry Kissinger, Leonid Breznev, Chou En-Lai y un conjunto de militares y civiles Sudamericanos, dictadores de tomo y lomo como Stroessner, Videla, Bordavery y Figuereido.

 

 

Tiempos también de “La Operación Cóndor”, entente de dictaduras de la región para traspasarse información, perseguir y vigilar opositores de izquierda y enviárselos a sus aliados o hacerles el favor de liquidarlos en su nombre.

 

 

Y de la aparición de un nuevo credo o filosofía económica, el neoliberalismo democrático y capitalista, que postula que el estatismo económico o keynesianismo que  domina en la mayoría de los países latinoamericanos, es la causa del atraso, la pobreza y las injusticias sociales que corroen la región.

 

 

Música para los oídos del general Pinochet y sus acólitos en Chile, quienes, decidieron “refundar” el país, darle una nueva orientación económica, barrer con cualquier vestigio de socialismo y llamar a los empresarios privados para que gestionaran empresas, servicios y todo cuanto tuviera que ver con la producción y distribución de recursos.

 

 

“Convoco a los chilenos mayores de 18 años” dijo Pinochet en una alocución donde presentaba el nuevo texto “a un plebiscito para que se pronuncien sobre la aprobación o rechazo del texto constitucional propuesto por la junta de gobierno. Un texto fundado en la libertad personal en todos sus ámbitos, en la propiedad privada de los medios de producción y en la iniciativa económica particular en todos sus ámbitos”.

 

 

Y nace así al calor de la más feroz dictadura, entre denuncias de torturas, asesinatos y desapariciones el primer modelo de desarrollo de democracia liberal y capitalista en América Latina, blanco de ataques por los izquierdistas y socialdemócratas de todos los matices y saludado por los partidarios de la economía de mercado y el estado de derecho como la única tabla de salvación de la región.

 

 

Pero Pinochet no logra convertirse en dictador vitalicio y es destituido en un plesbicito sobre su mandato realizado el 5 de octubre de 1988, el cual da inicio al proceso conocido como la “Concertación”, pues tres partidos que representan la derecha, el centro y la izquierda gobiernan el país durante 30 años.

 

 

Es un proceso controvertido que no obstante todos los rechazos que lo rodean después de la caída del Muro de Berlín y el colapso del Imperio Soviético, hace de Chile una economía desarrollada, en vías de escalar las alturas del “Primer Mundo”, con una reducción dramática de la pobreza, de la desigualdad y picos en los índices de educación, salud e infraestructura.

 

 

¿Qué sucedió entonces para que después de 30 años de una sólida paz social, el 18 de octubre del 2019, estallaran violentos conflictos con jóvenes estudiantes y empleados al frente que arrasaron con las más populosas estaciones del Metro, centros comerciales y cualquier signo del lujo y prosperidad que se les apareciera a su paso?

 

 

Dicen los manifestantes que protestan contra la explotación, la pobreza y desigualdad que promueve el capitalismo y contra la complicidad de la clase política que permanece indiferente.

 

 

Pero lo más sorprendente es que lo que después se llama “El Octubrismo” no es un típico movimiento protestatario de izquierda sino de uno que trae entre sus consignas la defensa de los pueblos indígenas, de las minorías nacionales, la ideología de género, los derechos de la mujer y de los grupos LGTB que tanta bulla hacen en el mundo.

 

 

De estos grupos viene el actual presidente de Chile, Gabriel Boric, un abogado no graduado de 36 años nacido en Punta Arenas, fundador de un partido “Convergencia Social” y que el 11 de marzo de este año ganó las elecciones presidenciales al candidato del status quo o derecha, José Antonio Kast con un 10 por ciento de los votos.

 

 

Este es el mismo Boric que en un plebiscito  convocado el domingo pasado 3 de septiembre para que el pueblo se pronunciara sobre si “aprobaba” o “rechazaba” la redacción de una nueva constitución sufrió una derrota catastrófica al obtener el “Rechazo” una mayoría del 63 por ciento contra un 38 del “Apruebo”.

 

 

En otras palabras que, sigue vigente la Constitución de 1980 de Pinochet pero luego de haber sido reformada 60 veces (incluyendo una ley interpretativa de 1992) siendo modificados 257 artículos del total, y reformada en los años 89, 91, 94, 96, 97,99, 2001, 2002, 2003, 2005, 2007, 2008, 2014, 2021 y 2022.

 

 

Un texto que, si bien mantiene el modelo original de la economía de mercado, abierta y competitiva de los tiempos del primer Pinochet, también mantiene espacios donde pueden alojarse algunos de los planteamientos sociales y económicos del llamado “Octubrismo” que respalda a Boric.

 

 

Pero no los “identitarios” que llaman a crear repúblicas indígenas con apenas un 1 por ciento de representación en el total de la población nacional y que harían de Chile, no una republica democrática de unidad diversa y plural, sino un “queso suizo” de sabores sin duda amargos, disgregadores y venenosos.

 

 

¿Qué espera entonces al nuevo Chile, al irrumpido del Referendo del domingo 3 de septiembre, continuar insistiendo en otra convención constituyente o sentar a sus diferentes fuerzas políticas a buscar consensos para que pueda redactarse una nueva constitución que busque el futuro, reconozca al presente y no borre el pasado?

 

 

Boric ha dejado entrever en una alocución a los chilenos, después de la derrota, que una reconciliación y consenso entre gobierno y oposición serían la vía, pero no debe olvidarse que Hugo Chávez, Juan Manuel Santos y Evo Morales dijeron lo mismo después de derrotas parecidas y ya vemos donde están Venezuela, Colombia y Bolivia.

Manuel Malaver

Almagro, Maduro y la cohabitación entre víctimas y verdugos

Posted on: agosto 21st, 2022 by Maria Andrea No Comments

 

No abrigo ninguna duda, Luis Almagro, el Secretario General de la OEA, se ha rendido ante la dictadura de Maduro después de estar ocho años liderando como un mariscal de campo el esfuerzo democrático internacional para poner fin a uno de los peores regímenes de fuerza que han martirizado al continente.

 

 

Tanto, que no fueron pocos los venezolanos que se preguntaron si destituido Maduro del poder no procedía ofrecerle al “uruguayo” una suerte de “presidencia simbólica” aunque fuera por unas horas.

 

 

Pero fuera en serio o en broma, lo cierto es que no hubo otro líder, presidiendo las multilaterales de la región en tiempos tan fatídicos, que se planteara con tanta convicción y coraje el acorralamiento de la satrapía de Maduro como lo hizo Almagro, ya en las Asambleas Generales, en los Consejos de Seguridad o promoviendo instrumentos como la “Carta Democrática” o el “Tratado de Río” para poner fin al horror.

 

 

Pero si no, dándole apoyo a organismos como el “Grupo de Lima”, o “El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR”,  o eventos que, dentro o fuera del continente, tuvieron como finalidad fortalecer más y más el entusiasmo de los venezolanos por la victoria contra la dictadura o asfixiar a los tiranos al extremo de obligarlos a renunciar o pactar.

Conocemos también que Almagro no fue ajeno a iniciativas nacionales armadas o pacíficas que se propusieron derrotar a la dictadura, pero con estricto apego a la Constitución y las Leyes y garantizándoles el respeto a los Derechos Humanos  y lo recordamos para subrayar uno de los rasgos más admirables de su carácter: luchar por la libertad y la democracia sí, pero sin castigar más allá de lo que establece el Estado de Derecho a quienes se placen en violentarlo y borrarlo del mapa.

 

 

¿Cómo se explica, entonces, que hace solo hace tres semanas Almagro diera marcha atrás en la que sin duda fue una de las páginas más limpias, dignas y heroicas de su carrera política y personal, y en una carta dirigida a los demócratas venezolanos los incite a aceptar la rendición, a dar por perdida la batalla por la libertad y se resignen a convivir con sus verdugos, aunque ello signifique “endulzarlos”, “dulcificarlos” hasta convencerlos que a unos y a otros no los queda otro camino que convivir y cohabitar?

 

 

Pregunta dolorosa y de respuesta más dolorosa aún, porque, aunque se origina en realidades políticas no hay duda que conlleva una responsabilidad moral, porque no se limita al enfrentamiento entre partidos y facciones políticas adheridas a las normas y usos de la sociedad civil, sino a uno donde un Estado y sus fuerzas represivas, cuerpos de inteligencia, aparatos policiales, colectivos y Ejército reprimieron, golpearon, asesinaron, masacraron y aun tienen en sus mazmorras cientos de ciudadanos presos y cuyo único delito fue ejercer un derecho que les garantiza la Constitución.

 

 

De modo que ¿cohabitar -y aún más, “endulzar” para convencerlos a cohabitar- a tamaños violadores de los Derechos Humanos, a quienes en ninguna circunstancia han dado muestras de aceptar alguna rectificación mientras la “Corte Penal Internacional” de La Haya decide sobre las cientos de acusaciones por “Crímenes de Lesa Humanidad” que instruyen y sobre los cuales decidirán en cualquier momento?

 

 

¿Es posible que Almagro -y en especial la CIDH- hayan olvidado o estén olvidando que fueron partes activas, activísimas, en la instrucción de este proceso y que les corresponde hacer todo lo que esté a su alcance para que no se duerma y se pierda en el burocratismo que por desgracia también alcanza a la justicia internacional?

 

 

Hum, extraño, muy extraño. Y lo que se me ocurre es que el todopoderoso lobby que, encabezado por un ala radical del Partido Demócrata trabaja desde que comenzó la administración Biden para que Maduro pueda terminar su mandato y los que le faltan, llegó hasta Almagro y ya lo tienen trajinando para que cualquiera sea la decisión que decida la CPI recaiga sobre un presidente que está en paz con sus gobernados.

 

 

Y no tendría que sorprender en un político de una época muy diferente a aquella del 2015 cuando Almagro alcanzó su primera nominación como “Secretario General” de la OEA y la Asamblea Nacional venezolana fue copada en las elecciones de diciembre de aquel año por una mayoría calificada de diputados de la oposición democrática que se planteó, razonablemente, encabezar al pueblo para desmantelar a un Poder Ejecutivo que estaba violando abiertamente la Constitución.

 

 

Fue un enfrentamiento por tomar el “poder real” entre gobierno y oposición que duró tres años y que, además, coincidió con el alza de una ola de gobiernos democráticos en la región que parecieron arrinconar al Alba y al “Socialismo del Siglo XXI”.

 

 

El regreso de la democracia en aquellos años se daba por descontado y la caída de la dictadura de Maduro entre otros factores, por una arremetida sin tregua de la OEA y su Secretario General, Luis Almagro, se daba por resuelta.

 

 

Apuesta en la que Almagro fue con todo, hizo una alianza sólida con el entonces presidente de EEUU, Donald Trump, que a vez  soñó con una posible invasión a Venezuela para “noriegizar” a Maduro y con la mayoría de los gobiernos de la región y la UE.

 

 

Hoy, ocho años después, hay otros signos: ya Trump no está en el poder, Maduro ha cerrado más su puño sobre Venezuela y un nuevo bloque de poder mundial ha irrumpido y ya controla los Estados Unidos, la mayoría de los países de la UE, barrió con la democracia liberal en Chile, acaba de ganar las elecciones presidenciales en Colombia y podría regresar a Lula da Silva  el 2 de octubre próximo a la primera magistratura de Brasil.

 

 

De modo que Almagro, sin dejar de ser demócrata ni amigo del pueblo venezolano, puede muy bien hacerse la pregunta que se hace todo el mundo: ¿Si los criminales, asesinos, secuestradores y narcotraficantes colombianos cohabitan hoy con los demócratas y después de un amañado “Acuerdo de Paz” presiden el Congreso y la Casa de Nariño ¿por qué no pueden hacerlo Maduro y los demócratas venezolanos?

 

 

Habría que recordarle a Almagro que antes que Petro ocupara la presidencia pasaron 50 años de guerra que perdió la subversión y un “Acuerdo de Paz” (que el pueblo colombiano rechazó con un “NO”) que estableció la cohabitación.

 

 

Y no fue al revés: cohabitar primero y negociar después, porque entregar el país al enemigo sin tener una fuerza armada o pacifica que te respalde, es perder sin haber peleado.

 

 

Almagro sabe de estas cosas por que fue “Tupamaro” y tiene que estar escribiendo mensajes a la oposición democrática venezolana con conocimiento de causa.

Manuel Malaver 

Miami, la capital antiglobalista que atrae inmigantes de Sur y Norteamérica

Posted on: agosto 14th, 2022 by Periodista dista No Comments

 

Chile, Argentina y ahora Colombia, son los países Suramericanos que encabezan la nueva estampida de inmigrantes hacia los Estados Unidos.

 

 

Los comportamientos de los últimos meses, sin embargo, -si bien conservan las mismas razones que llevaron a los venezolanos a casi despoblar su país al extremo de colocarse segundo tras de Siria en la más grande despoblación del mundo moderno (nueve millones de nacionales)- se diferencian en cuanto a las clases clases sociales que toman ahora el camino del olvido y la nostalgia y el status de vida que aspiran procurarse en la patria del capitalismo, la democracia y la economía competitiva.

 

 

Ni que decir tiene que la nueva ola migratoria está encabezada por colombianos, que desde hace cuatro meses -y en cuanto las encuestas dieron como probable ganador en las elecciones presidenciales a Gustavo Petro- desplazaron a los primeros de aquellos días, a los chilenos, que a su vez habían mandado al segundo a los venezolanos.

 

 

Sin embargo, es poco probable que los colombianos pasen dos o tres semanas liderando el ranking de recién llegados, según se agiganta la crisis argentina, al parecer condenada a una hiperinflación tipo chavista o madurista (grave o más grave).

 

 

Pero pase lo que pase con la crisis argentina, que se aplaque o incendie la pradera, están prevenidos al bate (como se dice en el béisbol) los brasileños, con sus elecciones presidenciales para el próximo dos de octubre y en las cuales, el izquierdista, socialista y fundador de “El Foro de Sao Paulo”, Lula da Silva, supera al presidente y candidato conservador que aspira a la reelección, Jair Bolsonaro, por 15 puntos que se creen imposibles de igualar o superar, por lo que se presume que el tercer presidente del “Socialismo del Siglo XXI” en ascender al poder durante esta año estaría a la vuelta de la esquina.

 

 

Y aquí si tendríamos una tercera ola inmigratoria cercana al Apocalipsis, porque partiría del segundo país más poblado del continente y el primero de Suramérica, convirtiendo al resto de transpoblaciones precedentes en cosa de niños.

 

 

De modo que, la tan temida conquista de los países del patio trasero por la codicia del imperialismo yanqui, se estaría llevando a cabo de forma pacífica y sin disparar un tiro, y por decisión de los candidatos a ser conquistados, quienes, decepcionados porque la invasión o colonización angloamericana nunca se ejecutó, pues han decidido realizarla por su propio esfuerzo y voluntad.

 

 

Y aquí cabría resaltar un detalle que no es de poca monta y oportunidad y es que la inmigración o transpoblación de Sudamérica hacia el Norte, no se está sucediendo a los Estados Unidos, sino al Estado de Florida, y a su ciudad más importante, Miami, que desde hace ya muchas décadas se conoce como la ciudad capital del subcontinente iberoamericano.

 

 

Entre otras cosas, porque comparte una geografía y un clima igual, o muy parecidos, al de nuestros países, se habla tanto o más español que inglés, se come más arepa y tortilla que hamburguesa o hot dogs y la salsa y otros ritmos latinos hace ya tiempo que desplazaron al blue y al rock and roll.

 

 

Pero ahora concurren otras identidades que son de insoslayable trascendencia y oportunidad no subrayar, como son el alineamiento de la mayoría de los inmigrantes que vienen de Suramérica con la democracia liberal y capitalista que, a su vez, coincide con las políticas que las autoridades de Florida, y en particular, el gobernador, Ron DeSantis, practican como militantes del Partido Republicano y de su ala más radical, la que lidera, Donald Trump.

 

 

A este respecto, nada más justo que destacar el rol fuera de la tradición conocida y sufrida, de acercamiento y empatía del gobernador DeSantis con la comunidad hispánica, a cuyos miembros -y en particular a los que huyen de las dictaduras marxistas y de los populismos globalistas-, ofrece toda clase de apoyos, coberturas y respaldos, de modo que se sientan en el Estado nacional de Florida, como en sus propios países.

 

 

Una Miami, que también guarda y hace sentir los valores de la civilización occidental y cristiana, donde se respeta la familia natural, la pareja heterosexual y la salvaguarda en colegios y high school de practicas que alejan a los niños de aberraciones no compatibles con su salud física, mental y moral.

 

 

Todo lo cual ha convertido a Florida y a Miami en un imán de inmensa atracción para estadounidenses antiglobalistas, sean demócratas o republicanos, que huyen de Estados donde reinan los partidarios del abortismo, de la ideología de género, el feminazismo y el ateismo.

 

 

En otras palabras que, no solo una inmigración del Sur fluye hacia Florida y Miami, sino también una del Norte y es de nativos norteamericanos que con sus familias están dejando zonas, regiones y ciudades donde vivieron toda su vida para granjearse otra zona de seguridad y confort.

 

 

Según registra, “Asociation Realtor”, una revista especializada en el tema, los norteamericanos que están comprando en este momento propiedades, casas y apartamentos en Miami, vienen de Washington, Texas, Virginia, Georgia, California, Nueva York, Carolina del Norte, Illinois, Ohio y Michigan, justamente las capitales y ciudades que más se vieron envueltos en los disturbios “progres” del año pasado y cuyos electores votaron mayoritariamente por los candidatos a gobernadores del Partido Demócrata.

 

 

“Miami se ha transformado como pocas ciudades lo han hecho” escribe, Juan Carlos Tobón, CEO de “Tobon Gruop”, empresa especializada en la industria de Bienes Raíces en Florida. “Pasó de ser una ciudad turística y puerta de entrada de América Latina, a una verdadera ciudad global. Se está convirtiendo en el mayor hub financiero de Estados Unidos. Atrae grandes inversiones por sus bajos impuestos, tiene buena conectividad aérea y marítima, y el sector inmobiliario de la ciudad ha experimentado durante 10 años consecutivos apreciación del valor”.

 

 

Es también, se podría agregar, el refugio de una América dividida de Sur a Norte por una ideología, el globalismo, nacida en UE, pero que tiene como blanco fundamental a los Estados Unidos de Norteamerica, que es el buque insignia de la cultura occidendal y cristiana, el centro de la democracia, el capitalismo y el estado de derechos mundiales y sin cuya caída es imposible que las huestes de George Soros y Klaus Schwab, avancen en ninguna dirección.

 

 

Ya una mayoría de estados norteamericanos cayó bajo su patrocinio en las últimas elecciones presidenciales y el globalista, Joe Biden, tomó su dirección, ya repúblicas democráticas latinoamericanas caen más y más bajo su influencia y el objetivo es que el continente donde nació la democracia y la libertad sea en pocos años el propulsor del “Nuevo Orden Mundial”.

 

 

Y adiós democracia, adiós libertad, adiós estados de derecho, adios derechos humanos y elecciones para que cada país elija sus gobiernos, porque surgirá un mundo sin fronteras y un único gobierno global que podría ser la ONU o cualquier otro que decidan los siete o diez amos del planeta que residen, precisamente, en Norteamérica.

Manuel Malaver

@MMalaverM 

Petro ¿socialismo o el primer gobierno globalista de la región?

Posted on: junio 26th, 2022 by Laura Espinoza No Comments

 

No le costará a Gustavo Petro mucho tiempo ni trabajo convertir a Colombia en la nueva joya de la corona del “Socialismo de Siglo XXI” pues tiene en su frontera norte a los promotores y fundadores del experimento y en la sur a un aventajado discípulo que, aunque ha conocido tropiezos para su establecimiento, pronto podría cumplir el sueño de Chávez de la instauración de una “Gran Colombia Bolivariana y Socialista”.

 

 

Y así, se habrá dado otro paso -yo diría que gigante- en el ensayo nacido de la primera reunión del “Foro de Sao Paulo” a mediados de los 90, de postular a la América del Sur como la nueva tierra de promisión para la restauración del socialismo marxista que se había desplomado con la caída del Muro de Berlín y el colapso del Imperio Soviético.

 

 

Propuesta que no quería decir otra cosa de que se imponía un cambio de táctica y estrategia para la conquista del poder y establecer un modelo de socialismo que resultara un híbrido del sistema capitalista y el socialismo proletario, de las instituciones democráticas y burguesas con las que la práctica revolucionara fueran generando y estructurando.

 

 

El intento de golpe de Estado en Venezuela el 4 de febrero de 1992 comandado por un militar de bajo graduación, antiimperialista y marxista, el teniente coronel Hugo Chávez, se prestó idealmente para dar los primeros pasos en lo que podríamos llamar las pruebas iniciales de laboratorio para analizar “in vitro” el proyecto, pues si el golpe de Estado de Chávez fracasó, le permitió lograr una contundente pegada popular desde la cárcel y prepararse para lograr la libertad y continuar acercándose al poder en la calle.

Ya conocemos que los primeros contactos del “Foro de Sao Paulo” con Chávez no fueron antes del golpe de Estado del 4 de febrero del 92 y que solo cuando el teniente coronel no pudo en una nueva intentona golpista el 27 de noviembre del mismo año, a comienzos del 93, agentes fidelistas de larga data como los venezolanos Luis Miquilena, José Vicente Rangel y Manuel Quijada, se acercaron  a ofrecerle el apoyo del socialismo cubano y su jefe, Fidel Castro y a convencerlo de que la vía en Venezuela no era “militar sino civil, pacifista y electoral, creando un partido que se organizara para participar en el sistema democrático y constitucional venezolano y llegara al poder a través de unas elecciones presidenciales.

 

 

También conocemos que Chávez ofreció alguna resistencia porque había conocido y aceptado la tesis del politólogo nacionalista y populista argentino, Norberto Ceresole, quien en un folleto: “Caudillo, Pueblo, Ejército” exponía la estrategia de llegar al poder por la fuerza y luego gobernar como un caudillo que se ganara el apoyo popular al estilo Mussolini, Perón o Velazco Alvarado.

 

 

Pero la tesis ceresoliana no se mantuvo cuando al acercamiento de Fidel Castro se unió el de las Farc y otros grupos guerrilleros colombianos que significan apoyo militar y recursos financieros del narcotráfico y así, el 6 de diciembre de 1998, Chávez resultó electo presidente de la República de Venezuela.

 

 

Para al año siguiente empieza el plan de expansión hacia el sur y la primera víctima, desde luego, es Colombia, país que mantenía una guerra civil con las fuerzas marxistas de las Farc, el ELN y los carteles de la droga y parecía que en 1999 era ya un fruto maduro para continuar con la restauración del socialismo en la región y el renacer del sueño de una Gran Colombia Bolivariana y Socialista.

 

 

Sería inexcusable no recordar que “la primera ofensiva del chavismo” contra cualquier país fue contra Colombia y que la primera medida del recién nombrado canciller “revolucionario”, José Vicente Rangel, fue prohibir el libre tránsito por territorio venezolano de camiones de carga colombianos autorizados para circular, según un acuerdo logrado en el marco de la “Comunidad Andina de Naciones,” CAN.

 

 

Más tarde el  gobierno de Venezuela se declaró “neutral” en la guerra civil entre el gobierno colombiano y las Farc y Chávez llegó a proclamar que Venezuela “no limitaba” en su frontera occidental con la “república de Colombia” sino con “las Farc”.

 

 

Pero más grave en el contexto de la confrontación resultaría ser la intromisión descarada del chavismo en las conversaciones para lograr un “Acuerdo de Paz” llevadas a cabo entre altos dirigentes de las Farc y representantes del gobierno de Andrés Pastrana en la región del Caguán.

 

 

Ilegalidades que fueron denunciadas después del fracaso de las negociaciones por un nuevo presidente colombiano, electo en los comicios de mayo del 2002, el antioqueño Álvaro Uribe, quien se planteó, rápidamente, que derrotar a las Farc era también derrotar la intromisión descarada de Chávez en la política interna colombiana.

 

Puede decirse que la historia de las relaciones entre los dos países a partir del ascenso de Uribe al poder fue el drama de la guerra de Chávez, las Farc, el ELN y los carteles de droga contra la democracia colombiana y que si Uribe triunfó fue porque unió al pueblo colombiano con el ejército y, de conjunto, derrotaron a las Farc, sacaron de juego a sus más importantes comandantes, liberaron más de 500 de los 3.000 rehenes que tenían los irregulares en las selvas y se les incautó un poderoso equipamiento de armas que, en el curso de esta fase final de la guerra, no dejó de llegarles desde Venezuela y enviada de puño y letra del entonces “Comandante en Jefe” de la República Bolivariana de Venezuela: Hugo Chávez.

 

 

Quiere decir que Uribe pudo cumplir sus dos períodos en la presidencia en mayo del 2010 confiado que había derrotado a las Farc, a los carteles de la droga y a Chávez si no deja como su heredero en la presidencia a su ministro de la Defensa y principal ejecutor de sus políticas antinsurgencia, Juan Manuel Santos, quién, al otro día de ganar la presidencia, llamó a las Farc a negociar la paz y bajo el auspicio del gobierno cubano y del venezolano, firmó un Acuerdo donde se reconocía a las Farc como la vencedora en la cruel y espantosa guerra que acababa de terminar, les donaba a sus “comandantes” una recompensación en metálico de millones de dólares por aceptar “pacificarse”, una representación en el Congreso de 30 diputados sin tener que medirse en las urnas y las sujetaba a una llamada “justicia transicional” ante la cual debían dar cuentas por los innúmeros “Crímenes de Lesa Humanidad” que habían cometido durante 50 años.

 

 

Desde luego que, los únicos compromisos del “Acuerdo” que se han cumplido son los que convienen a las Farc, a los narcotraficantes y demás subversivos y de aquí la inserción del narco socialismo en la vida civil y ciudadana colombiana, aprovechando tales ventajas para ganar la presidencia de la República en unas elecciones que se realizaron hace una semana.

 

 

Por supuesto que la incógnita más importante a despejar en el desarrollo de estos acontecimientos, son las razones que llevaron a Santos (militante de vieja data del Partido Liberal, ministro de dos gobiernos y miembro de una familia, los Santos, con una firme representación en el conservadurismo colombiano) a dar el paso de desmarcarse de la tradición democrática de su familia, los partidos tradicionales y del país, para convertirse en un agente de la subversión nacional e internacional y ser una causa decisiva en el ascenso de Gustavo Petro al poder.

 

 

Una primera tesis  habla de que Santos era un agente de la revolución cubana y de los hermanos Castro desde una visita que realizó a La Habana a comienzos de los 90 y  donde lo afiliaron a un trabajo de inteligencia cuya misión básica era facilitar el ascenso de las Farc al poder.

 

 

La segunda tesis -a la cual doy más credibilidad- es que Santos fue captado en un momento de su trabajo como ministro de Gaviria, Pastrana o Uribe, por las tendencias globalistas que desde multilaterales como la ONU, la UE y el “Foro de Davos” impulsan corporaciones y ONG ligadas al “Crimen Trasnacional Organizado”, donde se inscriben superpoderes como la “Open Society Fundación”, la “Rockeller Fundación”, fondos como el “Black Rock y “Vanguard”, familias como los Rothschild y trust como los que agrupan a las “Big Tech” y las “Big Farm, las cuales sostienen que el orden mundial es inoperante, que los grandes problemas y crisis mundiales se acumulan sin soluciones a la vista y habría que pensar en una estructura global sin estados nacionales, democracias, partidos, fronteras ni microgobiernos que no ven más allá de los intereses de sus miembros y países.

 

 

Está también el problema de una sociedad con conflictos derivados del no reconocimiento a los derechos de minorías que no se asumen en su apariencia física y quisieran asumir el sexo a que los inclina su psicología (la ideología de generación), o romper el nudo de la familia natural para hacerla más amplia y definir el aborto de seres humanos ya engendrados como un derecho y no como un delito.

 

 

Todo tipo de parejas podrían haber según el globalismos, y de uniones y de convivencias. Cambios, transformaciones que podrían ser más fáciles de resolver  en un mundo sin fronteras y un solo gobierno y una agenda como la elaborada en el “Foro de Davos” hace dos años, conocida como la Agenda 30-30 y de la cual se piensa saldrá un “Nuevo Orden Mundial”.

 

 

Desde luego que una Colombia sin democracia, Estado, partidos ni caudillos es muy importante en lo que también se llama el “Nuevo Reseteo” del mundo, ya que con la legalización de la enorme producción de cocaína que se ha multiplicado por 4 desde que comenzó el “Acuerdo de Paz”, mejoraría exponencialmente sus ingresos, mientras le permitiría a empresas como las de George Soros acumular un inmenso poder económico que superaría al de las petroleras y al de las tecnológicas y a Juan Manuel Santos emerger como una suerte de virrey de la Aldea Global.

 

 

Entre tanto, el presidente electo, Gustavo Petro, piensa en los planes para adelantar su trabajo que a lo mejor tiene poco o nada que ver con socialistas cavernarios como Maduro, Ortega y Díaz Canel y mucho con esta nueva visión de ver el mundo donde los problemas políticos, económicos y sociales ya no son tan importantes y si estar alerta y participar en guerras que como las de Ucranía y Rusia tratan de darle otra forma al mundo.

 

 

Manuel Malaver