|

Al límite: La foto de Haití

Posted on: junio 22nd, 2015 by Laura Espinoza No Comments

 

¿Cómo entender la reunión de Shannon con Diosdado?

 

Es la pregunta de la semana.

 

En Caracas y en Washington. Hasta en CNN se la hacían. Y no es para menos. En el sorprendente encuentro de Haití estaban fotografiados el sábado de la semana pasada, nada más y nada menos que un apagafuegos profesional de Washington, el señor Thomas Shannon, y el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Diosdado Cabello, presuntamente investigado en y de Estados Unidos, por una acusación dura.

 

Y tanto aquí como allá, confusión fue (o es) la palabra clave.

 

Hay que ver cómo le han dado con todo a Cabello, sin hasta el momento una sola prueba.

 

Lo que obligatoriamente hace surgir la interrogante: ¿Cómo poder entender (o imaginar) que uno de los más altos funcionarios del presidente de los Estados Unidos, el consejero del Departamento de Estado, señor Thomas Shannon, a la luz de las informaciones existentes –al menos desde lo difundido mundialmente por ABC de España, The Wall Street Journal y The New York Times– pueda reunirse con el señalado Cabello?

 

Sí, hay que reconocerlo. Es un juego duro este de la política, y sobre todo para tanta gente bisoña, o que al menos no sabe cómo jugarlo.

 

Con razón veteranos líderes como Rómulo Betancourt o Jóvito Villalba, por nombrar a solo dos de ellos, decían ante eventos tan aparentemente insólitos como éste, que la política la inventó el Diablo.

 

¿Se imagina, amigo lector, a Shannon reuniéndose por ejemplo con Pablo Escobar, Jorge Luis Ochoa o Gonzalo Rodríguez Gacha, o el miembro fundador del Cartel de Medellín Carlos Lehder, extraditado a Estados Unidos y condenado a cadena perpetua por más de 135 años, aunque su pena se redujo a 55 luego de colaborar con la justicia estadounidense?

 

No.

Es imposible. Jamás ocurrió. Entonces, la otra pregunta: ¿Es Cabello culpable?

 

Parece una ironía. Es el Gobierno de acá el que tiene esa manía truculenta de acusar al otro de lo que sea, de traidor a la Patria, de asesino, de cualquier barbaridad, sin presentar la menor prueba.

 

El combustible frente externo

 

Hace unos meses, en marzo, en una audiencia del Senado, altos funcionarios estadounidenses reiteraron la “profunda preocupación” de Washington por la situación venezolana, y defendieron las medidas impuestas como una manera de “resaltar” la “inaceptable” conducta venezolana. Y el subsecretario adjunto para Sudamérica y Cuba, Alex Lee, hizo tres afirmaciones contundentes.

“Los sancionados son siete individuos venezolanos muy emblemáticos que claramente tienen vínculos importantes con las violaciones de los derechos humanos o la corrupción del país”, dijo.  Dejando en el ambiente la impresión de que la orden ejecutiva que abrió la vía a tales medidas permitía que estas fueran ampliadas en el futuro a otros funcionarios, aunque no parecía que fuera a ocurrir de manera inmediata.

 

Sin mencionar a Cabello, aunque el senador republicano Marcos Rubio (uno de los investigadores de las sanciones), leyera un listado de funcionarios “sancionables” que sí le incluía.

 

La idea, acotó Lee, era/es “combinar” unas sanciones que Washington considera justificadas con la búsqueda de alianzas en la región para lograr convencer a las autoridades venezolanas de que celebre este mismo año elecciones legislativas aceptables y verosímiles, y así evitar que se repitiera una tirante situación como la de las presidenciales del 14 de Abril que aún no sabemos como entrarle.

 

Unos “resultados electorales, creíbles, podrían reducir las tensiones en Venezuela”, dijo, dejando bien claro que Washington había enviado mensajes a sus socios regionales (todos los presidentes del hemisferio) para que “animen a Venezuela a aceptar una misión de observación electoral internacional robusta, que use estándares internacionales aceptados” para su evaluación.

 

De manera que, dejando el garrote atrás, la ofensiva diplomática comenzó en marzo pasado, colocándose en el tablero la línea de que “ahora es el momento de que la región trabaje de manera conjunta –y en esto Cuba se incorporaba, obviamente, dice uno– para ayudar a Venezuela a trabajar hacia una solución democrática a los desafíos que afronta el país”.

 

Recordemos que se había reabierto el diálogo de la normalización de las relaciones con la Cuba de Raúl Castro, y se estaba ante la Cumbre de Panamá. Y que Venezuela geopolíticamente comenzaba a colgar de un hilo.

 

Ante las sanciones, se subrayaba la imposibilidad de Maduro de responder (porque no pudo o porque no quiso) con una represalia “proporcional” al nuevo desafío de la Administración de Barack Obama. Optando –arrinconado en el exterior–, por darle apenas otra vuelta de tuerca al control que desde entonces ha intentado sobre nuestro atribulado frente interno.

 

Una presión de 800 atmósferas se había iniciado.

 

Maduro pide a Washington una reunión y Kerry envía a Shannon, invitado por Venezuela, y lo trascendido es vox populi: se le preguntó al Gobierno qué quería, y el Gobierno habría dicho: una buena relación con ustedes y que nos quiten de encima las sanciones. A lo que Shannon habría respondido: “lo de las sanciones no puede ser, pero lo de la relación sí, y desde la relación podemos trabajar las coincidencias y las diferencias”.

 

Quedando entre paréntesis muy claro para Washington dos cosas, una, que lo dicho por Cabello en aquel entonces en defensa de Maduro ante Estados Unidos con un lenguaje duro hasta la casi procacidad, había sido sólo un imperativo desde su propio interés, no el del Gobierno, porque se sentía amenazado. Y dos, que la posición de Maduro era “más programática”.

 

Con lo que, desde entonces y desde Washington, se esquilma aquí, aquí y aquí.

 

El combustible frente interno

 

Los avatares de la crisis expresan cambios muy tangibles, y no sólo en las encuestas entre civiles, la cuales marcan records de caída en el apoyo al Presidente y su Gobierno; también lógicamente en esta ausente Fuerza Armada. Que como todos los estamentos venezolanos, tiene su opinión de Maduro.

 

Se corrió la voz incluso, que se juega sobre seguro, y que todos los familiares de la más alta cúpula del gobierno tienen ya casa en Cuba.

 

¿También Cabello?

 

Ante este blackout informativo, casi por señas se entiende uno. Por ejemplo, existe la versión de que los asesores de Diosdado le habrían instado a dar un paso al frente. Las reacciones iniciales de Maduro ante las graves acusaciones de The Wall Street Journal, habrían sido muy frías. Ante lo que Cabello habría reaccionado. Siempre se apela al instinto de conservación. Después de la muerte de Chávez, en los peores momentos de Maduro, Cabello siempre estuvo ahí. Tras el resultado del 14 de Abril, y luego frente a los sucesos del 2014.

 

Cabello es un hombre franco.

 

 

Y luego aparece como partenaire de Thomas Shannon en la foto de Haití.

 

Ah. Pero junto a la canciller.

 

¿Qué pasó?

 

¿Quién o quiénes dirigen el juego y el fuego contra este hombre? ¿No y que no podía salir de Venezuela so pena de que le pusieran los ganchos inmediatamente? Salió de aquí, se fue hasta donde Lula y en un momentico se vio con Dilma Rousseff, la jefe de Estado de Brasil, un Brasil en el que Thomas Shannon ha sido embajador, del 2009 al 2013, y que ha jugado un papel dicen que muy sigiloso e importante en el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y la Cuba de Raúl Castro.

 

¿Qué está negociando el hombre de El Furrial? ¿O es que nadie se ha dado cuenta del impacto que desde su segundo estadio de poder, sea cual sea, ha dado al primer estadio, dejando a Maduro aún más gris y aún más neutro?

 

¿Qué se negocia entre Cabello y Shannon?

 

¿Qué piden los gringos?

 

¿Qué pide él?

 

CRÁTERES

 

Cuando están a punto las listas cerradas de la MUD y el total apoyo al uso de la tarjeta única en las próximas parlamentarias de ¿Septiembre? ¿Diciembre?, sólo Voluntad Popular se opone a ella después de ser el primero en empujarla desde antes. Se ponen de manifiesto aquellos que buscan salir (como en el PSUV) en unas regiones en son impuestos por alguno que otro acuerdo político, y están a punto de lanzarse en paracaídas: Alfonzo Marquina en Lara, Henry Ramos en Caracas (siempre Emilio Rondón por Anzoátegui, fue por Carabobo), José Antonio España por el Delta, Luis Emilio Rondón por el Delta, Timoteo Zambrano por el Zulia, Tomás Guanipa por Caracas y Freddy Guevara por Miranda, hasta ahora.

 

Y valdría una reflexión en torno a esto. Todo el país sabe, y los partidos y sus dirigentes supuestamente también, que vivimos una coyuntura ante las parlamentarias, de urgente necesidad de regeneración política y democrática, tan horadada por el autoritarismo y la corrupción, que han expandido la desconfianza. Entonces, ¿no hay consciencia aún a pesar de la crisis, de que con sus listas cerradas y bloqueadas aunque sea parcialmente, se evita el empoderamiento de los ciudadanos y se impide la regeneración democrática, como señalaba en España Felipe González ante la situación de una muy crítica desconexión popular que mantiene en jaque a los dos principales partidos de gobierno, el PP y el PSOE?

 

Se denomina endogamia ((del griego Endon“dentro”, y Gamos, “casamiento”) al matrimonio entre personas de la misma casta, raza, comunidad o condición social. O lo que es lo mismo, a la selección de profesionales entre los mismos de la profesión o entre los que le son muy cercanos, de manera que no se permite la entrada de personas ajenas al mismo.

 

Siempre se ha creído, como ha dicho Felipe González, que hay que valorar desde el punto de vista democrático, esa afirmación que uno oye de que la democracia interna de un partido (de haberla) importa más que los resultados electorales. Y más en una situación tan grave como la nuestra. Obligando a una pregunta: ¿Puede la necesidad interna de una dirigencia partidista para mantenerse en un puesto y no soltarlo, estar en contra o ser prioritaria sobre la democracia de los venezolanos con sus votos?… “Si es así, señalaba alguien, lo que elegimos dentro está alejado o en contradicción con lo que los ciudadanos están esperando de nosotros”. Lo que obligaría a desbloquear las listas para devolver a los ciudadanos el poder de decidir quienes son los candidatos que prefieren o rechazan de los que presentan los partidos.

 

Hay quien resuelve esto con a dedazo Los del PSUV, desde los tiempos de Chávez y ahora desde el Gobierno, lo han decidido así, y por eso se mantienen en una unidad a la cañona, cuasi militar y recia, con gran esfuerzo y amedrentamiento, y hasta con purgas continuas. Para mantener un liderazgo que de lo contrario se disolvería, si quien lo ejerce no tuviera la potestad de designar quién será el candidato y cuándo. Lo que en el caso de la oposición, ha alejado a los ciudadanos y mutilado la identidad política que están luchando por construir, mantener o recobrar.

 

Y hay que evitar la confusión que produce tener los votos del partido con tener los de la ciudadanía. Una confusión que, como todos saben, por experiencias anteriores, ha hecho desaparecer, parcial o totalmente, a los partidos que preexistieron, y que al parecer sólo se pone de manifiesto después de las derrotas. Por lo que habría que jerarquizar la necesidad que tienen los partidos de recuperar, urgentemente, con las personas adecuadas su voluntad, si es que la hay, de representar a las mayorías. Y no resignarse a perderlas.

 

Superar las tentaciones endogámicas y controladoras, y apoyar la gran oportunidad que se nos está ofreciendo en estos días de personas y proyectos que lleguen a la mayoría social que espera respuestas, desde las localidades y regiones.

 

Luis García Mora

A llorar pa’ El Valle

Posted on: agosto 8th, 2014 by Super Confirmado No Comments

Ya está: salieron Aveledo y Ramón José.

 

Los acontecimientos se precipitan y el cardumen de tiburones políticos se dispone a lanzarse sobre una presa: la MUD.

 

Es la antropofagia de la Venezuela política y de la Venezuela económica, no de la Venezuela social, que luce un poco apartada del juego y sin ni siquiera un bote salvavidas, ya que todos al parecer están ocupados.

 

Con este chavismo y esta oposición, la imagen que transmitimos es la de un sálvese quién pueda.

 

Muy venezolana por lo demás. Sin que nadie haga un examen de consciencia honesto, puntual.

 

Veamos.

 

Primero, creemos que a la MUD se le está evaluando por un déficit de respuestas políticas que, en sentido estricto, no le corresponden a una entidad que no es más que el instrumento ejecutivo de una coalición de partidos que se constituyó en 2009 para dar una respuesta (por fin) unitaria a los distintos eventos asociados a un calendario electoral preestablecido, que ya habíamos manejado terriblemente mal en aquella otra sampablera de tiburones (entonces empresariales y mediáticos) que cogieron el mando de la situación política sin talento políticoy nos condujeron a los desastres ya conocidos del 2002 y el 2005.

 

Fracasos hiperbólicos de los que nadie, por cierto, ha hecho un mínimo mea culpa, sino que más bien se han retirado a las orillas de la invisibilidad política a la expectativa de cualquier otra oportunidad.

 

Como ahora, cuando las aguas lucen encrespadas.

 

De manera que, para la constitución de esta MUD en 2009, aquellos esfuerzos estériles sirvieron como escarmiento y aprendizaje.

 

Se apuntó a una estrategia política institucionalista y electoral que le permitiera a la coalición de partidos, con el apoyo de la Mesa, resolver tres problemas: escoger los candidatos que representaran la pluralidad de los actores de la coalición; diseñar una estrategia capaz de resolver los problemas de movilización y control electoral (es decir: llevar a la gente a votar y cuidar ese voto); y conseguir y administrar los recursos necesarios para operar.

 

No, no fueron conchas de ajo.

 

En 2005, con la política de la abstención luego del fracaso del Referendo Revocatorio del año anterior, cuando la oposición cantó fraude sin saber si lo había (porque no tenía ninguna organización electoral en la mitad del país), se produjo aquella desmovilización electoral tan tremendamente dañina, incrementando el fracaso de las regionales donde se pierde Miranda y Carabobo, y quedándole a la oposición sólo el Zulia y Nueva Esparta.

 

Y eso se solventó con la creación de esta MUD. Como la movilización y el control del voto dentro y fuera del país, luego de tener una instancia de concertación sobre los acuerdos mínimos a los que deben sujetarse los partidos que integran la coalición. Así que la estrategia política estaba decidida y lo que faltaba era que se ejecutara.

 

La MUD –y su secretaría ejecutiva– instrumentó todo y se alcanzaron de manera satisfactoria varios de los objetivos planteados. Y hasta ha servido de referencia a otros sectores opositores de países sudamericanos como Bolivia y Ecuador, o centroamericanos como Nicaragua, Honduras y El Salvador, sociedades con déficits democráticos, hoy atribuladas por gobiernos que una vez electos se convirtieron en autoritarios y despóticos.

 

Y por eso uno considera que, más allá de algunas críticas puntuales que pudieran hacérseles, Aveledo y Medina hicieron el trabajo que se les pidió y que nos trajo hasta las elecciones de abril de 2013 entre Maduro y Capriles, con una gran cantidad de acuerdos y logros que luego fueron agregándole más tareas a esa MUD. Como el proceso de organización de los venezolanos en el exterior o la búsqueda de una coordinación más efectiva de las fuerzas democráticas dentro de la reestructuración de la unidad.

 

En un momento determinado se planteó la necesidad de tener un equipo internacional que difundiera lo que se hacía y cómo se hacía. Otro gran logro, porque confrontándose con el multimillonario aparato de propaganda chavista en el exterior, la imagen de la oposición cambió en un mundo donde hasta entonces se hablaba de una manera manipulada de un gobierno de Chávez democrático y popular, frente a una supuesta desacertada y elitista oposición venezolana.

 

Se comenzó a ver como la alternativa real de poder.

 

Y no fue fácil. Había que unir a grupos y organizaciones divididas históricamente como Bandera Roja y AD, Copei y el MAS, y hasta partidos con similares audiencias como Primero Justicia y Copei, y aún las fuertes personalidades de María Corina y Leopoldo López.

 

Evitar la canibalización.

 

Esa tarea tuvo un importante desafío en 2012: la organización y ejecución de las elecciones primarias de la oposición y un plan de gobierno.

 

El Programa de Gobierno Unitario de la candidatura presidencial unitaria contó con la intervención de más de 450 profesionales y técnicos venezolanos del más alto nivel reclutados dentro y fuera de Venezuela y que están ahí. Si Capriles hubiese ganado el 7-O, tenía una clara hoja de ruta para gobernar.

 

Fue tan bien concebido que hasta un sector del chavismo moderado se pasó a la oposición unitaria del 7-O, hasta el punto de que Chávez tuvo que salir a competir con un Capriles que se le estaba montando encima.

 

Pocos meses después, en las del 14-A, esa misma MUD con Aveledo y Ramón José trabajó y se trajo 700 mil votos más del chavismo para Capriles. Y en las peores condiciones posibles para competir, ya que el aparato de propaganda chavista le dio un salto tan hiperbólico a la muerte y al entierro de Hugo Chávez, que sumergió al país prácticamente (y emocionalmente) en una verdadera atmósfera faraónica egipcia.

 

Esas elecciones quedaron tan parejas que aún hoy no se sabe definitivamente quién ganó.

 

Y más aún: a pocas semanas la MUD pudo producir un reporte detallado de las mesas donde podían estar las diferencias que hubiesen modificado la versión oficial de los resultados.

 

Eso no pasó en 2004.

 

Y esto forma parte de la valoración que tenemos que hacer en este país para poner las cosas en su sitio.

 

Aveledo le planteó una hoja de ruta a la oposición en 2010 con la creación del Instituto de Estudios Parlamentarios y en 2013 con la Unidad de Políticas Públicas Municipales de apoyo a los alcaldes, para así poder demostrar al país que un alcalde opositor electo podría producir una diferencia en la calidad de vida de los venezolanos al ocuparse esos espacios.

 

Y sí: en 2014 es necesaria una política distinta. Y una reestructuración de la oposición no es tarea de Aveledo ni de Medina, sino de los partidos que no podrán seguir escudándose detrás de la MUD y aqhora tendrán que comenzar a dar la cara frontalmente ante los requerimientos del país.

 

Es decir: quizás ahora sí ha llegado la hora de los partidos.

 

Decidir si la MUD sigue en su tarea o en otra cosa es difícil para esta oposición, porque se trata de plantear una estrategia complementaria a la electoral. Y no hay manera de producir acuerdos.

 

Entonces habría que darle a los partidos y a sus personalidades algo de autonomía para ensayar con sus líderes alternativas propias. Ya salieron, por ejemplo, con la idea de una Asamblea Constituyente.

 

Ahora bien, que no se olvide una diferencia: las elecciones parlamentarias tienen fecha cierta en el calendario. Unas parlamentarias que pueden permitir la idea de promover debates sobre reformas o enmiendas puntuales a la Constitución en temas como, por ejemplo, la reelección presidencial. Que de paso tiene divididos a los chavistas enconadamente.

 

Esto es algo que tiene que discutirse con madurez. Porque si te lanzas a buscar una Constituyente y abandonas el escenario de la consecución exitosa de una Asamblea en 2015, te cierras las puertas a cualquier posibilidad de, digamos, un Referendo Revocatorio.

 

Aparte de otras citas que pasan por esa Asamblea a elegir en 2015 (sea una Constituyente u otra “salida”) que hacen obligatorio otro CNE, a elegir con las dos terceras partes de un Parlamento, que no las tiene el Gobierno. Al menos ante el hecho jurídico y político que es la decisión del TSJ de mantener al frente del CNE a los actuales rectores hasta que no sean destituidos, que fue cuando se planteó y se aceptó el fulano diálogo.

 

Y para ello Aveledo se buscó hasta al Papa (a quien metió en el problema).

 

Es cierto que no hay liderazgo en la oposición. Pero del otro lado tampoco lo hay. Y ante este déficit, para ambos bandos está muy clara la importancia de la unidad.

 

En el caso del PSUV, dada su estructura militar, los chavistas salen de su III Congreso unidos, y hasta pidiéndole a la gente el apoyo para el ajuste económico. Mientras eso pasa, como decía alguien, “los nuestros están sentados en un restaurant culpando a Aveledo y pagándole a unos tipos para que creen unas cuentas artificiales en Twitter y desatar una campaña de difamación y destrucción del compañero de la unidad (…) Porque puedes estar en desacuerdo con él, pero de ahí a dar el salto a una campaña vil y obsesiva para destruirlo con una serie de mentiras e infamias…”

 

Así que, por encima de todo esto, amigo lector, quizás lo peor haya sido el rompimiento del pacto de convivencia y respeto recíproco entre los miembros de la unidad.

 

Junto a otro hecho: no lo rompieron ni Aveledo ni Medina.

 

Así que, como decían en La Asunción: a llorar pa’ El Valle.

 

Luis García Mora

|